Bra­sil. Bol­so­na­ro: nue­vo dis­cur­so geno­ci­da y fal­ta de ayu­da eco­nó­mi­ca para el pueblo

Por Mari­na Macha­do Gou­vêa*, Resu­men Lati­noa­mé­ri­cano 25 de mayo de 2020

En su dis­cur­so del vier­nes pasa­do (22), des­pués de la publi­ca­ción del video de la reu­nión minis­te­rial uti­li­za­da por Sér­gio Moro para ata­car a Jair Bol­so­na­ro, el pre­si­den­te bra­si­le­ño nue­va­men­te defen­dió el fin del ais­la­mien­to social fren­te a una peque­ña mul­ti­tud de segui­do­res. Bra­sil es aho­ra el segun­do país con más casos de covid-19 en el mun­do y tie­ne la capa­ci­dad del sis­te­ma de salud en su máxi­ma capacidad.

La base mate­rial en la que se basa el pre­si­den­te para esta defen­sa es la mise­ria de la pobla­ción bra­si­le­ña, que, en su mayor par­te, no pue­de per­ma­ne­cer en ais­la­mien­to social. Sin embar­go, se olvi­da de decir que sería el papel del gobierno fede­ral garan­ti­zar pro­gra­mas de ingre­sos míni­mos que pro­te­jan a las per­so­nas. Y debi­do a la fal­ta de garan­tía de estos pro­gra­mas por par­te del gobierno, al prio­ri­zar las ganan­cias de la gran bur­gue­sía y el pago de la deu­da públi­ca, la pobla­ción bra­si­le­ña está obli­ga­da a expo­ner­se al virus para garan­ti­zar un pla­to de comi­da en la mesa.

Tam­bién des­cui­da decir que es la nega­ti­va del gobierno fede­ral a impo­ner una sola fila de camas y orga­ni­zar la pro­duc­ción para aumen­tar la capa­ci­dad del sis­te­ma de salud, lo que sig­ni­fi­ca que, entre los diag­nos­ti­ca­dos con Covid, la pobla­ción negra y pobre está en mayor pro­por­ción, sin siquie­ra tener acce­so al diag­nós­ti­co o inclu­so hos­pi­ta­li­za­ción en las peri­fe­rias y comu­ni­da­des del país.

El gobierno se nie­ga a recu­rrir a la emi­sión mone­ta­ria o la sus­pen­sión de la deu­da. Las líneas de espe­ra para reci­bir los bene­fi­cios ya pre­vis­tos, como Bol­sa Famí­lia o el Bene­fi­cio de Cuo­ta Con­ti­nua (BPC), no se pusie­ron a cero. No otor­gó sub­si­dios para la con­ver­sión pro­duc­ti­va de emer­gen­cia, lo que podría garan­ti­zar miles de tra­ba­jos real­men­te esen­cia­les, así como la pro­duc­ción de los insu­mos nece­sa­rios para enfren­tar a los codi­cio­sos. No puso todos sus esfuer­zos en la pro­duc­ción de EPP, sumi­nis­tros hos­pi­ta­la­rios y medi­ca­men­tos (pro­duc­ción que, por cier­to, gene­ra­ría empleos), ni invir­tió en expan­dir el núme­ro de camas en el país; inclu­so hay miles de camas fede­ra­les no utilizadas.

Bol­so­na­ro no creó una lis­ta uni­fi­ca­da, lo que per­mi­ti­ría a la pobla­ción en gene­ral acce­der al sis­te­ma de salud públi­co y pri­va­do. Ni siquie­ra la pri­me­ra par­te del exiguo ingre­so míni­mo de 600 reales, apro­ba­do hace casi dos meses por el Con­gre­so, se pagó a la pobla­ción que lo soli­ci­tó (8 millo­nes de per­so­nas que reci­bie­ron la ayu­da apro­ba­da aún no la han reci­bi­do). Y a una frac­ción sig­ni­fi­ca­ti­va de los soli­ci­tan­tes se les negó la asistencia.

Y aho­ra, des­pués de pro­fun­di­zar duran­te dos años los efec­tos de la cri­sis capi­ta­lis­ta en Bra­sil, sien­do uno de los defen­so­res de la Enmien­da Cons­ti­tu­cio­nal nº 95, que pro­po­ne el Lími­te de Gas­tos y des­tru­ye la garan­tía de ser­vi­cios bási­cos para la pobla­ción (solo la inver­sión en SUS cayó R $ 22.5 mil millo­nes des­de 2018) – Bol­so­na­ro dice que es él quien defien­de a la pobla­ción pobre, que tie­ne que salir a la calle a tra­ba­jar y no pue­de prac­ti­car el ais­la­mien­to social.

