Bra­sil. Unas 580 mil per­so­nas luchan por el dere­cho a la tie­rra y al agua en Bra­sil, seña­la CPT

Por Vanes­sa Gon­za­ga*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 25 de mayo de 2020

Fun­da­do en la base de los engenhos, que acen­tua­ron la con­cen­tra­ción de la tie­rra y fue­ron res­pon­sa­bles de la escla­vi­tud de los pue­blos del con­ti­nen­te afri­cano y de la expul­sión de los pue­blos indí­ge­nas de sus tie­rras, el esta­do de Per­nam­bu­co sigue sien­do esce­na­rio de con­flic­tos en las zonas rura­les de hoy.

Según Con­fli­tos no Cam­po Bra­sil 2019 , lan­za­do a fines de abril por la Comi­sión de Tie­rras Pas­to­ra­les (CPT), hoy el esta­do tie­ne 43.268 per­so­nas invo­lu­cra­das en 67 con­flic­tos que se extien­den des­de el muni­ci­pio de Lagoa Gran­de, en el inte­rior, has­ta Taman­da­ré , en la cos­ta del estado.

En Bra­sil, los núme­ros son alar­man­tes: en 2010, en la pri­me­ra edi­ción del estu­dio, 351,935 per­so­nas esta­ban en con­flic­to por la tie­rra. Hoy, ese núme­ro es de 578,968 per­so­nas dis­tri­bui­das en todo el terri­to­rio nacio­nal que luchan por el dere­cho a la tie­rra y al agua.

En la pre­sen­ta­ción del docu­men­to, el CPT desig­na a uno de los prin­ci­pa­les res­pon­sa­bles del aumen­to de la vio­len­cia y la reduc­ción de las polí­ti­cas, seña­lan­do que 2019 fue un «año de aumen­to de la vio­len­cia y el odio con­tra los pobres, los negros, las comu­ni­da­des y la pobla­ción rural». , lide­ra­do por figu­ras públi­cas, entre ellas, prin­ci­pal­men­te, el Pre­si­den­te de la República ”.

Gio­va­ni Leão ha tra­ba­ja­do en Per­nam­bu­co para CPT des­de 2005 y reafir­ma la posi­ción del docu­men­to “en opi­nión de este gobierno, el desa­rro­llo encuen­tra algu­nas barre­ras, una de las cua­les son las comu­ni­da­des rura­les. El pre­si­den­te [Jair Bol­so­na­ro] pri­vi­le­gia los agro­ne­go­cios y las gran­des empre­sas y hablar de él cri­mi­na­li­za a las comu­ni­da­des. Esta acti­tud favo­re­ce el aumen­to de la vio­len­cia por­que hace que los gran­des empre­sa­rios inten­ten tomar la tie­rra de estos agri­cul­to­res para imple­men­tar este desa­rro­llo ”, explica.

Jun­to con esta esca­la­da de vio­len­cia, el tras­fon­do de estos con­flic­tos es un esce­na­rio de ata­que a las polí­ti­cas de refor­ma agra­ria. Las ocu­pa­cio­nes, una de las for­mas de pre­sio­nar al poder públi­co para expro­piar tie­rras impro­duc­ti­vas, caye­ron de 143 ocu­pa­cio­nes en 2018 a 43 en 2019.

Geo­van­ni expli­ca que la caí­da en estos núme­ros tam­bién es un refle­jo de la inten­si­fi­ca­ción de los con­flic­tos en otras áreas “enten­de­mos que los núme­ros han dis­mi­nui­do por­que los con­flic­tos están ocu­rrien­do más en las áreas de ocu­pan­tes ile­ga­les, en comu­ni­da­des tra­di­cio­na­les, qui­lom­bo­las e indí­ge­nas. Esto no se tra­du­ce en nue­vas ocu­pa­cio­nes, por­que son fami­lias que han vivi­do en estos luga­res duran­te mucho tiem­po. Enton­ces, la lucha es per­ma­ne­cer en el terri­to­rio don­de ya viven, no es una nue­va ocupación ”.

Como resul­ta­do, los pue­blos tra­di­cio­na­les, indí­ge­nas, qui­lom­bo­las, oku­pas y sin tie­rra tie­nen dere­cho a denun­ciar la arbi­tra­rie­dad del Esta­do. Jun­to con esta dis­mi­nu­ción en el núme­ro de ocu­pa­cio­nes, que son una for­ma más direc­ta de reco­lec­ción, la sali­da para denun­ciar la vio­la­ción de los dere­chos en el cam­po fue­ron las mani­fes­ta­cio­nes, que mos­tra­ron un cre­ci­mien­to expre­si­vo, pasan­do de 538 en 2018 a 1301 en 2019. En total, 80 mani­fes­ta­cio­nes tuvie­ron lugar en Per­nam­bu­co. Las mani­fes­ta­cio­nes son una opción pen­sa­da por las orga­ni­za­cio­nes del cam­po para exi­gir la regu­la­ri­za­ción de la tie­rra, sin nece­sa­ria­men­te con­fron­tar direc­ta­men­te con la gran pro­pie­dad rural.

