Argen­ti­na. His­tó­ri­co reco­no­ci­mien­to ante la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos por casos de vio­len­cia institucional

Adria­na Meyer*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de Mar­zo de 2020. 

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Argen­ti­na admi­tió res­pon­sa­bi­li­dad y pidió disculpas 

La Secre­ta­ría de Dere­chos Huma­nos par­ti­ci­pó de las audien­cias de la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos, don­de expu­so la pos­tu­ra del Esta­do argen­tino con rela­ción a dos casos emble­má­ti­cos de vio­len­cia poli­cial de los años 90. En un ges­to iné­di­to, la sub­se­cre­ta­ria de Pro­tec­ción y Enla­ce Inter­na­cio­nal en Dere­chos Huma­nos, Andrea Pochak «dio un paso his­tó­ri­co con un pedi­do de dis­cul­pas y reco­no­ci­mien­to sobre la res­pon­sa­bi­li­dad inter­na­cio­nal por las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos acae­ci­das»

En diá­lo­go con Página/​12, una fuen­te ofi­cial expli­có que los casos abor­da­dos se estu­dian en las facul­ta­des por­que ponen en evi­den­cia la nece­si­dad de revi­sar las facul­ta­des poli­cia­les para dete­ner per­so­nas de mane­ra arbi­tra­ria, sin orden judi­cial», y en ese sen­ti­do indi­có: «Cita­mos par­tes de dis­cur­sos de la minis­tra Sabi­na Fre­de­ric por­que hay una nue­va polí­ti­ca de segu­ri­dad, y le pedi­mos a la Cor­te que nos ayu­de en la tarea de modi­fi­car la legis­la­ción, por ejem­plo para revi­sar las leyes que hoy per­mi­ten deten­cio­nes para ave­ri­guar identidad».

Tal como infor­mó el orga­nis­mo ofi­cial, la dele­ga­ción argen­ti­na mani­fes­tó el com­pro­mi­so de asu­mir las con­se­cuen­cias que la Cor­te dis­pon­ga en su sen­ten­cia, que podrían con­sis­tir en medi­das ten­dien­tes a la no repe­ti­ción de los hechos. Argen­ti­na ya fue con­de­na­da en 2011 en ese tri­bu­nal inter­na­cio­nal por la des­apa­ri­ción for­za­da del joven mapu­che Iván Torres, en Como­do­ro Riva­da­via, y en 2003 por el caso Wal­ter Bulacio.

En las audien­cias públi­cas pro­gra­ma­das para el 134° Perío­do Ordi­na­rio de Sesio­nes de la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos, que se están desa­rro­llan­do en la ciu­dad de San José, Cos­ta Rica, fue­ron tra­ta­dos los casos «José Del­fin Acos­ta y fami­lia­res vs. Argen­ti­na» y «Fer­nán­dez Prie­to y Tum­bei­ro vs. Argen­ti­na». Por ambos casos se escu­cha­ron las decla­ra­cio­nes de tes­ti­gos y peri­tos, así como tam­bién los ale­ga­tos de cada una de las par­tes, inclu­yen­do el de la Secre­ta­ría de Dere­chos Huma­nos, repre­sen­ta­da por Pochak, acom­pa­ña­da por fun­cio­na­rios de Cancillería. 

José Del­fin Acos­ta era afro­des­cen­dien­te. Había migra­do de Uru­guay a la Argen­ti­na por la per­se­cu­ción racial que allí vivía, y jun­to a su her­mano Ángel Acos­ta fue­ron mili­tan­tes de la cau­sa de los afro­des­cen­dien­tes. El 5 de abril de 1996, José Del­fín fue dete­ni­do arbi­tra­ria­men­te por la poli­cía en apli­ca­ción de un «edic­to de ebrie­dad» cuan­do qui­so evi­tar la deten­ción ile­gal de un ciu­da­dano afro­bra­si­le­ro. Murió bajo cus­to­dia poli­cial y hay seve­ros indi­cios que indi­can que lo habría mata­do la poli­cía. A pesar de la enor­me per­se­ve­ran­cia y lucha de Ángel Acos­ta y de la madre de ambos, Blan­ca Rosa Mar­tí­nez, la deten­ción y la muer­te nun­ca fue­ron debi­da­men­te inves­ti­ga­das. 25 años des­pués la cau­sa judi­cial se reabrió por el impac­to del caso internacional.

«Fer­nán­dez Prie­to y Tum­bei­ro son dos casos dis­tin­tos que fue­ron acu­mu­la­dos por la Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na por la simi­li­tud en sus temas de fon­do. Cons­ti­tu­yen el emble­ma de lo que se cono­ció como la vigen­cia del ‘olfa­to poli­cial’ en la Argen­ti­na duran­te la déca­da del 90, que con­sis­tió en la prác­ti­ca de las fuer­zas poli­cia­les de dete­ner per­so­nas de for­ma abso­lu­ta­men­te dis­cre­cio­nal, con el pleno aval de la jus­ti­cia», indi­có la Secre­ta­ría que con­du­ce el nie­to recu­pe­ra­do Hora­cio Pie­tra­ga­lla. Las deten­cio­nes y requi­sas de los seño­res Fer­nán­dez Prie­to y Tum­bei­ro, que lue­go deri­va­ron en su con­de­na penal, no se fun­da­ron en una orden judi­cial ni se efec­tua­ron bajo el supues­to de fla­gran­cia. Pochak fue cla­ra al anti­ci­par que más allá del reco­no­ci­mien­to que hizo el Esta­do argen­tino está dis­pues­to a asu­mir las con­se­cuen­cias de un even­tual fallo condenatorio.

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*Pági­na 12.

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