¿Ya nada será igual en Amé­ri­ca Lati­na des­pués del Covid19?

Por Aram Aha­ro­nian, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 22 mar­zo 2020

No sabe­mos aún cuál será el des­en­la­ce de la pan­de­mia del Covid-19, ni
sabe­mos qué nue­vas tur­bu­len­cias socia­les, finan­cie­ras, políticas,
eco­nó­mi­cas y mili­ta­res podrá des­atar pero, a la vez, divi­sa­mos también
sig­nos de una trans­for­ma­ción en ciernes.

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No todo será como era: hay que repen­sar el mun­do que vie­ne y
recon­si­de­rar las prio­ri­da­des de su agen­da. En una región hoy lle­na de
teme­ro­sos con tapa­bo­cas, que­da en cla­ro que la prio­ri­dad no es el pago
de la deu­da exter­na, sino los pro­ble­mas de salud pública.

El mun­do, nues­tra Amé­ri­ca Lati­na, ya no serás igual. Qui­zá sea
dema­sia­do opti­mis­ta, pero en medio del temor, la des­in­for­ma­ción y la
mani­pu­la­ción abier­ta por gru­pos caver­na­rios, las socie­da­des van
reac­cio­nan­do pasa­do el pri­mer impac­to, y a las mues­tras de psi­co­sis y
para­noia que con­du­je­ron a com­pras de páni­co, la soli­da­ri­dad sur­ge como
el ali­cien­te para garan­ti­zar la sobre­vi­ven­cia humana.

Des­de ya debe­ría­mos de aban­do­nar la idea de vol­ver a «la normalidad»,
a «lo de antes», por­que lo de antes ya no exis­te. Hemos des­cu­bier­to que
ante una cri­sis real lo que fun­cio­na es lo públi­co, pese a que lo
públi­co fue y es denos­ta­dos día sí y día por­que la maqui­na­ria de
(des)información. De gol­pe apren­di­mos que un ser­vi­cio no es un negocio
some­ti­do a «las reglas del mer­ca­do», ver­so que solo sir­ve para que se
apli­que la ley de la selva.

Esta­mos inau­gu­ran­do la épo­ca de los impre­vis­tos per­ma­nen­tes: ayer un
tem­po­ral, hoy el coro­na­vi­rus, y maña­na -¡ay maña­na!- segu­ra­men­te la
cri­sis eco­nó­mi­ca. Y lue­go la de la esca­sez de recur­sos. Se esfu­ma la
pla­ni­fi­ca­ción como se hizo duran­te toda la his­to­ria huma­na, pues esta
épo­ca (el Holo­ceno) ya está dejan­do paso a la siguien­te, el Antropoceno,
la del caos y la impredecibilidad.

Hacer pla­nes de la mis­ma mane­ra que anta­ño sería como intentar
relle­nar el mar con are­na, seña­la el cien­tí­fi­co y físi­co espa­ñol Antonio
Turiel. El daño sis­té­mi­co que se está cau­san­do aho­ra y que aún se
exten­de­rá duran­te varias sema­nas es irre­pa­ra­ble; es el Ini­cio del fin
del capitalismo.

El Coro­na­vi­rus es la pri­me­ra gran pan­de­mia del capitalismo
tras­na­cio­na­li­za­do, que des­nu­da la cri­sis de un sis­te­ma económicosocial
dise­ña­do por los dog­mas neo­li­be­ra­les des­de ini­cios de la déca­da de 1970.

Pero, héte aquí, que apa­re­ce en momen­tos en que en Amé­ri­ca Latina
apa­re­ce una con­cien­cia colec­ti­va que exi­ge (inclu­so con estallidos
socia­les en Hai­tí, Colom­bia, Ecua­dor, Chi­le) la pre­sen­cia del Esta­do y
la par­ti­ci­pa­ción social orga­ni­za­da para ocu­par­se de los pro­ble­mas, que
garan­ti­ce el acce­so a las nece­si­da­des bási­cas de mane­ra igualitaria.

Resultado de imagen para la vigilancia se mete debajo de la piel

Dos
alter­na­ti­vas opues­tas se abren en el oscu­ro hori­zon­te, dice Yuval
Hara­ri en el Finan­cial Times: una, el desa­rro­llo de la tec­no­lo­gía médica
ofre­ce una sali­da dis­tó­pi­ca pero hoy posi­ble, la vigi­lan­cia se mete
deba­jo de la piel para moni­to­rear (no solo) la salud de poblaciones
ente­ras. La otra, para quie­nes sue­ñan con la pri­va­ci­dad como motor de la
his­to­ria, es la coope­ra­ción glo­bal en el plano de la infor­ma­ción, el
comer­cio y las migra­cio­nes. Y aho­ra que EEUU ya no lide­ran al mundo:
¿quién podrá salvarnos?

