Chi­le. Tra­ba­ja­do­res que no pue­dan hacer su labor por cua­ren­te­na, no reci­bi­rán sala­rio según dic­ta­men de Direc­ción del Trabajo

Andrés Figue­roa Cor­ne­jo /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​26 de mar­zo de 2020

Este 26 de mar­zo, el régi­men de Piñe­ra y su admi­nis­tra­ción tem­po­ra­ria del Esta­do capi­ta­lis­ta chi­leno, median­te un dic­ta­men de la Direc­ción del Tra­ba­jo per­mi­te aho­ra que los emplea­do­res pue­dan no can­ce­lar los sala­rios de las y los tra­ba­ja­do­res que no pue­dan asis­tir al lugar de sus labo­res por razo­nes de la cua­ren­te­na epi­dé­mi­ca, toque de que­da o fuer­za mayor 

La reso­lu­ción de una enti­dad pre­ten­di­da­men­te ‘pro­tec­to­ra del tra­ba­jo’, bus­ca lega­li­zar por secre­ta­ría las rela­cio­nes de fuer­za asi­mé­tri­cas exis­ten­tes entre capi­tal y tra­ba­jo, favo­re­cien­do bru­tal­men­te a los empresarios. 

El dic­ta­men quie­re decir que si una emplea­da o emplea­do no pue­den lle­gar a su lugar de tra­ba­jo debi­do a la pro­pia cua­ren­te­na deci­di­da por el gobierno, por­que no hay dis­po­ni­bi­li­dad de trans­por­te colec­ti­vo u otra razón de fuer­za mayor, no per­ci­bi­rá su remuneración.

La crí­ti­ca de base huma­nis­ta y en el con­tex­to de una pan­de­mia mun­dial, es obvia. Sin sala­rio, ven­ce el ham­bre inclu­so más que el COVID-19. La lega­li­dad de la nor­ma, en tan­to, ha sido cues­tio­na­da por diri­gen­tes sin­di­ca­les debi­do a que exis­ten pre­ce­den­tes, como la catás­tro­fe pro­du­ci­da por el tsu­na­mi de 2010, don­de, a cau­sa de su excep­cio­na­li­dad y carác­ter invo­lun­ta­rio, pri­mó el Códi­go Labo­ral sobre el Códi­go Civil, y no hubo recor­te de suel­dos. Sin embar­go, aho­ra el régi­men pre­ten­de impo­ner arti­cu­la­dos pro­ve­nien­tes del Códi­go Civil y no del Laboral.

Ya días antes, a tra­vés de medi­das mone­ta­rias, como la baja del pre­cio del peso a un uno por cien­to de inte­rés por par­te del Ban­co Cen­tral, el gobierno con­tro­la­do des­de Washing­ton, ofre­ció liqui­dez y sal­vó la tasa de ganan­cias de la Ban­ca y de los gran­des gru­pos eco­nó­mi­cos. Asi­mis­mo, la ven­ta bara­ta de cré­di­tos para los gran­des capi­ta­lis­tas está a la orden del día, mien­tras que las mini, peque­ñas y media­nas empre­sas tie­nen enor­mes difi­cul­ta­des para acce­der a préstamos. 

En Chi­le la fuer­za de tra­ba­jo en rela­ción de depen­den­cia es de alre­de­dor de un 70 por cien­to y se con­cen­tra en la Pymes. De la tota­li­dad de las y los tra­ba­ja­do­res del país, más de un 30 por cien­to hacen par­te del lla­ma­do sec­tor infor­mal o autó­no­mo, sin nin­gún dere­cho social ni labo­ral garan­ti­za­do, según las cifras ofre­ci­das por el Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­cas, INE, y el Ban­co Central.

El dic­ta­men de la Direc­ción del Tra­ba­jo trans­pa­ren­te aún con más niti­dez el carác­ter anti­po­pu­lar de la admi­nis­tra­ción de turno. Sec­to­res de la opo­si­ción ins­ti­tu­cio­nal, como del mun­do del tra­ba­jo orga­ni­za­do, ya han anun­cia­do ini­cia­ti­vas lega­les con­tra el dictamen.

Por par­te de las y los tra­ba­ja­do­res, a la cri­sis en cur­so que creó las con­di­cio­nes del 18 O y se inten­si­fi­có ace­le­ra­da­men­te con la pan­de­mia, se ha mul­ti­pli­ca­do la incer­ti­dum­bre con el dic­ta­men. Nadie ase­gu­ra que de los suel­dos impa­gos, los empre­sa­rios vayan por los des­pi­dos (que ya están ocu­rrien­do), y lue­go de la pan­de­mia los emplea­dos no reco­bren sus plazas.

Sólo la acción con­jun­ta, uni­ta­ria, deci­di­da del pue­blo tra­ba­ja­dor y las fuer­zas socia­les exis­ten­tes pue­den poner coto a la suce­sión de abu­sos impu­nes en los que ha incu­rri­do la admi­nis­tra­ción del capi­ta­lis­mo de van­guar­dia chi­leno, que has­ta ha pri­va­ti­za­do el agua.

Itu­rria /​Fuen­te

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