Vene­zue­la. Asia Ville­gas, Minis­tra de Muje­res e Igual­dad de Géne­ro: «Que­re­mos libe­rar­nos del patriar­ca­do y del capitalismo»

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 mar­zo 2020.-

Esta­mos en el muni­ci­pio de Bar­ce­lo­na, capi­tal del esta­do Anzoá­te­gui, uno de los 24 que con­for­man Vene­zue­la. En el salón hay un esce­na­rio en el que se ins­ta­la el par­te­rre de muje­res – polí­ti­cas, inte­lec­tua­les, juris­tas – que acom­pa­ña a la con­fe­ren­cia de la minis­tra de la Mujer y la Igual­dad de Géne­ro, Asia Ville­gas. Cuan­do lle­ga su turno, la minis­tra rom­pe el pro­to­co­lo y baja al públi­co, entre las ban­de­ras de los movi­mien­tos femi­nis­tas y LGBT.

Asia ilus­tra las polí­ti­cas de géne­ro del gobierno de Madu­ro, los logros y desa­fíos alcan­za­dos en vein­te años, y las líneas estra­té­gi­cas del Plan de la Patria 2019 – 2025 con res­pec­to al géne­ro. Un poco más tar­de, en la Clí­ni­ca Inte­gral de Muje­res de la parro­quía de El Car­men, la minis­tra inau­gu­ra­rá la segun­da sala de «par­to huma­ni­za­do» en el esta­do. Cada mes, se segui­rá a un pro­me­dio de 280 muje­res emba­ra­za­das, que reci­bi­rán aten­ción médi­ca y rela­cio­nal en un pro­yec­to que tie­ne, como es habi­tual en el pro­ce­so boli­va­riano, valor colec­ti­vo y social: ya que con­si­de­ra la mater­ni­dad como un hecho que no solo es res­pon­sa­bi­li­dad de la pare­ja sino de toda la comunidad.

Este con­cep­to lo dis­cu­ti­mos con la minis­tra duran­te el via­je en carro que, des­de Cara­cas, nos tra­jo a Bar­ce­lo­na. El muni­ci­pio está gober­na­do por el joven alcal­de, perio­dis­ta y

ex minis­tro de Comu­ni­ca­ción, José Luis Mar­cano, uno de los más vota­dos en las últi­mas elec­cio­nes muni­ci­pa­les, que lo ges­tio­na de mane­ra efi­cien­te y sobria. A su alre­de­dor, tie­ne un equi­po total­men­te feme­nino, comen­zan­do con su com­pa­ñe­ra, Mar­cia Moreno, muy acti­va en la pro­mo­ción de polí­ti­cas de género.

Minis­tra, ¿en qué pun­to se encuen­tra la liber­tad de las muje­res en Vene­zue­la des­pués de vein­te años de socia­lis­mo bolivariano?

Para com­pren­der la ampli­tud de lo que hemos logra­do, mien­tras tan­to, debe­mos mirar a la ins­ti­tu­ción. Des­de 1999, cuan­do se apro­bó la cons­ti­tu­ción boli­va­ria­na y la revo­lu­ción comen­zó a cons­truir una nue­va arqui­tec­tu­ra ins­ti­tu­cio­nal, las estruc­tu­ras del Esta­do están pro­fun­da­men­te impreg­na­das de polí­ti­cas de géne­ro. Un indi­ca­dor fun­da­men­tal que, por sí solo, sería sufi­cien­te para con­tras­tar la pro­pa­gan­da de la dere­cha que nos retra­ta como un esta­do «falli­do».

A nivel nor­ma­ti­vo, des­de 2007 tene­mos la Ley orgá­ni­ca por el dere­cho de las muje­res a una vida libre de vio­len­cia, un pun­to de refe­ren­cia para todo el con­ti­nen­te. Ini­cial­men­te con­tem­pla­ba 19 for­mas de vio­len­cia con­tra la mujer, des­de físi­ca has­ta la eco­nó­mi­ca, ins­ti­tu­cio­nal, obs­té­tri­ca … En 2014, con la pri­me­ra refor­ma de la ley, se agre­ga­ron otras dos for­mas de vio­len­cia, el femi­ci­dio y la induc­ción al suicidio. 

Se enfa­ti­za la nece­si­dad de des-patriar­ca­li­zar la socie­dad, decons­truir los meca­nis­mos con­cre­tos y sim­bó­li­cos que impo­nen mode­los de subor­di­na­ción. Se defi­ne un mar­co de san­cio­nes que pone en prác­ti­ca este con­cep­to y rom­pe con el hábi­to de cul­par a la víc­ti­ma y con la impu­ni­dad del agre­sor masculino. 

