Argen­ti­na. De la orga­ni­za­ción social al Esta­do: tres muje­res de barrios popu­la­res que lle­ga­ron a la fun­ción pública

Por Jonathan Raed – 3 de Junio de 2020 

De la orga­ni­za­ción social al Esta­do. Tres mujeres
que vie­nen de los sec­to­res popu­la­res más exclui­dos, se orga­ni­za­ron para
luchar por dere­chos colec­ti­vos y ocu­pan hoy car­gos de ges­tión pública
des­de dón­de pla­nean eje­cu­tar polí­ti­cas que mejo­ren la situa­ción de esos
sectores.

La car­to­ne­ra María Cas­ti­llo es la direc­to­ra Nacio­nal de Reci­cla­do, la
cam­pe­si­na Elsa Yana­je es la direc­to­ra Nacio­nal de Comer­cia­li­za­ción y la
docen­te de Villa La Cava Fer­nan­da Miño es secre­ta­ria de Integración
Socio Urba­na. Todas comen­za­ron a mili­tar en lo que hoy es la UTEP, se
enmar­can en el Fren­te Patria Gran­de, lle­ga­ron a los car­gos públi­cos a
par­tir del triun­fo del Fren­te de Todos en las últi­mas elecciones
nacio­na­les y habla­ron con Tiem­po sobre su tra­yec­to­ria y objetivos.

María Cas­ti­llo tie­ne hoy 43 años, tres hijos, un nie­to y una
nie­ta en camino. Naci­da y cria­da en Villa Fio­ri­to, Lomas de Zamora,
comen­zó a car­to­near hace 20 años, cuan­do el esta­lli­do de 2001 condicionó
su vida para siem­pre. “Esta­ba tra­tan­do de ter­mi­nar el secun­da­rio porque
antes había que­da­do emba­ra­za­da de mi hijo más gran­de y tuve que dejar.
Cuan­do todo se com­pli­có, empe­zó el padre de mi hijo y lue­go me sumé yo”,
rela­ta María.

María comen­zó a cono­cer en ese enton­ces lo que es el reci­cla­do. “Uno
se acos­tum­bra, pero los pri­me­ros tiem­pos fue­ron muy difí­ci­les. Cuesta
enten­der cómo uno lle­ga a eso”. La mili­tan­cia no fue una opción hasta
2003, “cuan­do cono­ci­mos a Juan (Gra­bois) y se empe­zó a orga­ni­zar el
Movi­mien­to de los Tra­ba­ja­do­res Exclui­dos (MTE) con los car­to­ne­ros. Lo
úni­co que pen­sá­ba­mos era tra­ba­jar y a medi­da que pasó el tiem­po uno se
empe­zó a con­cien­ti­zar”. Sin embar­go, su pare­ja se encar­ga­ba de la
mili­tan­cia; ella tenía la cabe­za en el tra­ba­jo. “Me fui metien­do de a
poco. La mili­tan­cia fuer­te la empe­cé en 2013, tra­tan­do de traer a Lomas
ese mode­lo que el MTE tenía en la Ciu­dad”, cuenta.

Una vez que arran­có, no paró. Pron­to tuvo un rol impor­tan­te como
res­pon­sa­ble de la uni­dad de CTEP en Lomas. “Lomas fue la primera
regio­nal y fui la pri­me­ra mujer en con­du­cir el sin­di­ca­to. Es difí­cil que
la mujer ten­ga la posi­bi­li­dad de tener roles de impor­tan­cia. Entonces,
era tam­bién demos­trar que las muje­res podía­mos ocu­par esos lugares;
sen­tar­nos a la par de nues­tros compañeros”.

María odia el mote de “pla­ne­ros” por­que entien­de que no lo
mere­cen. “Que­re­mos cons­truir orga­ni­za­ción popu­lar y con­quis­tar derechos.
Somos trabajadores”.

