El Sars-CoV‑2 ¿La bol­sa o la vida?

EL SARS-CoV‑2 ¿LA BOLSA O LA VIDA?

Por Jesús San­trich, El Disidente

Altos fun­cio­na­rios de la CEPAL han con­si­de­ra­do que en Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be, don­de el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co en el 2019 no sobre­pa­só el 0.1 % , acu­mu­lan­do ya sie­te años con­se­cu­ti­vos de medio­cres resul­ta­dos, la cri­sis agu­di­za­da por el coro­na­vi­rus, que no es fun­da­men­tal­men­te finan­cie­ra como la del 2008, sino huma­ni­ta­ria, sani­ta­ria, de per­so­nas, pro­duc­ción y bien­es­tar, sin pre­ce­den­tes, lle­va­rá a una con­trac­ción eco­nó­mi­ca de ‑1.8 % en el 2020, en el mejor de los casos, cuan­do antes de la pan­de­mia había esta­do pre­vis­to un cre­ci­mien­to de 1.3 % . Entre los sec­to­res de la eco­no­mía más afec­ta­dos se ha habla­do mucho del sen­si­ble dete­rio­ro que ten­drá el turis­mo y lo que de esta indus­tria depen­de, pero la caí­da de las expor­ta­cio­nes tam­bién será inevi­ta­ble. Segu­ra­men­te lle­ga­rá al ‑10.7 %, impac­tan­do a unos 220 millo­nes de pobres.

Cada vez que mira­mos cifras y con­se­cuen­cias tan­gi­bles de la actual cri­sis sani­ta­ria y eco­nó­mi­ca mun­dial, lo que vemos son más y más evi­den­cias de la nece­si­dad de un nue­vo mode­lo de desa­rro­llo y de un nue­vo orden social. Y, sin duda,
tal situa­ción debe­re­mos ana­li­zar­la en el pre­sen­te toman­do en cuen­ta que el tema de cada día y segu­ra­men­te de lo que nos res­ta del año, segui­rá sien­do la pan­de­mia del coro­na­vi­rus COVID 19.

No hay cer­te­za de cuán­do pue­da ter­mi­nar la emer­gen­cia sani­ta­ria ni de cuán­do se pue­da tener el con­trol de una enfer­me­dad para la cual toda­vía NO HAY VACUNA; encon­trar­la reque­ri­rá lar­gos meses, y por rápi­do que se logre, el sis­te­ma inmu­ni­ta­rio del ser humano nece­si­ta­rá su tiem­po para pro­du­cir anti­cuer­pos. Y los cien­tí­fi­cos tiem­po para cono­cer de efec­tos secun­da­rios y peli­gros. Por el momen­to, ni siquie­ra se sabe con sufi­cien­cia del­com­por­ta­mien­to del virus, ni de las con­se­cuen­cias para quie­nes logran sobre­vi­vir­le, ni las secue­las de muchos de los medi­ca­men­tos que se están pro­ban­do para combatirlo…

El avan­ce arro­lla­dor del virus ha alcan­za­do des­de diciem­bre de 2019, que fue cuan­do ofi­cial­men­te se cono­ció del pri­mer caso, a cer­ca de 4 millo­nes de per­so­nas en el mun­do, de las cua­les has­ta la fecha 8 de mayo casi habían 250 mil víc­ti­mas mor­ta­les y el colap­so de muchos de los sis­te­mas de salud de los paí­ses afec­ta­dos, que de paso han sido toca­dos en sus eco­no­mías, gene­ran­do la dis­yun­ti­va de optar por la pro­tec­ción de la vida median­te las medi­das de ais­la­mien­to social con la con­se­cuen­cia de la caí­da de la pro­duc­ción, o por la pro­tec­ción de ésta arries­gan­do la salud de los tra­ba­ja­do­res que acu­dan a labo­rar presencialmente.

La pan­de­mia ha teni­do tal agre­si­vi­dad y expan­sión, que la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) debió pre­ve­nir sobre los peli­gros que entra­ña­rían pre­ma­tu­ros deses­ca­la­mien­tos de las medi­das de pro­tec­ción que has­ta aho­ra se venían toman­do por par­te de gobier­nos que insis­ten aho­ra en la urgen­cia de reavi­var las eco­no­mías argu­men­tan­do encon­trar­se ame­na­za­das por el adve­ni­mien­to inmi­nen­te de la rece­sión o su ya real des­en­vol­vi­mien­to pre­sen­te, expre­sa­do en cien­tos de miles de empre­sas cerra­das y en millo­nes de empleos perdidos.