Las estruc­tu­ras de nues­tro Minis­te­rio – Min­mu­jer nació en 2009 – por lo tan­to, actúan en con­cier­to con otros orga­nis­mos esta­ta­les en los cin­co pode­res dis­po­ni­bles para nues­tra cons­ti­tu­ción y has­ta el máxi­mo órgano de garan­tía y equi­li­brio, el Tri­bu­nal Supre­mo de Jus­ti­cia (TSJ).

Tene­mos, por ejem­plo, 8.700 defen­so­ras comu­na­les, for­ma­das a nivel nacio­nal. En la Defen­so­ria del Pue­blo, hay una defen­so­ria de la mujer espe­cí­fi­co y hay escue­las de capa­ci­ta­ción. En el Minis­te­rio Públi­co, hay fis­ca­lías espe­cí­fi­cas, 74 en todo el país, que inves­ti­gan casos de vio­len­cia de géne­ro y femi­ni­ci­dios. Hay una poli­cía cien­tí­fi­ca, asig­na­da al Minis­te­rio del Inte­rior y Jus­ti­cia, que a su vez tie­ne habi­li­da­des espe­cí­fi­cas en el cam­po de la vio­len­cia de géne­ro, y tam­bién en los tri­bu­na­les ordi­na­rios, 106 tie­nen magis­tra­dos, que deben ser capa­ci­ta­dos, de acuer­do con la ley orgá­ni­ca para el dere­cho de las muje­res a una vida libre de vio­len­cia. Lue­go está el cam­po polí­ti­co y de pla­ni­fi­ca­ción de la revo­lu­ción, que pro­mue­ve la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res en todos los nive­les de la socie­dad venezolana. 

Hoy las muje­res son mayo­ría en todas las estruc­tu­ras del poder popu­lar. El Plan de la Patria, el gran para­guas de pla­ni­fi­ca­ción de nues­tro pro­ce­so, tie­ne 5 obje­ti­vos estra­té­gi­cos, uno de los cua­les se refie­re al géne­ro. El año pasa­do, nació la Escue­la femi­nis­ta de Sur, que cer­ti­fi­ca los estu­dios de géne­ro a nivel inter­na­cio­nal y se rela­cio­na con las expe­rien­cias de otros países.

Duran­te la aper­tu­ra del año judi­cial, el pre­si­den­te Madu­ro denun­ció demo­ras, incum­pli­mien­tos y corrup­ción en el sis­te­ma de jus­ti­cia, y nom­bró una comi­sión, enca­be­za­da por Delcy Rodrí­guez, para lle­var a cabo una pro­fun­da refor­ma y rees­truc­tu­ra­ción del sec­tor. ¿Cuál será la tarea de la «revo­lu­ción femi­nis­ta» en esta reforma?

Toda­vía que­da mucho por hacer para des-patriar­ca­li­zar el sis­te­ma de jus­ti­cia. Nues­tra tarea es con­ti­nuar hacia la igual­dad de géne­ro efec­ti­va, en la apli­ca­ción y el desa­rro­llo de un mar­co regu­la­to­rio que a veces está por delan­te del sen­ti­do común y de las rela­cio­nes exis­ten­tes en la sociedad. 

Hoy tene­mos sufi­cien­te expe­rien­cia para ver las defi­cien­cias de la ley, los retra­sos y lo que fal­ta, espe­cial­men­te en tér­mi­nos de capa­ci­ta­ción del per­so­nal res­pon­sa­ble de acep­tar las denun­cias de las muje­res y de hacer cum­plir la ley. 

Es difí­cil des­ha­cer­se de los este­reo­ti­pos que, des­de la épo­ca de Adán y Eva, han cul­pa­do a la mujer por indu­cir al hom­bre a comer la man­za­na. Toda­vía exis­te una con­cep­ción de la jus­ti­cia que empu­ja a la víc­ti­ma a tener que jus­ti­fi­car­se por haber sido gol­pea­da, vio­la­da, por tener una mini fal­da o por pro­vo­car el “pobre hom­bre”. En esto, los medios de comu­ni­ca­ción, pero tam­bién las redes socia­les, tie­nen una gran res­pon­sa­bi­li­dad cuan­do escri­ben sobre el «cri­men pasio­nal» o se dejan lle­var a un voyeu­ris­mo que no res­pe­ta el cuer­po de la mujer, inclu­so des­pués de la muer­te. El pro­ce­so de decons­truc­ción de los meca­nis­mos patriar­ca­les con­cier­ne a toda la socie­dad y no se hace en solo vein­te años, cuán­tos son los de la revolución. 

