Argen­ti­na. Lxs infec­tadxs, lxs que salen, lxs que están afue­ra: el mie­do y la violencia.

Por Elia­na Lacom­be, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 mar­zo 2020


Des­pués del siglo de las gue­rras mun­dia­les y las dic­ta­du­ras del Cono Sur,
sin lugar a dudas, el ais­la­mien­to masi­vo por la ame­na­za del coro­na­vi­rus, será
de las expe­rien­cias trau­má­ti­cas colec­ti­vas que más nos apor­ta­rá para
estu­diar­nos y com­pren­der­nos como socie­dad del siglo XXI.

Ape­nas lle­va­mos tres meses des­de que se hizo públi­ca la enfer­me­dad en
Chi­na, menos de un mes que lle­gó a nues­tro país, y nues­tra vida colec­ti­va ha
dado un vuel­co radi­cal, abso­lu­ta­men­te ines­pe­ra­do para la gran mayo­ría de los
mortales.

Hace unos días ‑exac­ta­men­te dos sema­nas- en el aula con­ver­sa­ba con mis
alumnxs de sex­to año (de entre 17 y 20 años) sobre libros prohi­bi­dos
duran­te la últi­ma dic­ta­du­ra en Argen­ti­na y refle­xio­ná­ba­mos sobre la dificultad
de com­pren­der un perío­do que les resul­ta­ba tan “lejano”; por­que ellxs son de
las pocas gene­ra­cio­nes pri­vi­le­gia­das en este país que han vivi­do toda su vida
en demo­cra­cia… Y la expe­rien­cia ‑en tan­to viven­cia per­so­nal- es
intrans­fe­ri­ble, aun­que pue­da ser comu­ni­ca­da culturalmente. 

Pien­so enton­ces en mis alumnxs, que no cono­cen de res­tric­cio­nes a la
cir­cu­la­ción, a las reunio­nes, a las sali­das… que no cono­cen del miedo
masi­vo… Sus res­tric­cio­nes habi­tual­men­te esta­ban más liga­das a las carencias
eco­nó­mi­cas, pero no a las impo­si­cio­nes nor­ma­ti­vas del Estado… 

Es cla­ro que hay enor­mes dife­ren­cias entre las res­tric­cio­nes a la libertad
coti­dia­na de las dic­ta­du­ras y las gue­rras y el actual ais­la­mien­to preventivo
por el coro­na­vi­rus. No obs­tan­te, quie­ro refle­xio­nar a par­tir de algunas
viven­cias de estos días que encien­den alar­mas sobre la for­ma­ción y “con­ta­gio”
del mie­do y la sos­pe­cha en torno a la cons­truc­ción de otrxs: lxs infec­tadxs,
lxs que salen y lxs que están afue­ra.

