Hon­du­ras. 21 perio­dis­tas al filo de la pri­sión en solo cin­co años.

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 Mayo 2020

En cin­co años de gobierno de Juan Orlan­do Her­nán­dez se han con­ta­bi­li­za­do 15 que­re­llas y 5 ame­na­zas de que­re­llas que han afec­ta­do a 21 perio­dis­tas, según aná­li­sis de Repor­te­ros de Inves­ti­ga­ción hecho con datos reco­pi­la­dos a tra­vés de medios de comu­ni­ca­ción y Comi­sio­na­do Nacio­nal de Dere­chos Huma­nos y del moni­to­reo de aler­tas de la oene­gé, C‑Libre.

De los afec­ta­dos, 18 son hom­bres y tres son muje­res. El más famo­so de los que­re­lla­dos es el direc­tor de Radio Glo­bo y Con­fi­den­cialhn, David Rome­ro, que lle­va más de un año en prisión.

Fue dete­ni­do el 28 de mar­zo de 2019 y sen­ten­cia­do a 10 años y ocho meses de pri­sión que cum­ple en una uni­dad militar.

En este recuen­to no se inclu­yen las accio­nes puni­ti­vas con­tra per­so­nas de la vida públi­ca como Sal­va­dor Nas­ra­lla, ex can­di­da­to pre­si­den­cial; la direc­to­ra del Cen­tro de Estu­dios de la Muje­res, Suya­pa Mar­tí­nez y la dipu­tada María Lui­sa Bor­jas, acu­sa­dos judi­cial­men­te por sus expresiones.

Este año el hecho más recien­te de que­re­lla es con­tra el perio­dis­ta Mil­ton Bení­tez, direc­tor del pro­gra­ma El Perro Ama­ri­llo, acu­sa­do por difa­ma­ción por el Ban­co Atlán­ti­da, lue­go de supues­tas irre­gu­la­ri­da­des denun­cia­das en su programa.

Las que­re­llas con­tra perio­dis­tas o per­so­na­jes de la vida públi­ca han aumen­ta­do cuan­do denun­cian corrupción.

Un perio­dis­ta preso

Rome­ro denun­ció varios actos de corrup­ción del Gobierno hon­du­re­ño, por lo que fue acu­sa­do de difa­ma­ción con­tra Sonia Gál­vez Ferra­ri, exfis­cal de la Mujer y espo­sa del exfis­cal gene­ral adjun­to Rigo­ber­to Cué­llar. Gál­vez dijo que el perio­dis­ta que­ría ven­gar­se por­que ella fue la encar­ga­da de acu­sar­lo y lograr una con­de­na en la que Rome­ro Ell­ner se decla­ró con­fe­so y cum­plió su con­de­na por violación.

La Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos (CIDH) pidió la sus­pen­sión tem­po­ral de la orden de cap­tu­ra y la sen­ten­cia, pero el escri­to fue des­es­ti­ma­do por el juz­ga­do que orde­nó el allanamiento.

En 2017, la perio­dis­ta Lidieth Díaz, espo­sa de David Rome­ro, fue ame­na­za­da con una que­re­lla, y en 2019 se des­es­ti­mó una que­re­lla con­tra Díaz y su cole­ga Héc­tor Ama­dor por calum­nia e inju­rias con­tra Ebal Díaz, secre­ta­rio de la Pre­si­den­cia del gobierno de Juan Orlan­do Her­nán­dez. La noti­cia difun­di­da seña­la­ba que el fun­cio­na­rio habría esta­do impli­ca­do en un caso de aco­so sexual.

Héc­tor Ama­dor es uno de los perio­dis­tas más afec­ta­dos, con tres que­re­llas: una en 2014, otra en 2015 y la últi­ma, has­ta el momen­to, en 2019. La últi­ma de estas que­re­llas fue desestimada.

