Perú. Otuz­co, el pue­blo que expul­só a una mine­ra en defen­sa de su cuenca

Por Álva­ro Mene­ses /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 5 de junio de 2020

Cada cier­to tiem­po, el agri­cul­tor Olme­do Chá­vez Láza­ro de la pro­vin­cia de Otuz­co, en la sie­rra de la región La Liber­tad, se tras­la­da jun­to a otros cam­pe­si­nos a las altu­ras del cerro Urpi­llao, has­ta lle­gar a la micro­cuen­ca Sogo­chan, para dar­le man­te­ni­mien­to a sus cami­nos comu­na­les y cana­les de agua que a duras penas los abas­te­ce duran­te par­te del día: des­de las seis de la tar­de, a menos que ten­gan un tan­que o reser­vo­rio en sus casas, el agua des­apa­re­ce de sus caños has­ta la maña­na siguiente.

A fines de enero del 2018, cuan­do la tem­po­ra­da de llu­vias lle­ga­ba a su fin, a Olme­do jun­to a dece­nas de agri­cul­to­res les toca­ba nue­va­men­te hacer­se camino entre la male­za que cubre la ruta para lle­gar a la zona alta del cerro. Una camio­ne­ta se detu­vo y el con­duc­tor acep­tó dejar­los cer­ca a la micro­cuen­ca Sogochan.

Al bajar, Olme­do ‑que cono­ce los ros­tros de su pue­blo- repa­ró en que no se le hacía fami­liar la camio­ne­ta ni el cho­fer. Lo poco que pudo ave­ri­guar en ese momen­to fue que el suje­to era par­te de un gru­po de tra­ba­ja­do­res de una mine­ra bra­si­le­ra Vale y que aca­ba­ban de lle­gar a la zona en bus­ca de mine­ra­les. Lo que pudo cono­cer des­pués sobre esa mine­ra, sin embar­go, des­ató la orga­ni­za­ción de los habi­tan­tes de todo el pue­blo para mar­char en defen­sa de su microcuenca.

Cada cier­to tiem­po, los agri­cul­to­res de Otuz­co suben al cerro Urpi­llao para dar­le man­te­ni­mien­to a sus cami­nos comu­na­les y cana­les de agua. Foto: Juan Zapata.

Micro­cuen­ca en peligro

Días des­pués de lo suce­di­do, un folle­to ver­de que pre­sen­ta­ba el pro­yec­to de explo­ra­ción de mine­ra­les ‘Epo­su­yay’ en Otuz­co lle­gó a manos de Olme­do. El volan­te, con infan­ti­les grá­fi­cos, afir­ma­ba que el pro­yec­to no se ubi­ca­ría en el cerro Urpi­llao ni que usa­ría agua de la micro­cuen­ca Sogo­chan, úni­ca fuen­te de agua del pueblo.

Con esa mis­ma infor­ma­ción, la mine­ra Vale ya había rea­li­za­do dos talle­res infor­ma­ti­vos en varios case­ríos de Otuz­co. La infor­ma­ción que se encuen­tra en su Decla­ra­ción de Impac­to Ambien­tal, en cam­bio, es con­tra­dic­to­ria e inclu­so fue obser­va­da por la Auto­ri­dad Nacio­nal del Agua (ANA) y el Minis­te­rio de Ener­gía y Minas: el mis­mo docu­men­to téc­ni­co sos­tie­ne que para el pro­yec­to se toma­ría agua de la micro­cuen­ca Sogo­chan como pun­to de cap­ta­ción de agua.

Con una inver­sión de 4 millo­nes 551 mil 828 dóla­res, el pro­yec­to ‘Epo­su­yay’ de la mine­ra Vale esti­mó que nece­si­ta­ría cer­ca de 18 mil 420 litros de agua por día para las 24 per­fo­ra­cio­nes que pla­nea rea­li­zar para la explo­ra­ción de mine­ra­les en Otuz­co duran­te once meses.

La micro­cuen­ca Sogo­chan, ubi­ca­da en el cerro Urpi­llao, es la úni­ca fuen­te de agua que abas­te­ce al pue­blo de Otuz­co. Foto: Juan Zapata.

En la zona don­de se harían las exca­va­cio­nes tam­bién exis­ten, por lo menos, 13 tipos de plan­tas inclui­das en la Lis­ta Roja de espe­cies ame­na­za­das de la Unión Inter­na­cio­nal para la Con­ser­va­ción de la Natu­ra­le­za (UICN), 11 ubi­ca­das en la cate­go­ría de “Preo­cu­pa­ción Menor”, una espe­cie cali­fi­ca­da como “En Peli­gro” y otra como “Vul­ne­ra­ble”. Ade­más, se halla­ron espe­cies de ani­ma­les en la Lis­ta Roja de la UICN por encon­trar­se “casi amenazadas”. 