Esce­nas de la vida real I: Lxs infectadxs

Es vier­nes 20 de mar­zo de 2020 (de la Era cris­tia­na y según el calendario
gre­go­riano). Me des­pier­to con la pesa­dum­bre de haber teni­do pesa­di­llas y lo
pri­me­ro que quie­ro ver son las nove­da­des en el Whats App. En el gru­po “las
ami­gas de siem­pre” (inte­gra­do por las entra­ña­bles ami­gas del colegio
secun­da­rio), leo la his­to­ria clí­ni­ca de un nue­vo con­ta­gia­do de coro­na­vi­rus que
estu­vo en el pue­blo. Tam­bién hay una foto evi­den­te­men­te baja­da de face­book donde
la per­so­na está remar­ca­da con un círcu­lo rojo. Y, a con­ti­nua­ción, un listado
con nom­bre y ape­lli­dos de per­so­nas que habrían teni­do con­tac­to con él bajo la
leyen­da: “Si ven a estas per­so­nas cir­cu­lan­do por el pue­blo, denún­cie­los a la
poli­cía”. Se me hace un nudo en el estó­ma­go y des­de allí me bro­ta la
indig­na­ción… Escri­bo, borro, rees­cri­bo… “Todo esto es ile­gal” ‑pien­so
mien­tras no encuen­tro el tono ade­cua­do para res­pon­der en el gru­po. Pero no es
la ile­ga­li­dad en sí mis­ma lo que me ener­va… Con­tes­to al men­sa­je comentando
que nues­tra fami­lia hace una sema­na está en ais­la­mien­to pre­ven­ti­vo por­que en la
escue­la de mi hija se con­fir­mó un caso de coro­na­vi­rus. Les digo que no hay que
tra­tar a lxs enfermxs como delin­cuen­tes, que cual­quie­ra se pue­de con­ta­giar de
la mane­ra más absur­da y que nadie ‑con­ta­giadx o no- pue­de salir por estos días.
Reci­bo la apro­ba­ción de una de las ami­gas que vive en Ibi­za (Espa­ña) y fue la
pri­me­ra en adver­tir­nos sobre la gra­ve­dad del asun­to… Se suma el comen­ta­rio de
la ami­ga que vive en Bue­nos Aires y el silen­cio de las demás… Ni siquie­ra me
pre­gun­tan cómo esta­mos… Me ima­gino que mi nom­bre y el de todxs lxs
inte­gran­tes de mi fami­lia pue­den estar en una lis­ta cir­cu­lan­do por los
celu­la­res de lxs vecinxs de mi barrio.

Me levan­to y sal­go al patio. “Somos unxs pri­vi­le­giadxs de tener
patio”-pienso una vez más. Me pre­gun­to cómo esta­rán las per­so­nas que deben
per­ma­ne­cer ence­rra­das en depar­ta­men­tos… cómo esta­rán las per­so­nas que viven de
chan­gas… Recuer­do que la
últi­ma vez que estu­ve en Cór­do­ba sólo le di diez pesos al lim­pia­vi­drios y me sien­to una
miserable…

Con som­bre­ro de alas y pala en mano me pon­go a remo­ver la tie­rra de la
huer­ta que había­mos aban­do­na­do des­pués de las vaca­cio­nes. Mi com­pa­ñe­ro se suma
a la tarea. Con el cuer­po dobla­do sobre la tie­rra vamos arran­can­do las
“male­zas”… Diga­mos mejor: dis­cri­mi­nan­do entre las plan­tas que come­mos y las
que no… Algo que­da toda­vía: rúcu­la, pimien­tos, zapa­llos y varias aro­má­ti­cas… El cli­ma de este mar­zo es increíblemente
bello. Sereno y cáli­do. Vivi­mos a cua­tro cua­dras de una auto­pis­ta y ape­nas a
una cua­dra de un autó­dro­mo… Aho­ra per­ci­bi­mos el silen­cio. El silen­cio se
sien­te… Has­ta el aire se ha purificado. 

Esce­nas de la vida real II: Lxs que
salen

Mien­tras rie­go la huer­ta y per­ci­bo el olor a tie­rra húme­da, comien­zo a
escu­char el auto pro­pa­la­dor. Es un men­sa­je de la Muni­ci­pa­li­dad. Soli­ci­ta que lxs
vecinxs no saquen la basu­ra, ya que no habrá reco­lec­ción el lunes. Recuer­da que
está prohi­bi­da la cir­cu­la­ción de per­so­nas y reco­mien­da denun­ciar al 101 a las
per­so­nas que vio­len esta nor­ma­ti­va. La gra­ba­ción se repi­te por alto­par­lan­te en
todas las cuadras…

Mi micro­cos­mos se rom­pe en mil peda­zos… Recuer­do el taller que hicimos
con Eli­za­beth Jelin en el Archi­vo Pro­vin­cial de la Memo­ria sobre las mar­cas
de memo­ria
en Ale­ma­nia; recuer­do las repro­duc­cio­nes de las órde­nes del
Esta­do nazi que prohi­bían la cir­cu­la­ción de “los judíos” y las instrucciones
para dela­tarlxs, pega­das en los pos­tes de las vere­das de Ber­lín… Siento
escalofríos… 

