Ruan­da. «ONSENFOUT» (Nos da lo mis­mo). El eslo­gan que abo­ga por la supera­ción de las etnias

Por Her­vé Oscar Nyan­go­ga, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 mayo 2020.-

Video­con­fe­ren­cia de la reu­nión rea­li­za­da en con­me­mo­ra­ción a las víc­ti­mas ruan­de­sas. Foto: Jam­bo News.

Abril es un mes un tan­to par­ti­cu­lar para los ruan­de­ses. Mes de con­me­mo­ra­ción del geno­ci­dio per­pe­tra­do con­tra los tutsis, en el que hutus y otras per­so­nas opues­tas al geno­ci­dio fue­ron igual­men­te asesinados.

Abril es tam­bién el mes en el que el Fren­te Patrió­ti­co Ruan­dés (FPR) lan­zó su ofen­si­va mili­tar para tomar el poder. Esta ofen­si­va se carac­te­ri­zó por exac­cio­nes y gra­ves crí­me­nes de masa come­ti­dos por el FPR con­tra pobla­cio­nes civi­les en las zonas que aca­ba­ba de conquistar.

Abril es tam­bién el mes en el que el cam­po de des­pla­za­dos de Kibeho fue ata­ca­do en 1995. Las víc­ti­mas esti­ma­das, sobre todo hutus, fue­ron unas 8.000.

Abril de 1997 es tam­bién el mes en que miles de refu­gia­dos hutus fue­ron masa­cra­dos en las sel­vas con­go­le­ñas por par­te de las tro­pas del FPR, alia­das con la rebe­lión de Lau­rent Dési­ré Kabi­la que lucha­ba con­tra el poder del pre­si­den­te Mobu­tu en el ex-Zaire.

En Ruan­da, úni­ca­men­te es con­me­mo­ra­do el geno­ci­dio con­tra los tutsis y cual­quier evo­ca­ción de otra con­me­mo­ra­ción es con­si­de­ra­da como nega­cio­nis­mo y pue­de con­lle­var varios años de cárcel.

La posi­ción del gobierno ruan­dés es fuen­te de frus­tra­cio­nes para cual­quier per­so­na que, por naci­mien­to o por evo­lu­ción vital, no asu­ma la ape­la­ción ofi­cial del geno­ci­dio, que a lo lar­go del tiem­po des­de 1994 ha ido varian­do. A cada cam­bio varias per­so­nas se ven exclui­das de las con­me­mo­ra­cio­nes oficiales.

Nece­si­dad de ser libres para recor­dar a los suyos

Des­de hace varios años, per­so­nas que no par­ti­ci­pan en las con­me­mo­ra­cio­nes ofi­cia­les del geno­ci­dio orga­ni­za­das por el gobierno optan por hacer­las ellas mis­mas. Con­me­mo­rar no solo es un dere­cho, sino tam­bién un deber para con los seres a los que se arran­có la vida en cir­cuns­tan­cias atro­ces. Y ello se rea­li­za por medio de aso­cia­cio­nes o ini­cia­ti­vas pri­va­das. Per­so­nas lar­go tiem­po redu­ci­das al silen­cio pue­den dar tes­ti­mo­nio y ali­ge­rar sus sufrimientos.

En este mar­co, el sába­do 25 de abril de 2020, varias orga­ni­za­cio­nes de la socie­dad civil han orga­ni­za­do una jor­na­da de con­me­mo­ra­ción. Estas orga­ni­za­cio­nes son: Glo­bal Cam­paign for Rwan­dan Human Rights (GCRHR), Amaho­ro Iwa­cuAfri­can Great Lakes Action Net­work (AGLAN), le Cen­tre de Lut­te con­tre l’Impunité et l’Injustice au Rwan­da (CLIIR) y la Fon­da­tion Kizi­to Mihi­go pour la Paix (KMP), con el apo­yo téc­ni­co del estu­dio HMG (Humus Man Gifts).

