Argen­ti­na. El gobierno va hacia el default para man­te­ner viva la economía

Juan Guahán /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​28 de mar­zo de 2020

En medio de fuer­tes deba­tes el gobierno argen­tino cami­na hacia el default y con la idea de “rom­per el chan­chi­to” para man­te­ner viva la eco­no­mía, mien­tras preo­cu­pan la super­vi­ven­cia de los sec­to­res más humil­des, impe­di­dos de lograr su jor­nal dia­rio por el ais­la­mien­to y se ten­sa la rela­ción con las provincias.

Más allá de las “moles­tias” de la cua­ren­te­na hay algo indu­da­ble: el coro­na­vi­rus está entre noso­tros, sus daños cre­cen, su pico recién lle­ga­ría a comien­zos de mayo, y son muchas –dema­sia­das- las pre­gun­tas que su pre­sen­cia pro­po­ne, como ¿has­ta cuán­do segui­rá?, ¿cómo se apli­ca­rá la cua­ren­te­na a quie­nes viven de la chan­ga dia­ria?, ¿cómo con­tri­buir a que pro­duz­ca el menor daño posible?

Des­de el comien­zo de su gobierno, Alber­to Fer­nán­dez había adver­ti­do que para el 31 de mar­zo se ten­dría una idea cla­ra sobre el des­tino de la deu­da exter­na, la cual había sido defi­ni­da como el pro­ble­ma más impor­tan­te para ese perío­do. Aho­ra tene­mos el 31 de mar­zo por lle­gar y con­ta­mos con la segu­ri­dad eso no ocu­rri­rá dado que otros pro­ble­mas, mucho más gra­ves afec­tan al país.

Más allá que no todo esté dicho en los dis­cur­sos ofi­cia­les, lo cier­to es que el gobierno avan­za de hecho en dos direc­cio­nes, que apa­re­cen como nue­vas, com­ple­men­ta­rias y más ade­cua­das a la reali­dad, con­tra­di­cien­do lo que el mis­mo gobierno venía sos­te­nien­do. Una de ellas es el default. A nadie se le ocu­rre que esta­mos en con­di­cio­nes de seguir pagan­do lo que nos recla­man como deu­da. Sería sui­ci­da e inhu­mano seguir­lo haciendo.

La otra medi­da –que se insi­núa- tie­ne que ver con lo que era la exten­di­da polí­ti­ca de parar todos los “gas­tos”, has­ta que se con­cre­ta­ra la nego­cia­ción con los recla­man­tes. Esa polí­ti­ca tam­bién se ha vuel­to inapli­ca­ble. “Rom­per el chan­chi­to” y per­mi­tir que algu­nos “gas­tos” man­ten­gan viva a una par­te de la eco­no­mía… y tam­bién de la pobla­ción, es una nece­si­dad de los tiem­pos que corren.

El gobierno anun­cia que incre­men­ta­rá su pre­su­pues­to en un 2% del PBI para des­ti­nar­lo a estos fines. Resol­ver el défi­cit fis­cal pasó a un segun­do plano.

Res­pon­der al coro­no­vi­rus des­ata otros deba­tes e internas

Los deba­tes y pug­nas inter­nas vigen­tes has­ta hace pocos días están per­dien­do vigen­cia, la famo­sa grie­ta entre cris­ti­nis­tas y macris­tas o entre ofi­cia­lis­mo y opo­si­ción pier­de fuer­za. Hoy son otros los deba­tes y las posi­cio­nes en pugna.

Los tres prin­ci­pa­les acto­res de esta reali­dad ‑en los sec­to­res popu­la­res- son: los inten­den­tes (alcal­des), las orga­ni­za­cio­nes socia­les y en ter­cer lugar las fuer­zas de segu­ri­dad y defen­sa. Esto es así en gene­ral, pero par­ti­cu­lar­men­te en el terri­to­rio de la Capi­tal Fede­ral y los muni­ci­pios del Gran Bue­nos Aires, don­de se con­cen­tran los prin­ci­pa­les con­glo­me­ra­dos urba­nos argentinos.

Por enci­ma de ellos apa­re­cen el gobierno, la opo­si­ción y los gran­des medios de pren­sa, en una arti­cu­la­ción y coin­ci­den­cia que no deja de lla­mar la aten­ción y que no se veía des­de la Gue­rra de la Mal­vi­nas. Las dis­tin­tas fuer­zas socia­les, polí­ti­cas y una bue­na par­te de la pobla­ción se orde­nan en torno a los pro­ta­go­nis­tas ya cita­dos y su accionar.

Más allá de las pala­bras, esta pan­de­mia ha pues­to sobre la super­fi­cie la pro­fun­da grie­ta exis­ten­te en la Argen­ti­na de hoy. La idea del “ais­la­mien­to social pre­ven­ti­vo y obli­ga­to­rio” ha teni­do una fuer­te reper­cu­sión y aval en los sec­to­res medios y altos de la socie­dad, con las peque­ñas excep­cio­nes de algu­nos ansio­sos o irresponsables.