(Hago un parén­te­sis. Des­de Paris me escri­ben que el cie­lo está
depe­ja­do y las nubes de smog pare­cen haber des­apa­re­ci­do: el parate
vehi­cu­lar está sal­van­do al medio ambiente)

Pero nues­tra Amé­ri­ca lati­na no será la mis­ma (cui­da­do, no digo que
será peor). El impac­to del coro­na­vi­rus Covid-19 en las cade­nas globales
de valor hará que el des­em­pleo en la región crez­ca un 10 por ciento,
aumen­tan­do tam­bién la pobre­za y la pobre­za extre­ma. De un total de 620
millo­nes de habi­tan­tes en Amé­ri­ca Lati­na, el núme­ro de pobres en la
región subiría de 185 a 220 millo­nes de per­so­nas, en tan­to que las
per­so­nas en pobre­za extre­ma podrían aumen­tar de 67.4 millo­nes a 90
millones.

La Comi­sión Eco­nó­mi­ca para Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be (Cepal)
advir­tió que la cri­sis del Covid-19 pasa­rá a la his­to­ria como una de las
peo­res que el mun­do ha vivi­do, el poner en ries­go un bien público
glo­bal esen­cial, la salud humana.

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Y afec­ta­rá a una ya debi­li­ta­da eco­no­mía mun­dial tan­to por el lado de la ofer­ta como de la deman­da, ya sea a tra­vés de la interrupción
de las cade­nas de pro­duc­ción –que gol­pea­rá seve­ra­men­te al comercio
mun­dial– como a tra­vés de la pér­di­da de ingre­sos y de ganan­cias debi­do a
un alza del des­em­pleo y mayo­res difi­cul­ta­des para cum­plir con las
obli­ga­cio­nes de deuda.

La inte­rrup­ción de las cade­nas glo­ba­les de valor afectaría
prin­ci­pal­men­te a Méxi­co y Bra­sil, paí­ses que impor­tan par­tes y bienes
inter­me­dios des­de Chi­na para sus sec­to­res manu­fac­tu­re­ros, en espe­cial en
los casos de repues­tos para auto­mó­vi­les, elec­tro­do­més­ti­cos, productos
elec­tró­ni­cos y far­ma­céu­ti­cos. Mien­tras, el pre­cio del petró­leo cae a
pre­cios que no jus­ti­fi­can su producción.

La región cre­ció a una tasa esti­ma­da de ape­nas 0.1% en 2019, y los
últi­mos pro­nós­ti­cos de la Cepal rea­li­za­dos en diciem­bre pasa­do preveían
un cre­ci­mien­to de 1.3% para 2020. Pero, el orga­nis­mo esti­ma una
con­trac­ción de ‑1,8% del pro­duc­to interno bru­to regio­nal, lo que podría
lle­var a que el des­em­pleo en la región suba en diez pun­tos porcentuales.

La cri­sis sani­ta­ria glo­bal no solo es un gran desa­fío para los
sis­te­mas de salud y la eco­no­mía en el mun­do, sino que cons­ti­tu­ye un
pro­ble­ma bio­so­cial que obli­ga a las nacio­nes a vol­ver al desaparecido
sen­ti­do de comu­ni­dad inter­na­cio­nal. La pan­de­mia hizo que las naciones
vol­vie­ran a mirar­se en comu­ni­dad al cons­ta­tar que no podían enfren­tar la
emer­gen­cia solos, pero a la vez se enfren­tan con la con­tra­dic­ción de
dic­tar medi­das nacio­na­les, como el cie­rre de fronteras.

Un pano­ra­ma regional

La cri­sis del Covid-19 fue apro­ve­cha­da por Esta­dos Uni­dos, que
pre­sio­nó a varios paí­ses para impo­ner, nue­va­men­te, a Luis Alma­gro como
secre­ta­rio gene­ral de la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA). Fue
muy higié­ni­co: todos los pre­sen­tes usa­ban guan­tes de látex. La
emba­ja­do­ra mexi­ca­na Luz Ele­na Baños fue cate­gó­ri­ca; “Ini­cia usted,
señor secre­ta­rio, un segun­do perio­do, no solo con la fal­ta de apoyo,
sino con el recha­zo de un gru­po impor­tan­te de Estados”

“Su elec­ción es una paté­ti­ca expre­sión de lo que cual­quier Misión de
Obser­va­ción Elec­to­ral (MOE) obser­va­ría como malas prác­ti­cas. Expre­sa la
pro­fun­di­za­ción de las dife­ren­cias y de las frac­tu­ras en el hemisferio.
Es mues­tra del triun­fo de la con­duc­ción par­cial de la OEA, de un
Secre­ta­rio Gene­ral que actúa como otro Esta­do miem­bro, y no como un
faci­li­ta­dor. Un Secre­ta­rio Gene­ral que no cree en la reelec­ción e hizo
todo lo posi­ble por reele­gir­se, usan­do nues­tros recur­sos para lograrlo”,
abun­dó Baños.

