Ecua­dor. Más neo­li­be­ra­lis­mo ante la cri­sis neoliberal

Edgar Isch L. /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​11 de mar­zo de 2020

En la noche del 11 de mar­zo, uti­li­zan­do una cade­na nacio­nal de radio y tele­vi­sión, el pre­si­den­te Lenín Moreno anun­ció un paque­te de medi­das para enfren­tar la crí­ti­ca situa­ción del país. Ini­ció con fal­se­da­des y medias ver­da­des que se pre­sen­tan como la típi­ca lava­da de manos, de las que ins­tru­ye­ra Pon­cio Pila­tos y no las nece­sa­rias por higiene.

Lo pri­me­ro con lo que ini­ció su pre­sen­ta­ción fue seña­lar que “el coro­na­vi­rus está gene­ran­do una cri­sis eco­nó­mi­ca en todo el mun­do. Esto, suma­do a la drás­ti­ca caí­da del pre­cio del petró­leo, ha gol­pea­do fuer­te­men­te a Ecua­dor.” Hay que decir que la cri­sis la gene­ra el mis­mo capi­ta­lis­mo, que ni siquie­ra había logra­do supe­rar la ini­cia­da en 2008 y que por ello todo eco­no­mis­ta serio anun­cia­ba que lo pre­vi­si­ble era una nue­va recesión.

El coro­na­vi­rus solo es una gota más en las con­di­cio­nes gene­ra­das por la apli­ca­ción de polí­ti­cas neo­li­be­ra­les. En cuan­to al petró­leo, lo res­pon­sa­ble habría sido salir o al menos redu­cir la depen­den­cia del extrac­ti­vis­mo petro­le­ro, cosa que nin­gún gobierno des­de el lejano 1972 ha tra­ta­do de hacer. Moreno, mucho menos al no tener nin­gu­na pro­pues­ta eco­nó­mi­ca para orien­tar al país.

Moreno ya lle­va tres años en el poder y ha trai­cio­na­do total­men­te el plan de gobierno que pre­sen­tó en la cam­pa­ña y con el que tie­ne com­pro­mi­so legal (del moral, ni hable­mos). Su apli­ca­ción del neo­li­be­ra­lis­mo pro­fun­di­za la cri­sis, pero no lo dice y pro­po­ne nue­vas medi­das neo­li­be­ra­les. Vea­mos un hecho fun­da­men­tal: la acu­mu­la­ción de la rique­za en pocas manos con­ti­núa agudizándose.

Así, el índi­ce GINI de la dis­tri­bu­ción de la tie­rra que en 2007 era de 0,72, para 2018 pasó a 0,87 (recuér­de­se que lle­gar a 1 es la per­fec­ta des­igual­dad); en la dis­tri­bu­ción del agua las cosas siguen igual o peor que hace 13 años, bene­fi­cian­do a los gran­des agro­ex­por­ta­do­res; los gru­pos mono­pó­li­cos iden­ti­fi­ca­dos por orga­nis­mos ofi­cia­les, con­ti­núan con el cre­ci­mien­to de sus ganancias.

Un ejem­plo está en la ban­ca, que según datos de la Super­in­ten­den­cia res­pec­ti­va en 2018 con­cen­tró 40.983 millo­nes de dóla­res en acti­vos, 4 611 millo­nes en patri­mo­nio y 553 millo­nes en uti­li­da­des. Si se con­si­de­ra solo sus ganan­cias, en 2019 las uti­li­da­des ban­ca­rias supe­ra­ron los 600 millo­nes de dóla­res, pero eso no se toca.

Esta dis­pa­ri­dad social, sin embar­go, no impor­ta al gobierno de los empre­sa­rios, que bus­can tapar las urgen­cias fis­ca­les con más neo­li­be­ra­lis­mo y medi­das que no afec­ten a los ricos. Lo pri­me­ro es con­ti­nuar el ata­que a lo esta­tal que se pre­sen­ta como “aus­te­ri­dad”.

Hay que decir que ya tenía­mos un défi­cit fis­cal de más del 8% del PIB y que, en par­te, el mis­mo se expli­ca por el per­dón de mul­tas e intere­ses en el pago a los gran­des deu­do­res de impues­tos, rega­lo que superó los 1.800 millo­nes. Los ricos reci­ben bene­fi­cios del gobierno (nun­ca los lla­ma­rán sub­si­dios), pero aho­ra, una vez más, piden que “todos pon­ga­mos el hombro”.

El pri­mer sec­tor en ser afec­ta­do es el de los emplea­dos públi­cos. Se les obli­ga a un apor­te “tem­po­ral”, sin decir por cuan­to tiem­po, del 4% a quie­nes tie­nen un sala­rio entre 801 has­ta 1.500 dóla­res, y del 8% si su sala­rio es supe­rior a 1.501 dóla­res en ade­lan­te. Esto es una reduc­ción disi­mu­la­da de los sala­rios, incons­ti­tu­cio­nal­men­te prohi­bi­da. Una reduc­ción de sala­rios del sec­tor públi­co faci­li­ta tam­bién meno­res sala­rios en el sec­tor privado.

