Argen­ti­na. ¿A dón­de fue­ron a parar 109 mil millo­nes de dóla­res de la deuda?

Aram Aha­ro­nian y Hora­cio Rove­lli /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​12 de mar­zo de 2020

Duran­te los cua­tro años de ges­tión del gobierno neo­li­be­ral de Mau­ri­cio Macri, Argen­ti­na se endeu­dó por 129.000 millo­nes de dóla­res: 85.000 millo­nes fue­ron en bonos y 44.000 millo­nes con el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI).

El 10 de diciem­bre de 2015, cuan­do asu­mió el gobierno, las reser­vas inter­na­cio­na­les del Ban­co Cen­tral (BCRA) alcan­za­ban los 25.092 millo­nes de dóla­res y el 9 de diciem­bre de 2019, cuan­do dejó el gobierno, las reser­vas inter­na­cio­na­les suma­ban ape­nas 45.190 millo­nes. O sea, fal­tan 108.902 millo­nes de dólares.

La pre­gun­ta es obvia: ¿A dón­de fue­ron a parar los casi 109 mil millo­nes de dóla­res de la deu­da argen­ti­na? ¿En qué se gas­tó, quié­nes com­pra­ron los bonos al BCRA?

Segu­ra­men­te, una par­te se invir­tió en obras y otra par­te cubrió el défi­cit fis­cal de la admi­nis­tra­ción nacio­nal, pero no menos de 88.371 millo­nes de dóla­res que el BCRA con­ta­bi­li­za como FAE (For­ma­ción de Acti­vos Exter­nos de resi­den­tes en la Argen­ti­na) fue­ron saca­dos del cir­cui­to legal del país.

La aho­ra direc­to­ra del Ban­co Cen­tral, Beti­na Stein, recor­da­ba que no hubo un acto admi­nis­tra­ti­vo (decre­to del Eje­cu­ti­vo) que auto­ri­za­ra a algún fun­cio­na­rio a la fir­ma del acuer­do con el FMI, pre­vio aná­li­sis de la lega­li­dad e impac­to que ten­dría en la balan­za de pagos.

Y apun­ta­ba al ante­ce­den­te del geno­ci­da Emi­lio Mas­se­ra (almi­ran­te miem­bro de la Jun­ta Mili­tar de la dic­ta­du­ra de 1976 – 1983), quien tuvo que res­pon­der con su patri­mo­nio por las atro­ci­da­des come­ti­das en oca­sión y en ejer­ci­cio de su car­go público.

Stein insis­te en que el Esta­do debe inves­ti­gar las cir­cuns­tan­cias que rodea­ron a la toma de la deu­da en dóla­res de mayor enver­ga­du­ra en la his­to­ria del país. Y si de haber exis­ti­do irre­gu­la­ri­da­des en el pro­ce­so de deci­sión, el Esta­do, víc­ti­ma de los per­jui­cios patri­mo­nia­les oca­sio­na­dos por tales irre­gu­la­ri­da­des debe­ría deman­dar judi­cial­men­te a los fun­cio­na­rios res­pon­sa­bles de haber gene­ra­do ile­gí­ti­ma­men­te esa deu­da, para que se los con­de­ne a repa­rar esos per­jui­cios con su pro­pio patrimonio.

Bene­fi­cia­rios

Obvia­men­te, quie­nes pue­den com­prar esas divi­sas son los sec­to­res más ricos de la socie­dad y, entre ellos, las 50 fami­lias resi­den­tes en la Argen­ti­na que apa­re­cen en la Revis­ta For­bes de EEUU entre las 2.000 per­so­nas más ricas del mundo.

Entre ellas, las 211 fami­lias y socie­da­des due­ñas de 2.516 esta­ble­ci­mien­tos agro­pe­cua­rios que poseen 11.158.368,9 hec­tá­reas (sobre un total de 25.788.669 hec­tá­reas cul­ti­va­bles) en la Pro­vin­cia de Bue­nos Aires; o los Benet­ton; los Joseph Lewis; los Hiriart; los Wal­brook; los Soros; entre otros gran­des lati­fun­dis­tas extran­je­ros pero con resi­den­cia en este país.

