Ita­lia. Entre­vis­ta al cien­tí­fi­co Ser­gio Romag­ni­ni: «Véne­to está con­tro­lan­do el coro­na­vi­rus por­que no ha segui­do a la OMS»

Por Angel Villa­rino, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 abril 2020

Fue uno de los pri­me­ros cien­tí­fi­cos en adver­tir el ries­go que corría Euro­pa y ha tute­la­do el expe­ri­men­to más exi­to­so y uno de los más escla­re­ce­do­res en la lucha con­tra el coronavirus

Foto: Sergio Romagnani. (EC)
Ser­gio Romag­na­ni. (EC)

Ser­gio Romag­na­ni ha vis­to muchas epi­de­mias, pero dice que esta es la pri­me­ra en la que él per­so­nal­men­te se con­si­de­ra un “obje­ti­vo”. “Soy cons­cien­te de la gra­ve­dad que ten­dría un con­ta­gio a mi edad. Nun­ca me he encon­tra­do ante algo así. El VIH, por ejem­plo, era muy gra­ve, pero se solu­cio­na­ba con medi­das muy sen­ci­llas”, dice por telé­fono des­de su casa. Tie­ne 81 años, es pro­fe­sor emé­ri­to de la Uni­ver­si­dad de Flo­ren­cia, una emi­nen­cia en el cam­po de la inmu­no­lo­gía y la medi­ci­na inter­na, y uno de los 30 cien­tí­fi­cos ita­lia­nos más cita­dos. Estos días anda tan ata­rea­do que para entre­vis­tar­lo hemos teni­do que loca­li­zar a su hija.

Romag­na­ni empe­zó a aler­tar a la opi­nión públi­ca tos­ca­na antes de que casi nadie se toma­se el pro­ble­ma en serio en Euro­pa y ha sido pre­ci­sa­men­te uno de sus dis­cí­pu­los, Andrea Cri­san­ti, de la Uni­ver­si­dad de Pado­va, quien está con­si­guien­do el que qui­zá sea el pri­mer retro­ce­so del Covid-19 en terri­to­rio euro­peo: la ‘bata­lla’ de Véne­to. Allí, el virus bro­tó con vio­len­cia, pero se bate en reti­ra­da tras una serie de medi­das que otros terri­to­rios no supie­ron adop­tar a tiempo.

Si
Lom­bar­día (Milán/​Bérgamo) es la cruz de la mone­da, Véneto
(Pádova/​Venecia) es la cara. En el últi­mo recuen­to ofi­cial, Véneto
regis­tra­ba 662 muer­tos y 11.000 casos con­fir­ma­dos. Mien­tras, Lombardía,
supe­ra­ba los 9.200 falle­ci­dos y roza los 52.000 casos. ¿La cla­ve? Con
cifras tan dis­pa­res, las dos han rea­li­za­do casi el mis­mo núme­ro de test.

Sergio Romagnani. (EC)
Ser­gio Romag­na­ni. (EC)

PREGUNTA.
En la loca­li­dad de Vò Euga­neo (Véne­to, nor­te de Ita­lia) se pro­du­jo uno
de los pri­me­ros bro­tes. Deci­die­ron hacer test a toda la pobla­ción, a los
3.500 habi­tan­tes, y ais­lar a todos los posi­ti­vos, inclui­dos los
asin­to­má­ti­cos. Y la epi­de­mia se fre­nó en seco, al revés de lo que
ocu­rrió en Lom­bar­día… o en Madrid.

RESPUESTA. Vò es una loca­li­dad en la que había una situa­ción muy pare­ci­da a la de Codogno
(Lom­bar­día). De hecho, había habi­do con­tac­tos entre los dos pueblos,
que están muy cer­ca aun­que per­te­ne­cen a regio­nes dis­tin­tas. E igual que
en Codogno, Vò se con­vir­tió en ‘zona roja’ des­de el prin­ci­pio y se cerró
com­ple­ta­men­te a la pobla­ción. La dife­ren­cia es que aquí entró en juego
mi dis­cí­pu­lo, Andrea Cri­san­ti, con quien he habla­do mucho estos días.
Acon­se­ja­das por él, las auto­ri­da­des deci­die­ron hacer test a todos los
habi­tan­tes del pueblo.