De las garras del COVID 19, qui­zás se ha logra­do recu­pe­rar a un millón de pacien­tes pero, como hemos ano­ta­do, la esca­la de infec­ta­dos y falle­ci­dos es enor­me, con la par­ti­cu­la­ri­dad de que las cifra al res­pec­to, en los 195 paí­ses don­de se ha expan­di­do la letal enfer­me­dad, ten­gá­mos­lo cla­ro, sólo repre­sen­tan una par­te de las dimen­sio­nes reales del pro­ble­ma cuyos datos deben tener un ele­va­do sub-regis­tro gene­ra­do, en gran medi­da, por las for­mas diver­sas en que se lle­van las esta­dís­ti­cas en el mun­do, pues algu­nas auto­ri­da­des guber­na­men­ta­les sola­men­te inclu­yen los casos de aque­llas per­so­nas diag­nos­ti­ca­das que nece­si­tan hospitalización.

O mire­mos nada más el cer­cano y terri­ble caso de Gua­ya­quil con imá­ge­nes de muer­tos amon­to­na­dos en ace­ras, calles, mor­gues y casas, sin que el señor Lenin Moreno, con­tra toda evi­den­cia, quie­ra admi­tir incluir­los en las esta­dís­ti­cas de las víc­ti­mas del COVID 19 cau­sa­das sobre todo por la impre­vi­sión de un gobierno que ape­nas se ins­ta­ló en el poder comen­zó a des­mon­tar los logros popu­la­res de la Revo­lu­ción Ciu­da­da­na del ex pre­si­den­te Rafael Correa.

Cla­ro está que el actual Pre­si­den­te del Ecua­dor y sus secua­ces, apar­te de haber des­man­te­la­do el sis­te­ma públi­co de salud y de segu­ri­dad social, incre­men­tó la pobre­za, la des­igual­dad, los pre­cios de los ser­vi­cios públi­cos, el des­em­pleo, el ham­bre, etc. Y de rema­te no dio impor­tan­cia a las adver­ten­cias de los exper­tos sobre los peli­gros de la pan­de­mia. Todo un cal­do de cul­ti­vo para lo ocu­rri­do. Que repu­dia­ble ser es ese Pre­si­den­te, títe­re de los Esta­dos Uni­dos. Otro abo­mi­na­ble suje­to es Donald Trump, pues es en gran medi­da por su ter­que­dad infa­me que su país va a la cabe­za de los con­ta­gios, suman­do no menos de un millón de casos regis­tra­dos como posi­ti­vos, con una cifra de muer­tes que supera las pre­sen­ta­das duran­te la gue­rra del Viet­nam. Has­ta don­de se ha podi­do cono­cer el núme­ro podría supe­rar los 65 mil falle­ci­mien­tos. Aun así, muchos de los Esta­dos de la Unión han deci­do rela­jar las medi­das colo­can­do de lado la insis­ten­te adver­ten­cia de Nacio­nes Uni­das en cuan­to a que pro­ce­der con sol­tu­ra pue­de traer nue­vas olea­das de contagio.

En Esta­dos Uni­dos don­de, ade­más, por lo menos medio millón de per­so­nas todas las noches viven su “sue­ño ame­ri­cano” dur­mien­do en refu­gios para men­di­gos, el índi­ces de con­ta­gio en dichos luga­res ron­da el 25 %, lo cual es una reali­dad que
indi­ca que cual­quier equi­vo­ca­ción que se come­ta res­pec­to al rela­ja­mien­to del dis­tan­cia­mien­to social pue­de tener con­se­cuen­cias catas­tró­fi­cas. Y recor­de­mos, en todo caso, que el des­qui­cia­do Trump, quien en un acto de alo­ca­do cho­vi­nis­mo deno­mi­nó el agen­te infec­cio­so como “virus chino”, e inclu­so lle­gó a dise­mi­nar la infun­da­da, des­acre­di­ta­da y des­car­ta­da tesis de su crea­ción en labo­ra­to­rios «y bio­se­gu­ri­dad» de Wuhan (Chi­na), decla­ró las pri­me­ras medi­das tibias de pre­ven­ción solo un mes y medio des­pués que la OMS, a la que tan­to ha ata­ca­do, hubie­se dicho que se tra­ta­ba de una emer­gen­cia de salud públi­ca (enero 30 de 2020). Trump, para lim­piar­se del des­pres­ti­gio cau­sa­do por su negli­gen­cia cana­lles­ca y tra­tar de repun­tar en sus aspi­ra­cio­nes reelec­cio­nis­tas, sigue bus­can­do cul­pa­bles y lan­zan­do a dies­tra y sinies­tra, acu­sa­cio­nes e inter­ven­cio­nis­mos dis­trac­ti­vos de los cua­les Vene­zue­la y Cuba son víc­ti­mas principales.

