Argen­ti­na. Nora Cor­ti­ñas: “Tene­mos que seguir y decir a las auto­ri­da­des del Gobierno que con las muje­res no se jode”

Por Ruth de Fru­tos y Cris­tian Piro­vano /​Pika­ra Maga­zi­ne./​Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 3 julio 2020

La inte­gran­te de Madres de Pla­za de Mayo – Línea Fun­da­do­ra Nora Cor­ti­ñas con la foto de su hijo des­apa­re­ci­do. Foto: Cris­tian Pirovano

La inte­gran­te de Madres de Pla­za de Mayo – Línea Fun­da­do­ra refle­xio­na sobre dere­chos huma­nos, femi­nis­mo y pandemia. 


De un pañue­lo blan­co con su nom­bre bor­da­do en azul a una kuf­fi­ya pales­ti­na sobre su pelo cano. Nora Cor­ti­ñas (Bue­nos Aires, 22 de mar­zo de 1930), una de las caras más visi­bles de las Madres de Pla­za de Mayo – Línea Fun­da­do­ra, no tie­ne pro­ble­ma en qui­tar­se el sím­bo­lo icó­ni­co de la lucha de su aso­cia­ción des­de que la dic­ta­du­ra cívi­co – mili­tar – ecle­siás­ti­ca des­apa­re­cie­se a más de 30.000 per­so­nas en Argen­ti­na (1976 – 1983), para soli­da­ri­zar­se con el pue­blo palestino.

Un día des­pués de la con­me­mo­ra­ción del quin­to ani­ver­sa­rio de #NiU­na­Me­nos, el movi­mien­to femi­nis­ta argen­tino que muchas auto­ras con­si­de­ran el ini­cio de la cuar­ta ola, la nona­ge­na­ria nos reci­be en su casa con todas las medi­das de pro­tec­ción que ha impues­to la pan­de­mia de la Covid – 19. A su bar­bi­jo o mas­ca­ri­lla de pun­to, hoy se le une un pañue­lo ver­de anu­da­do en la muñe­ca izquier­da, sím­bo­lo de la lucha por el abor­to legal, segu­ro y gra­tui­to.

Des­de que el Gobierno argen­tino decre­ta­se el ais­la­mien­to social, pre­ven­ti­vo y obli­ga­to­rio el pasa­do 20 de mar­zo, “Nori­ta”, como común­men­te se cono­ce a esta defen­so­ra de dere­chos huma­nos, per­ma­ne­ce en casa, pero con una acti­vi­dad tan fre­né­ti­ca como siem­pre. Su lucha por la defen­sa de los dere­chos huma­nos exce­de cual­quier lími­te y la con­ver­sa­ción sobre femi­nis­mo y pan­de­mia se trans­for­ma en una refle­xión sobre los casos de vio­len­cia ins­ti­tu­cio­nal en su país o la impor­tan­cia de la plu­ra­li­dad de sen­ti­pen­sa­res den­tro del feminismo.

Todos los jue­ves le hacen una gra­ba­ción “como si estu­vie­ra en la pla­za”, en la que “Nori­ta” denun­cia los crí­me­nes de lesa huma­ni­dad que cau­sa­ron, entre otras, la des­apa­ri­ción de su hijo Car­los Gus­ta­vo Cor­ti­ñas el 15 de abril de 1977. Así habla de su pla­za, en la que sema­nal­men­te “hacen la ron­da”, es decir, giran de mane­ra sim­bó­li­ca para deman­dar jus­ti­cia, ver­dad, repa­ra­ción y no repe­ti­ción las inte­gran­tes de Madres de Pla­za de Mayo – Línea Fun­da­do­ra. Este espa­cio emble­má­ti­co de memo­ria, situa­do entre la Casa Rosa­da y el Cabil­do en el cora­zón de Bue­nos Aires, ten­drá que espe­rar a las madres has­ta que ter­mi­ne una de las cua­ren­te­nas más lar­gas del mundo.

Usted siem­pre ha dicho que se crió en un hogar machis­ta y patriar­cal, ¿cuál ha sido el papel del femi­nis­mo en su lucha?

Hace pocos años que me deci­dí a ser femi­nis­ta. Des­pués de que des­apa­re­ció mi hijo Gus­ta­vo, tuve mucho más con­tac­to con las muje­res y orga­ni­za­cio­nes femi­nis­tas. Con este con­tac­to me fui acla­ran­do. Antes era sim­ple­men­te una ama de casa que vivía entre las cua­tro pare­des, como decían mis hijos.

Me di cuen­ta en el pri­mer Encuen­tro de Muje­res en el año 86. Has­ta ese momen­to, no me había intere­sa­do en saber que las muje­res tene­mos dere­chos, ade­más de debe­res. Vivía en un hogar muy machis­ta y muy patriar­cal: cuan­do era chi­ca con mi papá y, des­pués, cuan­do me casé, con mi mari­do. Enton­ces me di cuen­ta que tenía tan­tos dere­chos como el varón. Ahí deci­dí hacer­me femi­nis­ta, empe­cé a estu­diar un poco más, a deba­tir y a asis­tir a los encuen­tros, que fue­ron muy impor­tan­tes. A muchas muje­res les vie­nen muy bien. Muchas salen del capa­ra­zón para ver el mun­do con otros ojos y con otro espíritu.

