India. El neo­li­be­ra­lis­mo ha cau­sa­do 400,000 sui­ci­dios de gran­je­ros, dice líder campesino

Por Pra­veen S., Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​Bra­sil de Fato |12 mar­zo 2020

Vijoo Krish­nan, líder de la orga­ni­za­ción cam­pe­si­na más gran­de del país, ana­li­za el empeo­ra­mien­to de la cri­sis agra­ria india.

Foto: La con­cen­tra­ción de la tie­rra, la mono­po­li­za­ción del agua y el des­man­te­la­mien­to de los pro­gra­mas socia­les en el cam­po hacen que la vida de millo­nes de pro­duc­to­res rura­les sea invia­ble – AFP

Una de las mayo­res movi­li­za­cio­nes de tra­ba­ja­do­res rura­les en la his­to­ria de la India, la Kisan Long March (o «Long March Pea­sant») cum­ple dos años en mar­zo. En ese momen­to, unos 50,000 agri­cul­to­res cami­na­ron 186 km en seis días, entre las ciu­da­des de Nashik y Mum­bai, para pro­tes­tar por el agra­va­mien­to de la cri­sis agra­ria bajo el gobierno del pri­mer minis­tro Naren­dra Modi.

El vice­se­cre­ta­rio de la Unión Nacio­nal de Cam­pe­si­nos de India (AIKS), Vijoo Krish­nan, fue uno de los ros­tros a la cabe­za de ese movi­mien­to. En una entre­vis­ta con Bra­sil de Fato, afir­ma que la cri­sis per­sis­te y es el resul­ta­do de polí­ti­cas neo­li­be­ra­les imple­men­ta­das hace 29 años.

AIKS esti­ma que 400,000 agri­cul­to­res indios se han sui­ci­da­do des­de 1995 como resul­ta­do de estas polí­ti­cas. «Los cos­tos para cul­ti­var la tie­rra aumen­tan sin nin­gún tipo de segu­ri­dad social, anti­ci­pos o com­pras por par­te del Esta­do», lamen­ta el líder campesino.

En 2014, el pri­mer año de Modi como direc­tor eje­cu­ti­vo, el núme­ro de sui­ci­dios aumen­tó en un 42%. Des­de enton­ces, el gobierno de extre­ma dere­cha ha deja­do de publi­car esta­dís­ti­cas ofi­cia­les sobre el tema.

En la siguien­te entre­vis­ta, Vijoo Krish­nan tam­bién ana­li­za la con­tra­dic­ción entre el ham­bre y la alta pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la en India y expli­ca qué moti­vó las pro­tes­tas con­tra la pre­sen­cia de Bol­so­na­ro en la capi­tal, Nue­va Delhi, en enero.

Bra­sil de Fato: India es líder mun­dial en áreas dedi­ca­das a cul­ti­vos agrí­co­las, pero tie­ne más per­so­nas ham­brien­tas y des­nu­tri­das que 40 paí­ses en Áfri­ca Sub­saha­ria­na com­bi­na­dos. ¿Cómo expli­car esta contradicción?

Vijoo Krish­nan: las polí­ti­cas eco­nó­mi­cas neo­li­be­ra­les han sido imple­men­ta­das por dife­ren­tes gobier­nos des­de 1991. Esto ha pro­vo­ca­do que el esta­do reduz­ca las inver­sio­nes en desa­rro­llo rural y segu­ri­dad ali­men­ta­ria. Es posi­ble que haya escu­cha­do que 400,000 agri­cul­to­res indios se han sui­ci­da­do des­de 1995 debi­do al empeo­ra­mien­to de la cri­sis agra­ria, por no reci­bir pagos ade­cua­dos por su pro­duc­ción y no pagar sus deu­das. Al mis­mo tiem­po, los cos­tos de cul­ti­var la tie­rra aumen­tan sin nin­gún tipo de segu­ri­dad social, pago anti­ci­pa­do o com­pras por par­te del Esta­do. Los sui­ci­dios son el resul­ta­do de estas políticas.

En nom­bre de una mayor efi­cien­cia y reduc­ción de cos­tos, el acce­so al grano para los pobres se está res­trin­gien­do en varias par­tes de nues­tro país. En la región de Maha­rash­tra, por ejem­plo, 21,000 niños mue­ren antes de los cin­co años cada año debi­do a la desnutrición.