A cau­sa de la pan­de­mia mun­dial del Coro­na­vi­rus (COVID-19), esta jor­na­da se ha desa­rro­lla­do por vídeo­con­fe­ren­cia en direc­to. Las orga­ni­za­cio­nes habían hecho un lla­ma­mien­to a cual­quier per­so­na que desea­ra com­par­tir su tes­ti­mo­nio. No impor­ta­ba que su tes­ti­mo­nio estu­vie­ra o no liga­do al geno­ci­dio con­tra los tutsis, a los crí­me­nes de masa come­ti­dos por el FPR en Ruan­da o en RDC o a los trau­ma­tis­mos y con­se­cuen­cias nega­ti­vas de las atro­ci­da­des que Ruan­da ha come­ti­do. La con­me­mo­ra­ción tenía como obje­ti­vo ren­dir home­na­je a las víc­ti­mas fue­ra cual fue­ra su etnia, región y cali­fi­ca­ción jurí­di­ca u ofi­cial de los crí­me­nes sufridos.

Diver­si­dad de tes­ti­gos, uni­ci­dad en la escu­cha y empatía

El obje­ti­vo de la jor­na­da ha sido alcan­za­do. Hutus, tutsis o aque­llos que igno­ran su etnia com­par­tie­ron sus tes­ti­mo­nios, leí­dos en direc­to por René Clau­del Mugen­zi y Deni­se Zane­za (GCRKR), Clau­de Gate­bu­ke (AGLAN), Jean Ngen­dahi­ma­na y Cons­tan­ce Muti­mu­ke­ye. Los tes­ti­mo­nios leí­dos, ade­más de ser con­mo­ve­do­res y emo­ti­vos, pusie­ron de relie­ve has­ta qué pun­to el tema del recuer­do es com­ple­jo y siem­pre dolo­ro­so en la socie­dad ruandesa.

Se oye­ron tes­ti­mo­nios de super­vi­vien­tes tutsis obje­ti­vo de los mili­cia­nos inter­aham­we y aso­cia­dos. Tes­ti­mo­nios de super­vi­vien­tes hutus obje­ti­vo del FPR. Lo menos espe­ra­do era oír que algu­nos tes­ti­gos super­vi­vien­tes de los inter­aham­we lo fue­ron lue­go del FPR. Otros tes­ti­gos hutus fue­ron obje­ti­vo de los inter­aham­we y sal­va­dos por otros hutu. Al mis­mo tiem­po los tutsis afir­ma­ron haber sido obje­ti­vo del FPR.

En resu­men, no era una gue­rra civil entre hutus y tutsis, ni la his­to­ria de los malos hutus que mata­ban a los tutsis, ni úni­ca­men­te de geno­ci­dio per­pe­tra­do con­tra los tutsis, ni el mito de los sol­da­dos del FPR que lle­gan en plan sal­va­dor de la pobla­ción tutsis especialmente.

Ade­más de los tes­ti­mo­nios leí­dos, algu­nos super­vi­vien­tes fue­ron invi­ta­dos a com­par­tir sus viven­cias con la audien­cia. Sin entrar en deta­lles, he aquí los pun­tos prin­ci­pa­les que pue­den rete­ner­se de los testimonios.

