Aso­cia­cio­nes pro-dere­chos huma­nos de Anda­lu­cía y Marrue­cos piden el regre­so inme­dia­to de más de 7.000 jor­na­le­ras vara­das en Huelva

La Aso­cia­ción Pro Dere­chos Huma­nos de Anda­lu­cía (APDHA) y la Aso­cia­ción Marro­quí de Dere­chos Huma­nos (AMDH) han hecho lle­gar a la emba­ja­do­ra de Marrue­cos en el Esta­do espa­ñol, Kari­ma Beyaich, y al emba­ja­dor del Esta­do en Marrue­cos, Ricar­do Díez-Hochleit­ner, una car­ta en la que piden ace­le­rar el retorno inme­dia­to de casi 7.200 tra­ba­ja­do­ras agrí­co­las marro­quíes, que se encuen­tran atra­pa­das en la pro­vin­cia de Huel­va tras el cie­rre de la fron­te­ra por par­te de Marruecos.

Des­pués de haber aca­ba­do la tem­po­ra­da de reco­gi­da de la fre­sa, las tra­ba­ja­do­ras se que­da­ron sin tra­ba­jo y sin nin­gu­na alter­na­ti­va o pres­ta­ción que pudie­ra pre­ser­var su dig­ni­dad huma­na, por ello, APDHA y AMDH recla­man que los gas­tos de su retorno corran a car­go, tan­to del Esta­do marro­quí como del Esta­do espa­ñol, ya que los medios mate­ria­les de las tra­ba­ja­do­ras no se lo per­mi­ten. Ade­más, exi­gen al Gobierno de la Jun­ta de Anda­lu­cía, rea­li­zar prue­bas Covid19 a todas las tra­ba­ja­do­ras, infor­mar­les de la nece­si­dad de cui­dar­se duran­te el via­je y man­te­ner cua­ren­te­na con sus fami­lias a su lle­ga­da con el fin de garan­ti­zar la pro­tec­ción sani­ta­ria a sus fami­lias y faci­li­tar el pro­ce­so de su retorno en unas con­di­cio­nes sani­ta­rias muy seguras.

Por otro lado, las orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos soli­ci­tan una inves­ti­ga­ción sobre la res­pon­sa­bi­li­dad com­par­ti­da entre ambos Esta­dos, acer­ca de las con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas, socia­les y los efec­tos psi­co­ló­gi­cos del blo­queo y del con­fi­na­mien­to sani­ta­rio que sufrie­ron las tra­ba­ja­do­ras, que “fue­ron explo­ta­das por aque­llos que bus­ca­ban mano de obra bara­ta, y los que que­rían obte­ner divi­sas a expen­sas de la dig­ni­dad huma­na, mien­tras que estas muje­res, son igno­ra­das y olvi­da­das, en sus momen­tos más difí­ci­les”, cri­ti­can en su carta.

Las orga­ni­za­cio­nes con­si­de­ran impe­ra­ti­vo rea­li­zar una revi­sión radi­cal del acuer­do de con­tra­ta­ción, entre el Minis­te­rio de Empleo e Inte­gra­ción Pro­fe­sio­nal de Marrue­cos, la Agen­cia Nacio­nal para la Pro­mo­ción del Empleo y las Com­pe­ten­cias, por un lado, y el Minis­te­rio de Tra­ba­jo, Inmi­gra­ción y Segu­ri­dad Social de Espa­ña, y el Gobierno de la Jun­ta de Anda­lu­cía, por otro, con el fin de garan­ti­zar dere­chos y un tra­ba­jo digno para estas tra­ba­ja­do­ras.

Las con­di­cio­nes en las que viven estas muje­res, ase­gu­ran, son de extre­ma dure­za, ya que se encuen­tran atra­pa­das en las vivien­das que fue­ron habi­li­ta­das para ellas en las explo­ta­cio­nes agrí­co­las don­de tra­ba­ja­ban. Y a con­se­cuen­cia de la cadu­ci­dad de sus con­tra­tos de tra­ba­jo tem­po­ra­les, a fina­les de mayo corren el peli­gro de que­dar­se en la calle, por fal­ta de medios para cubrir los gas­tos de estan­cia, ya que la mayo­ría de estas tem­po­re­ras envían sus suel­dos a Marrue­cos para man­te­ner a sus fami­lias, a las que no han vuel­to a ver des­de diciem­bre

Según sus decla­ra­cio­nes, y según el segui­mien­to que se hizo a este tema por par­te de los medios de comu­ni­ca­ción, no hubo nin­gu­na posi­bi­li­dad de poner­se en con­tac­to con los res­pon­sa­bles de la empre­sa que les había con­tra­ta­do, ni tam­po­co con las auto­ri­da­des marro­quíes. Ade­más, su situa­ción se ha hecho insos­te­ni­ble, des­de que se que­da­ron sin tra­ba­jo y se les aca­bó el dine­ro, al encon­trar­se sin pro­vi­sio­nes para sobre­vi­vir.