Joe Lewis y Geor­ges Soros

Tam­bién, los due­ños de los ban­cos, petro­le­ras, mine­ras y gran­des comer­cios que ope­ran en el país.

Hoy, la Argen­ti­na se encuen­tra en ple­na (y lar­ga) nego­cia­ción con sus acree­do­res de una deu­da que cre­ció en for­ma side­ral duran­te la ges­tión neo­li­be­ral y que empo­de­ró a gran­des fon­dos de cober­tu­ra o inver­sión finan­cie­ra como Black Rock, Fide­lity, Pim­co, Fran­klin Tem­ple­ton, que cre­cie­ron tras la cri­sis inter­na­cio­nal del año 2008 de los bonos de secu­ri­ti­za­ción, reem­pla­zan­do a gran­des ban­cos por un lado y admi­nis­tran­do apor­tes de capi­ta­li­za­ción de jubi­la­cio­nes y pen­sio­nes pri­va­das, por otra parte.

Como admi­nis­tra­do­res de esos cuan­tio­sos acti­vos, los fon­dos de inver­sión vie­ron el nego­cio de pres­tar­le a tasas de usu­ra a paí­ses como Argen­ti­na, que finan­cia­ron su défi­cit fis­cal que es en mone­da local con prés­ta­mos en divi­sas. Cuan­do al situa­ción cam­bia y en medio de deva­lua­cio­nes, es difí­cil deter­mi­nar su pre­cio y, por ende, no se pue­de pagar.

Por ejem­plo, Black Rock admi­nis­tra acti­vos finan­cie­ros por varias veces el PIB argen­tino (de 352.300 millo­nes de dóla­res) tenien­do accio­nes de Mon­san­to-Bayer, BASF, Coca Cola, Apple, Micro­soft, Exxon Mobil, Gene­ral Elec­tric ‑entre otras trans­na­cio­na­les-. y, es uno de los prin­ci­pa­les tene­do­res de títu­los de deu­da del Teso­ro de EEUU, país que es el prin­ci­pal deu­dor del mun­do con un pasi­vo de 22 billo­nes de dóla­res (62,5 veces el PIB argentino).

Estos gran­des fon­dos repre­sen­tan al capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal y tie­ne cla­ra influen­cia sobre los Esta­dos y sus gobier­nos, el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal, el Ban­co Mun­dial y el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo entre otros orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les, como sobre impor­tan­tes palan­cas de pro­duc­ción y comer­cia­li­za­ción de la eco­no­mía mundial.

El fren­te externo

La cri­sis mun­dial cau­sa­da por el mor­tal coro­na­vi­rus con­lle­vó el derra­pe de los pre­cios del petró­leo y de los como­di­ties por la menor deman­da de Chi­na, que cas­ti­gó de doble mane­ra a la Argen­ti­na. En pri­mer lugar, por­que expor­ta bási­ca­men­te ali­men­tos y, en segun­do tér­mino, por­que se tie­nen fun­da­das expec­ta­ti­vas en la extrac­ción de petró­leo y gas no con­ven­cio­nal en el yaci­mien­to de Vaca Muer­ta en sus 30.000 kiló­me­tros cua­dra­dos abar­can­do las pro­vin­cias de Neu­quén, Río Negro, La Pam­pa y Mendoza.

Par­te de la deu­da exter­na total, de 324.300 millo­nes de dóla­res, está en mone­da y en juris­dic­ción extran­je­ra, razón por la cual el 10 de mar­zo últi­mo, el gobierno publi­có el Decre­to para rees­truc­tu­rar la deu­da de los bonos emi­ti­dos bajo ley extran­je­ra exis­ten­tes al 12 de febre­ro de 2020, que suman 68.842 millo­nes de dólares.

