Chi­na. Pro­ce­sos de trans­for­ma­ción en el cam­po: de la refor­ma agra­ria al presente

Por Ana Sal­danha*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 25 de mayo de 2020

El 1 de octu­bre de 1949, nació la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na. Con ella tam­bién nació una pro­pues­ta para un nue­vo mode­lo de orga­ni­za­ción en el cam­po chino. El 28 de junio de 1950, el gobierno de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na recién naci­da ins­ti­tu­yó una nue­va ley agra­ria, cuyo obje­ti­vo era redis­tri­buir la tie­rra entre los peque­ños y media­nos campesinos.

Fue siguien­do este pro­ce­so que, en 1953, un movi­mien­to de colec­ti­vi­za­ción de tie­rras pre­ten­día agru­par a los cam­pe­si­nos en coope­ra­ti­vas. Este pro­ce­so se pro­fun­di­za­ría, en una pri­me­ra eta­pa, en 1955; y, en un segun­do momen­to, en 1958, cuan­do se crea­ron las comu­nas populares.

Des­pués del perío­do de la Revo­lu­ción Cul­tu­ral (1966−1976), se refor­mu­la la con­ce­sión de coope­ra­ti­vas, dan­do gra­dual­men­te un espa­cio cre­cien­te a las pro­duc­cio­nes fami­lia­res y los mer­ca­dos libres rura­les, es decir, des­de 1978, cuan­do se apro­ba­ron nue­vas direc­tri­ces polí­ti­cas el día 11. Con­gre­so del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino (PCCh).

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De las refor­mas agra­rias a la refor­ma agra­ria china

La moder­ni­za­ción de la socie­dad que ope­ra des­de el siglo XVIII es con­co­mi­tan­te con las revo­lu­cio­nes agra­rias que con­du­ci­rían a pro­fun­das trans­for­ma­cio­nes en la orga­ni­za­ción de la socie­dad moder­na. La Revo­lu­ción Fran­ce­sa, por ejem­plo, estu­vo acom­pa­ña­da por un impor­tan­te com­po­nen­te agra­rio y campesino.

En el pro­ce­so de lucha de cla­ses que lue­go tuvo lugar, los bie­nes del cle­ro y la noble­za aho­ra se nacio­na­li­za­ron, aho­ra se ven­die­ron, en un pro­ce­so que per­mi­tió una redis­tri­bu­ción de la pro­pie­dad para ope­rar a favor de algu­nos seg­men­tos campesinos.

Los cam­bios que, des­de el siglo XVIII, se han lle­va­do a cabo en las zonas rura­les, como resul­ta­do de la indus­tria­li­za­ción de la agri­cul­tu­ra y la con­si­guien­te trans­for­ma­ción de la cla­se social cam­pe­si­na y el cre­ci­mien­to del pro­le­ta­ria­do urbano y rural, han esta­do mar­ca­dos, duran­te los siglos XIX y XX, por luchas inten­sas ya veces vio­len­tas por la tierra.

Sin embar­go, fue solo en 1910, duran­te la revo­lu­ción mexi­ca­na, que el con­cep­to moderno de refor­ma agra­ria toma­ría forma.

La refor­ma agra­ria sur­gió lue­go como una deman­da de los cam­pe­si­nos pobres y /​o sin tie­rra, que exi­gie­ron un cam­bio en la pro­pie­dad de la tie­rra, con miras a una trans­for­ma­ción en los patro­nes de pro­duc­ción y dis­tri­bu­ción de la rique­za. El eslo­gan Terra e Liber­da­de comen­zó a sin­te­ti­zar las aspi­ra­cio­nes de los cam­pe­si­nos mexi­ca­nos pobres.

Des­de enton­ces, y duran­te todo el siglo XX, varias refor­mas agra­rias verían la luz del día: en la Unión Sovié­ti­ca, en la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na, en Euro­pa (cen­tro, este y sur), en India, en las anti­guas colo­nias de la anti­gua Indo­chi­na fran­ce­sa , en Amé­ri­ca Lati­na o en Áfri­ca recien­te­men­te descolonizada.