Fer­nan­da Miño tie­ne 44 años, es madre de 4 hijas y vive en Villa La
Cava, la par­te de San Isi­dro que no sale en las fotos ofi­cia­les. Allí,
fue docen­te y comen­zó su acti­vis­mo social, que la lle­vó a pelear la
inter­na del Fren­te de Todos en la can­di­da­tu­ra a inten­den­te. Hoy, está a
car­go de la secre­ta­ría de Inte­gra­ción Socio Urba­na y plan­tea: “Por la
pan­de­mia, esta­mos tra­ba­jan­do a media máqui­na, pero fuer­te­men­te con las
muni­ci­pa­li­da­des. Ape­nas empie­ce a aflo­jar la cua­ren­te­na, arran­ca­mos con
todo”, asegura.

Elsa Yana­je nació en Jujuy, pero vivió bue­na par­te de su vida en una
zona rural de La Pla­ta; el lla­ma­do cin­tu­rón fru­tihor­tí­co­la. Sus padres y
cin­co her­ma­nos son tra­ba­ja­do­res rura­les golon­dri­na y esa labor la llevó
a reco­rrer muchos pun­tos del país y cono­cer muchas reali­da­des de la
acti­vi­dad rural. “En el cam­po, las injus­ti­cias se dupli­can. En 2015,
cuan­do empe­za­mos a escu­char que había orga­ni­za­cio­nes mi papá decidió
sumar­se”, relata.

“La idea de cor­tar rutas no era lo mío. Cuan­do final­men­te fui,
encon­tré un lugar para poder expre­sar­me. Era muy calla­da, pero hoy veo
que era por cues­tio­nes patriar­ca­les. A par­tir de la mili­tan­cia, mi papá
empe­zó tam­bién a tener visio­nes más abier­tas, a pre­gun­tar otras cosas”,
recuerda.

Entre 2015 y 2016, falle­ció el padre y uno de los her­ma­nos. En 2017,
comen­zó su carre­ra polí­ti­ca siguien­do el lega­do del padre y se postuló
como con­ce­jal en La Pla­ta, en repre­sen­ta­ción del cam­pe­si­na­do. “Empe­cé a
ver y visi­tar barrios popu­la­res, caren­cia­dos, olvi­da­dos. Empe­cé a tener
más cone­xión con ellos y a tener otra mira­da”. En 2019, repitió
can­di­da­tu­ra y logró el ter­cer puesto.

“Deci­dí seguir for­mán­do­me, tra­ba­jan­do. Se empie­zan a concretar
algu­nos pro­yec­tos como el gal­pón de valor agre­ga­do. Entre tantas
char­las, sur­gió la Direc­ción. En prin­ci­pio, pen­sé que era algo más de
acom­pa­ña­mien­to. Cos­tó meter­se en un lugar tan mar­ca­do por hom­bres. Estoy
con una com­pa­ñe­ra, que es sub­se­cre­ta­ria y yo con la direc­ción. Todos
los demás son hom­bres”, resume.

En el cam­po, cuen­ta Elsa, las injus­ti­cias se dupli­can tam­bién en
códi­go machis­ta. “A la hora de arran­car una asam­blea, toma­ban la palabra
los hom­bres, habla­ban por las muje­res, sabien­do que las compañeras
tra­ba­jan a la par e inclu­so se dupli­ca por las tareas de cui­da­do. Las
com­pa­ñe­ras han mos­tra­do tener más noción de la reali­dad en cuan­to a la
eco­no­mía del hogar. Es ahí cuan­do empe­za­mos a impul­sar­las. Arma­mos un
meren­de­ro casi como excu­sa para que las madres nos jun­te­mos; que vengan
las madres a escu­char y a colaborar”.

...

De la orga­ni­za­ción a la política

María Cas­ti­llo con­fie­sa que la polí­ti­ca “es un mun­do que yo
cri­ti­ca­ba”, pero aho­ra reco­no­ce que “no es fácil ser fun­cio­na­rio”. María
cono­ce de pri­me­ra mano todo lo que pade­ce el sec­tor del reci­cla­do, pero
tuvo que hacer un cur­so ace­le­ra­do para enten­der todo el entramado
admi­nis­tra­ti­vo de la ges­tión públi­ca. “Uno va enten­dien­do un mon­tón de
cosas, pero tam­po­co es tan difí­cil. Estoy todo el tiem­po pen­dien­te de
los pro­yec­tos. No dejo que sola­men­te los téc­ni­cos labu­ren en los
pro­yec­tos, sino que estoy preo­cu­pa­da todo el tiem­po por cómo se avanza.
Tam­bién des­de lo humano, lo que hace más fácil el tra­ba­jo en equi­po. Si
nos equi­vo­ca­mos, afec­ta­mos un mon­tón de gente”.