Espe­cial­men­te por­que hay fuer­zas hege­mó­ni­cas trans­na­cio­na­les que impo­nen mode­los cul­tu­ra­les y meca­nis­mos de poder fun­cio­na­les a la subor­di­na­ción capi­ta­lis­ta del cuer­po feme­nino. Fuer­zas hege­mó­ni­cas que tie­nen intere­ses mer­can­ti­lis­tas en difun­dir una visión de la rela­ción de pare­ja de un cier­to tipo, basa­da en la asi­me­tría eco­nó­mi­ca y de género. 

La socie­dad patriar­cal impo­ne la subor­di­na­ción de las muje­res. Una subor­di­na­ción que enca­ja per­fec­ta­men­te con el capi­ta­lis­mo, basa­do en la apro­pia­ción pri­va­da de los medios de pro­duc­ción y en la nece­si­dad de que la mujer sea tam­bién pro­pie­dad de alguien. La inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca de las muje­res es el pri­mer paso impor­tan­te en su liberación.

Gra­cias a la con­tri­bu­ción de una femi­nis­ta his­tó­ri­ca como María León, se han hecho algu­nas pro­pues­tas a la Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te. ¿En qué con­sis­ten y cuál es el objetivo?

En una visión tra­di­cio­nal de la socie­dad, el tra­ba­jo de las muje­res den­tro de la fami­lia se con­si­de­ra inhe­ren­te a la fun­ción repro­duc­ti­va, tan­to es así que se defi­ne la ama de casa «man­te­ni­da». Inclu­so hoy, muchas muje­res cam­pe­si­nas o pes­ca­do­ras creen que ir al cam­po a reco­ger la yuca o matar una galli­na, o secar el pes­ca­do, es una exten­sión del tra­ba­jo «repro­duc­ti­vo».

El artícu­lo 88 de nues­tra cons­ti­tu­ción dice, sin embar­go, que el tra­ba­jo del hogar tam­bién gene­ra rique­za para la socie­dad, que es un tra­ba­jo pro­duc­ti­vo. Por lo tan­to, la “man­te­ni­da” es la otra mitad de la pobla­ción que depen­de del tra­ba­jo de cui­da­do para la super­vi­ven­cia y la con­vi­ven­cia en gene­ral. Por esta razón, hoy todas las muje­res dis­fru­tan de la segu­ri­dad social y de una pen­sión, a par­tir de los 55 años, igual al sala­rio míni­mo, inde­pen­dien­te­men­te de si paga­ron o no las contribuciones. 

En 1999 solo había 300.000 pen­sio­na­dos, hoy hay casi 5 millo­nes. Con­si­de­ran­do que las muje­res tie­nen una espe­ran­za de vida de 79 años, en com­pa­ra­ción con los hom­bres que viven en pro­me­dio 72 años y que se jubi­lan a los 60 años, se pue­de enten­der qué tan lejos ha avan­za­do la socie­dad en mate­ria de liber­tad feme­ni­na en vein­te años de revolución. 

El razo­na­mien­to bási­co es el siguien­te: el capi­ta­lis­mo ha saca­do a las muje­res de su hogar, pero para usar­las como mano de obra bara­ta o en tra­ba­jos infor­ma­les para obte­ner una mayor acu­mu­la­ción de ganan­cias, no para reme­diar la des­igual­dad entre hom­bres y muje­res. Des­pués del día de tra­ba­jo afue­ra, la mujer comien­za un segun­do día en casa, don­de se repro­du­cen rela­cio­nes des­igua­les de poder. Si te que­das fue­ra tar­de para la polí­ti­ca, te sien­tes cul­pa­ble por dejar atrás las tareas domés­ti­cas. Ade­más, a menu­do hay per­so­nas mayo­res que cui­dar en las fami­lias. Estas tareas deben hacer­se colectivamente. 

La decons­truc­ción patriar­cal impli­ca una asun­ción de res­pon­sa­bi­li­dad y el inter­cam­bio de todo el tra­ba­jo exis­ten­te den­tro del hogar. Cree­mos que no pue­de haber socia­lis­mo sin femi­nis­mo, pero si no hay trans­for­ma­cio­nes en la estruc­tu­ra capi­ta­lis­ta y neo­li­be­ral, con­ti­nua­re­mos repli­can­do mode­los de des­igual­dad. Nues­tra pro­pues­ta prin­ci­pal apun­ta a pro­fun­di­zar el Artícu­lo 88.

¿Cómo, en tér­mi­nos concretos?

