“El Coro­na­vi­rus y las tra­ba­ja­do­ras anda­lu­zas” – La otra Andalucía

Des­de el colec­ti­vo femi­nis­ta Anda­lu­zas en pie, denun­cia­mos la situa­ción que se está vivien­do estos días con el COVID-19 de las tra­ba­ja­do­ras en Anda­lu­cía del Ser­vi­cio de Ayu­da a Domi­ci­lio (SAD) y las del Hogar, ade­más de todos los sec­to­res como son el autó­no­mo, el sani­ta­rio, el taxis­ta, el de cen­tros de meno­res, el agri­cul­tor, el enva­sa­dor, etc. En todos ellos tra­ba­jan pro­fe­sio­na­les, sin medios nece­sa­rios, expues­tas a con­traer el famo­so coro­na­vi­rus. Denun­cia­mos a una Jun­ta de Anda­lu­cía que está jugan­do con toda la cla­se obre­ra andaluza.

Muje­res, tra­ba­ja­do­ras y anda­lu­zas, somos car­ne de cañón en este Esta­do con­tro­la­do por un virus crea­do por el sis­te­ma capi­ta­lis­ta, sien­do muchas de noso­tras las que nos expo­ne­mos a con­traer­lo. Pero eso no impor­ta a unos polí­ti­cos mafio­sos, reyes corrup­tos, y sin­ver­güen­zas que están haci­na­dos en sus mara­vi­llo­sas vivien­das de lujo, con todos los medios a su alcan­ce para lle­var esta cuarentena.

No olvi­de­mos que es una clan­des­ti­ni­dad impues­ta y que res­pon­sa­bi­li­za­mos a la cla­se polí­ti­ca y tan­to a EEUU como a sus alia­dos (no olvi­de­mos al Esta­do espa­ñol), por traer este coro­na­vi­rus para que nues­tra salud se dete­rio­re o inclu­so nos asesine.

En espe­cial, des­de Anda­lu­zas en pie, que­re­mos alzar nues­tras voces por las
muje­res del Ser­vi­cio de Ayu­da a Domi­ci­lio y las del Hogar; no sin menos­pre­ciar a las demás pro­fe­sio­na­les de los sec­to­res cita­dos con ante­rio­ri­dad. Nos cen­tra­mos en este sec­tor, ya que pen­sa­mos que son un colec­ti­vo aban­do­na­do en su tota­li­dad, por el hecho de ser pre­ca­rio y estar muy femi­ni­za­do. Un sec­tor que se dedi­ca a la Depen­den­cia, con jor­na­das de escla­vi­tud, de esfuer­zo físi­co y psí­qui­co, expues­tas sus vidas a aten­der a
pacien­tes que viven solas o están en Resi­den­cias. Muchas de ellas tra­ba­jan­do sin mas­ca­ri­lla ni medios para poder aten­der al per­so­nal dependiente.

Siem­pre con pri­sas por las calles, las vemos con sus uni­for­mes y mochi­las a cues­tas, para lle­gar a tiem­po a su tra­ba­jo. El ver­da­de­ro peli­gro para ellas no es el coro­na­vi­rus en sí, sino este virus capi­ta­lis­ta y patriarcal.

Estas tra­ba­ja­do­ras están cuer­po a cuer­po aten­dien­do las nece­si­da­des bási­cas de las per­so­nas depen­dien­tes: el aseo per­so­nal, la ali­men­ta­ción, la lim­pie­za del hogar, hacer la com­pra e ir al médi­co o a la far­ma­cia a por medi­ca­men­tos. Todo esto, sien­do some­ti­das a un estrés psi­co­ló­gi­co y físi­co, aumen­ta­do mucho más por esta cua­ren­te­na. En este sec­tor, las pro­fe­sio­na­les viven un temor cons­tan­te a hablar y rei­vin­di­car sus dere­chos o a coger una baja médi­ca por si son des­pe­di­das. Denun­cia­mos que las tra­ba­ja­do­ras del hogar no hayan pasa­do toda­vía al Régi­men Gene­ral de la Segu­ri­dad Social, a pesar de haber esta­do pre­vis­to para 2019. Con este ante­ce­den­te no pode­mos con­fiar en la pro­me­sa de que será en 2024.