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Chi­na pre­rre­vo­lu­cio­na­ria y las pre­ca­rias con­di­cio­nes de los campesinos

En vís­pe­ras de la Revo­lu­ción, Chi­na tenía una pobla­ción de más de 500 millo­nes de per­so­nas, la mayo­ría de las cua­les se encon­tra­ban en la par­te orien­tal del país, al este y al sur de una dia­go­nal que conec­ta el nor­te de Man­chu­ria con la fron­te­ra con Bir­ma­nia. La agri­cul­tu­ra, enton­ces, era inten­si­va y arcai­ca, con una fuer­te pre­sen­cia de arro­za­les, excep­to en el cli­ma seco de la región nor­te. El ham­bre era, enton­ces, una cons­tan­te en la vida de los campesinos.

La arcai­ci­dad que domi­na­ba la agri­cul­tu­ra chi­na en la socie­dad pre­rre­vo­lu­cio­na­ria pro­ve­nía de una con­cen­tra­ción de pro­pie­dad rural en manos de una mino­ría. Esto creó una situa­ción de des­igual­dad entre la mino­ría pro­pie­ta­ria y la mayo­ría cam­pe­si­na, que lue­go fue obje­to de explo­ta­ción exce­si­va. De hecho, sería esta situa­ción la que lucha­ría y denun­cia­ría el Par­ti­do Comu­nis­ta Chino (PCCh), fun­da­do en 1921.

De esta mane­ra, debi­do a las cir­cuns­tan­cias his­tó­ri­cas y la pre­ca­rie­dad masi­va que reinó en los cam­pos chi­nos, el PCCh se con­vir­tió, des­pués de 1927, en una orga­ni­za­ción cam­pe­si­na. Su base gue­rri­lle­ra sería esen­cial­men­te de ori­gen cam­pe­sino, y sería pre­ci­sa­men­te esta base la que le per­mi­ti­ría ganar la gue­rra civil.

En agos­to de 1927, bajo la direc­ción de Qu Qiu­bai, Zhou Enlai, Zhu De y He Long, tie­ne lugar el levan­ta­mien­to de Nan­chang y, en sep­tiem­bre del mis­mo año, el levan­ta­mien­to de la cose­cha de oto­ño, en la región de las mon­ta­ñas Ching­gang. De esta mane­ra, nació el pri­mer Ejér­ci­to Rojo de Tra­ba­ja­do­res y Campesinos.

Des­de enton­ces, los comu­nis­tas chi­nos han for­ta­le­ci­do su posi­ción entre las masas rura­les, espe­cial­men­te a tra­vés de una cui­da­do­sa polí­ti­ca agra­ria, en un momen­to en que la lucha por la tie­rra se con­vier­te en un ele­men­to esen­cial de la lucha política.

En el con­tex­to de la gue­rra que se esta­ba libran­do, la refor­ma agra­ria se lan­zó inme­dia­ta­men­te en las áreas libe­ra­das. Es por esta razón que, inclu­so antes de la vic­to­ria defi­ni­ti­va del Ejér­ci­to Popu­lar de Libe­ra­ción (EPL), el PCC lan­zó, aún en 1947, un pro­yec­to de ley de refor­ma agra­ria, con 16 artícu­los, que se apli­ca a las regio­nes para ello. empre­sas con­tro­la­das, for­ma­ba par­te de un pro­yec­to avan­za­do de movi­li­za­ción masi­va de campesinos.

A tra­vés del artícu­lo 1 de la ley, «se abo­lió el sis­te­ma agra­rio de explo­ta­ción feu­dal y semi­feu­dal. El sis­te­ma agra­rio de la tie­rra se esta­ble­ce para quie­nes la tra­ba­jan». A su vez, por medio del Artícu­lo 2, «se abo­lie­ron todos los dere­chos de pro­pie­dad de la tie­rra de los propietarios».

El naci­mien­to de la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na y la refor­ma agraria.