El capi­tán asu­me su ran­go (bajo y reti­ra­do), dicien­do que rom­pe el ais­la­mien­to social a dia­rio solo por­que está en la «pri­me­ra línea» de la bata­lla y que, jun­to con las per­so­nas que nece­si­tan tra­ba­jar para garan­ti­zar su pro­pio sus­ten­to, como un buen coman­dan­te tam­bién teme expo­ner­se, pero lo hace, por­que esta sería la acción correc­ta fren­te al ejér­ci­to de per­so­nas que no pue­den dejar de tra­ba­jar. Expan­de el con­cep­to de «acti­vi­da­des esen­cia­les» para cual­quier for­ma de tra­ba­jo, de cual­quier tipo, y decla­ra el ais­la­mien­to social como una acción egoís­ta de per­so­nas privilegiadas.

Bol­so­na­ro y el gobierno no ofre­cen al pue­blo nin­gu­na con­di­ción para prac­ti­car el ais­la­mien­to social. Pre­fie­ren que las per­so­nas mue­ran de ham­bre o de codi­cia, en lugar de dejar que las com­pa­ñías que aún com­po­nen su blo­que de apo­yo pier­dan una por­ción sig­ni­fi­ca­ti­va de sus ganancias.

Una apues­ta política

Más que eso, Bol­so­na­ro pre­fie­re usar a esta pobla­ción como car­ne de cañón en una apues­ta polí­ti­ca de todo o nada, en la que, en este momen­to, se man­tie­ne la frá­gil corre­la­ción que lo man­tie­ne en el gobierno.

El neo­fas­cis­mo de Jair Bol­so­na­ro no es cir­cuns­tan­cial. Fue una pie­za nece­sa­ria para legi­ti­mar el estre­cha­mien­to del blo­que de poder que ata­có la Cons­ti­tu­ción de 1988, hizo posi­ble ace­le­rar la adap­ta­ción de Bra­sil a la recon­fi­gu­ra­ción de la repro­duc­ción capi­ta­lis­ta a esca­la mun­dial (con énfa­sis en las expro­pia­cio­nes y la trans­for­ma­ción de las rela­cio­nes labo­ra­les y repro­duc­ti­vas en mano de obra) y la reali­nea­ción total de nues­tro país a los EE. UU., en la dispu­ta hege­mó­ni­ca con China.

En este con­tex­to, el gobierno nun­ca ha teni­do la posi­bi­li­dad de legi­ti­mar­se a tra­vés de polí­ti­cas de natu­ra­le­za de desa­rro­llo, y nece­si­ta ape­gar­se a la radi­ca­li­za­ción con­ser­va­do­ra y a las men­ti­ras des­ca­ra­das para jus­ti­fi­car una situa­ción de empeo­ra­mien­to efec­ti­vo del nivel de vida como correc­ta y nece­sa­ria. El plan eco­nó­mi­co libe­ral sui­ci­da de Gue­des y su apo­yo en la reu­nión minis­te­rial antes men­cio­na­da repre­sen­tan una indi­ca­ción impor­tan­te de la con­so­nan­cia con las medi­das que ya se han toma­do. Cons­cien­te de la pro­fun­di­za­ción de la cri­sis como resul­ta­do de la pan­de­mia (y que cier­ta­men­te con­ti­nua­rá en cur­so), Bol­so­na­ro deci­dió hacer todo lo posi­ble para empeo­rar la situa­ción mate­rial de la pobla­ción pobre, mien­tras se cons­truía como alguien que habría adver­ti­do y lucha­do. con­tra la «cri­sis económica».

Bra­sil es el úni­co país del mun­do en el que el gobierno defien­de las aglo­me­ra­cio­nes huma­nas en medio del coro­na­vi­rus, lo que con­tra­di­ce la inves­ti­ga­ción de la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca mun­dial has­ta el momen­to. Esta deci­sión no es sor­pren­den­te, ya que es un gobierno que tie­ne el terra­pla­nis­mo como un eje impor­tan­te de apo­yo político.

La defen­sa de la clo­ro­qui­na y el subre­gis­tro son ele­men­tos fun­da­men­ta­les en esta apues­ta, que no repre­sen­ta un rap­to loco, sino par­te de una estra­te­gia polí­ti­ca que se con­fi­gu­ra como su úni­ca opción. Los datos regis­tra­dos en el sis­te­ma fede­ral Sivep-Gri­pe­pa­ra la hos­pi­ta­li­za­ción debi­do al Sín­dro­me Res­pi­ra­to­rio Agu­do Seve­ro (SRAS), indi­que que el núme­ro de infec­cio­nes de covid es de 8 a 12 veces mayor que el regis­tra­do. (Aten­ción: esto no es una «supo­si­ción», sino una cuen­ta hecha a par­tir de regis­tros ofi­cia­les), inclu­so con­si­de­ran­do que la pobla­ción afec­ta­da en las comu­ni­da­des y peri­fe­rias ni siquie­ra ingre­sa los núme­ros ofi­cia­les. Bra­sil está dan­do gran­des pasos para con­ver­tir­se en el prin­ci­pal epi­cen­tro del nue­vo coro­na­vi­rus en el mun­do, lo que pue­de expli­car la impro­ba­bi­li­dad admi­nis­tra­ti­va de la orden pre­si­den­cial al ejér­ci­to para la pro­duc­ción de gran­des can­ti­da­des de clo­ro­qui­na, una dro­ga que, como lo han demos­tra­do varios Los estu­dios cien­tí­fi­cos no solo no son efec­ti­vos en el tra­ta­mien­to de la mayo­ría de los casos de covid, sino que sus efec­tos secun­da­rios pue­den ace­le­rar o inclu­so cau­sar la muer­te. (El mie­do a esta expli­ca­ción lle­vó a la caí­da de dos minis­tros de salud en un mes).