A los pocos minu­tos, escu­cho una moto que fre­na abrup­ta­men­te en fren­te de
casa. Por estos lados no tene­mos tim­bre. Sabe­mos que alguien lle­ga a nuestra
casa por­que ladran los perros o bien reco­no­ce­mos un motor que se detie­ne… Me
acer­co a la sali­da para ver quién es y escu­cho un gri­to: “Poné las manos ahí”.
Es la poli­cía. La per­so­na de la moto dice que salió a com­prar. El poli­cía está
alte­ra­do, le habla a los gri­tos; le dice que lo pasó por la ruta, que anda sin
casco…y no sé que otras cosas más… Que­do para­li­za­da. No les veo la cara, el
cer­co de jaz­mi­nes es alto y está tan tupi­do… Estoy inmó­vil escuchando.
Recuer­do las raz­zias con­tra lxs pibxs de la calle, me atra­vie­san en una sola
sen­sa­ción todos los rela­tos de deten­cio­nes arbi­tra­rias sufri­das por lxs chicxs
de La Luciér­na­ga… Me dan ganas de llo­rar… No inter­ven­go, sigo
paralizada.

En el gru­po de Whats App del “barrio”, la mayo­ría está indig­na­da con la
gen­te que no cum­ple la cua­ren­te­na, quie­ren “mano dura”. ¿Alguien les pre­gun­ta a
las per­so­nas que cir­cu­lan a dón­de van, si nece­si­tan algo, antes de
denunciarlos?

A la tar­de­ci­ta, pren­do la tele. No he que­ri­do “saber nada” duran­te el
día… (aun­que todo el día el coro­na­vi­rus ha esta­do mol­dean­do nues­tra vida,
nues­tras sen­sa­cio­nes, nues­tras acti­vi­da­des inusua­les, nues­tro espa­cio, nuestro
tiem­po, nues­tro rit­mo…). Entre las noti­cias, al núme­ro de con­ta­giadxs y muertxs,
se ha suma­do la cifra récord de dete­nidxs por vio­lar la cua­ren­te­na. Veo la
ima­gen de una joven, ten­drá 18 años, está espo­sa­da y la suben a un patrullero.
Pien­so en mis alumnxs del secun­da­rio, ence­rradxs… sin saber estar­lo… Me
vuel­ve el nudo en el estómago… 

Esce­nas de la vida real III: Lxs que están afue­ra

Leo en el por­tal de noti­cias ‑y me sien­to una pri­vi­le­gia­da por aún tener
datos- que la minis­tra de segu­ri­dad dice que quie­nes se fue­ron de vaca­cio­nes no
podrán vol­ver a su casa. Que se que­den dón­de están… Otro titu­lar afir­ma que
son 30 mil lxs argen­tinxs que salie­ron des­pués del 13 de mar­zo, día en que se
decla­ró la pan­de­mia. 20 mil aún están en el exte­rior. Dice que el Estado
nacio­nal pri­vi­le­gia­rá la repa­tria­ción de las per­so­nas que se fue­ron antes.

Los comen­ta­rios sobre la irres­pon­sa­bi­li­dad, la fal­ta de soli­da­ri­dad, la
inmo­ra­li­dad de lxs que se fue­ron a la cos­ta, de los que salie­ron del país en
ple­na pan­de­mia, se repli­can en todos lados. Las con­de­nas y repu­dios están en
todos mis gru­pos de Whats App, tan­to en los de cen­tro-dere­cha, los filo-pro­gre­sis­tas
y de izquier­da….[1]

Un capí­tu­lo com­ple­to mere­ce­rían las cons­truc­cio­nes de otre­dad y peli­gro en rela­ción a lxs extran­jerxs que están en el país. 