Son muje­res cua­li­fi­ca­das para rea­li­zar su tra­ba­jo, pero siem­pre se ha vis­to como un sec­tor no reco­no­ci­do pro­fe­sio­nal­men­te en nues­tras vidas. Y hoy en día, en Anda­lu­cía, supo­ne un impor­tan­te sec­tor que hace que poda­mos tra­ba­jar otras muje­res en dis­tin­tas pro­fe­sio­nes. Por ello, des­de Anda­lu­zas en pie, las apo­ya­mos y ani­ma­mos a empo­de­rar­se y orga­ni­zar­se para luchar por sus dere­chos. La uni­dad labo­ral es esen­cial para muni­ci­pa­li­zar la ayu­da a domi­ci­lio y así que no se pri­va­ti­ce este sec­tor y que no se des­pi­dan a estas pro­fe­sio­na­les. Al SAD, ocu­pa­do mayo­ri­ta­ria­men­te por muje­res, en com­pa­ra­ción con otros sec­to­res de acti­vi­dad, se le da un esca­so valor social y eco­nó­mi­co, aña­dién­do­le la gran inci­den­cia del empleo a tiem­po parcial.

Pedi­mos ser­vi­cios míni­mos y equi­pos de pro­tec­ción indi­vi­dual (EPI) para la
segu­ri­dad de estas pro­fe­sio­na­les, unos guan­tes y una bata no son sufi­cien­te. Tam­bién tie­nen fami­lia, van de casa en casa, con la posi­bi­li­dad de trans­mi­sión, tra­ba­jan­do con per­so­nas com­pren­di­das como gru­pos de ries­go. La alta tasa de pre­ca­rie­dad que tie­ne este sec­tor no les per­mi­te des­cuen­tos en sus sala­rios ni per­der sus pues­tos de tra­ba­jo. En Anda­lu­cía, se esca­ti­ma en equi­pos de pro­tec­ción sin preo­cu­par­se por la salud de estas muje­res, en muchos de los casos con jor­na­das par­ti­das, aumen­tan­do la exposición.

Está muy bien salir a los bal­co­nes y aplau­dir a las pro­fe­sio­na­les sani­ta­rias, con todos nues­tros res­pe­tos hacia ellas, que están dan­do el todo, y que se encuen­tran expues­tas igual­men­te a con­traer el coro­na­vi­rus. Pero a las pro­fe­sio­na­les de Ayu­da a Domi­ci­lio y del Hogar, no les va a dar de comer esos aplau­sos, segu­ra­men­te les va a afec­tar un ERTE (con el agra­vio de una reduc­ción de jor­na­da y sala­rio o una sus­pen­sión tem­po­ral de los con­tra­tos de estas tra­ba­ja­do­ras, sin indem­ni­za­ción). Por ello, des­de Anda­lu­zas en pie, nos
nega­mos a salir a aplau­dir des­de nues­tros bal­co­nes, por­que obser­va­mos que este Esta­do espa­ñol solo quie­re olvi­dar­se de la cla­se obre­ra, y úni­ca­men­te sacar a flo­te can­tos espa­ño­lis­tas como el “Himno de Espa­ña” o “Soy el novio de la muer­te”, para así hacer salir la vena de la uni­dad espa­ño­lis­ta. Nos nega­mos a eso.

Para noso­tras Anda­lu­cía es nues­tro país, y nos sen­ti­mos orgu­llo­sas de nues­tras gen­tes y nues­tra iden­ti­dad. Las tra­ba­ja­do­ras anda­lu­zas mere­cen un res­pe­to, res­pe­to hacia sus vidas. En cam­bio, no pode­mos decir lo mis­mo de los polí­ti­cos corrup­tos, ni del Rey (que no con­si­de­ra­mos nues­tro). Rey del que se habla tan­to últi­ma­men­te solo para decir que su padre era otro corrup­to, y que tan­to uno como el otro, están des­bor­da­dos de dine­ro man­cha­do de san­gre. Mien­tras tan­to, la cla­se tra­ba­ja­do­ra, la cla­se obre­ra, se encuen­tra sin
medios eco­nó­mi­cos para unas tris­tes mas­ca­ri­llas o guan­tes. Es indig­nan­te, cruel, ver­gon­zo­so y humi­llan­te. Pero cla­ro, los pode­ro­sos siem­pre ten­drán una segun­da vivien­da en Anda­lu­cía para traer­nos toda la mier­da a las andaluzas.

Que­re­mos una Anda­lu­cía libre con muje­res libres

¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE Y FEMINISTA!

Anda­lu­zas en pie.

Carlos Ríos

Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).

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