Ya sea para la defen­sa de la clo­ro­qui­na, o para las rela­cio­nes que insis­ten en apa­re­cer y vin­cu­lar­la con el ase­si­na­to de Marie­lle, o para la corrup­ción abier­ta del gobierno fede­ral y, espe­cial­men­te, de sus hijos, o debi­do a la ero­sión gene­ral de su legi­ti­mi­dad con el aumen­to de las muer­tes. por covid-19, Bol­so­na­ro teme caer. Temes caer y temes ser arrestado.

Sin embar­go, la cla­se domi­nan­te no pue­de defi­nir­se ni nom­brar­se a sí mis­ma. Y ella sabe, como sabe el Con­gre­so, que si Bol­so­na­ro cae, será nece­sa­rio nego­ciar direc­ta­men­te con las Fuer­zas Arma­das. El vice­pre­si­den­te de Bra­sil es el gene­ral Hamil­ton Mou­rão, de fac­to mili­tar, a dife­ren­cia del pre­si­den­te. Sin embar­go, me atre­ve­ría a decir que es más cómo­do para las Fuer­zas Arma­das man­te­ner Bol­so­na­ro y ocu­par los pri­me­ros pues­tos, que asu­mir explí­ci­ta­men­te el gobierno. El Ejér­ci­to ha man­te­ni­do a Bol­so­na­ro en el poder, en la medi­da en que toda­vía pue­de legi­ti­mar­se a sí mis­mo a tra­vés de men­ti­ras sis­te­má­ti­cas, la radi­ca­li­za­ción con­ti­nua de la dere­cha y la ame­na­za pro­gre­si­va del auto-gol­pe. Un ejem­plo inme­dia­to es el con­te­ni­do de la defen­sa de Bol­so­na­ro, tam­bién el vier­nes pasado,entrega del celu­lar de Bol­so­na­ro a Jus­ti­ce . Aún más elo­cuen­te es el hecho de que Bol­so­na­ro per­ma­ne­ce en el gobierno. Y ata­car, inclu­so si eso sig­ni­fi­ca miles de muer­tes, es la for­ma más segu­ra de evi­tar, al menos por aho­ra, caer.

Bol­so­na­ro usó hábil­men­te la difu­sión del video para, nue­va­men­te, hacer­se pasar por la víc­ti­ma de un gol­pe de esta­do en cur­so (orques­ta­do por los medios de comu­ni­ca­ción, en su opi­nión) y pro­fun­di­zar el ambien­te de auto-gol­pe en el que ha esta­do apos­tan­do des­de su pri­mer dis­cur­so geno­ci­da para poner fin al ais­la­mien­to. Social. Lla­mó a la gen­te en su defen­sa, algo que los gobier­nos ante­rio­res, inclui­do el que efec­ti­va­men­te sufrió un gol­pe de esta­do, nun­ca lo hicie­ron. Y logró vic­to­rias parciales.

Es nece­sa­rio denun­ciar que, si real­men­te qui­sie­ra sal­var a la cla­se tra­ba­ja­do­ra, Jair Bol­so­na­ro defen­de­ría un ingre­so míni­mo efec­ti­vo, no el fin del ais­la­mien­to. Él es el pre­si­den­te, quien, en teo­ría, ten­dría el poder para hacer­lo, o al menos para defen­der­lo. Que podría defen­der la con­ver­sión pro­duc­ti­va de emer­gen­cia com­bi­na­da con la expan­sión y uni­fi­ca­ción del sis­te­ma de salud y las medi­das eco­nó­mi­cas de emer­gen­cia que per­mi­ti­rían el aumen­to del pre­su­pues­to disponible.

En cam­bio, y para que­dar­se don­de está, defien­de la muer­te y el geno­ci­dio, dis­fra­za­do de lucha por la vida.

  • Mari­na Macha­do Gou­vêa tie­ne un doc­to­ra­do en eco­no­mía polí­ti­ca inter­na­cio­nal. Pro­fe­sor en ESS /​UFRJ. Direc­tor de la Socie­dad Bra­si­le­ña de Eco­no­mía Polí­ti­ca (SEP) y de la Socie­dad Lati­no­ame­ri­ca­na de Eco­no­mía Polí­ti­ca (SEPLA).

Edi­ción: Lui­za Mançano

*Bra­sil de Fato

Itu­rria /​Fuen­te

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