Las y los perio­dis­tas fue­ron ame­na­za­dos o que­re­lla­dos por fun­cio­na­rios, empre­sa­rios, regi­do­res alcal­des y ban­que­ros del país y, en algu­nos casos, has­ta por otros cole­gas perio­dis­tas. Tam­bién las mayo­rías de las que­re­llas y ame­na­zas de que­re­llas pro­ve­nían de Tegu­ci­gal­pa y de la radio y televisión.

El perio­dis­mo es de alto ries­go de cár­cel, de muer­te en Honduras

El perio­dis­mo en Hon­du­ras es de alto ries­go para quie­nes lo ejer­cen, según el infor­me anual de 2018 del Comi­sio­na­do Nacio­nal de los Dere­chos Huma­nos (Cona­deh). “Prue­ba de ello”, aña­de el Cona­deh, “es que del 2001 a la fecha han sido ase­si­na­das 77 per­so­nas vin­cu­la­das a los medios de comu­ni­ca­ción. El 92% de esos casos están impu­nes por fal­ta de investigación”.

Unas 30 que­re­llas con­tra per­so­nas vin­cu­la­das a los medios de comu­ni­ca­ción se han inter­pues­to des­de 2004, infor­mó el Cona­deh en mar­zo de 2019. Al menos seis de esas deman­das han reci­bi­do sen­ten­cia. En otros casos se lle­gó a acuer­dos conciliatorios.

De acuer­do con el Infor­me Anual de la Rela­to­ría Espe­cial para la Liber­tad de Expre­sión 2018, Volu­men II, del rela­tor espe­cial para la Liber­tad de Expre­sión de la CIDH, Edi­son Lan­za, “en Hon­du­ras sigue sien­do fre­cuen­te el uso del dere­cho penal como meca­nis­mo para inhi­bir y hos­ti­gar a quie­nes ejer­cen el perio­dis­mo. En los últi­mos dos años, la CIDH ha expre­sa­do preo­cu­pa­ción por la idea de man­te­ner o incor­po­rar figu­ras pena­les incom­pa­ti­bles con sus obli­ga­cio­nes inter­na­cio­na­les en mate­ria de liber­tad de expresión”.

“Las refor­mas al deli­to de terro­ris­mo y el pro­yec­to de ley con­tra los dis­cur­sos de odio y dis­cri­mi­na­ción en redes socia­les son ejem­plos preo­cu­pan­tes de pro­pues­tas legis­la­ti­vas res­tric­ti­vas y que podrían habi­li­tar accio­nes lega­les con­tra perio­dis­tas y defen­so­res de dere­chos huma­nos. A este res­pec­to, en mayo de 2018, Edi­son Lan­za, en con­jun­to con el Rela­tor Espe­cial sobre la pro­mo­ción y pro­tec­ción del dere­cho a la liber­tad de opi­nión y de expre­sión de la ONU, David Kaye, envia­ron al Esta­do de Hon­du­ras una comu­ni­ca­ción en la que expre­sa­ron su preo­cu­pa­ción por los efec­tos en el ejer­ci­cio de la liber­tad de expre­sión de la ini­cia­ti­va legal sobre Ciber­se­gu­ri­dad y medi­das de pro­tec­ción ante los actos de odio y dis­cri­mi­na­ción en inter­net y redes socia­les”, aña­de el informe.

La CIDH se ha pronunciado

El repor­te de la CIDH afir­ma que el nue­vo Códi­go Penal man­tie­ne los deli­tos de inju­rias y calum­nias para pro­te­ger la repu­tación de un fun­cio­na­rio públi­co, aun­que solo esta­ble­ce una pena de multa.