  • Inno­cent Nda­gi­ji­ma­na Jus­ti­ce afir­mó que era super­vi­vien­tes de los inter­aham­we. Estos ase­si­na­ron en la pri­me­ra sema­na del geno­ci­dio a su her­ma­nas­tro, a su tío y padrino; él mis­mo, que a cau­sa de la esta­tu­ra que tenía que le ase­me­ja­ba a un tutsis, se sal­vó tras la inter­ven­ción de su padre. Sin embar­go, su padre fue ase­si­na­do el 19 de julio de 1994 por sol­da­dos del FPR en la sel­va de Gish­wa­ti, en Ruan­da. Los sol­da­dos del FPR mata­ron igual­men­te a sus tíos. Para él tan­to los inter­aham­we como los sol­da­dos del FPR son asesinos.
  • Marie-Aimée Bami­kun­de dijo que ella era toda­vía una niña y que tie­ne pocos recuer­dos de Ruan­da de esa épo­ca. Su tes­ti­mo­nio abor­dó el lar­go camino del exi­lio a tra­vés de la RDC. Del cam­po de Adi-kivu (a 35 kiló­me­tros de Buka­vu) has­ta Con­go-Braz­za­vi­lle, más de 2.000 kiló­me­tros a pie con su fami­lia duran­te casi un año para huir de las tro­pas del FPR. Lo logra­ron esca­pan­do de los dis­pa­ros, sal­tan­do por enci­ma de cadá­ve­res, comien­do hier­bas del bos­que. Ella no com­pren­día por qué eran per­se­gui­dos. Un día, enfer­ma de mala­ria, pidió a sus padres que la aban­do­na­ran en la sel­va. De la RD Con­go pasó a Fran­cia pasan­do por Con­go-Braz­za­vi­lle y Came­rún. Cua­tro años sin saber dón­de estaba.
  • Cons­tan­ce Muti­mu­ke­ye com­par­tió su dolo­ro­so recuer­do del ata­que los inter­aham­we el 8 de abril de 1994, sufri­do por ella y su fami­lia. Tras saquear su casa, los inter­aham­wel a incen­dia­ron mien­tras ella y su fami­lia seguían en ella escon­di­dos en una peque­ña habi­ta­ción. Cons­tan­ce y su fami­lia, inva­di­dos por el humo y el calor, logra­ron por muy poco salir de la casa incen­dia­da. Guar­da un mal recuer­do y le suce­de a veces vol­ver a oler este incen­dio. Este recuer­do la ha mar­ca­do para siem­pre y está en el ori­gen de su com­pro­mi­so actual en favor de una socie­dad más justa.
  • Clau­de Gate­bu­ke, uno de los pre­sen­ta­do­res, mani­fes­tó cómo los extre­mis­tas hutus ata­ca­ron su casa fami­liar obli­gán­do­les a dor­mir cer­ca de la case­ta de su perro. Tan­to él como su madre estu­vie­ron a pun­to de ser ase­si­na­dos por los inter­aham­we, que les pidie­ron que cava­ran ellos mis­mos su tum­ba. Final­men­te, otros hutus los salvaron.
  • Delphi­ne Yan­da­mutso tenía 5 años en 1990 y vivía con su fami­lia en Byum­ba. Tie­ne vagos recuer­dos del ata­que del FPR en 1990; su fami­lia no esta­ba en la zona de com­ba­tes, pero veía a la gen­te huir. Sí recuer­da la gue­rra de 1994 en Kiga­li y a los veci­nos tutsis escon­di­dos en su casa. Un mili­tar inten­tó enga­ñar a su her­mano peque­ño dán­do­le cara­me­los para que denun­cia­ra a los que esta­ban escon­di­dos. Lue­go tomó el camino del exi­lio hacia el Con­go y se ins­ta­ló en el cam­po de refu­gia­dos de Kata­le. Su her­mano mayor duran­te el geno­ci­dio esta­ba en el Semi­na­rio menor de Rwe­se­ro. Lue­go se unió a ellos en el cam­po de refu­gia­dos. La fami­lia reu­ni­da esta­ba