La reduc­ción de minis­te­rios y otras depen­den­cias públi­cas es otra medi­da con­du­ci­da no al mejor fun­cio­na­mien­to del Esta­do, sino a la reduc­ción de per­so­nal. Se men­cio­na que 20 mil emplea­dos públi­cos incre­men­ta­rían las filas de la des­ocu­pa­ción, en un país en el que solo el 37% de la masa labo­ral tie­ne lo que se lla­ma un empleo adecuado.

Ni siquie­ra hay un sen­ti­do lógi­co en lo pro­pues­to, pues nadie entien­de que el Minis­te­rio de Obras Públi­cas se fusio­ne con Tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, Regis­tro Civil y otras. El asun­to es redu­cir per­so­nal y cum­plir lo exi­gi­do por el FMI.

Cabe seña­lar que se ofre­ció no afec­tar al sec­tor salud, pero nada se dijo sobre edu­ca­ción mien­tras en los últi­mos meses se han com­pra­do equi­pos para repri­mir la opi­nión popu­lar y con­ti­núan en la impu­ni­dad los casos de los mani­fes­tan­tes que en las pro­tes­tas de octu­bre per­die­ron la vida o un ojo. Eco­no­mía esta­tal débil y repre­sión fuer­te, es otra carac­te­rís­ti­ca de los neoliberales.

Lo peor es la con­ti­nui­dad de la polí­ti­ca pri­va­ti­za­do­ra, que es una de las medi­das nego­cia­das con el FMI. De mane­ra tram­po­sa le lla­man “mone­ti­zar acti­vos” de pro­pie­dad públi­ca. Aun­que se diga que “per­ma­ne­ce­rán bajo pro­pie­dad públi­ca”, se espe­ci­fi­ca que los “dere­chos de con­ce­sión serán otor­ga­dos a socios pri­va­dos” y que, por tan­to, las ganan­cias que tenía el Esta­do pasan al sec­tor privado.

Con ello se avan­za en el des­man­te­la­mien­to del Esta­do. Esto, con la pre­ten­di­da acep­ta­ción ple­na de los tra­ta­dos de pro­tec­ción de la inver­sión trans­na­cio­nal (los famo­sos TBI), que entre­ga más pode­res a las empre­sas y redu­ce los de la ciudadanía.

Dos medi­das más. Un impues­to por una vez del 5% a autos de más de 20 mil dóla­res y el “incre­men­to en 0,75% las reten­cio­nes en la fuen­te de Impues­to a la Ren­ta en las empre­sas como, por ejem­plo, las del sec­tor ban­ca­rio, petro­le­ro, tele­co­mu­ni­ca­cio­nes”. Esto no es nada fren­te a los nive­les de uti­li­da­des de las gran­des empre­sas y al hecho de que muchas ter­mi­nan pagan­do como impues­to a la ren­ta menos del 1% de sus ven­tas, según datos oficiales.

Com­pa­ra­ti­va­men­te un pro­fe­sio­nal en libre ejer­ci­cio paga el 10% de sus ingre­sos. Sen­ci­lla­men­te, la cri­sis bene­fi­cia a los ricos y la pagan los trabajadores.

El gobierno ha lle­va­do al índi­ce de ries­go país a una con­di­ción muy cer­ca­na a la de Argen­ti­na. Macri o Moreno, apli­can­do las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les lle­van a sus paí­ses al mis­mo des­pe­ña­de­ro, pero Ecua­dor es más peque­ño y eso gol­pea más a su eco­no­mía. Este mes no se reci­bió el des­em­bol­so del cré­di­to nego­cia­do con el FMI aun­que Moreno dice que el orga­nis­mo apo­ya al gobierno (¡y que lo dirá por twitter!).

Por ello se bus­ca nue­vos cré­di­tos y anun­ció que serían por 2.400 millo­nes, sin con­cre­tar ni de dón­de ni bajo qué condiciones.

Lo indis­cu­ti­ble es que otras exi­gen­cias del FMI se man­tie­nen y que por las con­di­cio­nes polí­ti­cas de un año elec­to­ral y el mie­do a una masi­va pro­tes­ta social, esta vez aún no se tocan ni el IVA ni los pre­cios de los com­bus­ti­bles, el pre­tex­to del coro­na­vi­rus está pre­sen­te. Si se recuer­da el uso de la “doc­tri­na del Shock”, como la lla­ma­ra Nao­mi Klein, los neo­li­be­ra­les con­ti­nua­rán apro­ve­chan­do y pro­mo­vien­do el temor a la pan­de­mia para las nue­vas medidas.

Solo será cues­tión de tiem­po, mien­tras los sec­to­res popu­la­res insis­ten en la apli­ca­ción de la pro­pues­ta eco­nó­mi­ca pre­sen­ta­da por el Par­la­men­to de los Pue­blos a fines de 2019 y que los ricos paguen la cri­sis. La lucha de cla­ses tie­ne un nue­vo momen­to, pero no se detie­ne en el Ecuador.

(*) Aca­dé­mi­co y exmi­nis­tro de Medioam­bien­te de Ecua­dor. Aso­cia­do al Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estra­té­gi­co.

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