Fotos: La Tina

Mien­tras la segu­ri­dad está aden­tro, en la casa, todo el peli­gro está afue­ra o vie­ne de afue­ra. Podría­mos recons­truir esca­las mora­les de sos­pe­chosxs y con­de­na­bles del afue­ra
en orden ascen­den­te: lxs argen­tinxs que salen a dar una vuel­ta por el
barrio, lxs que se van a vera­near, lxs que lle­ga­ron del extran­je­ro, lxs
que están en el extran­je­ro y lxs que se fue­ron al extran­je­ro duran­te la
pan­de­mia, lxs que lle­ga­ron del extran­je­ro y no cum­plen la “cua­ren­te­na”,
lxs infec­tadxs que vinie­ron del extran­je­ro y salen de sus casas. 

Mien­tras tan­to, 20 mil per­so­nas de car­ne y hue­so están vara­das en
aero­puer­tos extran­je­ros, sien­do car­ne de cañón del virus, queriendo,
nece­si­tan­do, volver…

Alar­mas y reflexiones

Esta­mos ante una expe­rien­cia social abso­lu­ta­men­te iné­di­ta para esta
gene­ra­ción. Nues­tra vida ha dado un vuel­co que es difí­cil aún de significar…
Pero algu­nas memo­rias socia­les del pasa­do pue­den ser­vir­nos para encendernos
alar­mas sobre cami­nos que no debe­mos re-tran­si­tar. La cons­truc­ción de lxs otrxs
como peli­grosxs y mere­ce­dorxs de segre­ga­ción, repre­sión, cas­ti­go y hasta
ani­qui­la­ción, ha sido pro­di­gio­sa­men­te estu­dia­da… Sin embar­go, ¿por qué somos
tan sus­cep­ti­bles a la cons­truc­ción de otrxs como mere­ce­dorxs de nuestras
violencias?

Cla­ra­men­te quie­nes vio­lan la nor­ma­ti­va de ais­la­mien­to son irres­pon­sa­bles e
inso­li­da­rixs, nos ponen en ries­go a todos… Pero de allí a recla­mar para ellxs
lin­cha­mien­tos mediá­ti­cos, dela­cio­nes, deten­cio­nes, espo­sas, cala­bo­zos… creo
que hay un gran abismo…

No renie­go de las polí­ti­cas epi­de­mio­ló­gi­cas de este gobierno; pero sí
temo al des­bor­de de las accio­nes civi­les alen­ta­das por los discursos
mora­li­zan­tes en rela­ción a lxs que salenlxs que están afue­ra. Entien­do
la impor­tan­cia de las medi­das que el gobierno tomó en Argen­ti­na. Temo a
la demo­ni­za­ción de lxs enfermxs. Temo al mie­do. A lo que las personas
con mie­do pue­den hacer, al des­co­no­ci­mien­to de la huma­ni­dad de lxs otrxs,
a la inso­li­da­ri­dad con lxs que nece­si­tan salir y lxs que necesitan
vol­ver. Temo a las veja­cio­nes a la inti­mi­dad de lxs infec­ta­dos
y sus redes de víncu­los… Temo a la “caza de bru­jas”… A los “exce­sos
poli­cia­les”… Esta­mos ence­rra­dos y el encie­rro nos afec­ta emocionalmente…
Temo a los des­bor­des ciu­da­da­nos… a la “jus­ti­cia por mano pro­pia”… a la
frag­men­ta­ción social… 

Tene­mos que decir y com­pren­der que las per­so­nas enfer­mas son víctimas
que el Esta­do debe pro­te­ger, que lxs irres­pon­sa­bles deben apren­der y
que lxs que están afue­ra, están a la intem­pe­rie, mucho más en ries­go que lxs obe­dien­tes pri­vi­le­gia­dos que pode­mos que­dar­nos en casa.