con­ten­ta pero horro­ri­za­da por lo que el her­mano con­tó. Esca­pó a varias matan­zas del FPR tan­to en el semi­na­rio como en el esta­dio de Byum­ba. La ale­gría de la reuni­fi­ca­ción fami­liar duró poco. Los cam­pos de refu­gia­dos fue­ron ata­ca­dos y la fami­lia se dis­per­só; ter­mi­na­rá regre­san­do a Ruan­da, pero sin el her­mano mayor, des­apa­re­ci­do, y sobre el que nadie les ha dado noti­cias des­de enton­ces. Delphi­ne dijo que ella se sen­tía muy cer­ca­na a su her­mano y que le echa­ba mucho de menos.
  • David Nda­yam­ba­je con­tó que no sabe si es hutu o tutsi. En 1994 tenía uno o dos años; no se acuer­da de nada. Fue recu­pe­ra­do por un mili­tar de un mon­tón de cadá­ve­res y lle­va­do al orfa­na­to de Gisim­ba, en Nya­ka­ban­da, Kiga­li. Des­pués del geno­ci­dio, una seño­ra mayor lo lle­vó a su casa y es ahí don­de cre­ció. Cuan­do lle­gó el momen­to de pasar a la ense­ñan­za de secun­da­ria, no tenían medios eco­nó­mi­cos sufi­cien­tes. La mujer mayor que le aco­gió lo lle­vó al FARG y CNLG para que le die­ran un apo­yo finan­cie­ro. David no cono­cía sus orí­ge­nes y esas dos ins­ti­tu­cio­nes no podían ayu­dar­le sin tener la cer­te­za de que fue­ra un super­vi­vien­te tutsi. Vol­vió a su barrio para que los habi­tan­tes del mis­mo cer­ti­fi­ca­ran que era un super­vi­vien­te tutsi, pero, dado que su esta­tu­ra era peque­ña, los veci­nos sugi­rie­ron que era hutu y que segu­ro que había sido aban­do­na­do por otros hutus cuan­do estos se mar­cha­ron al Con­go. Por fin, un bien­he­chor, al que poco impor­ta­ba el ori­gen étni­co, le finan­ció sus estu­dios secun­da­rios. El hecho es que cre­ció muchos y los que habían dicho que a cau­sa de la esta­tu­ra no era tutsi reco­no­cie­ron que se habían equi­vo­ca­do y que era uno de los suyos. En 2016, deci­dió crear una aso­cia­ción que agru­pa a per­so­nas que igno­ran sus orí­ge­nes, Hope for the futu­re family, para rei­vin­di­car y defen­der sus dere­chos. Como con­se­cuen­cia de un artícu­lo sobre su caso publi­ca­do por el perió­di­co pro­gu­ber­na­men­tal Igihe el 11 de abril de 2018 y David Nda­yam­na­je fue dete­ni­do por la poli­cía. A par­tir de enton­ces estu­vo en el pun­to de mira de la poli­cía y ter­mi­nó por exi­liar­se en 2019, siguien­do los ami­ga­bles con­se­jos de un abogado.
  • Mirei­lle Abe­we Kaga­bo, muy con­mo­vi­da tras el tes­ti­mo­nio de David Nda­yam­ba­je, deci­dió no dar su tes­ti­mo­nio tal y como lo había pre­pa­ra­do, pero recor­dó haber lo hecho días antes en Jam­bo News y en el canal de You­Tu­be de Clau­de Gate­bu­ke. No obs­tan­te, qui­so ren­dir home­na­je a su padre, un tutsi gua­po y fuer­te, anti­guo juga­dor de fút­bol. Reve­ló que su padre no había acep­ta­do la pro­pues­ta del FPR que desea­ba que alo­ja­ra en su casa a sol­da­dos. Dará pos­te­rior­men­te deta­lles. Mirei­lle ter­mi­nó pre­gun­tán­do­se sobre el sen­ti­do de la con­me­mo­ra­ción y su valor cuan­do el Esta­do ruan­dés dis­cri­mi­na a los hijos que han teni­do el mis­mo reco­rri­do que David.