Asi­mis­mo, se le con­fi­rió al minis­tro de Eco­no­mía, Mar­tín Guz­mán, la auto­ri­dad para efec­tuar la rene­go­cia­ción con los acree­do­res y rees­truc­tu­rar la deu­da, e inclu­so pro­rro­gar la juris­dic­ción en favor de los tri­bu­na­les esta­dua­les y fede­ra­les ubi­ca­dos en las ciu­da­des de Nue­va York, Lon­dres, y Tokio como fue en su emi­sión original.

La exi­gen­cia de par­te impor­tan­te de los tene­do­res de esos 35 bonos era que la Argen­ti­na pre­sen­te jun­to a su rees­truc­tu­ra­ción un plan de pago, que nace de los supues­tos de supe­rá­vit comer­cial y del supe­rá­vit fis­cal. Guz­mán, ante el Con­gre­so, se refi­rió a algu­nos esce­na­rios que en el mejor de los casos iba poder per­mi­tir pagar el 1% o 1,2% del PIB (unos 4.000 millo­nes de dóla­res) en el 2023, con lo cual esta­ba infi­rien­do que se sus­pen­de­rían los pagos por los años 2020, 2021 y 2022.

Difí­cil­men­te, los gran­des fon­dos de inver­sión finan­cie­ra o de cober­tu­ra, tene­do­res de par­te impor­tan­te de los títu­los de deu­da del Decre­to 25020, estén dis­pues­tos a espe­rar tres años para poder cobrar par­te de los intere­ses, ni a espe­rar para cobrar la amor­ti­za­ción del capi­tal e inclu­so acep­tar qui­tas en el capi­tal adeu­da­do, que son las tres varian­tes de la reestructuración.

Esos fon­dos tuvie­ron reunio­nes con Guz­mán y la prue­ba de que no se ha arri­ba­do a un acuer­do, es la baja sis­te­má­ti­ca del pre­cio de esos títu­los en los mer­ca­dos inter­na­cio­na­les. A ello hay que sumar­le el mar­co inter­na­cio­nal des­fa­vo­ra­ble y el con­flic­to interno con los pri­vi­le­gia­dos de siem­pre (terra­te­nien­tes y agro­ne­go­cio), que tor­nan la situa­ción en suma­men­te difícil.

No sería extra­ño que ante ello, en varios títu­los y en for­ma uni­la­te­ral, la Argen­ti­na rees­truc­tu­re el capi­tal adeu­da­do, los pla­zos y la tasa de inte­rés, que en el caso de los títu­los com­pren­di­do en el Decre­to 25020 impli­ca­rá para sus tene­do­res la pre­sen­ta­ción judi­cial y, con ello, otra vez se agi­gan­ta la som­bra del juez Tho­mas Grie­sa y su fallo a favor de los “bui­tres” acree­do­res del país.

El decre­to del pre­si­den­te Alber­to Fer­nán­dez no dice nada sobre la deu­da emi­ti­da en mone­da extran­je­ra bajo ley local, ins­tan­cia que con­si­de­ra abrir sólo una vez con­clui­da la que aho­ra comien­za. El país está semi­pa­ra­li­za­do, con­di­cio­na­do a la rees­truc­tu­ra­ción de la deu­da exter­na, en espe­ra de un plan de gobierno inte­gral y solu­cio­nes para la gene­ra­ción de fon­dos que pue­dan impul­sar, entre otros, pla­nes pro­duc­ti­vos y sociales.

Audi­to­ría y no pago

Orga­ni­za­cio­nes con lar­ga tra­yec­to­ria en la temá­ti­ca de la Deu­da Públi­ca como CADTM y ATTAC aler­ta­ron sobre la pre­sen­ta­ción de pro­pues­tas a “libro cerra­do” al Con­gre­so, nego­cia­das pre­via­men­te en for­ma con­fi­den­cial como hecho con­su­ma­do y seña­la­ron que éstas deben par­tir del acce­so a infor­ma­ción com­ple­ta de los acto­res y poten­cia­les dam­ni­fi­ca­dos (el pue­blo), y el recha­zo a la exis­ten­cia de una evi­den­te des­pro­por­ción en la capa­ci­dad y/​o los tiem­pos de nego­cia­ción de una de las contrapartes.