P. ¿Y cuál fue el resultado?

R. El resul­ta­do se obtu­vo sobre una mues­tra muy peque­ña, pero aun así es muy reve­la­dor. Un total de 58 per­so­nas die­ron posi­ti­vo en los test rea­li­za­dos entre el 22 y el 25 de febre­ro y, de todos ellos, 33 eran total­men­te asin­to­má­ti­cos. De los meno­res de 50, la mayo­ría lo eran. Esta­ble­ci­mos la hipó­te­sis de que entre el 50% y el 70% de los infec­ta­dos no esta­rían desa­rro­llan­do sín­to­mas, que reco­gie­ron los perió­di­cos ita­lia­nos. Y lo más impor­tan­te: 10 días des­pués solo die­ron posi­ti­vo 19 de los asin­to­má­ti­cos y 10 de los que tenían síntomas. 

P. Un estudio
pos­te­rior, en Chi­na, inci­de en que alre­de­dor del 80% de los con­ta­gios lo
pro­vo­can infec­ta­dos no detec­ta­dos, entre ellos asintomáticos.

R.
Cla­ro, por­que son muchos y son una fuen­te for­mi­da­ble de con­ta­gio. Por
eso hay que ais­lar­los inme­dia­ta­men­te. La mayo­ría eran per­so­nas jóve­nes y
sanas. Pero lo más intere­san­te de todo es que cuan­do los contagiados
asin­to­má­ti­cos fue­ron ais­la­dos en Vò, el por­cen­ta­je de enfer­mos disminuyó
de gol­pe del 3,2% al 0,3%. ¡Más de 10 veces! Lle­ga­mos a la conclusión
de que la cir­cu­la­ción del virus alre­de­dor de una mis­ma per­so­na, aunque
ya esté infec­ta­da, agra­va su patología.

P. Antes de seguir con eso, me que­da una duda, ¿los asin­to­má­ti­cos no pre­sen­ta­ron sín­to­mas des­pués del pri­mer test, no?

R.
No, no. Ya le digo que a los 10 días les vol­vie­ron a hacer el test y ya
más de la mitad die­ron nega­ti­vo. Creo que en todo el bro­te allí solo ha
muer­to una per­so­na. ¡Com­pá­re­lo con Codogno, don­de ha habi­do tantísimas
víc­ti­mas! La impre­sión de Cri­san­ti, que com­par­to, es que qui­zá fue el
ais­la­mien­to de los asin­to­má­ti­cos posi­ti­vos lo que fre­nó la epi­de­mia. Es
una hipó­te­sis, pero cree­mos que cuan­do el virus cir­cu­la muchas veces por
el mis­mo ambien­te, poten­cia su acción.

«Es
como si las insig­ni­fi­can­tes muta­cio­nes que el virus va sufrien­do lo
hicie­sen mucho más peli­gro­so para aque­llos que están expuestos
continuamente»

P. Eso expli­ca­ría por qué el
per­so­nal sani­ta­rio ha sufri­do la enfer­me­dad más que otros colec­ti­vos, no
solo por ries­go de con­ta­gio sino por evo­lu­ción de la patología.

R. Los pacien­tes de Vò que desa­rro­lla­ron una enfer­me­dad gra­ve eran ancia­nos que vivían en comu­ni­dad, mien­tras que aque­llos que ais­la­mos tuvie­ron una evo­lu­ción mucho menos gra­ve. Cree­mos que la expo­si­ción repe­ti­da lo agra­va todo. Es como si las insig­ni­fi­can­tes muta­cio­nes que el virus va sufrien­do lo hicie­sen mucho más peli­gro­so para aque­llos que están expues­tos con­ti­nua­men­te a su presencia.

P. Ima­gino que está al tan­to de la evo­lu­ción del Covid-19 en España.

R. Lo sigo por las noti­cias. Yo creo que en Madrid está ocu­rrien­do lo mis­mo que en Lom­bar­día. En Lom­bar­día no han hecho test a los asin­to­má­ti­cos, solo a los que tie­nen ya sín­to­mas. Y no han que­ri­do lle­var mas­ca­ri­llas. Dos enor­mes erro­res estra­té­gi­cos, que son los que han des­ata­do la tra­ge­dia. Lom­bar­día está como Madrid, ya lo sabe: tene­mos muchas per­so­nas en tera­pia intensiva.