El 1 de octu­bre de 1949, se pro­cla­ma la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na. Menos de un año des­pués, el 28 de junio de 1950, se pro­mul­ga la ley de refor­ma agra­ria. De esta mane­ra, ter­mi­na un ciclo de gue­rras civi­les y ocu­pa­ción extran­je­ra, abrien­do nue­vas pers­pec­ti­vas que habían sido anun­cia­das por el movi­mien­to del 4 de mayo de 1919: el reco­no­ci­mien­to del papel de la juven­tud, la eman­ci­pa­ción de la mujer, la apro­pia­ción y difu­sión de La cien­cia moder­na y el uso del len­gua­je popu­lar en la literatura.

La moder­ni­za­ción tam­bién trae­rá un nue­vo modo de pro­duc­ción, la elec­ción de un nue­vo mode­lo de desa­rro­llo eco­nó­mi­co y nue­vas rela­cio­nes con el mundo.

La refor­ma agra­ria tenía como obje­ti­vo con­fis­car la tie­rra de los gran­des terra­te­nien­tes y dis­tri­buir­la entre los cam­pe­si­nos sin tie­rra o los peque­ños cam­pe­si­nos. Se pre­ten­día, por lo tan­to, ter­mi­nar con el sis­te­ma de pro­pie­dad gran­de y reem­pla­zar­lo con un sis­te­ma de pro­pie­dad campesina.

Has­ta 1952, se dis­tri­bu­ye­ron 47 millo­nes de hec­tá­reas a 300 millo­nes de cam­pe­si­nos, es decir, apro­xi­ma­da­men­te el 50% de la tie­rra cul­ti­va­da se redis­tri­bu­yó; A los cam­pe­si­nos más ricos se les die­ron las par­ce­las en las que podían, a tra­vés de sus pro­pios esfuer­zos, tra­ba­jar, mien­tras que a los terra­te­nien­tes solo les que­da­ba la tie­rra nece­sa­ria para tra­ba­jar por su cuenta.

A pesar de esto, pre­do­mi­nó la frag­men­ta­ción agrí­co­la, que, mien­tras man­te­nía una baja pro­duc­ti­vi­dad, gra­dual­men­te hizo que las vie­jas for­mas de explo­ta­ción se impu­sie­ran nuevamente.

Es por esta razón que, en febre­ro de 1953, se alien­ta a los cam­pe­si­nos a orga­ni­zar­se en equi­pos de asis­ten­cia mutua, que debe­rían reu­nir a 4 o 5 fami­lias. El cam­pe­sino, sin embar­go, con­ti­nuó sien­do due­ño de la tie­rra y los ins­tru­men­tos de pro­duc­ción. Aún en diciem­bre de ese año, el Comi­té Cen­tral del PCC pro­cla­mó el desa­rro­llo de coope­ra­ti­vas de pro­duc­ción, con un carác­ter semi-socialista.

Estas coope­ra­ti­vas tenían como obje­ti­vo la uni­fi­ca­ción de par­ce­las, con el fin de bene­fi­ciar­se del uso de los medios de pro­duc­ción; a pesar de esto, la tie­rra con­ti­nuó per­te­ne­cien­do «a cada fami­lia, así como a los ani­ma­les, equi­pos y herra­mien­tas» (Pomar, 2015), a pesar de que su uso se hizo común.

El 25 de julio de 1955, el pre­si­den­te Mao Zedong decla­ró que, en 1958, la mitad de los cam­pe­si­nos debe­rían orga­ni­zar­se en coope­ra­ti­vas. Por lo tan­to, en octu­bre de 1955, una reso­lu­ción del Comi­té Cen­tral del PCCh abo­ga, según Tro­lliet , que «cuan­do las con­di­cio­nes estén lis­tas, se esta­ble­ce­rán coope­ra­ti­vas de tipo avan­za­do, total­men­te socia­lis­tas, de mane­ra experimental».