Por un lado, la cla­se domi­nan­te está tra­tan­do de ven­der una India digi­tal, inte­gra­da en la era de la tec­no­lo­gía. Por otro lado, tene­mos niños que mue­ren de ham­bre y sufren de des­nu­tri­ción en dife­ren­tes par­tes del país. Es una ima­gen simi­lar a la que tuvi­mos duran­te el impe­rio bri­tá­ni­co y que nos recuer­da las miles de muer­tes que ocu­rrie­ron en Ben­ga­la [en 1943, cua­tro años antes de la inde­pen­den­cia de India, cin­co millo­nes de per­so­nas murie­ron de ham­bre en esa región]. Millo­nes de indios aún viven con los males de la época.

La imple­men­ta­ción de polí­ti­cas neo­li­be­ra­les ocu­rrió duran­te los gobier­nos del Par­ti­do del Con­gre­so en India (de 1991 a 1996). ¿La situa­ción empeo­ró cuan­do Modi, del Par­ti­do Popu­lar Indio (BJP), asu­mió el car­go de Pri­mer Minis­tro en 2014?

No son polí­ti­cas del Par­ti­do del Con­gre­so o del BJP: son polí­ti­cas de la cla­se domi­nan­te, que el capi­ta­lis­mo glo­bal está impo­nien­do a los pobres. Esto tam­bién se está imple­men­tan­do aquí, en medio de las reac­cio­nes de los trabajadores.

Hubo momen­tos en que la izquier­da logró una pre­sen­cia sig­ni­fi­ca­ti­va en el par­la­men­to, hubo mani­fes­ta­cio­nes calle­je­ras y el gobierno de la UPA [Alian­za de la Unión Pro­gre­sis­ta], ele­gi­da en 2004, aumen­tó las inver­sio­nes en agri­cul­tu­ra y desa­rro­llo rural. Hubo algu­nos avan­ces en tér­mi­nos de polí­ti­cas públi­cas, y lue­go el gobierno de la dere­cha ultra­na­cio­na­lis­ta lle­gó al poder en 2014 con la pro­me­sa de poner fin a la cri­sis agraria.

Dije­ron que garan­ti­za­rían a los agri­cul­to­res más del 50% de sus cos­tos de pro­duc­ción como un pago míni­mo jus­to, pro­me­tie­ron cré­di­tos fáci­les, acce­so al agua, etc. Des­pués de las elec­cio­nes, olvi­da­ron estas pro­me­sas: lo que tene­mos es una pro­fun­di­za­ción de las polí­ti­cas neoliberales.

Este gobierno está pro­mo­vien­do el saqueo cor­po­ra­ti­vo de la tie­rra, el agua, los bos­ques y los recur­sos natu­ra­les de nues­tro país.

Vijoo Krish­nan: «Al menos, esta­dos lide­ra­dos por la izquier­da, hemos logra­do for­ta­le­cer las coope­ra­ti­vas y pro­mo­ver la agro­eco­lo­gía» /​Pra­veen S.

Men­cio­nas­te el acce­so al agua. Más de dos ter­cios de los cam­pos indios se rie­gan con agua sub­te­rrá­nea, que se está ago­tan­do. ¿Cuá­les son las perspectivas?

Como la huma­ni­dad cono­ce la agri­cul­tu­ra, el agua es uno de los bie­nes más impor­tan­tes, tan­to como la tie­rra o las semi­llas. Son las «herra­mien­tas» del tra­ba­ja­dor de campo.

El acce­so al agua en muchas par­tes de nues­tro país no es una reali­dad, por­que las téc­ni­cas de rie­go no son acce­si­bles para todos. Y, espe­cial­men­te en las áreas don­de tuvo lugar la Revo­lu­ción Ver­de [en la déca­da de 1960], el uso del agua es excesivo.

Hoy es nece­sa­rio cavar más y más para encon­trar agua. Si con­si­de­ra­mos este con­jun­to ade­más del cam­bio cli­má­ti­co, es una situa­ción de calamidad.

En los últi­mos dos años, hemos teni­do sequías con­ti­nuas en Kera­la, Kar­na­ta­ka, Andh­ra Pra­desh y par­tes de Maha­rash­tra. En otros esta­dos, como Oris­sa, tene­mos sequías en algu­nas esta­cio­nes e inun­da­cio­nes poco des­pués. Lidiar con todo esto es un gran desafío.