Nora Cor­ti­ñas con una kuf­fi­ya pales­ti­na en el patio de su casa en Gran Bue­nos Aires. Foto: Cris­tian Pirovano

¿Cuál es el mayor desa­fío de las orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos en la actualidad?

Las orga­ni­za­cio­nes deben preo­cu­par­se por la vio­la­ción de cual­quier dere­cho humano. Todos van al mis­mo lugar: a la bús­que­da de ver­dad, jus­ti­cia y memoria.

El furor de las muje­res que sali­mos a la calle a bus­car a nues­tros hijos, con una lucha dura y fuer­te, era con­se­guir la ver­dad y la jus­ti­cia prin­ci­pal­men­te. Des­pués fui­mos toman­do las ban­de­ras de lucha de nues­tros hijos e hijas y empe­za­mos a salir a la calle ante la vio­la­ción de cual­quie­ra de los dere­chos. Espe­cial­men­te en el tema que toca a la mujer.

No todas las inte­gran­tes de Madres somos femi­nis­tas. En reali­dad, fue algo tar­dío para las que más o menos deci­di­mos salir a las mar­chas y salir a la calle para defen­der todos los dere­chos. Aho­ra, en los orga­nis­mos están defi­ni­dos quié­nes son las muje­res que acep­tan que son femi­nis­tas o desa­rro­llan el feminismo.

No todos los femi­nis­mos se imple­men­tan en una per­so­na y no todos son igua­les. Hay varia­cio­nes. A veces hay dife­ren­cias y depen­den de la situa­ción de cada mujer. No es glo­bal. Se dis­cu­te y se pelea. Cada año para hacer esto que se está hacien­do hoy –quin­ta con­me­mo­ra­ción de #NiU­na­Me­nos – , se dis­cu­ten los docu­men­tos, por­que aden­tro de ese con­glo­me­ra­do de femi­nis­tas hay algo que pri­ma mucho y son los idea­les polí­ti­cos. No todas las muje­res son de un mis­mo par­ti­do y cuan­do se hace un docu­men­to se pelea mucho para ver qué y cómo se pone.

Yo creo que este femi­nis­mo de Argen­ti­na es joven, aun cuan­do tene­mos líde­res polí­ti­cas que fue­ron femi­nis­tas. Una mujer que fue femi­nis­ta es Ali­cia Moreau de Jus­to y hay otras de esa épo­ca que tam­bién lo eran. El femi­nis­mo se va desa­rro­llan­do en un entorno cam­bian­te, que va cre­cien­do últimamente.

La impor­tan­cia de la mujer va cre­cien­do en la polí­ti­ca y en otras acti­vi­da­des que antes, por ese pro­ble­ma del patriar­ca­do, pare­cían des­ti­na­das solo al hom­bre. Has­ta que las muje­res diji­mos que todas las pro­fe­sio­nes tie­nen que ser desa­rro­lla­das por la mujer y el varón. Des­pués cada uno lo hará a su modo, pero no tene­mos que tener res­trin­gi­do nada. Un ejem­plo es el fút­bol feme­nino, que hace años que está, pero cos­tó y cues­ta mucho que los clu­bes de fút­bol acep­ten que la mujer tam­bién jue­ga a la par y tan bien como el hom­bre. La mujer tie­ne que tener todos los dere­chos que tie­nen los varones.

Usted cerró la con­me­mo­ra­ción del 8M en la Pla­za del Con­gre­so hace algo más de tres meses y pocas sema­nas des­pués se decre­tó el ais­la­mien­to social, pre­ven­ti­vo y obli­ga­to­rio en Argen­ti­na. ¿Cómo afec­tó la pan­de­mia a la cele­bra­ción del 3J, con­me­mo­ra­ción de #NiU­na­Me­nos?

Tene­mos que aca­tar por­que tene­mos ejem­plos de paí­ses con miles de muer­tos. Noso­tros no lle­ga­mos a los mil muer­tos –583 el pasa­do 3 de junio, cifra que había ascen­di­do has­ta 1.283 el 30 de junio, según las auto­ri­da­des– gra­cias a Dios, por­que el Gobierno está acon­se­jan­do por el tema de la salud y el cuidado.

No es cues­tión de capri­cho acá: vivís o morís. No hay opcio­nes. Acá, si voz deci­dís morir­te, salí a la calle y andá a una aglo­me­ra­ción. Si vos no te que­rés morir, no vas don­de sabés que podés correr peligro.