Mien­tras
la región apro­ve­cha la expe­rien­cia euro­pea para poner­le fre­nos a la
difu­sión del virus, los soció­lo­gos insis­ten en que hay que tra­ba­jar para
impe­dir que el dis­tan­cia­mien­to entre las per­so­nas obli­ga­do por el virus
–sin cara y por aho­ra sin cura- se trans­for­me en aislamiento.

La excep­ción es Bra­sil, cuyo pre­si­den­te, Jair Bol­so­na­ro, no parece
dis­pues­to a tomar nin­gu­na medi­da con­tra los con­ta­gios, a pesar que 22 de
quie­nes inte­gra­ron su comi­ti­va a Esta­dos Uni­dos, don­de se reu­nió con
Donald Trump y el Coman­do Sur, die­ron sig­nos posi­ti­vos al virus.

Y puso en mar­cha la “coro­na­fé” (¿será la eta­pa supe­rior del realismo
mági­co?), seña­lan­do que sólo la fe sal­va­rá al pue­blo, repi­tien­do la
con­sig­na de los pas­to­res evan­gé­li­cos que lo finan­cian y sus­ten­tan. Las
mega­igle­sias evan­gé­li­cas con­ti­núan abier­tas, mien­tras el virus se
expan­de sin control.

Beli­ce es el úni­co país de la región que aún no tie­ne casos de
Covid19. Argen­ti­na entró en cua­ren­te­na total. El ais­la­mien­to obligatorio
que dis­pu­so el pre­si­den­te Alber­to Fer­nán­dez rige has­ta el 31 de marzo:
toda la pobla­ción debe per­ma­ne­cer en su casa y sólo pue­de des­pla­zar­se en
su barrio para la com­pra de pro­duc­tos esen­cia­les, mien­tras se estudia
cómo pre­ve­nir la vio­len­cia domés­ti­ca que podría des­en­ca­de­nar­se por el
confinamiento.

En Méxi­co, el Con­se­jo de Salu­bri­dad Gene­ral deter­mi­nó que el Covid-19
será tra­ta­do en Méxi­co como enfer­me­dad gra­ve de aten­ción prioritaria,
por lo que se deto­na­rá todo un pro­ce­so de aten­ción por par­te de la
Secre­ta­ría de Salud en los pró­xi­mos días.

Perú ya decla­ró el «Esta­do de Excep­ción», Ecua­dor lo hizo con el
«Esta­do de Emer­gen­cia» y ambos paí­ses decre­ta­ron el toque de que­da para
hora­rios noc­tur­nos, lo mis­mo que suce­dió en Boli­via. En Uru­guay ya se
eva­lúa la «cua­ren­te­na gene­ral», mien­tras que en Bra­sil la gente
cace­ro­lea y pro­tes­ta en las calles para exi­gir­le a Jair Bol­so­na­ro –que
cree que se tra­ta de una fan­ta­sía chi­na y no de una pan­de­mia- que tome
medidas.

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Por su par­te, Chi­le entró en «Esta­do de Excep­ción Cons­ti­tu­cio­nal de
Catás­tro­fe» por noven­ta días, lo que le otor­ga múl­ti­ples atri­bu­cio­nes a
su pre­si­den­te, Sebas­tián Piñe­ra. Ade­más de dotar de mayo­res atribuciones
a las Fuer­zas Arma­das chi­le­nas en las calles, en el mar­co de un
con­tex­to de abier­to con­flic­to social, el decre­to per­mi­te al presidente
acti­var ais­la­mien­tos de ciu­da­des y decre­tar el toque de que­da cuando
cre­ye­ra necesario. 

El pre­si­den­te de Vene­zue­la, Nico­lás Madu­ro, denun­ció que en medio de
la pan­de­mia, Esta­dos Uni­dos per­si­gue los avio­nes y bar­cos que
trans­por­tan ali­men­tos a su país, y sos­tu­vo que está dis­pues­to a ir al
infierno con tal de con­se­guir ayu­da, lue­go de que el Fon­do Monetario
Inter­na­cio­nal recha­zó pres­tar cin­co mil millo­nes de dóla­res. “Ten­go que
denun­ciar­lo, Esta­dos Uni­dos está recru­de­cien­do sus medi­das criminales
con­tra el pue­blo de Vene­zue­la, dijo Madu­ro en cade­na de radio y
televisión.

