Chi­na. Un alto por­cen­ta­je de estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios de «pri­me­ra gene­ra­ción» pro­vie­nen de zonas rurales

Por Xing Wen |Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 mayo 2020 

foto: Tres de las cofun­da­do­ras de la orga­ni­za­ción sin fines de lucro Chi­na Youth of Tomo­rrow socia­li­zan con ami­gos en un even­to en Shanghai el año pasa­do. [Foto pro­por­cio­na­da al Chi­na Daily] 

Entre 2011 y 2018, 70% de los estu­dian­tes de pri­mer año de la uni­ver­si­dad son los pri­me­ros de la fami­lia en acce­der a edu­ca­ción supe­rior
69,7% de ellos vie­nen de áreas rura­les. Datos dan señal de avan­ce edu­ca­ti­vo chino y com­ba­te a las des­igual­da­des, pero alum­nos toda­vía enfren­tan desafíos.

Es
una de las métri­cas, una señal de pro­gre­so en una eco­no­mía y sociedad
mejo­ra­das: los niños tie­nen la opor­tu­ni­dad de ir a la uni­ver­si­dad, una
opor­tu­ni­dad que sus padres no tenían. «Estu­dian­tes
uni­ver­si­ta­rios de pri­me­ra gene­ra­ción» se refie­re a niños de una familia
que van a la uni­ver­si­dad y nin­guno de los padres podría bene­fi­ciar­se de
la edu­ca­ción superior.

Según
la Encues­ta de estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios chi­nos publi­ca­da el año
pasa­do por el Ins­ti­tu­to de Edu­ca­ción de la Uni­ver­si­dad de Tsinghua, de
2011 a 2018, más del 70 por cien­to de todos los estu­dian­tes de primer
año en Chi­na cada año eran de fami­lias sin ante­ce­den­tes de asis­ten­cia a
la universidad.

Entre
esta pobla­ción estu­dian­til, más del 69.74 por cien­to pro­ve­nía de áreas
rura­les, el 70 por cien­to tie­ne her­ma­nos y muchos de sus padres ni
siquie­ra reci­bie­ron edu­ca­ción secundaria.

Para
que los niños asis­tan a la uni­ver­si­dad, cuan­do sus padres no tuvieron
la opor­tu­ni­dad, es un momen­to para apre­ciar y sen­tir­se orgu­llo­sos, pero
hay desafíos.

Este gru­po de estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios de pri­me­ra gene­ra­ción son común­men­te de entor­nos eco­nó­mi­ca­men­te des­fa­vo­re­ci­dos. Solo
el 45 por cien­to de ellos estu­dia­ron en escue­las secun­da­rias cla­ve a
nivel muni­ci­pal o supe­rior, y casi el 63 por cien­to eli­gió estudiar
cien­cias por­que pen­sa­ban que las pers­pec­ti­vas labo­ra­les eran mejores.

Por
el con­tra­rio, menos del 6 por cien­to eli­gió espe­cia­li­zar­se en un campo
rela­cio­na­do con las artes, que gene­ral­men­te requie­re un mayor nivel de
capi­tal cul­tu­ral y múscu­lo finan­cie­ro, espe­cial­men­te de la fami­lia del
estudiante.

La
encues­ta tam­bién encon­tró que este gru­po de estu­dian­tes no es tan
pro­ba­ble que expre­se acti­va­men­te su pun­to de vis­ta, bus­que el apo­yo de
maes­tros o com­pa­ñe­ros o se invo­lu­cre en even­tos socia­les fue­ra de las
aulas.

Estos
estu­dian­tes a menu­do tie­nen que tra­ba­jar a tiem­po par­cial para
ayu­dar­los a pagar y, cuan­do dejan la uni­ver­si­dad, quie­ren tra­ba­jar y
obte­ner un ingre­so inme­dia­to para ayu­dar a sus fami­lias en lugar de
bus­car más educación.

Xia
Ye, de 31 años, cofun­da­dor de Chi­na Youth of Tomo­rrow, una empresa
social sin fines de lucro que tie­ne como obje­ti­vo ayu­dar a estudiantes
ambi­cio­sos de fami­lias de bajos ingre­sos, ha esta­do pen­san­do en cómo
mejo­rar la igual­dad edu­ca­ti­va en la sociedad.

«Mi
padre, una vez que fue estu­dian­te uni­ver­si­ta­rio de pri­me­ra generación,
me dijo lo difí­cil que era para él, hijo de dos gran­je­ros, ingre­sar a
una uni­ver­si­dad y nave­gar a tra­vés de situa­cio­nes aca­dé­mi­cas y sociales
des­co­no­ci­das», dice Xia.