El mis­mo estu­dio de impac­to ambien­tal de ese pro­yec­to reco­no­ce que “este bos­que alber­ga espe­cies de gran impor­tan­cia para la bio­di­ver­si­dad nacio­nal, ade­más de espe­cies de flo­ra y fau­na endé­mi­cas o pro­te­gi­das para la con­ser­va­ción”. Para Olme­do, en cam­bio, es más que un bos­que: “Esta­mos en peli­gro de que­dar­nos sin agua, ellos traen un equi­po que hacen hue­cos hon­dos, hon­dos… que podrían cru­zar­se con cana­les inter­nos y secar, por ejem­plo, un puquio (manan­tial), y desaparecería”.

Olme­do ni siquie­ra nece­si­ta salir de su región para ima­gi­nar lo que podría pasar­le a su pue­blo. El agri­cul­tor de Otuz­co sabe que en Cur­gos, un dis­tri­to ubi­ca­do en la pro­vin­cia de Sán­chez Carrión (La Liber­tad), el 70% de habi­tan­tes no tie­ne des­agüe y que hay casi 15 case­ríos de zonas rura­les que no cono­cen el agua pota­ble. “No que­re­mos eso para nues­tro pue­blo”, concluye.

El diri­gen­te Olme­do Chá­vez, seña­lan­do el lugar don­de se rea­li­za­rían las per­fo­ra­cio­nes para explo­rar mine­ra­les. Foto: Juan Zapata.

Pese a los ries­gos encon­tra­dos en el estu­dio de impac­to ambien­tal, el docu­men­to téc­ni­co del pro­yec­to fue apro­ba­do por la Auto­ri­dad Nacio­nal del Agua, mien­tras que el Minis­te­rio de Ener­gía y Minas auto­ri­zó el ini­cio de las exca­va­cio­nes. Al ente­rar­se, Olme­do que­dó con­fu­so, y un temor esca­lo­frian­te lo inva­dió cuan­do cono­ció más sobre el pasa­do de la mine­ra detrás del proyecto. 

El mor­tal pasa­do de Vale

Tres años antes de lle­gar a Otuz­co, exac­ta­men­te el 5 de noviem­bre del 2015, a las 3:30 de la tar­de, colap­só el gigan­tes­co embal­se Fun­dao de 3,4 millo­nes de metros cua­dra­dos (62 veces más gran­de que el esta­dio del Bar­ce­lo­na), lleno de resi­duos mine­ros que lucía como lodo color ladri­llo y arra­só con el pue­blo Ben­to Rodrí­guez, del esta­do de Minas Gerais, en Brasil.

La estruc­tu­ra colap­sa­da le per­te­ne­cía a la empre­sa Samar­co, con­tro­la­da por las com­pa­ñías BHP Billi­ton y Vale. Solo en la pri­me­ra media hora de la tra­ge­dia ambien­tal, el derra­me car­ga­do de arse­nio, cad­mio, plo­mo, cro­mo, niquel, mer­cu­rio y otros meta­les pesa­dos y tóxi­cos, dejó 19 muer­tos y con­ti­nuó su cur­so por el río Doce, has­ta lle­gar a los pue­blos Para­ca­tu de Bai­xo y Ges­tei­ra. Cien­tos des­apa­re­cie­ron jun­to a sus casas.

Tra­yec­to del derra­me de resi­duos mine­ros que con­ta­mi­nó las aguas de por lo menos tres pue­blos del esta­do de Minas Gerais, en Brasil.

En su momen­to, el gobierno bra­si­le­ño cali­fi­có el acci­den­te como un “catás­tro­fe ambien­tal”. Y pudo evi­tar­se: en 2009, la empre­sa Samar­co encar­gó la ela­bo­ra­ción de un plan de ges­tión de ries­gos a una con­sul­to­ra espe­cia­li­za­da de Sau Pau­lo, para que reali­cen un moni­to­reo dia­rio de la infra­es­truc­tu­ra del embal­se, ela­bo­ren un pro­to­co­lo de aler­tas para las pobla­cio­nes ale­da­ñas, cons­tru­yan diques que deten­gan un posi­ble derra­me, ins­ta­len sire­nas y mon­ten simu­la­cros. El ser­vi­cio, con la excu­sa de redu­cir cos­tos, final­men­te no se concretó.

Dicho desas­tre ambien­tal no fue el úni­co que sal­pi­có sobre el nom­bre de la mine­ra Vale. El 25 de enero del año pasa­do, des­de el medio­día, una ava­lan­cha de 13 millo­nes de tone­la­das del mis­mo color naran­ja ladri­llo y car­ga­do con los mis­mos meta­les pesa­dos, inun­dó el pue­blo de Bru­ma­dinho, tam­bién del esta­do de Minas Gerais.