La Comi­sión Eco­nó­mi­ca para Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be (Cepal)
vati­ci­nó que la cri­sis huma­ni­ta­ria de Vene­zue­la se agra­va­rá aún más por
la pan­de­mia de coro­na­vi­rus, y exhor­tó a los orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les a
pen­sar en la pobla­ción y ofre­cer ayu­da. Ali­cia Bár­ce­na, secretaria
eje­cu­ti­va del orga­nis­mo de la ONU, pidió a EEUU que levan­te las
san­cio­nes eco­nó­mi­cas que ha impues­to a ese país para ayu­dar­le a capear
el coronavirus.

“La comu­ni­dad inter­na­cio­nal debe pen­sar en la gen­te… No pode­mos dejar a nadie de lado en esta cri­sis”, sostuvo.

Has­ta el FMI se dio cuenta

Muchos hablan de una simi­li­tud de esta cri­sis con la de 1929 o como
con­ti­nua­ción de la del 2008. Obvia­men­te se refie­ren sólo a lo
finan­cie­ro. Pero esta vez la cri­sis abar­ca los dos extre­mos, tan­to la
ofer­ta (nos e pro­du­ce) como la deman­da (no hay consumo)

EEUU y la Unión Euro­pa anun­cia­ron la movi­li­za­ción de seis billo­nes de
euros para hacer fren­te a la cri­sis. No es difí­cil para ellos, hacen
fun­cio­nar la “maqui­ni­ta” y salen los euros y dóla­res. El caso de Italia,
que “pro­du­jo” ya 750 mil millo­nes de euros. No es que en nues­tra región
los gobier­nos no hagan uso de la “maqui­ni­ta”, pero solo les salen
era­les, pesos, sucres, bolívares…

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El
pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se Donald Trump pasó de jac­tar­se por una
eco­no­mía que vola­ba, a nave­gar en un caos bur­sá­til que ya supera a la
cri­sis de 2008. Fren­te al peli­gro de que su reelec­ción sea pues­ta en
jaque, la Casa Blan­ca hizo esta sema­na un giro de 180 gra­dos con
res­pec­to a la pan­de­mia. Mien­tras, el Con­gre­so se pre­pa­ra para apro­bar el
paque­te de res­ca­te eco­nó­mi­co más cos­tos de la his­to­ria de EEUU, de 1,6
billo­nes de dóla­res (1,6 tri­llons en inglés).

«Los gobier­nos debe­rían usar trans­fe­ren­cias de efec­ti­vo, subsidios
sala­ria­les y des­gra­va­cio­nes fis­ca­les para ayu­dar a los hoga­res y
nego­cios afec­ta­dos a enfren­tar esta para­da tem­po­ral y repen­ti­na en la
pro­duc­ción», seña­ló el direc­tor del Depar­ta­men­to del Hemisferio
Occi­den­tal del FMI, Ale­jan­dro Werner.

Dis­mi­nui­rá la inver­sión y la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca en paí­ses que
depen­den en gran medi­da de las expor­ta­cio­nes de petró­leo, e inclu­so la
acti­vi­dad del sec­tor de ser­vi­cios pro­ba­ble­men­te se verá más afectada
como resul­ta­do de los esfuer­zos de con­ten­ción y el distanciamiento
social.

Los ban­cos cen­tra­les deben aumen­tar la super­vi­sión, desarrollar
pla­nes de con­tin­gen­cia y estar pre­pa­ra­dos para pro­por­cio­nar una gran
liqui­dez a las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras, en par­ti­cu­lar a los prés­ta­mos a
peque­ñas y media­nas empre­sas, que pue­den estar menos pre­pa­ra­dos para
sopor­tar inte­rrup­cio­nes pro­lon­ga­das, añadió.

Wer­ner fue cate­gó­ri­co: «para la región, la recu­pe­ra­ción que
espe­rá­ba­mos hace unos meses no ocu­rri­rá y un 2020 con crecimiento
nega­ti­vo no es un esce­na­rio impro­ba­ble” en un esce­na­rio de caos por la
ame­na­za de para­li­za­ción del comer­cio exte­rior como con­se­cuen­cia de la
cri­sis del coronavirus

Y, aun­que usted no lo crea, el FMI está impul­san­do a los paí­ses a que
tomen drás­ti­cas medi­das de for­ta­le­ci­mien­to del sec­tor de salud y que
apli­quen medi­das eco­nó­mi­cas con­tra­cí­cli­cas y de con­ten­ción de una
posi­ble cri­sis generalizada.

