Colom­bia. A pocos kiló­me­tros de base mili­tar bina­cio­nal fun­cio­na­ría una pis­ta del nar­co­trá­fi­co en Chocó

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de mayo de 2020. 

Según infor­ma­ción obte­ni­da tras el aná­li­sis de la Ope­ra­ción Bastón,
que inves­ti­ga diver­sos casos de corrup­ción y vin­cu­la­ción con la
cri­mi­na­li­dad por par­te de inte­gran­tes acti­vos de las FFMM, se ha
esta­ble­ci­do que en medio de la sel­va del Darien exis­ti­ría una pista
clan­des­ti­na des­de la que des­pe­gan aero­na­ves del narcotráfico,
pre­sun­ta­men­te con des­tino a Esta­dos Unidos.

Según la Comi­sión Inter­ecle­sial de Jus­ti­cia y Paz,
el lugar que esta­ría sien­do usa­do para fines del nar­co­trá­fi­co estaría
en zonas con­tro­la­dos por las ope­ra­cio­nes de la Fuer­za Públi­ca, y
coin­ci­di­ría con los luga­res «que des­de 1997 han sido epi­cen­tro de
bom­bar­deos y de tomas de los para­mi­li­ta­res de las Auto­de­fen­sas Uni­das de
Colom­bia (AUC), en los terri­to­rios colec­ti­vos del Cacari­ca y el
Salaquí».

Igual­men­te, seña­la que serían terri­to­rios con­tro­la­dos por las
auton­de­no­mi­na­das Auto­de­fen­sas Gai­ta­nis­tas de Colom­bia (AGC), «estruc­tu­ra
arma­da que se cali­fi­ca a sí mis­ma como actor político».

En con­tex­to: Ope­ra­ción Bas­tión, el ‘wiki­leaks‘ del Ejér­ci­to colombiano

El pasa­do 19 de mayo la Ofi­ci­na en Washing­ton para Asuntos
Lati­no­ame­ri­ca­nos (WOLA, por su sigla en inglés) reali­zó un Webinar
titu­la­do «Espio­na­je Mili­tar Colom­biano: Un ata­que con­tra los refor­mis­tas del post-con­flic­to y la pren­sa libre» en el que, entre otras per­so­nas, par­ti­ci­pó el sena­dor Iván Cepeda.

En dicho even­to, Cepe­da recor­dó que en 2017, cuan­do Colom­bia decide
soli­ci­tar el ingre­so de su Ejér­ci­to a la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do del
Atlán­ti­co Nor­te (OTAN) vino la exi­gen­cia de que se hicie­ra una operación
de con­tra inte­li­gen­cia para «depu­rar» la ins­ti­tu­ción por­que había
infor­mes sobre corrup­ción y otros hechos. Dicha ope­ra­ción pri­me­ro se
lla­mó Dan­te y lue­go Ope­ra­ción Bastión.

Según el Sena­dor, la mis­ma con­sis­tió en 20 misio­nes que lograron
detec­tar que 16 gene­ra­les de la repú­bli­ca y 250 sub­ofi­cia­les y oficiales
esta­rían invo­lu­cra­dos en gra­ves hechos de corrup­ción, así como tendrían
víncu­los con orga­ni­za­cio­nes del nar­co­trá­fi­co y paramilitares.

Con esta infor­ma­ción se pro­du­jo un infor­me de 5 mil pági­nas «que se
ha deno­mi­na­do como el wiki­leaks del Ejér­ci­to», pero Cepe­da ase­gu­ró que
cuan­do el gene­ral Nica­cio Mar­tí­nez asu­mió como coman­dan­te del Ejército
la ope­ra­ción se para­li­zó y quie­nes la lle­va­ban a cabo fue­ron removidos
de sus cargos.

Gra­cias
a que medios de infor­ma­ción han teni­do acce­so a algu­nas de las páginas
de la ope­ra­ción, se han cono­ci­do de denun­cias de corrup­ción en la Cuarta
Bri­ga­da del Ejér­ci­to, accio­nes de uni­for­ma­dos con dis­tin­tos grupos
arma­dos ile­ga­les y la denun­cia de una de las pis­tas al ser­vi­cio del
nar­co­trá­fi­co que fun­cio­na­ría entre Sala­quí y Cacari­ca, en Chocó.

Habría con­ni­ven­cia entre arma­dos lega­les e ile­ga­les en Ura­bá y Bajo Atrato

En el recuen­to his­tó­ri­co sobre lo que ocu­rre en el terri­to­rio, la Comi­sión de Jus­ti­cia y Paz recuer­da que en 2014
se ins­ta­ló una base de las Fuer­zas Mili­ta­res de Colom­bia y Pana­má, que
no fue con­sul­ta­da con las comu­ni­da­des, «mien­tras como lo refle­ja hoy, se
iban con­so­li­dan­do ope­ra­cio­nes aéreas para el trá­fi­co de droga».

Por su par­te, la Comi­sión expli­ca que las ope­ra­cio­nes paramilitares
por par­te de las auto­de­no­mi­na­das AGC se inten­si­fi­ca­ron en 2016,
«logran­do un con­trol social terri­to­rial casi total que se extien­de hacia
el nor­te, hacia Unguía y Acan­dí, y hacía el occi­den­te con Pana­má, donde
ejer­cen con­trol des­de hace más de 10 años».

Ade­más de hacer pre­sen­cia de for­ma con­tun­den­te en el terri­to­rio, la
Orga­ni­za­ción mani­fies­ta que la vin­cu­la­ción de sec­to­res mili­ta­res con la
cade­na del nar­co­trá­fi­co en el Ura­bá antio­que­ño y el bajo Atra­to ha sido
denun­cia­do hace más de sie­te años dado el trán­si­to de elementos
nece­sa­rios para la cade­na de pro­duc­ción de las dro­gas, «inclu­so el paso
de camio­nes de cocaí­na» por rete­nes mili­ta­res o policiales.

Igual­men­te, por el trán­si­to que hacen tan­to insu­mos como producto
final «has­ta las ribe­ras del Atra­to, don­de cru­zan, todo ello en medio de
la coin­ci­den­te omi­sión de uni­da­des del bata­llón flu­vial». Por último,
la Comi­sión seña­la que algu­nos car­ga­men­tos de cocaí­na son alma­ce­na­dos en
pre­dios des­po­ja­dos de comu­ni­da­des afro e indí­ge­nas que habi­tan en los
terri­to­rios de Pede­gui­ta Man­ci­lla, Cur­ba­ra­dó y Jigua­mian­dó mientras
hacen su trán­si­to al otro lado del Atra­to, hacía el occidente.

El efec­to sobre la pobla­ción de la ope­ra­ción de los ile­ga­les no se limi­ta al des­po­jo, la Orga­ni­za­ción Defen­so­ra de DD.HH. con­clu­ye dicien­do que el silen­cio de líde­res y lide­re­sas de las comu­ni­da­des «es casi total debi­do al con­trol arma­do y la frag­men­ta­ción que ha ido logran­do la cri­mi­na­li­dad para sus pro­pó­si­tos estra­té­gi­cos eco­nó­mi­cos lega­les e ilegales».

* Fuen­te: Con­ta­gio Radio

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