Esta pan­de­mia es muy dia­bó­li­ca por­que no vino ino­cen­te o inge­nua­men­te, esto tie­ne que ver des­de muy arri­ba. El mane­jo del virus no es de casua­li­dad. Algún día, vamos a encon­trar la res­pon­sa­bi­li­dad a este enemi­go de cara oculta.

¿Qué pien­sa de #NiU­na­Me­nos cin­co años des­pués de su creación?

Bueno, va cre­cien­do con muchas difi­cul­ta­des. Ya te digo que el par­ti­dis­mo polí­ti­co, como se ha vis­to en estos cin­co años, explo­ta. Vamos todas a la calle, pero no pen­sa­mos todas igual y la polí­ti­ca tie­ne muchos mane­jos. A veces, el fana­tis­mo estro­pea todo por acep­tar a su polí­ti­co favo­ri­to. Tene­mos toda­vía que apren­der a discutir.

Ser femi­nis­tas es defen­der los dere­chos que tene­mos, pero para eso tene­mos que saber cuá­les son y cómo los vamos a defen­der. Toda­vía nos fal­ta un tiem­po. Tene­mos que cre­cer y estar bien des­pier­tas. Pero hay tiem­po, ¡hay tiem­po! Este es un país joven. La Argen­ti­na es un país joven y requie­re sus tiem­pos. Para eso tam­bién requie­re diá­lo­go, dedi­ca­ción y estu­dio… No es fácil.

#NiU­na­Me­nos sig­ni­fi­có la inter­na­cio­na­li­za­ción de la lucha por los dere­chos de las muje­res y muchas auto­ras hablan de que fue el ori­gen de la cuar­ta ola femi­nis­ta. ¿Tuvie­ron la sen­sa­ción de estar par­ti­ci­pan­do en el ini­cio de un movi­mien­to global?

Des­de lue­go. Se sin­tió por­que cada año fui­mos más. Pri­me­ro, des­de los Encuen­tros de Muje­res, don­de la mujer se va libe­ran­do, pero no es fácil por­que somos un país joven y acá la mujer no esta­ba poli­ti­za­da. Tenía que estar con las cace­ro­las, ceban­do mates, hacien­do ricos pos­tres y aten­dien­do bien al mari­do de arri­ba y de aba­jo (risas), para que esté conforme.

Y con todo y eso, vos mirá que terri­ble mal que tene­mos con el femi­ci­dio. Es una bar­ba­ri­dad por­que este año y con la pan­de­mia no sabés los femi­ci­dios que hubo –135 muje­res y 29 per­so­nas trans y tra­ves­tis ase­si­na­das este año, según el Obser­va­to­rio Lucía Pérez de vio­len­cia patriar­cal–. El hom­bre apro­ve­cha por­que la mujer no pue­de salir de la casa y aún delan­te de los niños se come­te el femi­ci­dio. Un dis­pa­ra­te. Un cri­men de lesa a la huma­ni­dad que no tie­ne per­dón. Toda­vía no está ins­ti­tui­do que tie­nen que ir a la cár­cel. No hay que dudar.

Lo mis­mo que ayer esas las neni­tas qom –pue­blo ori­gi­na­rio del noroes­te argen­tino– que fue­ron vio­la­das y que­ma­das por la poli­cía. Tie­nen que ir a la cár­cel inme­dia­ta­men­te. Que no los des­pla­cen y que no los sus­pen­dan –a los agen­tes de las fuer­zas de segu­ri­dad del Esta­do – . No, no: ¡a la cár­cel, a la cár­cel! No tie­nen que vol­ver a salir a una casa de fami­lia, jamás. Tie­nen que ir a la cár­cel. Eso tene­mos que ganar­lo toda­vía. Hay que pujar como si estu­vié­ra­mos parien­do un bebé. Así no más. Pujar y pujar. Todos los avan­ces que con­se­gui­mos has­ta aho­ra se basan en eso cuan­do hay un femi­ci­dio. Tene­mos que seguir y decir a las auto­ri­da­des del Gobierno que con las muje­res no se jode.

Nora Cor­ti­ñas le pone cuer­po a todas las luchas de las que habla. Des­de la indig­na­ción por la vio­len­cia ins­ti­tu­cio­nal con­tra dos muje­res qom, a las que agre­die­ron sexual­men­te la noche del 31 de mayo en depen­den­cias poli­cia­les; has­ta la fres­cu­ra con la que expli­ca que aún no ha podi­do ir a Pales­ti­na, pero sí a Kur­dis­tán para encon­trar­se con el movi­mien­to de madres que se habían ins­pi­ra­do en el tra­ba­jo de las argen­ti­nas denun­cian­do la des­apa­ri­ción de sus 17.000 hijos e hijas. “Tene­mos que ir a Pales­ti­na”, dice “Nori­ta” son­rien­do y colo­cán­do­se la kuf­fi­ya, cons­cien­te de que la lucha por los dere­chos huma­nos es indi­vi­si­ble, inter­na­cio­na­lis­ta y con­ti­núa des­pués del confinamiento.

fuen­te: Anred

Itu­rria /​Fuen­te

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