P. En las resi­den­cias de ancia­nos espa­ño­las la situa­ción está sien­do infer­nal. ¿En Italia?

R.
Es que son un incu­ba­dor trá­gi­co del virus. Lo hemos vis­to tam­bién aquí:
se ponen todos los ancia­nos enfer­mos. ¿Por qué? Por­que no hicie­ron test
al per­so­nal que tra­ba­ja allí, a quie­nes los cui­dan, que son en muchos
casos asin­to­má­ti­cos y son los que han lle­va­do el virus a los ancianos.
Es gen­te que hacía una vida nor­mal, entra­ba allí, infec­ta­ba a los viejos
y se des­ata­ba el fin del mun­do. Aquí tene­mos resi­den­cias don­de se ha
infec­ta­do has­ta el 50 y el 80% de la gen­te.. La úni­ca mane­ra de frenarlo
es hacer test a todo el per­so­nal que tra­ba­ja allí y sacar
inme­dia­ta­men­te a los que den posi­ti­vo. Si no lo hace­mos, seguirán
muriendo.

P. Entien­do que otra cosa que se ha hecho muy
bien en Véne­to es evi­tar la hos­pi­ta­li­za­ción de todos los pacien­tes con
sín­to­mas. Man­te­ner­los alejados. 

R. El virus es muy
peli­gro­so en ambien­tes cerra­dos don­de hay muchas per­so­nas. Por eso hay
que actuar ense­gui­da en hos­pi­ta­les y ambu­la­to­rios médi­cos. El desastre
de Bér­ga­mo empe­zó pre­ci­sa­men­te en unas Urgen­cias, don­de no se dieron
cuen­ta de que había lle­ga­do un pacien­te con sín­to­mas, que fue el que
infec­tó a los médi­cos, a las enfer­me­ras, a todos los pacien­tes… El que
pasa­ba por allí salía con el virus. Así explo­tó la epi­de­mia en Bérgamo.
Esa es la verdad.

«Cuan­do lle­ga­ron los médi­cos envia­dos por Chi­na, se que­da­ron estu­pe­fac­tos. Nos decían que si está­ba­mos locos»

P. Y en el Véne­to se hizo dis­tin­to, ¿no?

R.
En cuan­to crea­ron la ‘zona roja’, ais­la­ron a todos, tam­bién los
asin­to­má­ti­cos… Para­li­za­ron el bro­te. En el nor­te, en el área de Bergamo
(Lom­bar­día), hay gran­des indus­trias que pro­du­cen mucho. Se valoró
dis­tin­to por moti­vos eco­nó­mi­cos qui­zá. Y ya ve el resul­ta­do… Al final
hemos teni­do que para­li­zar la nación ente­ra por esos erro­res iniciales.

P. Usted dice que otro error fue acon­se­jar a la pobla­ción no lle­var mascarillas. 

R. Eso ha sido un error enor­me. ¡Enor­me! Las mas­ca­ri­llas es obvio que no dan una pro­tec­ción al 100%, pero si las lle­va todo el mun­do baja muchí­si­mo el ries­go de con­ta­gio. Cuan­do lle­ga­ron los médi­cos envia­dos por Chi­na, se que­da­ron estu­pe­fac­tos. Nos decían que si está­ba­mos locos. Ellos es ver­dad que están acos­tum­bra­dos a lle­var­las por la con­ta­mi­na­ción, etcé­te­ra, pero no se podían creer que en Ita­lia las auto­ri­da­des reco­men­da­sen lo contrario.

P. ¿La ges­tión de los paí­ses asiá­ti­cos ha sido tan bue­na como se per­ci­be des­de aquí?

R.
Muy bue­na. Mire, un lugar muy peli­gro­so son los ascen­so­res. Los chinos
tie­nen pañue­los desin­fec­tan­tes den­tro como pro­tec­ción. ¡Y en Corea del
Sur lo han hecho toda­vía mejor! Allí han hecho como en Vò, pero además
usan­do medios tec­no­ló­gi­cos para ras­trear los telé­fo­nos. Tie­nen el
con­trol de todos los posi­ti­vos, saben adón­de van, con quién han tenido
con­tac­tos… e inme­dia­ta­men­te los aís­lan. El 27 de enero, ¡el 27 de
enero!, se reu­nie­ron los res­pon­sa­bles de su cen­tro de con­trol de
epi­de­mias y en sie­te sema­nas tenían test para todos, adqui­ri­dos a la
empre­sa más fia­ble. Han hecho cien­tos de miles de test. Como en Vò, pero
a lo grande.

P. Al ini­cio de la epi­de­mia, se cues­tio­na­ba el gas­to eco­nó­mi­co de com­prar y hacer tan­tí­si­mos test. 

R.
¿Cuán­to cues­ta un test? ¿Una dece­na de euros? ¿Algo más? Lo digo porque
tener en tera­pia inten­si­va a un pacien­te duran­te 20 días en Italia
cues­ta entre 50.000 y 60.000 euros.