Afir­man las enti­da­des que la mayo­ría de estas muje­res son madres de fami­lia, per­te­ne­cien­tes a los gru­pos rura­les más pobres y vul­ne­ra­bles de Marrue­cos, y la inmen­sa mayo­ría, deja­ron atrás sus res­pon­sa­bi­li­da­des fami­lia­res, así como, a sus hijos al cui­da­do de sus padres o de un miem­bro de la fami­lia, con la cer­te­za de vol­ver, una vez ter­mi­na­da la tem­po­ra­da de reco­gi­da de fre­sas; según lo acor­da­do en sus con­tra­tos de tra­ba­jo, y de acuer­do con los cri­te­rios de selec­ción que se habían adop­ta­do, para la obten­ción de un per­mi­so de tra­ba­jo, y tam­bién, por las con­di­cio­nes que figu­ran en el acuer­do fir­ma­do por el Minis­te­rio de Empleo espa­ñol y el Minis­te­rio de Asun­tos Exte­rio­res marro­quí. Unas con­di­cio­nes, denun­cian, en las que no se res­pe­tan la salud y la segu­ri­dad labo­ral de las tra­ba­ja­do­ras, ni tam­po­co el dis­tan­cia­mien­to social, tal y como vie­ne en la decla­ra­ción del Rela­tor Espe­cial de las Nacio­nes Uni­das, Oli­vier De Schut­ter, sobre la extre­ma pobre­za y los dere­chos huma­nos, al decla­rar que la pro­tec­ción de los emi­gran­tes tem­po­re­ros en Huel­va fue com­ple­ta­men­te igno­ra­da duran­te la pan­de­mia del “Covid19”.

Des­pués de las nego­cia­cio­nes entre ambos gobier­nos sobre el tema, rela­tan, las auto­ri­da­des marro­quíes acep­ta­ron tras­la­dar a 48 muje­res, que según su esta­do eran vul­ne­ra­bles, ya que sufrían de enfer­me­da­des que reque­rían asis­ten­cia médi­ca, o esta­ban emba­ra­za­das o habían dado a luz en los últi­mos meses. Pero debi­do a la natu­ra­le­za inme­dia­ta de la deci­sión, solo sie­te muje­res logra­ron via­jar en el pri­mer vue­lo de retorno, mien­tras que otras 41 muje­res no pudie­ron via­jar con el pri­mer gru­po de repa­tria­das, por fal­ta de tiem­po para lle­var a cabo los trá­mi­tes del retorno. En cam­bio, “la suer­te de casi 7.200 muje­res que­da has­ta el momen­to en una gran incer­ti­dum­bre”, expli­can, dado que el plan de ges­tión de este asun­to se limi­ta sola­men­te a aque­llos marro­quíes que dis­po­nen de visa­dos a cor­to pla­zo, mien­tras que estas tem­po­re­ras tie­nen visa­dos de estan­cia limitada.

Tan­to los movi­mien­tos de dere­chos huma­nos marro­quíes como espa­ño­les denun­cian las trá­gi­cas situa­cio­nes vivi­das por estas muje­res tem­po­re­ras. Ade­más, lo que hace que el pro­ble­ma sea más trá­gi­co, sen­ten­cian, es que la mayo­ría de ellas son las úni­cas que man­tie­nen a sus fami­lias, por lo que miles de fami­lias son ame­na­za­das por la indi­gen­cia y por la pri­va­ción de los hijos del cui­da­do y el cari­ño de sus madres, y ade­más, les expo­ne a varios tipos de vio­len­cia, eco­nó­mi­ca, social y psi­co­ló­gi­ca, así como, a la pri­va­ción del entorno fami­liar y emocional. 

Francisco Vílchez

Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.

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