Naci­da
en una fami­lia aco­mo­da­da en Shenzhen, pro­vin­cia de Guang­dong, Xia
admi­te que ella mis­ma es bene­fi­cia­ria del capi­tal cul­tu­ral y social que
poseen sus padres y tam­bién obser­va­do­ra de la estra­ti­fi­ca­ción educativa,
por ejem­plo, es rela­ti­va­men­te más fácil para los estu­dian­tes de bien. a
las fami­lias de tareas para pos­tu­lar­se para las uni­ver­si­da­des de mayor
ran­go en el extran­je­ro, pero esta ambi­ción gene­ral­men­te está fue­ra del
alcan­ce de sus pares de fami­lias modes­tas o afec­ta­das por la pobreza.

Con
un apo­yo fami­liar y social ade­cua­do, los estu­dian­tes más ricos
par­ti­ci­pan en com­pe­ti­cio­nes inter­na­cio­na­les, rea­li­zan pasan­tías en
empre­sas líde­res y hacen otras cosas para empa­que­tar sus currí­cu­lums de
una mane­ra que atrai­ga a uni­ver­si­da­des de cla­se mundial.

«En
este pun­to, creo que es una prio­ri­dad dar a los estu­dian­tes una gama
más amplia de infor­ma­ción útil que los ayu­de a obte­ner acce­so a
prác­ti­cas valio­sas y otras acti­vi­da­des socia­les», dice Xia.

Por
lo tan­to, la orga­ni­za­ción sin fines de lucro, Chi­na Youth of Tomorrow,
ha invi­ta­do a edu­ca­do­res expe­ri­men­ta­dos y geren­tes de alto nivel a
ampliar la fuen­te de infor­ma­ción útil de este gru­po para equi­par­los con
logros más lla­ma­ti­vos que con­duz­can a su desa­rro­llo futuro.

Xia
solía estu­diar dere­cho en la Uni­ver­si­dad de Cien­cias Polí­ti­cas y
Dere­cho de Chi­na Orien­tal, don­de su cali­fi­ca­ción esta­ba por deba­jo del
pro­me­dio de sus com­pa­ñe­ros de cuar­to universitarios.

Curio­sa­men­te,
Xia es la que más tar­de ingre­só suce­si­va­men­te a la Uni­ver­si­dad de
Bos­ton, actuó como fun­cio­na­rio del gobierno local en Bos­ton, trabajó
para un impor­tan­te bufe­te de abo­ga­dos en Chi­na y diri­gió un negocio
lucra­ti­vo en Shanghai, mien­tras que la mayo­ría de sus pares opta­ron por
tomar Un tra­ba­jo esta­ble con meno­res ingre­sos des­pués de la graduación.

«Eso se debe a que sus fami­lias no pudie­ron per­mi­tir­se el lujo de estu­diar en el extran­je­ro», expli­ca Xia.

Para
cerrar la bre­cha, Xia dice que la tuto­ría ade­cua­da es nece­sa­ria para
estos estu­dian­tes, ayu­dán­do­les a des­cu­brir qué tipo de tra­ba­jo desean
sin­ce­ra­men­te empren­der y tra­zar el camino pro­fe­sio­nal correspondiente
para ellos. De esta mane­ra, tal vez estos estu­dian­tes no tomen deci­sio­nes pro­fe­sio­na­les de las que algún día se arrepentirán.

Al
tra­ba­jar en los pro­yec­tos de cari­dad de la orga­ni­za­ción sin fines de
lucro, Xia notó, sor­pren­den­te­men­te, que algu­nos estu­dian­tes que
soli­ci­ta­ron los pro­yec­tos rara vez asis­tían a deba­tes y otras
acti­vi­da­des rea­li­za­das por la organización.

«Al
prin­ci­pio, esta­ba un poco eno­ja­do, pre­gun­tán­do­me por qué desperdiciaron
las opor­tu­ni­da­des con las que podrían mejo­rar», recuer­da Xia.

Des­pués
de una con­ver­sa­ción sin­ce­ra, des­cu­brió que era por­que tenían una baja
auto­es­ti­ma y una fal­ta de con­fian­za, como nun­ca nadie les había dicho
antes que eran talen­to­sos, úti­les o intere­san­tes. Sostenían
la idea de que no mere­cían la aten­ción de tan­tos volun­ta­rios en la
orga­ni­za­ción sin fines de lucro, ni las ins­truc­cio­nes para los pacientes
de los men­to­res, que a menu­do son figu­ras bien establecidas.

«He apren­di­do mucho de la expe­rien­cia», dice Xia.

«Me di cuen­ta de que los ini­cia­do­res de pro­yec­tos debe­rían ser acce­si­bles y estar mejor conec­ta­dos con esos jóve­nes estu­dian­tes, alen­tán­do­los a abrir­se al mun­do exterior».

fuen­te: Chi­na Daily 

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