«Hay que empe­zar ya a hacer test masi­vos a las cate­go­rías que pue­den ser vec­tor de con­ta­gio por el tra­ba­jo que desarrollan»

P. Tenien­do en cuen­ta cómo ha avan­za­do la epi­de­mia, ¿debe­ría­mos hacer test a toda la población?

R.
Es impo­si­ble hacer test a todo un país, eso es impo­si­ble. Pero lo que
se pue­de hacer es ele­gir a quién lo haces y no parar. Se tie­ne que
empe­zar con las cate­go­rías que pue­den ser vec­tor de con­ta­gio por el
tra­ba­jo que desa­rro­llan. Médi­cos, enfer­me­ros, per­so­nal sanitario,
tra­ba­ja­do­res de super­mer­ca­dos, agen­tes de poli­cía, farmacéuticos,
etcé­te­ra. A esos hay que hacer­les test a todos.

P. Usted vio venir esto mucho antes que el res­to. Está negro sobre blan­co en los artícu­los publi­ca­dos en la pren­sa toscana. 

R. Soy pro­fe­sor emé­ri­to, estoy prác­ti­ca­men­te jubi­la­do, pero he enten­di­do la gra­ve­dad pre­coz­men­te, muy pre­coz­men­te. El gober­na­dor de Tos­ca­na, que me cono­cía bien, me con­tac­tó y por eso empe­za­ron a hacer test a los médi­cos aquí, a los enfer­me­ros, etcé­te­ra. ¡En Lom­bar­día no se los hacían ni a los médi­cos! ¡En los hos­pi­ta­les no se hacían a nadie! Lo peor es que seguían las reco­men­da­cio­nes de la OMS, que decía que había que hacer test solo a los que tenían síntomas.

P. Con las mas­ca­ri­llas tam­bién ha habi­do rec­ti­fi­ca­ción. ¿Ha falla­do la OMS?

R.
Ha sido desas­tro­so, total­men­te desas­tro­so. Has­ta hace 10 días, aquí
seguían dicien­do por tele­vi­sión en men­sa­jes ofi­cia­les que las
mas­ca­ri­llas no ser­vían para nada, que los test a los asin­to­má­ti­cos no
ser­vían para nada. Al final, Véne­to está con­tro­lan­do el coro­na­vi­rus por
no seguir a la OMS. Aho­ra están cam­bian­do el dis­cur­so y están diciendo
lo que yo dejé escri­to hace dos meses. Pero aho­ra lle­ga tar­de. Hacía
fal­ta hacer­lo enton­ces para frenarlo.

P. ¿Cómo es posi­ble que haya falla­do tan­to la OMS?

R.
Nos hemos hecho esa pre­gun­ta noso­tros tam­bién muchas veces estos días.
Yo creo que fun­da­men­tal­men­te han falla­do por­que son buró­cra­tas que han
hecho carre­ra den­tro de ofi­ci­nas, pero no han vivi­do la expe­rien­cia de
cam­po, no han esta­do ni en los labo­ra­to­rios mane­jan­do virus ni
impli­ca­dos en situa­cio­nes epi­dé­mi­cas en otros paí­ses. Los polí­ti­cos se
han deja­do acon­se­jar por buró­cra­tas, en lugar de por exper­tos. Los
polí­ti­cos están sien­do muy cri­ti­ca­dos, pero la ver­dad es que han tomado
deci­sio­nes acon­se­ja­dos por lo que les decían los técnicos.

«Los
polí­ti­cos están sien­do muy cri­ti­ca­dos, pero la ver­dad es que han tomado
deci­sio­nes acon­se­ja­dos por lo que les decían los técnicos»

P. ¿Algu­na expe­rien­cia que haya teni­do usted le ha per­mi­ti­do enten­der mejor que sus cole­gas lo que podía estar pasando?

R.
Yo creo que me he pre­pa­ra­do duran­te toda mi vida para enten­der este
momen­to. Mi dis­cí­pu­lo lo enten­dió inclu­so antes. Era un cha­val genial en
la uni­ver­si­dad, se ha con­ver­ti­do en un inves­ti­ga­dor famo­so en el campo
de la mala­ria. Esta­ba tra­ba­jan­do en Lon­dres, en el Impe­rial College,
pero hemos teni­do la suer­te de que la Uni­ver­si­dad de Pado­va lo trajese
de vuel­ta a Ita­lia. Ha sido la ben­di­ción del Véne­to. Gra­cias a él, que
es un ver­da­de­ro exper­to, un viró­lo­go, el gober­na­dor del Véne­to está
fre­nan­do la epidemia.

