Perú. Pese a emer­gen­cia por coro­na­vi­rus: 3.4 millo­nes no tie­ne acce­so a agua potable

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de mar­zo de 2020

Cerrar la bre­cha de acce­so al agua requie­re accio­nes urgen­tes, como la mejo­ra de la infra­es­truc­tu­ra con­ven­cio­nal, la pro­tec­ción de la infra­es­truc­tu­ra natu­ral, y el cam­bio de nues­tros hábi­tos de consumo.

Actual­men­te vivi­mos en un Esta­do de Emer­gen­cia por la pro­pa­ga­ción del coro­na­vi­rus (COVID-19) don­de los hábi­tos de higie­ne, como el lava­do de manos, son esen­cia­les para pro­te­ger nues­tra salud. Sin embar­go, miles de perua­nos no cuen­tan con el ser­vi­cio bási­co de agua pota­ble y alcantarillado.

Para cerrar esta bre­cha duran­te la cri­sis, el Gobierno anun­ció que se están imple­men­tan­do medi­das para abas­te­cer de agua a la pobla­ción a tra­vés de camio­nes cis­ter­na. En Lima, Seda­pal, en coor­di­na­ción con el Minis­te­rio de Vivien­da, Cons­truc­ción y Sanea­mien­to, anun­ció que 360 cis­ter­nas repar­ti­rán agua pota­ble gra­tis duran­te el Esta­do de Emergencia.

“Aplau­di­mos las accio­nes del Gobierno Peruano y Seda­pal para abor­dar la bre­cha del acce­so al agua pota­ble en el cor­to pla­zo con la imple­men­ta­ción de cis­ter­nas, y espe­ra­mos que estos esfuer­zos exten­de­rán a inver­sio­nes nece­sa­rias en las redes, plan­tas y otras infra­es­truc­tu­ras cons­trui­das que son nece­sa­rias para cerrar la bre­cha del acce­so a agua pota­ble”, dijo Gena Gam­mie, sub­di­rec­to­ra del Pro­yec­to Infra­es­truc­tu­ra Natu­ral para la Segu­ri­dad Hídri­ca, Forest Trends.

Sin embar­go, con­si­de­ró que “será en vano enfo­car solo en esta infra­es­truc­tu­ra si no cui­da­mos el pri­mer esla­bón de la cade­na de valor del agua, los eco­sis­te­mas que nos pro­veen de agua y que son cada día más ame­na­za­dos: lagos y ríos sí, pero tam­bién bos­ques, bofe­da­les, pára­mos y humedales”.

El caso de Lima

Lima es la ciu­dad de Amé­ri­ca Lati­na con menor capa­ci­dad de alma­ce­na­mien­to de agua por habi­tan­te (35 m³ por habi­tan­te ver­sus 135 m³ de San­tia­go de Chi­le o 123 m³ de Bogo­tá). Según un Estu­dio del Ban­co Mun­dial, se esti­ma que, con las con­di­cio­nes actua­les, Lima solo podrá sopor­tar un año con una tem­po­ra­da baja de lluvias.

La infra­es­truc­tu­ra natu­ral –así como la infra­es­truc­tu­ra ances­tral, como los ande­nes y las amu­nas– cap­tan, infil­tran y regu­lan el agua, y man­tie­ne esta­bles los suelos.

Por lo tan­to, resul­tan herra­mien­tas cla­ve en la resi­lien­cia del sis­te­ma de agua que abas­te­ce a la capi­tal perua­na y sus alrededores.

“Por un lado, esta­mos per­dien­do la infra­es­truc­tu­ra natu­ral que actual­men­te brin­da ser­vi­cios: por ejem­plo, las bofe­da­les de Caram­po­ma (par­te alta de Lima) se están des­tru­yen­do de for­ma ace­le­ra­da por extrac­ción ile­gal para comer­cia­li­za­ción en vive­ros y pro­yec­tos inmo­bi­lia­rios, por mine­ría infor­mal y cons­truc­ción de carre­te­ras (lega­les e ilegales).

Por otro lado, la res­tau­ra­ción y esca­la­mien­to de infra­es­truc­tu­ra ances­tral como las amu­nas, pre­sen­tes en Hua­man­tan­ga, Lima, podría incre­men­tar has­ta en 33% la dis­po­ni­bi­li­dad de agua para toda la ciu­dad y no la esta­mos apro­ve­chan­do”, resal­ta Fer­nan­do Momiy Hada, direc­tor del Pro­yec­to Infra­es­truc­tu­ra Natu­ral para la Segu­ri­dad Hídrica.

Estas ten­den­cias no solo se pre­sen­tan en Lima. En el Perú, más de 140 mil hec­tá­reas de nues­tros bos­ques son defo­res­ta­dos al año; los ríos y eco­sis­te­mas son con­ta­mi­na­dos por la mine­ría ile­gal, las indus­trias y los des­per­di­cios gene­ra­dos por las ciu­da­des; asi­mis­mo, bofe­da­les y pára­mos son depre­da­dos. Nues­tros eco­sis­te­mas están sufrien­do un dete­rio­ro ace­le­ra­do y tene­mos poca capa­ci­dad de respuesta.

Foto: SPDA/​La pro­tec­ción de bofe­da­les y pára­mos es esen­cial para ase­gu­rar la dis­po­ni­bi­li­dad de agua en el país, sobre todo en la capital.

Hacía un futu­ro resiliente

“La bue­na noti­cia es que con­ta­mos con recur­sos finan­cie­ros y cono­ci­mien­to para empe­zar a cons­truir sis­te­mas robus­tos y resi­lien­tes. Ya pode­mos tra­ba­jar en la solu­ción a estos pro­ble­mas y fre­nar el dete­rio­ro ambien­tal con pro­yec­tos eco­sis­té­mi­cos que están en pro­ce­so de ela­bo­ra­ción y que requie­ren mucha volun­tad polí­ti­ca para ser ace­le­ra­dos”, expli­ca Gena Gammie.

Por su par­te, Fer­nan­do Momiy con­si­de­ra que “hoy tene­mos la opor­tu­ni­dad de repen­sar nues­tras polí­ti­cas y prác­ti­cas para cons­truir una socie­dad ver­da­de­ra­men­te resi­lien­te: ¿será el momen­to en el que como ciu­da­da­nos nos empie­ce a inte­re­sar más lo que pasa en los eco­sis­te­mas natu­ra­les que nos per­mi­ten con­tar con el agua que nece­si­ta­mos para vivir? ¿De enten­der que, sin esos guar­dia­nes y guar­dia­nas del agua, la mayo­ría vivien­do en extre­ma pobre­za y sin ser­vi­cios bási­cos, no tene­mos futuro?”.

Dato:

El pro­yec­to Infra­es­truc­tu­ra Natu­ral para la Segu­ri­dad Hídri­ca es finan­cia­do por la Agen­cia de los Esta­dos Uni­dos para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal (USAID) y el Gobierno de Cana­dá, y lide­ra­do por Forest Trends, con sus socios Con­de­san, la Socie­dad Perua­na de Dere­cho Ambien­tal (SPDA), Eco­De­ci­sión e inves­ti­ga­do­res del Impe­rial Colle­ge London.

Fuen­te: SERVINDI

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