No ocu­rre lo mis­mo con los sec­to­res popu­la­res don­de se mani­fies­tan tres dife­ren­cias fun­da­men­ta­les: sus vivien­das no reúnen las con­di­cio­nes míni­mas para estos lar­gos encie­rros; esas pobla­cio­nes, en gene­ral, care­cen de ingre­sos esta­bles y sobre­vi­ven con chan­gas que ape­nas alcan­zan para la sobre­vi­ven­cia dia­ria o bien depen­den ‑por últi­mo- de la ayu­da ali­men­ta­ria del asis­ten­cia­lis­mo esta­tal y este hoy tran­si­ta una com­ple­ja situación.

Un habi­tan­te de una villa popu­lar gra­fi­có lo que pasa: “si sal­go a bus­car un man­go, ten­go un 10% de posi­bi­li­da­des de infec­tar­me, si me que­do en casa tene­mos el 100% de posi­bi­li­da­des de morir­nos de hambre”.

Las actua­les polí­ti­cas esta­ta­les no han con­tem­pla­do debi­da­men­te este pro­ble­ma, que se hará sen­tir con dure­za en los pró­xi­mos días, si no se adop­tan urgen­te­men­te medi­das adecuadas.

Des­de el gobierno ana­li­zan modi­fi­ca­cio­nes para adap­tar esta cua­ren­te­na a la situa­ción de las barria­das más pobres y en crear con­di­cio­nes que per­mi­tan a las mayo­rías, de meno­res ries­gos, otros tipos de res­pues­tas que com­bi­nen la pre­ven­ción con la posi­bi­li­dad de trabajar.

En torno al modo de tra­tar esta situa­ción hoy se mani­fies­tan los mayo­res deba­tes en el gobierno. En esas dis­cu­sio­nes tam­bién inter­vi­ne la opo­si­ción. Des­de ese lugar, en alian­za con sec­to­res del gobierno enca­be­za­dos por La Cám­po­ra, se impul­sa una mayor pre­sen­cia en el terri­to­rio de las Fuer­zas Arma­das y de Seguridad.

Los inten­den­tes deman­dan el con­trol de la dis­tri­bu­ción de ali­men­tos en sus res­pec­ti­vos terri­to­rios, aun­que el impor­tan­te des­plie­gue terri­to­rial de orga­ni­za­cio­nes socia­les les otor­ga el dere­cho y la res­pon­sa­bi­li­dad de com­par­tir esa tarea.

A fines de la sema­na pasa­da las orga­ni­za­cio­nes socia­les habían con­se­gui­do el com­pro­mi­so de una entre­ga de cin­co mil pesos (unos 65 dóla­res) por per­so­na, que se haría a tra­vés de una amplia­ción de sus actua­les padro­nes, has­ta lle­gar a más de cua­tro millo­nes de personas.

Lue­go de arduas dis­cu­sio­nes ese pro­yec­to pare­ce caí­do y en su reem­pla­zo apa­re­ce el Pro­gra­ma de Ingre­so Fami­liar de Emer­gen­cia (IFE) con 10 mil pesos por fami­lia des­ti­na­do a quie­nes care­cen de otros ingre­sos, sien­do com­pa­ti­ble con la Asis­ten­cia Uni­ver­sal por Hijo.

Alcan­za­ría tam­bién a los mono­tri­bu­tis­tas de las cate­go­rías A y B (con un uni­ver­so total de cer­ca de 3,5 millo­nes de bene­fi­cia­rios), y podría repe­tir­se de con­ti­nuar la cua­ren­te­na. Ya se están hacien­do la pre­ins­crip­cio­nes y se paga­ría a media­dos de abril.

Dis­tin­tas teo­rías para tra­tar el coronavirus

Mien­tras el ais­la­mien­to social y una dura cua­ren­te­na se han impues­to como la prin­ci­pal estra­te­gia para com­ba­tir este mal, van apa­re­cien­do voces crí­ti­cas a la misma.

Estas, fun­da­das en los ries­gos de una des­truc­ción de la eco­no­mía, del tra­ba­jo y los ingre­sos ‑que impli­ca la con­ti­nui­dad de esa estra­te­gia- con las con­se­cuen­cias de la mis­ma sobre la pobla­ción, su esta­do de áni­mo, el páni­co gene­ra­li­za­do, la fal­ta de ali­men­tos y con todo ello la con­se­cuen­te caí­da de sus defensas.

Esta con­cep­ción crí­ti­ca se com­ple­men­ta con la idea de ais­lar y pro­te­ger sola­men­te a los ancia­nos y las per­so­nas con enfer­me­da­des de ries­go y dejar que la cir­cu­la­ción de la enfer­me­dad pro­duz­ca una gene­ra­li­za­da auto­in­mu­ni­dad, aten­dien­do a los casos más severos.

Así lo han plan­tea­do cien­tí­fi­cos de la Uni­ver­si­dad de Oxford, en cola­bo­ra­ción con inves­ti­ga­do­res de las Uni­ver­si­da­des de Cam­brid­ge y Kent, quie­nes afir­man que la mitad de la pobla­ción ingle­sa ya está autoinmunizada.