Si el tra­ba­jo domés­ti­co pro­du­ce rique­za social, pedi­mos cuan­ti­fi­car esta rique­za en tér­mi­nos de Pro­duc­to Interno Bru­to. Te diré en qué se basa la idea de María León, que se refle­ja en nues­tro pri­me­ro tex­to constitucional. 

En 1989, si no recuer­do mal, una mujer per­dió la vida y fue atro­pe­lla­da por un auto­bús. El espo­so denun­cia a la empre­sa de trans­por­te y pide una indem­ni­za­ción por el daño eco­nó­mi­co sufri­do por la pér­di­da de su espo­sa, que cui­da­ba a una fami­lia con 4 hijos. Lue­go, los abo­ga­dos cuan­ti­fi­can las tareas domés­ti­cas: lavar, plan­char, coci­nar, etc. Y el hom­bre gana la causa. 

Aho­ra, si tra­ta­mos de mone­ti­zar, como lo hace el capi­ta­lis­mo, lo que cos­ta­ría con­tra­tar a una enfer­me­ra, una maes­tra para niños, una tra­ba­ja­do­ra domés­ti­ca, pode­mos tener una idea de la con­tri­bu­ción eco­nó­mi­ca al PIB cons­ti­tui­do por la segun­da jor­na­da de tra­ba­jo de la mujer. 

Tam­bién enten­de­mos que, en el caso de esas 3.5 millo­nes de muje­res que se dedi­can exclu­si­va­men­te al tra­ba­jo del hogar, que no tie­nen hora­rios ni sala­rios, todos los sis­te­mas de bonos extra­or­di­na­rios deci­di­dos antes por Chá­vez y aho­ra por el pre­si­den­te Madu­ro, no son con­ce­sio­nes, sino com­pen­sa­cio­nes debi­das. Enton­ces, una vez que la deu­da his­tó­ri­ca se ha sal­da­do con las muje­res que hacen exclu­si­va­men­te el tra­ba­jo domés­ti­co, el desa­fío es trans­for­mar las rela­cio­nes a tra­vés de la socia­li­za­ción del tra­ba­jo de cui­da­do y la corres­pon­sa­bi­li­dad de todos los miem­bros de la fami­lia y la comunidad.

Duran­te una reu­nión de la Cepal, que tuvo lugar recien­te­men­te en Chi­le, usted ilus­tró estos logros, pero tam­bién denun­ció las con­se­cuen­cias del blo­queo eco­nó­mi­co y finan­cie­ro que pesan prin­ci­pal­men­te sobre las muje­res. ¿Qué reac­cio­nes has habido?

Fue una reu­nión sobre mode­los eco­nó­mi­cos emer­gen­tes en Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be, a nivel de minis­te­rios de la mujer. En Chi­le se paga has­ta el agua, y el pre­cio cam­bia si la con­su­me calien­te o fría. Nues­tra cons­ti­tu­ción prohí­be la pri­va­ti­za­ción de los recur­sos y ser­vi­cios públi­cos. A pesar del feroz blo­queo eco­nó­mi­co y finan­cie­ro al que esta­mos suje­tos, el gobierno asig­na más del 75% de los ingre­sos anua­les a pla­nes socia­les. Hemos cons­trui­do más de 3 millo­nes de vivien­das dignas. 

En este encuen­tro, hubo paí­ses que vol­vie­ron a la dere­cha, Boli­via inclu­so envió a un hom­bre para repre­sen­tar el minis­te­rio de muje­res … Nos reci­bie­ron calu­ro­sa­men­te los movi­mien­tos femi­nis­tas, que en cam­bio impug­na­ron las posi­cio­nes retró­gra­das presentes. 

Repre­sen­ta­mos al úni­co gobierno legí­ti­mo en Vene­zue­la, el de Nico­lás Madu­ro. Hemos ilus­tra­do los logros de las muje­res, posi­bles solo con el socia­lis­mo. Repor­ta­mos los ata­ques sufri­dos duran­te 2019. En mar­zo del año pasa­do, des­pués del sabo­ta­je eléc­tri­co, los ata­ques elec­tro­mag­né­ti­cos, el cer­co inter­na­cio­nal, la ame­na­za de inva­sión exter­na soli­ci­ta­da por una dere­cha que nos robó más de 460 millo­nes de dóla­res, no pen­sa­mos que hoy podría­mos ser el país eco­nó­mi­ca­men­te más esta­ble de la región. En cam­bio, gana­mos el desa­fío. El desa­fío de un nue­vo 8 de marzo.

Itu­rria /​Fuen­te

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