Ade­más, hay un pro­ce­so de mono­po­li­za­ción del agua. Los pro­pie­ta­rios de tie­rras con­tro­lan el acce­so en algu­nas áreas, los sec­to­res pri­va­dos están adqui­rien­do dere­chos de uso del agua e inclu­so hay casos de pri­va­ti­za­ción de ríos por par­te de los gobier­nos loca­les. Todos estos aspec­tos agra­van la cri­sis agra­ria que esta­mos viviendo.

En mar­zo de 2018, fuis­te uno de los líde­res de Kisan Long March, en el que 50,000 agri­cul­to­res cami­na­ron 186 km a pie para pro­tes­tar. ¿Cuá­les fue­ron las pau­tas y cómo fue posi­ble movi­li­zar a tan­tos campesinos?

Esa mar­cha fue la cul­mi­na­ción de una serie de luchas libra­das por AIKS y por orga­ni­za­cio­nes de base que se unie­ron con­tra la adqui­si­ción indis­cri­mi­na­da de tie­rras, en defen­sa de los dere­chos de los cam­pe­si­nos. Cons­trui­mos uni­dad alre­de­dor de estas pautas.

Cuan­do comen­zó la mar­cha, en 2018, recor­dé a la gen­te la «mar­cha del ham­bre», des­de Mala­bar al nor­te de Kera­la, diri­gi­da por el cama­ra­da AK Gopa­lan en la déca­da de 1930. Por­que la situa­ción que toda­vía vemos en algu­nas regio­nes de la India no es dife­ren­te de la de hace 90 años.

Solo mira los obje­ti­vos de nues­tra mar­cha. Los medios se cen­tra­ron mucho en los pre­cios de los cul­ti­vos, pero había pau­tas mucho más bási­cas. Los dere­chos sobre la tie­rra fue­ron uno de ellos.

Has­ta el día de hoy, millo­nes de tra­ba­ja­do­res indios están cul­ti­van­do tie­rras de ter­ce­ros, de terra­te­nien­tes. Toda­vía tie­nen el con­trol de la tie­rra. Los dere­chos del bos­que tam­bién esta­ban en la agen­da, y con­cier­nen a las comu­ni­da­des tri­ba­les de la India, que des­de 2006 debe­rían tener este dere­cho garantizado.

Tam­bién toma­mos una posi­ción en con­tra de los pro­yec­tos de inter­co­ne­xión de tre­nes bala y ríos en la región de Maha­rash­tra, que el BJP está tra­tan­do de imple­men­tar, debi­do a sus con­se­cuen­cias eco­ló­gi­cas y altos cos­tos, ade­más de la expro­pia­ción de tie­rras cam­pe­si­nas en la región.

En Bra­sil, el Movi­mien­to de Tra­ba­ja­do­res Rura­les sin Tie­rra (MST) tie­ne cam­pa­men­tos y asen­ta­mien­tos e inclu­so una escue­la dedi­ca­da a la for­ma­ción polí­ti­ca de los tra­ba­ja­do­res. ¿Cómo enfren­ta AIKS el desa­fío de orga­ni­zar a los cam­pe­si­nos indios sin tener estruc­tu­ras como estas?

AIKS exis­te des­de 1936 y se for­mó en la lucha con­tra el impe­rio bri­tá­ni­co y con­tra el poder de los gran­des terra­te­nien­tes. Somos la orga­ni­za­ción cam­pe­si­na más gran­de del país, con más de 15 millo­nes de miem­bros repar­ti­dos por todo el país. Nues­tra for­ta­le­za está en las doce­nas de orga­ni­za­cio­nes que exis­ten en los esta­dos y están afi­lia­das a AIKS a nivel nacional.

Ade­más de la lar­ga mar­cha de 2018, hubo gran­des movi­li­za­cio­nes en Rajasthan, Kar­na­ta­ka, Andh­ra Pra­desh y varios otros estados.

Des­de 2014, hemos logra­do cons­truir fren­tes de bata­lla con­tra las polí­ti­cas fas­cis­tas del gobierno y con­tra todas las for­mas de opre­sión y explo­ta­ción. La par­ti­ci­pa­ción que tuvi­mos en la mar­cha del esta­do de Maha­rash­tra es el resul­ta­do de nues­tra capa­ci­dad para satis­fa­cer las deman­das de los cam­pe­si­nos. Comen­zó con entre 12 y 15 mil cam­pe­si­nos, pero gra­dual­men­te lle­ga­mos a 50 mil.

