Las FARC-EP, Segunda Marquetalia, ofrecen una recompensa de 15 millones ‑no de dólares, sino de reconocimientos- a quienes logren, en laboratorios de hermandad, crear una vacuna contra el virus del odio que afecta al presidente de Colombia, Iván Duque, quien buscar matar, a como dé lugar, al presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Esta recompensa, sin duda se desbordará, al sumarse los millones y millones de reconocimientos de los pueblos de América Latina y el Caribe y de otras lejanas latitudes.
Este tiempo de pandemia no es tiempo para odios, sino el momento de la floración de la solidaridad y la hermandad de los pueblos del mundo. Necesitamos la unidad para establecer un nuevo orden social que salve a la humanidad.
Los colombianos somos conscientes que de la mano de Donald Trump y Mike Pompeo, Iván Duque “se pasó de piña” con ese trato irrespetuoso a Nicolás Maduro y al pueblo de Bolívar. Duque escaló la cumbre de la insensatez al tolerar que mercenarios entrenados en nuestro territorio desembarcaran en costas venezolanas con la misión de capturar o asesinar al presidente Maduro. Hiere el sentimiento de patria la abominable subordinación del presidente colombiano a Washington.
La Operación Gedeón ‑nombre que los adversarios de la autodeterminación de los pueblos han dado a su locura- es un hecho muy grave que todavía está clamando una reacción diplomática contundente de los gobiernos de Nuestra América y del mundo. Tenemos que rescatar de las tinieblas, la memoria histórica, confinada allí por quienes detentan el poder desde hace 200 años.
Tenemos que recordar que en el pasado, Colombia y Venezuela, unidas como dos hermanas por el genio de Simón Bolívar, fueron el motor de la independencia y la libertad de la América del Sur. Colombia y Venezuela no están hechas para pelear entre sí, sino para luchar juntas por la libertad de Nuestra América y el futuro de dignidad del nuevo mundo.
FARC-EP, Segunda Marquetalia
Mayo 11 de 2020