Por sobre todo ello, la lla­ma­da comu­ni­dad inter­na­cio­nal y las ins­tan­cias de la ONU pare­cen haber refle­xio­na­do mucho en la dis­yun­ti­va de sal­var vidas y encon­trar al mis­mo tiem­po sali­das para no ir en con­tra vía de la nece­si­dad de pro­du­cir para sub­sis­tir. Asun­to que debe ser asu­mi­do por los gobier­nos, al menos en mate­ria de eco­no­mía, salud, tra­ba­joy esco­la­ri­dad, con polí­ti­cas de lar­go pla­zo, estra­té­gi­cas, inno­va­do­ras, hete­ro­do­xas, pro­fun­da­men­te huma­nis­tas, sen­sa­tas, que des­car­ten abso­lu­ta­men­te los obje­ti­vos mez­qui­nos que carac­te­ri­zan al mer­ca­do. Paso a paso, bajo nue­vas con­di­cio­nes y prác­ti­cas de vida, miran­do que deter­mi­na­cio­nes deses­pe­ra­das para pro­te­ger las “ganan­cias” capi­ta­lis­tas pue­den ter­mi­nar tra­yen­do, en tér­mi­nos de lar­ga dura­ción, con­se­cuen­cias más adver­sas que las que se cree que se ten­drían si se pro­lon­gan las cua­ren­te­nas y demás con­tro­les, con­si­de­ran­do que la pan­de­mia está lejos de ser supe­ra­da en tiem­po cor­to y que hága­se lo que se haga, los impac­tos eco­nó­mi­cos serán desas­tro­sos, inclu­so en lo inmediato.

De hecho, el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal cree que para el 2020 el PIB ten­drá una caí­da mun­dial de 3%. Y orga­nis­mos como la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das para la Ali­men­ta­ción y la Agri­cul­tu­ra (FAO) y el Pro­gra­ma Mun­dial de Ali­men­tos (PMA), han expre­sa­do su preo­cu­pa­ción por la acen­tua­ción de los pro­ble­mas ali­men­ta­rios y el incre­men­to de la pobre­za por el aumen­to del des­em­pleo. No pro­ce­der con medi­das soli­da­rias que, por ejem­plo, eli­mi­nen el inmo­ral endeu­da­mien­to de la región, podrá res­tar capa­ci­dad y con­di­cio­nes de recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca y desa­rro­llo, y trae­rá con­se­cuen­cias devas­ta­do­ras sin pre­ce­den­tes. Como para empe­zar, mire­mos por ejem­plo que según el PMA, al comen­zar el 2020 había en el pla­ne­ta un total 135 millo­nes de per­so­nas con ham­bre y el cálcu­lo agra­va­do por el COVID 19 es que tal núme­ro podría dupli­car­se. Entre­tan­to, los gas­tos mili­ta­res en el mun­do se incre­men­tan, sobre todo en Esta­dos Uni­dos; país que dicho sea de paso, tie­ne un lar­go his­to­rial de prác­ti­cas con­sis­ten­tes en uti­li­za­ción de pla­gas o agen­tes bio­ló­gi­cos para ata­car a nacio­nes que no son de su gus­to, como pro­ce­dió con­tra Cuba duran­te la ope­ra­ción Man­gos­ta, o cuan­do inocu­ló en la isla la fie­bre por­ci­na o el den­gue y tan­tas y tan­tas otras epi­de­mias, o como cuan­do agre­dió a Viet­nam con el agen­te naran­ja, o a Irak con el ura­nio empobrecido…

No per­mi­ta­mos más que los sis­te­mas públi­cos de salud se sigan depri­mien­do y la mise­ria entre la huma­ni­dad se siga expan­dien­do con mayor velo­ci­dad y leta­li­dad que el coro­na­vi­rus, debi­do a una insen­sa­tez de los cen­tros hege­mó­ni­cos de poder que en vez de resol­ver pre­vi­nien­do y actuan­do con altruis­mo pre­fie­ren aumen­tar el núme­ro de bom­bas, avio­nes, navíos, tan­ques de gue­rra y agre­sio­nes impe­ria­lis­tas depredadoras.

Mayo 13 de 2020.

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