Esta for­ma de coope­ra­ti­vis­mo se gene­ra­li­zó a fines de 1956 y prin­ci­pios de 1957, y se creó un tipo de coope­ra­ti­va en la que la pro­pie­dad pri­va­da de la tie­rra y los medios de pro­duc­ción se reem­pla­zan por com­ple­to por la pro­pie­dad colec­ti­va. Este tipo de coope­ra­ti­va se esta­ble­ció en el pano­ra­ma rural chino, y en 1957, «cada una de las 740 mil coope­ra­ti­vas de un tipo supe­rior tenía 168 fami­lias, con un área pro­me­dio de 140 ha», como seña­ló Wla­di­mir Pomar .

El 5 de mayo de 1958, Liu Chao-Tsi anun­ció la línea polí­ti­ca que mar­ca­ría las opcio­nes eco­nó­mi­cas del PCCh. A par­tir de enton­ces, se da prio­ri­dad a la indus­tria pesa­da, en detri­men­to de la indus­tria lige­ra, y a la indus­tria, en detri­men­to de la agri­cul­tu­ra, y comien­za el gran sal­to ade­lan­te. En este con­tex­to, sur­ge la idea de com­bi­nar la indus­tria, el comer­cio, la agri­cul­tu­ra y las escue­las en un solo cuer­po y, en agos­to de ese mis­mo año, el Comi­té Cen­tral del PCCh adop­ta una reso­lu­ción a favor de crear, en todo el terri­to­rio chino, el comu­nas rurales.

Del gran sal­to hacia la Revo­lu­ción Cultural

En agos­to de 1958, el Comi­té Cen­tral del PCCh adop­tó una reso­lu­ción a favor de la crea­ción de comu­nas rura­les en toda China.

Como resul­ta­do de la fusión de varias coope­ra­ti­vas rura­les, cada comu­na tenía apro­xi­ma­da­men­te 5,000 fami­lias, 4,000 hec­tá­reas de tie­rra cul­ti­va­da y 9,000 cam­pe­si­nos, en un pro­ce­so de orga­ni­za­ción del tra­ba­jo agrí­co­la en el que cada tra­ba­ja­dor reci­bió su par­te, según su tra­ba­jo. Según Tro­lliet (1962), el 80% de la pobla­ción rural comía, a fines de 1958, en come­do­res popu­la­res, el resul­ta­do de la orga­ni­za­ción del tra­ba­jo y la vida en las comunas.

Sin embar­go, a pesar de la bue­na recu­pe­ra­ción que tuvo lugar en 1958, los pró­xi­mos cua­tro años (1959−1962) serían años de terri­bles tras­tor­nos, en un momen­to en que la agri­cul­tu­ra tam­bién sufri­ría con­di­cio­nes cli­má­ti­cas adversas.

De hecho, entre 1959 y 1962, varias regio­nes del país se ven afec­ta­das por ham­bru­nas y desas­tres natu­ra­les, cau­san­do un alto núme­ro de muer­tes (los núme­ros difie­ren según las fuen­tes) y una ten­sión cre­cien­te entre los cam­pe­si­nos y el gobierno chino, en una expan­sión social de con­flic­tos que el empeo­ra­mien­to del con­flic­to sino-sovié­ti­co, que había comen­za­do en 1958, solo se acentuaría.

A pesar de esto, las comu­nas, aun­que expe­ri­men­ta­ron algu­nos cam­bios, con­ti­nua­rían: según Dumont, en 1964, había 70,000 comu­nas, un núme­ro mucho más alto que las 26,500 comu­nas exis­ten­tes en 1958.

Des­pués del perío­do de la Revo­lu­ción Cul­tu­ral (1966−1976), se refor­mu­la la con­ce­sión de coope­ra­ti­vas, de modo que, gra­dual­men­te, se otor­ga un espa­cio cre­cien­te a las pro­duc­cio­nes fami­lia­res y a los mer­ca­dos libres rurales.