El desas­tre, que dejó más de 300 víc­ti­mas mor­ta­les, des­apa­re­ci­dos y con­ta­mi­nó el río Para­ope­ba que abas­te­ce a 48 muni­ci­pios, tam­bién pudo evi­tar­se. Según una inves­ti­ga­ción del medio digi­tal The Inter­cept, la mine­ra Vale cono­cía las defi­cien­cias de ese embal­se por un infor­me ela­bo­ra­do en 2015 que enume­ró fallas de segu­ri­dad como grie­tas y ero­sio­nes super­fi­cia­les. Esa infor­ma­ción fue omi­ti­da en el Infor­me de Impac­to Ambien­tal del 2017 de esa represa.

En 2019, otro derra­me de resi­duos mine­ros tam­bién arra­só con otro pue­blo del esta­do de Minas Gerais. Foto: Mau­ro Pimentel/​Getty Images.

El hallaz­go del por­tal bra­si­le­ño es con­tun­den­te: “Lo que des­cu­bri­mos, y está docu­men­ta­do y con­fir­ma­do por el inge­nie­ro res­pon­sa­ble del pro­ce­so de licen­cia, es que la infor­ma­ción impor­tan­te sobre la segu­ri­dad de la pre­sa que­dó fue­ra del docu­men­to publi­ca­do por la com­pa­ñía para la comu­ni­dad afec­ta­da por el proyecto”.

Por ese desas­tre, en enero de este año la Fis­ca­lía pre­sen­tó una acu­sa­ción por homi­ci­dio con dolo y deli­tos ambien­ta­les con­tra 16 altos fun­cio­na­rios e inge­nie­ros de Vale, entre ellos el exdue­ño de la empre­sa, Fabio Sch­var­ts­man, quien sema­nas antes de la tra­ge­dia habría reci­bi­do un correo anó­ni­mo que le aler­tó: “las bal­sas están al lími­te”. Todos ellos podrían ter­mi­nar con 30 años de cárcel.

A la marcha

Des­de Otuz­co, y con una sen­sa­ción de peli­gro pró­xi­mo, Olme­do tomó su moto y reco­rrió los rin­co­nes de su pue­blo has­ta for­mar el Fren­te de Defen­sa del Medio Ambien­te y la Agri­cul­tu­ra del Cerro Urpi­llao y sus Micro­cuen­cas. El 23 de mayo de 2018, Olme­do pudo reu­nir a 20 diri­gen­tes de dife­ren­tes case­ríos de Otuz­co y acor­dar las medi­das que toma­rían con­tra Vale.

Una de las medi­das pac­ta­das fue el envío de car­tas a los minis­te­rios del Ambien­te, Salud, y Ener­gía y Minas, don­de pidie­ron infor­ma­ción sobre los posi­bles ries­gos que el pro­yec­to podría traer a la pobla­ción. Solo el MINEM res­pon­dió, acla­ran­do que la mine­ra Vale haría explo­ra­ción del lugar, mas no la explotaría.

“Pero quién invier­te más de cua­tro millo­nes de dóla­res para solo explo­rar un lugar”, se pre­gun­ta Olmedo.

Otuz­co. Foto: Juan Zapata.

Otuz­co no era el úni­co lugar en la mira de Vale. Solo has­ta el año pasa­do, la empre­sa reali­zó por lo menos 18 pedi­dos para explo­rar mine­ra­les den­tro de áreas con­si­de­ra­das reser­vas bio­ló­gi­cas en Pará y el Ama­zo­nas de Bra­sil, según los repor­tes de la Agen­cia Nacio­nal de Mine­ría de ese país.

El temor de Olme­do se repli­có entre sus pai­sa­nos y dio pie a la pri­me­ra mar­cha con­tra el pro­yec­to a fines de junio de 2018, que reu­nió a cer­ca de 200 agri­cul­to­res de Otuz­co. Recién en la cuar­ta mar­cha, el Fren­te de Defen­sa del Medio Ambien­te y la Agri­cul­tu­ra logró movi­li­zar a más de mil loca­les en con­tra del pro­yec­to has­ta que Vale se reti­ró del pueblo.

Tras cua­tro masi­vas movi­li­za­cio­nes, la pobla­ción de Otuz­co logró que la mine­ra Vale se reti­re del pue­blo. Foto: AMAS.

Sin embar­go, la licen­cia otor­ga­da por el Minis­te­rio de Ener­gía y Minas para explo­rar mine­ra­les en la zona sigue vigen­te. Y las aler­tas de Olme­do y el pue­blo también.

FUENTE: Way​ka​.pe 

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