Argen­ti­na. El Gobierno incen­ti­va el uso de agro­tó­xi­cos con una baja de aranceles

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 abril, 2020 

El Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res argen­tino redujo
aran­ce­les para poten­ciar la impor­ta­ción de insu­mos para la fabricación
de agro­tó­xi­cos en el país, en una manio­bra que impli­ca un bene­fi­cio para
las mul­ti­na­cio­na­les pro­duc­to­ras de her­bi­ci­das, dise­ña­dos para controlar
las male­zas de cul­ti­vos como maíz, soja, caña de azú­car, algo­dón, yerba
mate y taba­co, entre tan­tos otros. 

La reso­lu­ción la impul­só el Minis­te­rio a car­go del mis­mo minis­tro que hace 25 años le abrió la puer­ta a la siem­bra direc­ta y los paque­tes tec­no­ló­gi­cos can­ce­rí­ge­nos en nues­tro país: Feli­pe Solá, por aque­llos años secre­ta­rio de Agri­cul­tu­ra, Gana­de­ría, Pes­ca y Ali­men­ta­ción del gobierno de Car­los Saúl Menem y hoy minis­tro de Rela­cio­nes Exte­rio­res, Comer­cio Inter­na­cio­nal y Culto.

El acuer­do lo impul­só Argen­ti­na pero rige para los paí­ses del
Mer­co­sur e impli­ca una reduc­ción del aran­cel para la impor­ta­ción de
esas sus­tan­cias den­tro del blo­que regio­nal. Argen­ti­na hizo pun­ta en el
pedi­do 
a pesar del recla­mo cons­tan­te de gran par­te de
la pobla­ción para redu­cir o eli­mi­nar el uso de agro­tó­xi­cos en los
cul­ti­vos por el com­pro­ba­do daño cau­sa­do en la salud
de los habi­tan­tes y del medio ambiente.

El acuer­do de reba­jas aran­ce­la­rias fue soli­ci­ta­do por la
Argen­ti­na y se con­cre­tó en una reu­nión en la capi­tal uru­gua­ya de
Montevideo.

Suges­ti­va­men­te, el minis­te­rio a car­go de Solá no informó
ofi­cial­men­te acer­ca de este acuer­do ni a tra­vés de sus voce­ros ni en su
pági­na don­de cuen­ta las nove­da­des casi a dia­rio.
La noti­cia tras­cen­dió por haber sido publi­ca­do en el Bole­tín Ofi­cial. Ni en las cuen­tas ofi­cia­les de las redes socia­les ni en otro sitio se infor­mó del tema.

Por el País se comu­ni­có con el telé­fono per­so­nal del
voce­ro del fun­cio­na­rio, que nun­ca res­pon­dió a la requi­si­to­ria a pesar
de los insis­ten­tes mensajes. 

En todos los casos, los aran­ce­les a apli­car son del 2 por
cien­to sobre el valor FOB de la mer­ca­de­ría ingre­sa­da extra zona. El
valor FOB es el valor de la mer­can­cía pues­ta a bor­do de un transporte
marí­ti­mo, e
l cual abar­ca tres con­cep­tos: cos­to de la mer­can­cía en el país de ori­gen, trans­por­te de los bie­nes y dere­chos de exportación.

Qué es cada compuesto

Los afec­ta­dos por la «reba­ja» del gobierno son los com­pues­tos quí­mi­cos emplea­dos para la fabri­ca­ción de agro­tó­xi­cos: mono­iso­pro­pi­la­mi­na y sus sales, con un cupo de 26.282 tone­la­das; y dime­ti­la­mi­na, con un lími­te de 6000 toneladas.

La mono­iso­pro­pi­la­mi­na es uno de los com­po­nen­tes cla­ve de la atra­zi­na, un her­bi­ci­da selec­ti­vo que controla
male­zas de hoja ancha y gra­mí­neas en los cul­ti­vos de maíz, sorgo
gra­ní­fe­ro, lino, caña de azú­car y té. Tam­bién se uti­li­za para fabricar
otros her­bi­ci­das basa­dos en gli­fo­sa­to, el ingre­dien­te acti­vo de una de los her­bi­ci­das más usa­dos en la agri­cul­tu­ra actual, Round Up

La atra­zi­na fue prohi­bi­da en la Unión Euro­pea en 2004 por su per­sis­ten­te con­ta­mi­na­ción de las aguas sub­te­rrá­neas. En cam­bio los Esta­dos Uni­dos se uti­li­za amplia­men­te. Algu­nos
de sus efec­tos en la salud: des­equi­li­bra el sis­te­ma endo­crino, es
can­ce­rí­geno, pro­vo­ca bajos nive­les de esper­ma en hom­bres, cau­sa daños al
feto
en desa­rro­llo, aler­gias, alte­ra­cio­nes del sis­te­ma ner­vio­so, alte­ra el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co, entre otras. 