“A este res­pec­to”, con­ti­núa el docu­men­to, “la CIDH reite­ra que la uti­li­za­ción de meca­nis­mos pena­les para san­cio­nar expre­sio­nes sobre cues­tio­nes de inte­rés públi­co o sobre fun­cio­na­rios públi­cos, can­di­da­tos a ejer­cer car­gos públi­cos o polí­ti­cos vul­ne­ra en sí mis­ma el artícu­lo 13 de la Con­ven­ción Ame­ri­ca­na, ya que no hay un inte­rés social impe­ra­ti­vo que la jus­ti­fi­que, resul­ta inne­ce­sa­ria y des­pro­por­cio­na­da, y pue­de cons­ti­tuir un medio de cen­su­ra indi­rec­ta dado su efec­to ame­dren­ta­dor e inhi­bi­dor del deba­te sobre asun­tos de inte­rés públi­co. En efec­to, la CIDH ha resal­ta­do que el uso del dere­cho penal para san­cio­nar dis­cur­sos espe­cial­men­te pro­te­gi­dos –como aque­llos refe­ri­dos a los fun­cio­na­rios públi­cos– no sólo es una limi­ta­ción direc­ta de la liber­tad de expre­sión, sino tam­bién pue­de con­si­de­rar­se como un méto­do indi­rec­to de res­tric­ción de la expre­sión por su efec­to inhi­bi­dor del libre flu­jo de ideas, opi­nio­nes e infor­ma­cio­nes que pue­dan resul­tar crí­ti­cas u ofen­si­vas. La sim­ple ame­na­za de ser pro­ce­sa­do penal­men­te por expre­sio­nes crí­ti­cas sobre asun­tos de inte­rés públi­co pue­de gene­rar auto­cen­su­ra dado su efec­to amedrentador”.

El nue­vo Códi­go Penal, según la CIHD, inclu­ye una amplia tipi­fi­ca­ción de deli­tos como “des­ór­de­nes públi­cos”, “des­obe­dien­cia a la auto­ri­dad”, “aten­ta­do a la auto­ri­dad”, “reunio­nes y mani­fes­ta­cio­nes ilí­ci­tas” y “acce­so y difu­sión de infor­ma­ción reservada”.

“A este res­pec­to, la Comi­sión obser­va que estas nor­mas podrían per­mi­tir la cri­mi­na­li­za­ción de accio­nes legí­ti­mas de pro­tes­ta social y el tra­ba­jo de defen­so­res de dere­chos huma­nos. Al res­pec­to, reite­ra que la apli­ca­ción del dere­cho penal fren­te a con­duc­tas de los par­ti­ci­pan­tes en una mani­fes­ta­ción cons­ti­tu­ye una res­tric­ción gra­ve y con serias con­se­cuen­cias para la liber­tad de expre­sión, y los dere­chos de reu­nión, aso­cia­ción y par­ti­ci­pa­ción polí­ti­ca, que solo pue­de uti­li­zar­se de modo muy excep­cio­nal y está suje­to a un estric­to escru­ti­nio”, dice el repor­te de la CIDH.

“En su segun­do Infor­me sobre la Situa­ción de las Defen­so­ras y Defen­so­res de los Dere­chos Huma­nos en las Amé­ri­cas la Comi­sión remar­có que “en los últi­mos años se ha pre­sen­ta­do una cre­cien­te ini­cia­ción de accio­nes pena­les en con­tra de quie­nes par­ti­ci­pan en pro­tes­tas socia­les” y en el año 2015, preo­cu­pa­da por la gra­ve situa­ción, la Comi­sión apro­bó un infor­me, la Cri­mi­na­li­za­ción de defen­so­res y defen­so­ras de dere­chos huma­nos, don­de seña­ló que las pro­tes­tas socia­les es uno de los con­tex­tos más habi­tua­les don­de se pre­sen­ta este gra­ve problema”.

El prin­ci­pio 11 de la Decla­ra­ción de Prin­ci­pios sobre Liber­tad de Expre­sión de la CIDH esta­ble­ce que: “los fun­cio­na­rios públi­cos están suje­tos a un mayor escru­ti­nio por par­te de la socie­dad. Las leyes que pena­li­zan la expre­sión ofen­si­va diri­gi­da a fun­cio­na­rios públi­cos gene­ral­men­te cono­ci­das como ‘leyes de des­aca­to’ aten­tan con­tra la liber­tad de expre­sión y el dere­cho a la información”.

Por: Repor­te­ros de Investigación

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