Uno de los invi­ta­dos no pudo par­ti­ci­par y com­par­tir su tes­ti­mo­nio. Se tra­ta del can­tan­te super­vi­vien­te Jean-Paul Sam­pu­tu. Se apun­ta­ron dos moti­vos: por un lado, un due­lo en su fami­lia y, por otro, las pre­sio­nes del poder de Kiga­li sobre él, ins­tán­do­le a que no con­me­mo­ra­ra con aque­llos a los que Kiga­li cali­fi­ca de «nega­cio­nis­tas». En el momen­to de escri­bir este artícu­lo, Jean-Paul Sam­pu­tu ni ha con­fir­ma­do y des­men­ti­do o reac­cio­na­do a pro­pó­si­to de esas presiones.

#On s’enfout: del no a la ins­tru­men­ta­li­za­ción de las etnias a un hash­tag viral en las redes sociales

Incon­tes­ta­ble­men­te, una fra­se ha mar­ca­do a todos los que han segui­do la con­me­mo­ra­ción del 25 de abril de 2020. Es el «On s’en fout», que pue­de tener en espa­ñol muchas tra­duc­cio­nes más o menos popu­la­res, como «nos impor­ta un ble­do», «nos impor­ta un pito» o «nos da igual». Una fra­se no diri­gi­da a la con­me­mo­ra­ción en sí, sino a las etnias que han sufri­do atro­ci­da­des y a los deba­tes sobre el tema de los memo­ria­les. La emi­sión en You­Tu­be ha gene­ra­do comen­ta­rios deja­dos por los espec­ta­do­res que refle­jan los anta­go­nis­mos que este tipo de con­me­mo­ra­ción engen­dra en las men­tes de los ruan­de­ses. Muchos han com­par­ti­do la emi­sión. Poco impor­ta que sea en fran­cés, en fran­cés cana­dien­se, en inglés, en kin­yar­wan­da; el men­sa­je es el mis­mo: supe­rar las etnias, reen­con­trar lo que une a los ruan­de­ses, poner de relie­ve ante todo los valo­res huma­nos y la huma­ni­dad antes que cual­quier otra consideración.

Todo comen­zó cuan­do uno de los pre­sen­ta­do­res, Jean Ngne­dahi­ma­na, reac­cio­nó fren­te a un comen­ta­rio que inter­pe­la­ba su pre­sen­cia en esta con­me­mo­ra­ción y le ins­ta­ba a infor­mar­se ante sus pro­ge­ni­to­res acer­ca de por qué habían hui­do al Con­go en 1959. Para algu­nos, al ser Jean tutsi, no debe­ría con­me­mo­rar en medio de los hutus. Jean cap­tó esta opor­tu­ni­dad para pre­sen­tar­se más. Es ruan­dés; efec­ti­va­men­te sus padres se habían refu­gia­do en el Con­go en 1959 y regre­sa­ron a Ruan­da tras la toma del poder. Es, en con­se­cuen­cia, tutsi, pero le impor­ta muy poco o nada el asun­to de las etnias hutu, tutsi y twa.

Lue­go, Clau­de Gate­bu­ke evo­có las pre­sio­nes sobre Sam­pu­tu, pero que es nece­sa­rio dar tes­ti­mo­nio. Gate­bu­ke dijo que él mis­mo reci­be pre­sio­nes, ata­ques o inten­tos de impe­dir­le actuar cada vez que da tes­ti­mo­nio, pero que esas manio­bras fra­ca­san. El hecho de que el régi­men de Kiga­li tra­ta de dene­gar­le el esta­tus de refu­gia­do, le impor­ta poco y no le lle­va a cambiar.

Esta fra­se ha sido uti­li­za­da en cada tes­ti­mo­nio. Los inter­vi­nien­tes se pre­gun­ta­ban por qué un tes­ti­mo­nio es más impor­tan­te que otro por el hecho de que pro­ven­ga de una u otra etnia. ¿Qué impor­tan­cia tie­ne la etnia para que el Esta­do rehú­se ayu­dar a los niños reco­gi­dos cuan­do eran peque­ños entre los cadá­ve­res o cuan­do erra­ban? ¿Hay que per­ma­ne­cer insen­si­ble ante el tes­ti­mo­nio de Marie-Aimée Bamu­kun­de, que reco­rrió más de 2.000 kiló­me­tros a pie en el anti­guo Zai­re por­que ella no per­te­ne­ce a una etnia cuyo geno­ci­dio ha sido reco­no­ci­do? Solo debe­rían con­tar el cal­va­rio y el dolor de esta lar­ga tra­ve­sía. ¿Debe llo­rar Inno­cent Nda­gi­ki­ma­na por su her­ma­nas­tro mata­do en abril de 1994 por los inter­aham­we y no evo­car a su padre, mata­do por el FPR en julio de 1994?

Mirei­lle Kaga­bo tie­ne en común con Delphi­ne Yan­da­mutso que las dos per­die­ron a sus her­ma­nos. Pero Mirei­lle no ve por qué habría que negar a Delphi­ne el dere­cho a llo­rar a su her­mano por el hecho de que no sea tutsi. Ella s’en fout, le impor­ta un ble­do el tema de las etnias, que sir­ven para levan­tar barre­ras a la empa­tía y a que todas las víc­ti­mas sean con­si­de­ra­das. La con­me­mo­ra­ción ha per­mi­ti­do a Mirei­lle y a Delphi­ne sen­tir­se cer­ca­nas, com­pren­der­se mutua­men­te, apo­yar­se fren­te al dolo­ro­so recuer­do de la pér­di­da de un hermano.