P. ¿Por qué se han fia­do más de él que de la OMS o del Gobierno central?

R. El gober­na­dor del Véne­to es de la Liga Nor­te, don­de no tie­nen par­ti­cu­lar sim­pa­tía por el Gobierno cen­tral ita­liano. Así que ha hecho las cosas como le ha dado la gana, a su mane­ra… Con la suer­te de que ha dado con Crisanti.

P. Asu­mien­do que hemos per­di­do la opor­tu­ni­dad de hacer­lo como se hizo en Véne­to. ¿Qué pode­mos hacer ahora?

R.
Bus­car los anti­cuer­pos del virus en la san­gre es muy fácil. Y nos
per­mi­ti­ría saber cuán­tas per­so­nas han teni­do la infec­ción. A par­tir de
ahí, podría­mos avan­zar mucho en la inves­ti­ga­ción epi­de­mio­ló­gi­ca para
saber dón­de esta­mos. Lue­go se podría uti­li­zar a las per­so­nas con
anti­cuer­pos para tra­ba­jar en luga­res como resi­den­cias de ancianos,
fábri­cas o don­de hagan más fal­ta. Y ter­ce­ro: podría­mos uti­li­zar el
plas­ma de esas per­so­nas para curar a pacien­tes. Esta tera­pia ya se está
uti­li­zan­do y pue­de fun­cio­nar como una vacu­na pasi­va: anti­cuer­pos metidos
direc­ta­men­te a la sangre.

P. Tam­bién per­mi­ti­ría saber cuán­ta gen­te ha pasa­do la enfer­me­dad sin sín­to­mas o con sín­to­mas lige­ros, claro.

R.
Las cifras exac­tas no se van a con­se­guir. Los estu­dios de anticuerpos
no detec­tan a todo el que lo ha pasa­do sin sín­to­mas, solo a dos tercios.
En cual­quier caso… En el hos­pi­tal de Flo­ren­cia lo hemos hecho con
todo el per­so­nal sani­ta­rio y hemos encon­tra­do que en torno a un 5% de
médi­cos y enfer­me­ros había pasa­do ya la enfer­me­dad sin sín­to­mas. Eso a
pesar de que es un hos­pi­tal que no esta­ba en pri­me­ra línea y don­de no ha
habi­do ape­nas pacien­tes con coronavirus.

«El virus tie­ne mucho mar­gen toda­vía, muchos cuer­pos que infec­tar, muchas vidas en riesgo»

P. Aquí mucha gen­te fan­ta­sea con la idea de que medio Madrid ha pasa­do ya el coronavirus. 

R.
En Ita­lia pasa algo pare­ci­do. Pero ojo, por­que yo creo que el
por­cen­ta­je de pobla­ción euro­pea que lo ha pasa­do toda­vía no es muy
gran­de. El virus tie­ne mucho mar­gen toda­vía, muchos cuer­pos que
infec­tar, muchas vidas en riesgo.

P. Usted es de los que se metie­ron en cua­ren­te­na antes de que fue­se obligatorio. 

R. Lle­vo ya más de un mes. De todos modos, como pro­fe­sor emé­ri­to, mi acti­vi­dad no era tam­po­co muy inten­sa. Cuan­do empe­zó esta his­to­ria, ya lle­va­ba tiem­po evi­tan­do el con­tac­to con gen­te. Ya había enten­di­do lo que iba a pasar. Pien­se que ten­go 40 años de expe­rien­cia, de inves­ti­ga­ción, y ten­go amis­tad con los prin­ci­pa­les exper­tos. Anthony Fau­ci, el que está al fren­te en Esta­dos Uni­dos, es buen ami­go mío. Oiga, ¿le pue­do hacer aho­ra yo a usted una pregunta?

P. Si, claro. 

R. ¿Se ha habla­do en Espa­ña del par­ti­do Atalanta-Valencia?

P. Sí, se ha comen­ta­do que fue fuen­te de con­ta­gio impor­tan­te, pero sobre todo para la gen­te de Bérgamo.

R.
Es que fue­ron 40.000 de Bér­ga­mo a Milán, todos jun­tos en el esta­dio. Y
cla­ro… Y eso que al aire libre es mucho menos peli­gro­so, por­que en
ambien­tes cerra­dos el virus se que­da en el aire duran­te un tiem­po y
pue­de inha­lar­se directamente.