Con­do­nar la deu­da ya

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El
expre­si­den­te ecua­to­riano Rafael Correa, el exvi­ce­pre­si­den­te boliviano
Álva­ro Gar­cía Line­ras y el líder opo­si­tor colom­biano Gus­ta­vo Petro
soli­ci­ta­ron la con­do­na­ción de la deu­da exter­na sobe­ra­na de los paí­ses de
Amé­ri­ca Lati­na por par­te de Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI) y de
otros orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les (BID, BM, CAF) e ins­ta­ron a los
acree­do­res pri­va­dos inter­na­cio­na­les a que acep­ten un pro­ce­so inmediato
de res­truc­tu­ra­ción de la deu­da que con­tem­ple una mora abso­lu­ta de dos
años sin intereses.

“Nadie pue­de dudar que aho­ra es un momen­to opor­tuno para hacer­lo si
se quie­re afron­tar con éxi­to esta situa­ción tan difí­cil. No podemos
exi­gir a los paí­ses que hagan polí­ti­cas efec­ti­vas en mate­ria de salud
públi­ca para afron­tar la actual pan­de­mia y, al mis­mo tiem­po, pretender
que sigan cum­plien­do con sus obli­ga­cio­nes de deu­da, seña­la un documento
emi­ti­do por Celag.

No pode­mos exi­gir­les que imple­men­ten polí­ti­cas eco­nó­mi­cas que
com­pen­sen los daños de esta catás­tro­fe mien­tras deben seguir pagan­do a
sus acree­do­res. Es abso­lu­ta­men­te incom­pa­ti­ble hacer efec­ti­vo un plan de
res­truc­tu­ra­ción eco­nó­mi­ca en el futu­ro pró­xi­mo con los actua­les niveles
de endeu­da­mien­to externo (en pro­me­dio, supo­ne 43.2 por cien­to del
pro­duc­to interno bru­to en Amé­ri­ca Lati­na), agre­ga el documento.

Colo­fón

Cada cri­sis es tam­bién una opor­tu­ni­dad y qui­zá la epi­de­mia actual nos
ayu­de a dar­nos cuen­ta del gra­ve peli­gro que repre­sen­ta la desunión
glo­bal. Y sobre todo, que lo entien­dan de una vez por todos los
socios-cóm­pli­ces de Esta­dos Uni­dos en nues­tra región, los que siguie­ron a
pie jun­ti­llas los dic­ta­dos de Washing­ton para ter­mi­nar con la
coope­ra­ción e inte­gra­ción, vacian­do o bom­bar­dean­do Mer­co­sur, Unasur,
Celac…

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¿Vol­ve­re­mos
a la cul­tu­ra de los cen­tros comer­cia­les? ¿Se vie­ne una virtualización
de nues­tras vidas y esta­re­mos moni­to­rea­dos por el Gran Hermano?¿Se
ter­mi­nó la lucha de cla­ses, ya que los ricos tam­po­co están sal­va­dos? No
ten­go res­pues­ta a nin­gu­na pre­gun­ta por ridí­cu­la que parez­ca, sólo la
con­vic­ción de que la Amé­ri­ca lati­na que vivi­mos –dis­fru­ta­mos, luchamos,
sufri­mos- has­ta prin­ci­pios de mar­zo, esa no volverá.

Si el vacío deja­do por EEUU no lo lle­nan otros paí­ses, no solo será
mucho más difí­cil dete­ner la epi­de­mia actual, sino que su legado
con­ti­nua­rá enve­ne­nan­do las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les en los próximos
años.

Nues­tros paí­ses –y, en gene­ral la huma­ni­dad toda- nece­si­ta tomar una
deci­sión, y la alter­na­ti­va es cla­ra: des­unión para bene­fi­ciar a los más
pode­ro­sos o soli­da­ri­dad glo­bal. Segu­ra­men­te si ele­gi­mos la segunda
alter­na­ti­va, será una vic­to­ria de todos con­tra el coro­na­vi­rus y también
con­tra las futu­ras epi­de­mias, catás­tro­fes y crisis.

*Perio­dis­ta y comu­ni­có­lo­go uru­gua­yo. Magís­ter en Integración.
Fun­da­dor de Tele­sur. Pre­si­de la Fun­da­ción para la Integración
Lati­no­ame­ri­ca­na (FILA) y diri­ge el Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Análisis
Estra­té­gi­co (CLAE, www​.estra​te​gia​.la) y susrysurtv

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