Nego­cio Hidroeléctrico

Hoy, el mode­lo agrí­co­la de las empre­sas que ope­ran en Bra­sil uti­li­za el 70% de toda la dis­po­ni­bi­li­dad de agua en Bra­sil sin pagar por el agua cru­da que con­su­men. Estos datos son esen­cia­les para com­pren­der el cre­ci­mien­to de la vio­len­cia en el cam­po moti­va­do por los con­flic­tos por el agua, ya que sin ella, es impo­si­ble pro­du­cir y bene­fi­ciar­se de las mate­rias pri­mas. 2019 fue un año de empeo­ra­mien­to de los con­flic­tos por el agua debi­do a dos deli­tos ambien­ta­les que tuvie­ron reper­cu­sio­nes inter­na­cio­na­les: la rup­tu­ra de la pre­sa de rela­ves tóxi­cos de la com­pa­ñía mine­ra Vale, en Bru­ma­dinho, en febre­ro y el derra­me de petró­leo en el mar, que impac­tó en gran par­te La cos­ta brasileña.

Los datos más anti­guos del CPT son de 2002, cuan­do se regis­tra­ron ocho con­flic­tos por el agua en Bra­sil. En 2018, el núme­ro es 276 y con los even­tos de 2019, sal­ta a 489, con 69,793 fami­lias afec­ta­das. Per­nam­bu­co es el quin­to esta­do del país con el mayor núme­ro de fami­lias invo­lu­cra­das en con­flic­tos por el agua, solo por detrás de Bahía, San­ta Cata­ri­na, Minas Gerais y Roraima.

En la cos­ta, los con­flic­tos con­tra las comu­ni­da­des pes­que­ras están rela­cio­na­dos con deli­tos ambien­ta­les como los derra­mes de petró­leo; En el inte­rior, la lucha por el agua con­tras­ta con la abun­dan­cia de perí­me­tros irri­ga­dos que se des­ti­nan a la pro­duc­ción para la expor­ta­ción y en el área fores­tal, don­de ope­ra Gio­van­ni, el cho­que se debe prin­ci­pal­men­te a la cría de gana­do en la región «el con­flic­to por la tie­rra Es uno de los prin­ci­pa­les moti­va­do­res del con­flic­to del agua. Las empre­sas que eli­mi­nan a las fami­lias de ese terri­to­rio les hacen per­der el acce­so a la pro­duc­ción, al qui­tar­les el acce­so al agua, que es lo que les per­mi­te plan­tar ali­men­tos, criar ani­ma­les y man­te­ner las acti­vi­da­des domés­ti­cas. Aquí, en la Zona da Mata, las empre­sas quie­ren que el agua se use solo para el gana­do y no para las fami­lias ”, explica.

Desa­fíos

Fren­te a un esce­na­rio difí­cil, el CPT seña­la que 2019 es un «hito his­tó­ri­co, ya que ana­li­za un año pecu­liar, for­ja­do en un tem­pe­ra­men­to dife­ren­te, de tena­ci­dad bru­tal» debi­do al aumen­to de con­flic­tos en un con­tex­to de ase­dio democrático.

Para las orga­ni­za­cio­nes en el cam­po, el Esta­do es uno de los mayo­res moti­va­do­res del con­flic­to, como seña­la el folle­to, cuan­do la fal­ta de ini­cia­ti­va se con­vier­te en una «omi­sión deli­be­ra­da, una omi­sión que toma medi­das y abre espa­cios para el aco­so sobre los asen­ta­mien­tos, con recon­cen­tra­ción de lotes, aca­pa­ra­mien­to de tie­rras, vio­len­cia, robo de made­ra, defo­res­ta­ción e incendios ”.

De esta mane­ra, la dis­mi­nu­ción en los núme­ros y una solu­ción al pro­ble­ma en el cam­po debe pasar por las ins­ti­tu­cio­nes, para que sean efec­ti­vas como polí­ti­cas públi­cas, garan­ti­zan­do los dere­chos de la comu­ni­dad, como seña­la Gio­va­ni «es hacer que el Esta­do tome la ini­cia­ti­va en esta lucha de comu­ni­da­des Estas plan­tas y com­pa­ñías le deben millo­nes al Gobierno Fede­ral, por impues­tos, por deman­das labo­ra­les … Si esto fue­ra acu­sa­do, sería posi­ble expro­piar las tie­rras en con­flic­to, con una sim­ple acción del gobierno, pero eso no suce­de. Nues­tra difi­cul­tad es lograr que los gobier­nos actúen en las áreas para resol­ver este con­flic­to, por­que inclu­so con el ase­so­ra­mien­to de las orga­ni­za­cio­nes, el Esta­do tie­ne un papel. Mien­tras tan­to, están reac­cio­nan­do a medi­da que logran toda esta violencia ”.

Fuen­te: BdF Pernambuco

Edi­ción: Cami­la Maciel y Mony­se Ravena

*Bra­sil de Fato

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