Mar­cha­mos 186 km duran­te seis días, un pro­me­dio de 25 a 30 km por día. Y todos los días, per­so­nas de pue­blos cer­ca­nos se unían en soli­da­ri­dad. Tenía­mos la cla­se tra­ba­ja­do­ra, dalits [pobla­ción exclui­da del sis­te­ma de cas­tas], adi­va­sis [pue­blos nati­vos] … Todos los sec­to­res del país que sien­ten la bru­ta­li­dad de estas polí­ti­cas esta­ban uni­dos, en solidaridad.

Enten­de­mos que este es el camino: la soli­da­ri­dad que se cons­tru­ye entre cla­ses, entre comu­ni­da­des. Para futu­ras bata­llas, esta es la lec­ción que queda.

A pesar de la pro­pa­gan­da de los agro­ne­go­cios y las inver­sio­nes guber­na­men­ta­les en gran­des terra­te­nien­tes, es la agri­cul­tu­ra fami­liar la que pone los ali­men­tos sobre la mesa de los bra­si­le­ños. ¿India tam­bién vive con esta contradicción?

Sí. En India, más del 70% [de los ali­men­tos de la pobla­ción] pro­vie­ne de peque­ños pro­duc­to­res. Muchos de ellos inclu­so no tie­nen tie­rras y tie­nen que pagar para pro­du­cir en tie­rras de ter­ce­ros o com­par­tir su pro­duc­ción con el propietario.

Por ejem­plo, en el esta­do de Andhar Pra­desh, hay casi 3 millo­nes de peque­ños agri­cul­to­res. El gobierno indio dice que esta­mos rom­pien­do récords de pro­duc­ción de ali­men­tos, pero esto se debe a los esfuer­zos de los cam­pe­si­nos, peque­ños agri­cul­to­res. No es un méri­to del agronegocio.

Tene­mos una cam­pa­ña masi­va con­tra el uso del insec­ti­ci­da Endo­sul­fan. En las plan­ta­cio­nes de ana­car­dos en Kera­la y Kar­na­ta­ka, pudi­mos prohi­bir la apli­ca­ción de este veneno. El gobierno local [del CPI‑M] logró revo­car el per­mi­so otor­ga­do a los agricultores.

Hoy, gran­des repre­sen­tan­tes de los agro­ne­go­cios, como Mon­san­to y Bayer, están pre­sio­nan­do para que se tole­re el uso de nue­vos tipos de vene­nos. Tam­bién hemos esta­do tra­ba­jan­do para resis­tir estos esfuerzos.

Como orga­ni­za­ción, tam­bién esta­mos alen­tan­do la prác­ti­ca de la agro­eco­lo­gía, basa­da en estu­dios cien­tí­fi­cos. El esta­do de Kera­la impor­tó pre­via­men­te vege­ta­les de esta­dos veci­nos. En los últi­mos años, hemos esta­do pro­du­cien­do vege­ta­les sin pes­ti­ci­das en tie­rras ocio­sas, pro­pie­dad de gran­des terra­te­nien­tes. Aho­ra, Kera­la se está vol­vien­do auto­su­fi­cien­te en la pro­duc­ción de alimentos.

En Tri­pu­ra, otro esta­do indio, esta­mos enfa­ti­zan­do el sis­te­ma de inten­si­fi­ca­ción del arroz, don­de el uso de agua se redu­ce en apro­xi­ma­da­men­te un 75% y el uso de fer­ti­li­zan­tes es mucho menor que en otros esta­dos, como Pun­jab y Haryana.

Nos gus­ta­ría hacer mucho más. Pero, al menos en los esta­dos lide­ra­dos por gobier­nos de izquier­da, hemos esta­do reci­bien­do apo­yo para for­ta­le­cer las coope­ra­ti­vas y pro­mo­ver la agroecología.

En Bra­sil, el agro­ne­go­cio finan­cia las cam­pa­ñas de los can­di­da­tos de casi todos los par­ti­dos y está estre­cha­men­te vin­cu­la­do al poder polí­ti­co, lo que difi­cul­ta el deba­te sobre la refor­ma agra­ria popu­lar. ¿Cuá­les son las con­di­cio­nes para resis­tir a estas gran­des cor­po­ra­cio­nes en la India, a nivel institucional?

El esce­na­rio es simi­lar en la India. Las tie­rras se con­cen­tran en manos de unos pocos, que son los mis­mos que tie­nen el poder político.