La dime­ti­la­mi­na se uti­li­za, entre otras cosas, como fun­gi­ci­da agrí­co­la. La expo­si­ción a atmós­fe­ras con­ta­mi­na­das con dime­ti­la­mi­na son extre­ma­da­men­te irri­tan­tes: afec­ta los teji­dos de las vías
res­pi­ra­to­rias, ojos y piel. Su inha­la­ción pue­de tener consecuencias
fata­les como resul­ta­do de espas­mo, infla­ma­ción y ede­ma de larin­ge y
bron­quios, neu­mo­ni­tis quí­mi­ca y ede­ma pul­mo­nar.
La exposición
de los ojos a altas con­cen­tra­cio­nes pue­de pro­vo­car ulce­ra­ción de la
cór­nea, con­jun­ti­va y la des­truc­ción de todos los teji­dos oculares.

Un pedi­do urgen­te que ya lle­va años

En dece­nas de pun­tos del país, en espe­cial Entre Ríos, San­ta Fe, Bue­nos Aires y Cór­do­ba, la lucha con­tra los agro­tó­xi­cos tie­ne una expli­ca­ción: cán­cer,
abor­tos, mal­for­ma­cio­nes, aler­gias, der­ma­ti­tis, enfermedades
res­pi­ra­to­rias y diges­ti­vas, entre otras pato­lo­gías, son denun­cia­das día a
día ante los fun­cio­na­rios, que lejos de entre­gar una solu­ción a la pobla­ción finan­cian con dine­ro del esta­do una reduc­ción impo­si­ti­va para seguir envenenando. 

El argu­men­to de Argen­ti­na. «La exis­ten­cia de pro­duc­ción regio­nal de
un bien simi­lar, pero el mis­mo no posee las carac­te­rís­ti­cas exi­gi­das por
el pro­ce­so pro­duc­ti­vo de la indus­tria del país solicitante.

La Red de
Médi­cos de Pue­blos Fumi­ga­dos pre­ci­só que el uso de agro­tó­xi­cos pasó de
30 millo­nes de litros (en 1990) a 300 millo­nes anua­les en 2011 (200
millo­nes son gli­fo­sa­to). De dos litros del her­bi­ci­da gli­fo­sa­to por
hec­tá­rea se incre­men­tó a entre ocho y doce litros.

En 17 paí­ses está prohi­bi­do el uso del gli­fo­sa­to y en
Ale­ma­nia ‑país al que per­te­ne­ce la empre­sa Bayer-Mon­san­to- se deja­rá de
usar el 31 de diciem­bre de 2023.
Mien­tras tan­to, Argen­ti­na poten­cia su uso des­de el Estado.

«¿De la pan­de­mia del agro­ne­go­cio quién nos cui­da?«,
es la pre­gun­ta que se hacen más de 100 orga­ni­za­cio­nes cam­pe­si­nas y
socio­am­bien­ta­les lue­go de denun­ciar fumi­ga­cio­nes con agro­tó­xi­cos durante
la cua­ren­te­na.
San­tia­go del Este­ro, San­ta Fe, Entre Ríos y
Bue­nos Aires, son algu­nas de las pro­vin­cias don­de el agro­ne­go­cio arrojó
vene­nos sobre la pobla­ción en días de cua­ren­te­na, don­de apa­ren­te­men­te se
cui­da­ba la salud.

Mon­san­to y su des­em­bar­co en Argentina

El 25 de mar­zo de 1996 el gobierno de Car­los Menem auto­ri­zó la
pri­me­ra soja trans­gé­ni­ca con un trá­mi­te veloz de sólo 81 días y en base a
estu­dios de la pro­pia empre­sa Mon­san­to, según denun­ció el periodista
espe­cia­li­za­do Darío Aran­da. Para apro­bar­lo, 
Feli­pe Solá invo­có un dic­ta­men jurí­di­co que aún no se había firmado. 

Dos déca­das des­pués, el 60 por cien­to de la tie­rra cul­ti­va­da tie­ne un sólo cul­ti­vo y se uti­li­zan, cada año, 200 millo­nes de litros de gli­fo­sa­to. Sus con­se­cuen­cias: récord de des­mon­tes, uso masi­vo de agro­tó­xi­cos y sus con­se­cuen­cias sobre la salud y el medio ambien­te, inun­da­cio­nes, des­alo­jos a cam­pe­si­nos y pue­blos indí­ge­nas, con­cen­tra­ción de tie­rras en pocas manos y más pobreza.

fuen­te: Porelpaís

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