Ale­gan a su favor que la inmen­sa mayo­ría de los afec­ta­dos, que no for­man par­te de la pobla­ción de ries­go, no tie­ne mayor por­cen­ta­je de casos gra­ves y falle­ci­mien­tos que los que habi­tual­men­te pro­du­ce una gri­pe o el dengue.

Las cifras ofi­cia­les de los años 2015÷2016÷2017 para Argen­ti­na indi­can que los muer­tos anual­men­te por enfer­me­da­des res­pi­ra­to­rias osci­lan entre los 55 y 65 mil falle­ci­dos. Apro­xi­ma­da­men­te, la mitad de ellos, entre 27.500 y 35.000 son pro­du­ci­dos por gri­pe y neu­mo­nía. En el año 2018 los falle­cie­ron por estas enfer­me­da­des 32 mil personas.

Esta­do de sitio y otras medi­das de excepción

La pan­de­mia del Covid-19 no vino sola. Está acom­pa­ña­da de un con­jun­to de valo­res que se van ins­ta­lan­do en nues­tras socie­da­des con­tem­po­rá­neas. Uno de ellos, de indu­da­ble impor­tan­cia, es el dis­ci­pli­na­mien­to social que tie­ne a los gran­des medios de pren­sa como su prin­ci­pal ins­tru­men­to de instalación.

La cam­pa­ña actual vie­ne lar­ga­men­te pre­ce­di­da por su modo de infor­mar. Veni­mos pade­cien­do sus noti­cie­ros don­de 4 de cada 5 noti­cias tenían que ver con crí­me­nes y deli­tos que ator­men­ta­ban a la ciu­da­da­nía y sem­bra­ban el terror en la sociedad.

Este sis­te­ma fue con­tri­bu­yen­do al meca­nis­mo por el cual la poli­cía se trans­for­mó en la prin­ci­pal pre­sen­cia del Esta­do en los sec­to­res popu­la­res. Las debi­li­da­des sani­ta­rias que esta pan­de­mia pone en evi­den­cia mues­tran cómo se están equi­vo­can­do, muchas veces, las prio­ri­da­des estatales.

La ten­den­cia a que las cre­cien­tes medi­das de excep­ción se vayan trans­for­man­do en doc­tri­na ofi­cial es algo que prac­ti­can la mayor par­te de los Esta­dos. Ello, en lugar de gene­rar con­fian­za, pro­du­ce mie­do y nos encie­rra sobre noso­tros mismos.

Esa situa­ción se está repi­tien­do con este mal. En lugar de gene­rar con­fian­za en la orga­ni­za­ción y res­pon­sa­bi­li­dad del pue­blo se pro­mue­ven medi­das repre­si­vas que –por lo ya dicho- se vuel­ven inapli­ca­bles en los sec­to­res popu­la­res, pro­vo­can­do más pro­ble­mas y daños que soluciones.

Esos mis­mos medios de pren­sa que se rego­dea­ban con rela­tos sobre crí­me­nes hoy lo hacen con el des­plie­gue infor­ma­ti­vo, don­de la enu­me­ra­ción de las muer­tes, los con­ta­gia­dos y la acti­vi­dad de algu­nos irres­pon­sa­bles se pare­cen al rela­to de una com­pe­ten­cia deportiva.

Com­ple­ja rela­ción entre Nación y provincias

Las pro­vin­cias le han deman­da­do al gobierno nacio­nal la trans­fe­ren­cia de 70 mil millo­nes de pesos, como Apor­tes del Teso­ro Nacio­nal, un apor­te extra­or­di­na­rio que podrían for­mar par­te del 2% de incre­men­to al PBI orde­na­do con moti­vo de la pan­de­mia en curso.

En un recien­te encuen­tro de minis­tros de Eco­no­mía que cul­mi­nó en una reu­nión de los gober­na­do­res y el Pre­si­den­te, la posi­bi­li­dad de emi­tir cua­si­mo­ne­das por las pro­vin­cias no fue plan­tea­da for­mal­men­te. El gober­na­dor del Cha­co, Jor­ge Capi­ta­nich, ase­gu­ró que “para que eso no exis­ta (emi­sión de mone­das pro­vin­cia­les) es nece­sa­rio tener un sis­te­ma de finan­cia­mien­to coor­di­na­do por el Gobierno nacio­nal. Es el úni­co que pue­de emi­tir mone­da de cur­so legal”.

Quie­nes pien­san así pare­cen olvi­dar nues­tra his­to­ria más recien­te, cuan­do en el 200102 esos “bonos pro­vin­cia­les” per­mi­tie­ron miti­gar los sufri­mien­tos de millo­nes de com­pa­trio­tas. Da la impre­sión que unas ideo­lo­gías y teo­rías eco­nó­mi­cas en boga en los paí­ses cono­ci­dos como “cen­tra­les” nie­gan la posi­bi­li­dad de pen­sar des­de la realidad.

*Ana­lis­ta polí­ti­co y diri­gen­te social argen­tino, aso­cia­do al Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estra­té­gi­co.

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