Uno de los fac­to­res agra­van­tes aquí es el sis­te­ma de cas­tas. Si estu­dia el per­fil de quién posee tie­rras en India, verá un gran pre­do­mi­nio de repre­sen­tan­tes de las cas­tas supe­rio­res. Y son estos sec­to­res los que dan las car­tas, polí­ti­ca­men­te. Esta rela­ción jerár­qui­ca per­sis­te en nues­tro país.

Ade­más de la cla­se domi­nan­te, están los bur­gue­ses, los terra­te­nien­tes, defen­dien­do sus intere­ses, y no impor­ta si es el BJP o el Par­ti­do del Con­gre­so quie­nes están en el poder.

Para ana­li­zar la velo­ci­dad con la que el BJP ha podi­do imple­men­tar sus polí­ti­cas, debe­mos recor­dar que tie­nen RSS a su lado [Rash­tri­ya Swa­yam­se­vak Sangh, el gru­po para­mi­li­tar más gran­de del mun­do y la cuna polí­ti­ca de Modi]. Des­pués de 1991, tam­bién tuvi­mos el sur­gi­mien­to de una éli­te agra­ria, cuyos orí­ge­nes se refie­ren a la estruc­tu­ra feu­dal. Ellos son los que con­cen­tran las inver­sio­nes del gobierno.

Inclu­so pro­yec­tos impor­tan­tes, como la MGNREGA [Ley de Garan­tía de Empleo Rural Mahat­ma Gandhi, 2005], están con­tro­la­dos por estos sec­to­res en varios terri­to­rios. Nues­tra lucha tam­bién es con­tra este esce­na­rio, por­que vemos que el pre­su­pues­to de MGNREGA se redu­ce año tras año.

Toda la orien­ta­ción polí­ti­ca de este gobierno es para el bene­fi­cio de los pro­duc­to­res más ricos.

AIKS habló en con­tra de la visi­ta de Bol­so­na­ro a Modi en enero. ¿Qué moti­vó las pro­tes­tas con­tra el pre­si­den­te bra­si­le­ño en enero?

AIKS quie­re man­te­ner una rela­ción de amis­tad y uni­dad con Bra­sil. Nues­tra opo­si­ción se rela­cio­na exclu­si­va­men­te con las polí­ti­cas imple­men­ta­das por Bolsonaro.

Oímos cómo se talan los bos­ques de Bra­sil, cómo se aplas­ta a los opo­si­to­res polí­ti­cos. Esta­mos pasan­do por una situa­ción simi­lar aquí en India.

Las pro­tes­tas que tuvie­ron lugar aquí fue­ron con­vo­ca­das ini­cial­men­te por la fede­ra­ción de pro­duc­to­res de caña de azú­car, afi­lia­da a AIKS, pero inten­ta­mos expan­dir­la a otras organizaciones.

La pri­me­ra agen­da de nues­tra demos­tra­ción es que Bra­sil había inte­rro­ga­do a India en la Orga­ni­za­ción Mun­dial de Comer­cio [OMC], dicien­do que los agri­cul­to­res indios esta­ban reci­bien­do sub­si­dios muy altos. La reali­dad es que estos agri­cul­to­res aún no han reci­bi­do miles de millo­nes de rupias como pago.

Hace dos años, invir­tie­ron alre­de­dor de 2,1 billo­nes de rupias [equi­va­len­tes a R $ 130 mil millo­nes], tra­ba­ja­ron duro y, aho­ra que la pro­duc­ción se ha ven­di­do, están espe­ran­do com­pen­sa­ción. Y, sin embar­go, el gobierno no está aumen­tan­do los subsidios.

En este con­tex­to, Bra­sil pidió a la India que res­pe­ta­ra el lími­te de sub­si­dio de 1998, sin reajus­te. Des­de enton­ces, ha habi­do un gran aumen­to en los cos­tos de pro­duc­ción, y esto no se está tenien­do en cuenta.

Apa­ren­te­men­te, des­pués de las pro­tes­tas que hici­mos aquí, se nos infor­mó que Modi y Bol­so­na­ro deci­die­ron regre­sar para dis­cu­tir este tema. Es algo posi­ti­vo, ante tan­tas pérdidas.

De todos modos, quie­ro decir­les a ami­gos en Bra­sil que, en cien­tos de luga­res en la India, que­ma­mos los espan­ta­pá­ja­ros de Bol­so­na­ro y difun­di­mos el men­sa­je «Vete, Bol­so­na­ro». Es nues­tro deber expre­sar soli­da­ri­dad con los tra­ba­ja­do­res y cam­pe­si­nos brasileños.

Edi­ción: Lean­dro Melito
 

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