P. ¿Si?

R.
Aún no está del todo cla­ro, pero pare­ce que aun­que no estés delan­te de
la per­so­na infec­ta­da, aun­que no la veas, te pue­des lle­gar a infec­tar en
ambien­tes cerrados.

«La vida a par­tir de aho­ra será mucho más com­pli­ca­da y mucho menos bella»

P. ¿Cómo se ima­gi­na la vida den­tro de unos meses?

R.
Segu­ro, segu­ro que ya no va a ser como antes. Habrá que ir con
mas­ca­ri­llas todo el día, habrá que evi­tar las gran­des concentraciones,
habra que can­ce­lar todo tipo de espec­tácu­los depor­ti­vos, congresos,
que­da­das, dis­co­te­cas, bares… Qui­zá los res­tau­ran­tes se podrán vol­ver a
abrir dis­tan­cian­do mucho las mesas. En defi­ni­ti­va, la vida a par­tir de
aho­ra será mucho más com­pli­ca­da y mucho menos bella.

P. ¿Con­fía en que se encuen­tre una vacuna?

R.
Para que sea efi­caz, hace fal­ta míni­mo un año. A ver si se con­si­gue. Lo
nor­mal es que sí, sea­mos opti­mis­tas, por­que las carac­te­rís­ti­cas del
virus no son como las del VIH, por ejem­plo. No entra en las células,
sino que se pega a ellas y el anti­cuer­po lo loca­li­za. Qui­zá no será una
vacu­na para toda la vida, pero enton­ces bas­ta­ría con una pro­tec­ción de
año en año, como con la gri­pe. Pero nun­ca se sabe. Y lue­go es que la
pro­duc­ción ten­drá que ser gigan­tes­ca: todos los habi­tan­tes del planeta
van a que­rer su dosis.

P. ¿Es difí­cil des­de el pun­to de vis­ta de la mate­ria pri­ma fabri­car vacu­nas para todos?

R. No, eso no. El mate­rial no es un pro­ble­ma con la tec­no­lo­gía actual. Una vez has ais­la­do el virus y encon­tra­do la pro­teí­na útil a inyec­tar, se pue­de pro­du­cir en can­ti­da­des ili­mi­ta­das. Pero es que somos muchos millo­nes… Habrá que empe­zar con cate­go­rías espe­cia­les: ancia­nos, enfer­mos, etcétera.

P. Algo que sigue preo­cu­pan­do es que tam­bién mue­ren per­so­nas jóvenes.

R.
Creo que se dis­tor­sio­na un poco ese men­sa­je. En reali­dad es muy, muy
rara la muer­te de per­so­nas jóve­nes. Por deba­jo de los 20 años, creo que
han muer­to 10 en total, al menos en los paí­ses don­de se sabe lo que está
pasan­do. En Áfri­ca no tene­mos ni idea de lo que pue­de estar sucediendo.

P. Como inmu­nó­lo­go ¿qué teo­ría le con­ven­ce más sobre lo selec­ti­va que es en tér­mi­nos de edad la neu­mo­nía que pro­vo­ca este virus?

R.
Hay dos teo­rías. La pri­me­ra dice que la res­pues­ta tumul­tuo­sa y excesiva
cau­sa­da por el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co natu­ral, una tor­men­ta de citoquinas
macró­fa­gas que colap­san los pul­mo­nes… Una reac­ción exce­si­va en los
pacien­tes más ancia­nos. Los niños de dos o tres años que tie­nen un
sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co muy poco efi­caz, ape­nas for­ma­do, ni lo notan.

P. ¿Y la segun­da teoría?

R.
Se dice que una per­so­na ancia­na ha teni­do muchas infec­cio­nes de otros
coro­na­vi­rus a lo lar­go de su vida y ha acu­mu­la­do una can­ti­dad de
anti­cuer­pos tan gran­de que cuan­do se infec­ta con este virus nuevo,
reac­cio­na ane­gan­do los pul­mo­nes con esos anti­cuer­pos… Nin­gu­na de las dos
teo­rías me con­ven­ce, la ver­dad, yo los anti­cuer­pos los he conocido
siem­pre como armas protectoras.

P. ¿Enton­ces? ¿Sigue sien­do un misterio?

R.
Sí, creo que estas hipó­te­sis son pre­ci­pi­ta­das. Esta­mos toda­vía en la
fase del mis­te­rio. Esto es un enor­me mis­te­rio y, como le decía, yo llevo
toda la vida pre­pa­rán­do­me para ello.

Itu­rria /​Fuen­te

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