La aper­tu­ra chi­na y el fin de las comunas

Des­pués de la muer­te de Mao Zedong en 1976 y el lan­za­mien­to de nue­vas orien­ta­cio­nes polí­ti­cas en 1978, como resul­ta­do del 11º Con­gre­so del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino (PCCh), Deng Xiao­ping lan­zó refor­mas que con­du­je­ron a la aper­tu­ra gra­dual del país al país. fue­ra de.

Ese vas­to movi­mien­to de refor­ma impli­có, en el espa­cio rural, un cam­bio en el sis­te­ma agra­rio. Se per­mi­te nue­va­men­te el dere­cho pri­va­do a explo­tar colec­ti­va­men­te la tie­rra y el dere­cho pri­va­do a dis­fru­tar de sus ingre­sos, lo que se cono­ce como el con­tra­to de pro­duc­ción fija­do a nivel nacional.

El Artícu­lo 10 de la Cons­ti­tu­ción de 1982, por otro lado, reco­no­ce­ría dos for­mas de pro­pie­dad de la tie­rra: la pro­pie­dad esta­tal, en las ciu­da­des, y la pro­pie­dad comu­ni­ta­ria, en el campo:

En las ciu­da­des, la tie­rra es pro­pie­dad del Esta­do (…) En el cam­po y en los subur­bios urba­nos, la tie­rra es pro­pie­dad colec­ti­va, con la excep­ción de la tie­rra que, por ley, es pro­pie­dad del Esta­do; asi­mis­mo, los terre­nos, cul­ti­va­bles o mon­ta­ño­sos, reser­va­dos para uso per­so­nal, son pro­pie­dad colec­ti­va. […] Según el inte­rés públi­co, el Esta­do pue­de, de con­for­mi­dad con las dis­po­si­cio­nes de la ley, soli­ci­tar tie­rras. […] Nin­gu­na orga­ni­za­ción o indi­vi­duo pue­de apro­piar­se de la tie­rra, ven­der­la, com­prar­la, alqui­lar­la o dár­se­la a nadie, de nin­gu­na manera. 

Siguien­do lo que ya se esta­ble­ció en el men­cio­na­do artícu­lo 10 de la Cons­ti­tu­ción de 1982, una ley apro­ba­da en 1986 – ley de ges­tión de tie­rras – aho­ra con­tie­ne una cláu­su­la que esta­ble­ce que «la tie­rra pue­de trans­fe­rir­se a otros a tra­vés de una compensación» .

Como resul­ta­do del uso, a veces abu­si­vo, de esa dis­po­si­ción legis­la­ti­va, a par­tir de enton­ces, se han rea­li­za­do soli­ci­tu­des, en un momen­to con­co­mi­tan­te con un cre­ci­mien­to indus­trial expo­nen­cial y la con­si­guien­te explo­sión de la pobla­ción urbana.

Esta polí­ti­ca de cre­ci­mien­to de Chi­na (que se basó prin­ci­pal­men­te en las expor­ta­cio­nes) resul­tó en una ola de migra­ción de tra­ba­ja­do­res de áreas rura­les a ciu­da­des, prin­ci­pal­men­te de fami­lias rura­les con peque­ñas par­ce­las de tierra.

A pesar de las revi­sio­nes que sufrió en 1988 y 1998 (este últi­mo, indi­can­do que los con­tra­tos cele­bra­dos entre la comu­ni­dad y los hoga­res debe­rían tener un perío­do de vali­dez de trein­ta años), será la ley sobre el mane­jo de la tie­rra la que sub­ya­ce a la ola. soli­ci­tu­des de tie­rras que, des­de 1986, varios gobier­nos loca­les han lle­va­do a cabo.

Sin embar­go, la requi­sa /​colec­ti­vi­za­ción de la tie­rra debe ser el foco de aten­ción par­ti­cu­lar, ya que el repen­tino cre­ci­mien­to de las áreas urba­nas en terri­to­rio chino, en las últi­mas dos déca­das, no debe ser una fuen­te de favo­re­ci­mien­to para los pro­mo­to­res inmo­bi­lia­rios, ban­cos y Los gobier­nos loca­les con pre­su­pues­tos limi­ta­dos deben estar al ser­vi­cio de una polí­ti­ca urba­na efec­ti­va y de requi­si­ción que pue­da res­pon­der a las nece­si­da­des socia­les, no solo en las zonas urba­nas, sino tam­bién en las zonas rurales.