Los inter­vi­nien­tes han esti­ma­do que final­men­te era indis­pen­sa­ble s’en fou­tre, «pasar», y supe­rar las etnias, y más espe­cial­men­te en las con­me­mo­ra­cio­nes de las víc­ti­mas. Lo impor­tan­te es que cada uno lo haga sin que se lo dic­te nadie, sin que se lo impi­da nadie. Con­me­mo­rar a los suyos sin res­tric­cio­nes es algo sal­va­dor y no solo en abril. Cada vez que sea posi­ble esta ini­cia­ti­va debe ser apo­ya­da. La aso­cia­ción Jam­bo Asbl orga­ni­za­rá otra con­me­mo­ra­ción abier­ta a todos el 1 de mayo de 2020.

El ver­bo s’en fou­tre no resul­ta extra­ño a quie­nes han leí­do el libro de Kizi­to Mihi­go, ase­si­na­do en las maz­mo­rras de la poli­cía ruan­de­sa el 17 de febre­ro de 2020; libro titu­la­do Rwan­da : embras­ser la recon­ci­lia­tion : Pour vivre en Paix et Mou­rir Heu­reux («Ruan­da: Abra­zar la recon­ci­lia­ción: para vivir en paz y morir feliz», en cas­te­llano). En varios pasa­jes de este libro, Kizi­to mues­tra que nun­ca se des­vió de su camino. En varias oca­sio­nes, los agen­tes del régi­men le lla­ma­ron, sua­ve­men­te o fir­me­men­te, al orden para que siguie­ra la línea ofi­cial. Cada vez que esta línea ofi­cial era con­tra­ria a su ideal, optó por su ideal; la línea ofi­cial le impor­ta­ba un bledo.

Con rela­ción a las con­me­mo­ra­cio­nes en Ruan­da, Kizi­to Mihi­go dice en su libro: «El geno­ci­dio, en inte­rés del poder, es más valo­ra­do que sus víc­ti­mas y que los super­vi­vien­tes. El super­vi­vien­te sigue sien­do la per­so­na más aplas­ta­da en esta gue­rra per­ma­nen­te en favor del poder y de la glo­ria».

«El geno­ci­dio, en inte­rés del poder, es más valo­ra­do que sus víc­ti­mas y que los super­vi­vien­tes». (Kizi­to Mihigo)

Con­tra­ria­men­te a lo que los faná­ti­cos del régi­men pien­san, visi­ble­men­te moles­tos por el buen desa­rro­llo de la con­me­mo­ra­ción inclu­si­va, el hash­tag #onsen­fout es un lla­ma­mien­to a supe­rar las etnias, esas que han pro­vo­ca­do, y siguen hacién­do­lo, la muer­te. La muer­te que las etnias han sem­bra­do en la socie­dad ruan­de­sa no es solo la muer­te en su pri­mer sen­ti­do, lo es tam­bién en el plano inte­lec­tual y moral. Nadie nie­ga las etnias y su rol en las atro­ci­da­des; hay que acep­tar­las y supe­rar­las sin hipo­cre­sía y en el res­pe­to y dig­ni­dad de cada persona.

Es en eso en lo que el gobierno ruan­dés ha fra­ca­sa­do. Como a Clau­de Gate­bu­ke le gus­ta afir­mar, los ruan­de­ses tie­nen etnias entre abril y julio (perio­do de con­me­mo­ra­cio­nes ofi­cia­les) y lue­go vuel­ven a ser ruan­de­ses. Nos impor­tan un comino las etnias; lo pri­me­ro es la huma­ni­dad y los valo­res huma­nos del amor, la empa­tía y el res­pe­to que deben cons­ti­tuir el pilar de la socie­dad ruan­de­sa. Pilar de una socie­dad sóli­da cuyo cemen­to de unión es el ver­da­de­ro per­dón, la ver­da­de­ra recon­ci­lia­ción y la uni­dad, pre­di­ca­dos por el difun­to Kizi­to Mihigo.

Tex­to ori­gi­nal Her­vé Oscar Nyan­go­ga. «Rwan­da : « #Onsen­fout » Le slo­gan qui plai­de pour le dépas­se­ment des eth­nies», en Jambonews.

Tra­du­ci­do por Umoya.

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