Perú. Gru­pos vul­ne­ra­bles al COVID-19: en pobre­za, sin agua y en la informalidad

Por Álva­ro Mene­ses/​Resu­men Latinoamericano/​19 de mar­zo de 2020

A tres días de la Emer­gen­cia Nacio­nal decla­ra­da por el gobierno que obli­ga a todo el país al ais­la­mien­to social por 15 días, Way­ka ana­li­za las pobla­cio­nes más gol­pea­das a las dos sema­nas en don­de no podrán salir de casa. Tra­ba­ja­do­res infor­ma­les sin segu­ros médi­cos y per­so­nas en pobre­za extre­ma sin acce­so a agua pota­ble son las más expues­tas al azo­te del coro­na­vi­rus COVID-19 en Perú.

El pasa­do domin­go 15 de mar­zo, en un men­sa­je a la Nación que anun­cia­ba el Esta­do de Emer­gen­cia en todo el país para con­tra­rres­tar la pro­pa­ga­ción del coro­na­vi­rus COVID-19, el pre­si­den­te Mar­tín Viz­ca­rra tam­bién men­cio­nó la asig­na­ción de un bono de 380 soles para 3 millo­nes de fami­lias vul­ne­ra­bles, para que estas pue­dan sol­ven­tar­se duran­te los 15 días de ais­la­mien­to social.

Fren­te al 21.7% de perua­nos que vive en situa­ción de pobre­za, y el 3.8% en extre­ma pobre­za, según regis­tros del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­cas e Infor­má­ti­ca (INEI) de 2007 al 2018, el gobierno pre­ci­só que la dis­tri­bu­ción del bono se rea­li­za­rá en base a los datos de la Ofi­ci­na Nacio­nal de Pro­ce­sos Elec­to­ra­les (ONPE) y en coor­di­na­ción con los minis­te­rios de Desa­rro­llo e Inclu­sión Social, Eco­no­mía y Finan­zas y la aso­cia­ción de bancos.

Foto: Andi­na.

Gen­te sin agua

Por no tener acce­so a agua pota­ble, casi a 750 mil per­so­nas, según indi­ca­ron fuen­tes de SEDAPAL, se les com­pli­ca cum­plir con una de las reco­men­da­cio­nes más bási­cas del Minis­te­rio de Salud para pre­ve­nir el coro­na­vi­rus COVID-19: lavar­se las manos por lo menos duran­te 20 segundos.

Según regis­tró el INEI has­ta octu­bre de 2019, el 9,3% de perua­nos no tie­ne acce­so a agua por red públi­ca, y solo se abas­te­cen por camio­nes cis­ter­nas (1,2%), pozos (1,7%), ríos, ace­quias, manan­tia­les (3,6%) y otras for­mas menos segu­ras y sanas (2,8). Y del 90,7% de gen­te con agua pota­ble, el 4,2% tie­ne que salir de casa para con­se­guir­la, mien­tras que el 1,1% cuen­ta con un pilón de agua de uso público.

En las zonas rura­les del país, el 24,7% de per­so­nas no tie­ne agua. Y las regio­nes con menor acce­so a este ser­vi­cio bási­co son Tum­bes (78,7%), Uca­ya­li (76,1%), Huá­nu­co (76,1%), Puno (69,9%) y Lore­to (56,6%). En el caso de esta últi­ma región, el pro­ble­ma se agra­va por la pre­sen­cia de plo­mo, arsé­ni­co y otros meta­les deja­dos por la acti­vi­dad petro­le­ra por lo menos en 4 ríos (Pas­ta­za, Mara­ñón, Tigre y Corrien­tes) que abas­te­cen a cien­tos de comu­ni­da­des indí­ge­nas de la sel­va peruana.

Gol­pe a la informalidad

Otro sec­tor de la pobla­ción que ha sido gol­pea­do eco­nó­mi­ca­men­te por el ais­la­mien­to social obli­ga­to­rio es el 72.5% (has­ta 2017 según INEI) de perua­nos eco­nó­mi­ca­men­te acti­vos que son par­te del empleo infor­mal, es decir, un pro­me­dio de 11 millo­nes 978 mil ciu­da­da­nos; 320 mil per­so­nas más que en 2016. Todas ellas no podrán tra­ba­jar por lo menos has­ta el 30 de este mes.

Has­ta hace 3 años, por lo menos 3 millo­nes 254 mil perua­nos (43.4%) labo­ra­ban sin un con­tra­to de tra­ba­jo, es decir, sin garan­tía de gra­ti­fi­ca­cio­nes, horas extra remu­ne­ra­das y segu­ro médi­co. De todos ellos, por lo menos has­ta 2018, la mayo­ría son tra­ba­ja­do­ras del hogar (91,7%) e inde­pen­dien­tes (89,3%), entre los que se encuen­tra el comer­cio ambu­la­to­rio, la ven­ta de ali­men­tos, trans­por­te, con­fec­cio­nes, cons­truc­ción civil, y otros.

Infor­ma­ción del INEI indi­ca que las muje­res son las más pro­pen­sas a caer en el empleo infor­mal: su tasa de infor­ma­li­dad es del 75,3%, mien­tras que en hom­bres no supera el 70,1%. Foto: Andi­na

Para el soció­lo­go espe­cia­lis­ta en temas labo­ra­les, Car­los Mejía, «se tra­ta de per­so­nas que se desa­rro­llan entre el auto­em­pleo y los tra­ba­ja­do­res asa­la­ria­dos sin con­tra­to o en frau­de labo­ral, es decir, con­tra­tos des­na­tu­ra­li­za­dos en don­de la mayo­ría de ellos cae­rá pri­me­ro al des­em­pleo abier­to y lue­go a la pobre­za en unas sema­nas de no con­tar con un sub­si­dio eco­nó­mi­co» y que «los asa­la­ria­dos con sin­di­ca­to tie­nen mayo­res posi­bi­li­da­des de resis­tir al impac­to eco­nó­mi­co de esta crisis».

Según datos del INEI, el ais­la­mien­to social tem­po­ral afec­ta­ría más a la pobla­ción feme­ni­na y pro­ve­nien­te de las regio­nes del país. Y es que si bien los hom­bres tie­nen mayor pre­sen­cia en el tra­ba­jo infor­mal (6,6 millo­nes fren­te a las 5,6 millo­nes de muje­res), son ellas las más pro­pen­sas a caer en el empleo infor­mal: su tasa de infor­ma­li­dad es del 75,3%, mien­tras que en hom­bres no supera el 70,1%. Por otro lado, en algu­nas pro­vin­cias del país el empleo infor­mal es casi gene­ral: 90% en Huan­ca­ve­li­ca y Apu­rí­mac, y 88% en Cajamarca.

Fuen­te: Way​ka​.pe

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