En ese camino, tam­bién lle­vó a los téc­ni­cos y abo­ga­dos a cono­cer el
mun­do car­to­ne­ro. “Hay que poner­se en la piel del com­pa­ñe­ro. Logré que me
acom­pa­ñen a cada una de las visi­tas y les cam­bió la visión. Lo ven con
otros ojos. Es mos­trar ‘por esto, tene­mos que luchar’”.

En la prác­ti­ca, María entien­de que la orga­ni­za­ción es la base de
cual­quier avan­ce. “Empie­za un gru­po con­for­man­do una coope­ra­ti­va. Tienen
una tarea impor­tan­te para ver cómo se orga­ni­zan. El vecino empie­za a
enten­der que es par­te de una cons­truc­ción social; que es par­te de una
dig­ni­dad eco­nó­mi­ca y social. Una vez que están orga­ni­za­dos y
pro­du­cien­do, ahí pode­mos entrar. Esto debe ser una coges­tión del
tra­ba­ja­dor con el muni­ci­pio y la Nación. Una vez que se sien­tan con el
muni­ci­pio, lle­ga­mos para ver qué se pue­de hacer para mejo­rar la labor.
Una vez que hay arti­cu­la­ción, se pue­de hacer una construcción
impre­sio­nan­te”, resume.

Fer­nan­da Miño con­tó que está “en con­tac­to per­ma­nen­te con Carla
Viz­zot­ti, avan­zan­do con el pro­gra­ma Detec­tar”. Sin embar­go, también
advier­te las limi­ta­cio­nes. “Esta­mos tenien­do algún atra­so por­que hay
mucha buro­cra­cia en el Esta­do. Tene­mos la inten­ción de cam­biar esa
reali­dad y las for­mas de lle­gar a los barrios. Sobre todo, en el marco
de la pan­de­mia, que deja en evi­den­cia la inequi­dad en los barrios
populares”.

“Tene­mos ple­na con­fian­za de des­an­dar esos cami­nos que fueron
equi­vo­ca­dos y que­da­ron expues­tos con la pan­de­mia. Que­re­mos apun­ta­lar a
los com­pa­ñe­ros en los terri­to­rios y tene­mos la deman­da de todos los
barrios. Tam­bién, a veces uno tie­ne la fan­ta­sía de poder hacer más y la
reali­dad es que está muy limi­ta­do”, asegura.

...
(Foto: Mariano Martino)

Con todo, Miño entien­de que “el tra­ba­jo que haga­mos des­de acá va
a ser impor­tan­te por­que vemos en la eco­no­mía popu­lar un gran desa­fío de
tra­ba­jar arti­cu­la­do, brin­dan­do las for­mas posi­bles de tra­ba­jo y creemos
que será un gran aporte”.

Elsa Yana­je cuen­ta que des­de la direc­ción de Comercialización
“empe­za­mos a tra­ba­jar y a reor­ga­ni­zar­nos; a revi­sar pro­gra­mas, que son
bue­nos, pero que no con­tem­pla­ban la par­ti­ci­pa­ción de pequeños
pro­duc­to­res y mucho menos de indí­ge­nas, por lo cual tene­mos ahí un
desa­fío muy grande”.

“Estoy acá gra­cias a mis com­pa­ñe­ros y ten­go una fun­ción espe­cí­fi­ca que es faci­li­tar solu­cio­nes vien­do las difi­cul­ta­des de cada sec­tor. Haber tran­si­ta­do por varias pro­vin­cias me dio tam­bién una visión más amplia. Me lle­na de orgu­llo poder lle­var ade­lan­te este tra­ba­jo. Vamos a paso len­to, pero vamos”, finaliza.

fuen­te: Tiem­po Argentino

Itu­rria /​Fuen­te

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