Seña­la­ron que debe haber una indis­pen­sa­ble iden­ti­fi­ca­ción pre­via, median­te una audi­to­ria públi­ca con par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na acti­va, de los tene­do­res de títu­los, inclu­yen­do la infor­ma­ción com­ple­ta de titu­la­ri­dad, fecha y pre­cio de la secuen­cias de compra/​venta de cada títu­lo y agen­tes de inter­me­dia­ción, para des­cu­brir manio­bras de agio­tis­mo, ocul­ta­mien­to de acti­vos, insi­de tra­ding y otras prácticas.

La audi­to­ría sir­ve tam­bién para deter­mi­nar si el uso que se hizo de la deu­da con­tra­ta­da era legí­ti­mo u odioso.

Estas orga­ni­za­cio­nes, pro­pu­sie­ron públi­ca­men­te la con­si­de­ra­ción jurí­di­ca como Deu­da Odio­sa, con­traí­da –inclu­so en gobierno regu­lar- con­tra los intere­ses de la Nación, a sabien­das de los acree­do­res; des­es­ti­mar una nego­cia­ción con­tra reloj: no acep­tar en el ini­cio de las nego­cia­cio­nes un “tolling agree­ment” (acuer­do de con­ti­nui­dad) que inhi­ba la pre­vi­sión de un ele­men­tal “plan B” de fra­ca­sar las mis­mas en un tiem­po tan aco­ta­do.

Asi­mis­mo pro­pu­sie­ron la adop­ción de una ley con­tra los “Fon­dos Bui­tre” y que con­sis­te en plan­tear que estos no pue­de pre­ten­der una suma de dine­ro supe­rior a la suma de dine­ro que efec­ti­va­men­te pagó para adqui­rir un títu­lo de deu­da públi­ca y, más impor­tan­te, la sus­pen­sión uni­la­te­ral del pago de la deu­da y recha­zar duran­te la emi­sión de títu­los de Deu­da Públi­ca, la dele­ga­ción en una juris­dic­ción extran­je­ra el poder de solu­cio­nar un liti­gio entre el país deu­dor y los tene­do­res de los títulos.

Argen­ti­na, como en 2001, no debe­ría dudar en decla­rar una sus­pen­sión de pagos por un lap­so míni­mo, con una pro­lon­ga­ción si fue­ra nece­sa­ria, para per­mi­tir la posi­bi­li­dad de uti­li­zar las sumas aho­rra­das para reac­ti­var el con­su­mo y la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca en bene­fi­cio de la población.

Mien­tras los terra­te­nien­tes y due­ños del agro­ne­go­cio decla­ra­ban un lock out con­tra la medi­da del gobierno de gra­var en un 3% más las expor­ta­cio­nes, des­de los sec­to­res popu­la­res se recla­ma al gobierno infor­mar el esta­do real de situa­ción a todo el pue­blo y para ello harán oír su voz en las calles.

* Aha­ro­nian es perio­dis­ta y comu­ni­có­lo­go uru­gua­yo, magis­ter en Inte­gra­ción, fun­da­dor de Tele­sur y pre­si­den­te de la Fun­da­ción para la Inte­gra­ción Lati­no­ame­ri­ca­na (FILA). Rove­lli es licen­cia­do en Eco­no­mía, pro­fe­sor de Polí­ti­ca Eco­nó­mi­ca y de Ins­ti­tu­cio­nes Mone­ta­rias e Inte­gra­ción Finan­cie­ra Regio­nal en la Uni­ver­si­dad de Bue­nos Aires. Ana­lis­tas senior del Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estra­té­gi­co (CLAE).

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