Tene­mos que estar más uni­dos que nun­ca en este “dis­tan­cia­mien­to social”. La
per­so­na que se enfer­ma es una víc­ti­ma del virus, no un mons­truo. Preguntémonos
cómo esta­rá de salud, si tie­ne mie­do por sus seres cer­ca­nos, si teme por lxs
des­co­no­cidxs que ha con­ta­gia­do sin saberlo…si nece­si­ta ayuda…

Sobre lxs irres­pon­sa­bles que vio­lan la cua­ren­te­na, son “irres­pon­sa­bles”, no
asesinxs… 

En mar­zo, a pocos días de un nue­vo ani­ver­sa­rio del “Desas­tre de Taym”, me
lla­ma la aten­ción que estxs pró­fu­gos del ais­la­mien­to por el coronavirus
pue­den lle­gar a pagar penas mayo­res que lxs (i)responsables de la Plan­ta de
tra­ta­mien­to y ente­rra­mien­to de resi­duos peli­gro­sos, que por sus violaciones
sis­te­má­ti­cas a las nor­mas ambien­ta­les y pro­to­co­los de segu­ri­dad, colaboraron
con la inun­da­ción y con­ta­mi­na­ción del canal Los Moli­nos que abas­te­ce de agua a
medio millón de habi­tan­tes de la ciu­dad de Cór­do­ba. Y con­ta­mi­na­ron con residuos
peli­gro­sos el sue­lo, el aire, el agua sub­te­rrá­nea de un enor­me terri­to­rio nunca
dimen­sio­na­do. Lxs (i)responsables de este desas­tre ambien­tal jamás fue­ron, ni
serán, dete­nidxs… Pues, el deli­to por con­ta­mi­na­ción tie­ne penas máxi­mas de
dos años, excar­ce­la­bles… Ni hablar, de lxs res­pon­sa­bles públicxs que
auto­ri­za­ron la ins­ta­la­ción de esa Plan­ta en un lugar inun­da­ble; ellos ni
siquie­ra han sido con­vo­ca­dos por la jus­ti­cia… Pen­se­mos enton­ces en la
inequi­dad de las medi­das reclamadas…

El pre­si­den­te Alber­to Fer­nán­dez dice por estos días: “No quie­ro decla­rar el
Esta­do de Sitio”… 

La san­gre se me hie­la… No qui­sie­ra jamás estar en su lugar… Se nota que
no quie­re… pero la opi­nión públi­ca asus­ta­da y lxs irres­pon­sa­bles que no se
que­dan en casa, lo pre­sio­nan… “El mie­do es mal con­se­je­ro”, dicen en mi
pueblo. 

Hoy es 24 de mar­zo, día de la Memo­ria, la Ver­dad y la Justicia… y no pue­do evi­tar que todo mi cuer­po recuer­de que la cons­truc­ción de otrxs peli­grosxs mere­ce­dorxs de repre­sión,
de lin­cha­mien­tos públi­cos, de dela­cio­nes, de deten­cio­nes, de espo­sas y
cala­bo­zos… nos con­du­ce a un lugar don­de jura­mos como nación Nun­ca Más volver…

*Dra. en Cien­cias Antro­po­ló­gi­cas – FFyH – UNC
Villa Par­que San­ta Ana, 24 de mar­zo de 2020.


[1] Sobre los dis­cur­sos en
redes socia­les en rela­ción al coro­na­vi­rus reco­mien­do el artícu­lo de Sonia
Budas­si: “Los dis­cur­sos de la pan­de­mia. Voce­ros del virus: Pseudoprogres,
tibios y extre­mis­tas” en Anfi­bia, mar­zo 2020. 
https://​revis​taan​fi​bia​.com/​e​n​s​a​y​o​/​v​o​c​e​r​o​s​-​d​e​l​-​v​i​r​u​s​-​p​s​e​u​d​o​p​r​o​g​r​e​s​-​t​i​b​i​o​s​-​e​x​t​r​e​m​i​s​t​as/

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