Soli­ci­tud de tie­rras ver­sus sobe­ra­nía alimentaria

Se esti­ma que, dado que las soli­ci­tu­des de tie­rras se ace­le­ra­ron a fines de la déca­da de 1980, entre 40 y 50 millo­nes de cam­pe­si­nos han per­di­do sus tie­rras. En 2003, una nue­va ley tam­bién modi­fi­có la legis­la­ción sobre tie­rras cul­ti­va­bles colec­ti­vas, exclu­yen­do a una nue­va gene­ra­ción de la redis­tri­bu­ción de tie­rras, como seña­ló Herre­ra .

Hoy, se esti­ma que apro­xi­ma­da­men­te 200 millo­nes de tra­ba­ja­do­res cam­pe­si­nos migran­tes viven en gran­des cen­tros urba­nos chinos.

A pesar de que la tie­rra ha sido, des­de la aper­tu­ra chi­na ini­cia­da por Deng Xiao­ping, una de las prin­ci­pa­les palan­cas del pro­ce­so de urba­ni­za­ción chino, el actual sis­te­ma de soli­ci­tud de tie­rras debe ser dete­ni­do. Este freno debe­ría ser­vir, no solo como un medio para dete­ner los bro­tes de corrup­ción, sino tam­bién para evi­tar que los cam­pe­si­nos que pre­via­men­te habían logra­do una mejor cali­dad de vida, duran­te la refor­ma agra­ria lle­va­da a cabo en los pri­me­ros años de la RPC, dis­fru­ta­ran de las ven­ta­jas que ese mode­lo les tra­jo y que aún per­ma­ne­cen vivos en la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na hoy.

Por otro lado, la sobe­ra­nía ali­men­ta­ria requie­re un mode­lo de pro­duc­ción agrí­co­la que pro­te­ja a los cam­pe­si­nos y que nie­gue las impo­si­cio­nes, res­tric­cio­nes y pre­sio­nes del capitalismo.

Aún así, es impor­tan­te men­cio­nar y valo­rar, como seña­la Remy Herre­ra (2019), el hecho de que Chi­na pue­de ali­men­tar al 19% de la pobla­ción mun­dial, con solo el 8% de las tie­rras en todo el mun­do. La esca­la de la pro­duc­ción agrí­co­la chi­na pue­de, de hecho, pare­cer para­dó­ji­ca, agre­ga el mis­mo autor, ya que solo se pue­de cul­ti­var el 13% del área total del país. Sin embar­go, esto se debe al hecho de que el 45% de la fuer­za labo­ral chi­na se dedi­ca a la agri­cul­tu­ra y, sobre todo, al hecho de que la tie­rra sigue sien­do pro­pie­dad pública.

Por lo tan­to, inclu­so hoy, la pro­pie­dad colec­ti­va de las comu­ni­da­des del pue­blo se dis­tri­bu­ye entre las fami­lias cam­pe­si­nas, que la uti­li­zan prin­ci­pal­men­te para la pro­duc­ción de bie­nes agrí­co­las, con el obje­ti­vo de man­te­ner la auto­su­fi­cien­cia ali­men­ta­ria. En resu­men, las prác­ti­cas socia­lis­tas aún viven y per­sis­ten, cuya heren­cia se remon­ta a las refor­mas lle­va­das a cabo cuan­do se esta­ble­ció la Chi­na Popular.

* Ana Sal­danha es pro­fe­so­ra adjun­ta invi­ta­da en el Ins­ti­tu­to Poli­téc­ni­co de Macao (RAE de Macao /​Chi­na).

Edi­ción: Cami­la Maciel

*Bra­sil de Fato

Itu­rria /​Fuen­te

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