Méxi­co. Ins­ta la ONU a apli­car medi­das auda­ces con­tra el feminicidio

Ana Lan­gner, Fabio­la Mar­tí­nez, Andrea Bece­rril y Fer­nan­do Cama­cho/​Resu­men Lati­no­n­ame­ri­cano, 7 de mar­zo de 2020

El sis­te­ma de la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das en Méxi­co urgió dar aten­ción a la cre­cien­te vio­len­cia con­tra niñas, jóve­nes y muje­res en el país, así como redu­cir las des­igual­da­des per­sis­ten­tes, ya que el femi­ni­ci­dio es lama­ni­fes­ta­ción más extre­ma de la vio­len­cia con­tra esta población.

En tan­to, la Secre­ta­ría de Gober­na­ción (SG) infor­mó que tra­ba­ja con las enti­da­des fede­ra­ti­vas en la homo­lo­ga­ción del tipo penal de femi­ni­ci­dio. Por lo pron­to, reco­mien­da a las fis­ca­lías esta­ta­les que todo ase­si­na­to de mujer sea inves­ti­ga­do como femi­ni­ci­dio, a par­tir de pro­to­co­los espe­cia­les e infor­mar­lo de esa mane­ra al Sis­te­ma Nacio­nal de Segu­ri­dad Pública.

A pro­pó­si­to del Día Inter­na­cio­nal de la Mujer, que se con­me­mo­ra este domin­go, las agen­cias de la ONU en Méxi­co advir­tie­ron que la pre­va­len­te des­igual­dad de géne­ro pro­vo­ca que los nive­les de vio­len­cia se disparen.

En Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be se ubi­can 14 de los 25 paí­ses con mayor inci­den­cia de ase­si­na­tos con­tra fémi­nas en el mun­do. En Méxi­co, 3 mil 825 muje­res fue­ron víc­ti­mas de homi­ci­dio en 2019, lo que sig­ni­fi­ca que 10 son ase­si­na­das cada día”.

Resal­tó que si bien en Méxi­co ha habi­do avan­ces des­de la adop­ción de la Decla­ra­ción y Pla­ta­for­ma de Acción de Bei­jing, hace 25 años, “ni este ni nin­gún otro país pue­den pre­su­mir haber cum­pli­do las metas. Por eso, la ONU en Méxi­co lla­ma a hacer un balan­ce de los pro­gre­sos y redu­cir las des­igual­da­des per­sis­ten­tes con accio­nes auda­ces y deci­si­vas. Es indis­pen­sa­ble una con­tun­den­te actua­ción de las auto­ri­da­des para ter­mi­nar con la impu­ni­dad y eli­mi­nar los obs­tácu­los que enfren­tan las muje­res víc­ti­mas y sobre­vi­vien­tes y sus fami­lias para acce­der a la jus­ti­cia en México

A su vez, la orga­ni­za­ción Save The Chil­dren advir­tió que en el país, las niñas y ado­les­cen­tes corren peli­gro sólo por el hecho de su edad y sexo, y son más vul­ne­ra­bles a vivir agre­sio­nes que las afec­tan para siem­pre o ter­mi­nan con su vida, como lo demues­tra el hecho de que tan sólo en enero pasa­do, cada dos días una niña o ado­les­cen­te fue víc­ti­ma de feminicidio.

El colec­ti­vo indi­có que 3 mil niñas o ado­les­cen­tes se encuen­tran des­apa­re­ci­das, y cua­tro de cada 10 víc­ti­mas de abu­so sexual en Méxi­co son meno­res de 18 años.

Por sepa­ra­do, la secre­ta­ria de Gober­na­ción, Olga Sán­chez Cor­de­ro, expre­só que si bien los ase­si­na­tos se cla­si­fi­can en homi­ci­dios dolo­sos (aque­llos per­pe­tra­dos por el cri­men), y femi­ni­ci­dios, por razón de géne­ro, se requie­re lle­gar a cri­te­rios gene­ra­les en todo el país, por­que ambas cir­cuns­tan­cias tie­nen tipos pena­les diferenciados.

La pre­ten­di­da homo­lo­ga­ción del tipo penal se deri­va de una reco­men­da­ción de la Con­ven­ción sobre la Eli­mi­na­ción de Todas las For­mas de Dis­cri­mi­na­ción con­tra la Mujer; para ello ha efec­tua­do reunio­nes inter­se­cre­ta­ria­les para ela­bo­rar un docu­men­to macro para las 32 entidades.

Pre­sen­ta la STPS pro­to­co­lo con­tra la vio­len­cia laboral

A su vez, la Secre­ta­ría del Tra­ba­jo y Pre­vi­sión Social pre­sen­tó un mode­lo de Pro­to­co­lo para Pre­ve­nir, Aten­der, y Erra­di­car la Vio­len­cia Labo­ral, una guía a la que podrán acu­dir todas las empre­sas, a fin de dar cum­pli­mien­to a lo esta­ble­ci­do en la refor­ma laboral.

Por su par­te, el sena­dor de More­na, Mar­tí Batres, pro­pon­drá la pró­xi­ma sesión legis­la­ti­va una ini­cia­ti­va para crear la Ley del Segu­ro con­tra la Vio­len­cia de Géne­ro, cuyo fin es dar apo­yo eco­nó­mi­co, ade­más del jurí­di­co, médi­co y sico­ló­gi­co a las muje­res que enfren­tan situa­cio­nes de alto ries­go, que pone en ries­go su vida y su inte­gri­dad eco­nó­mi­ca. Pre­ci­só que se tra­ta de un segu­ro eco­nó­mi­co men­sual equi­va­len­te al sala­rio míni­mo, a fin de que pue­dan tener la auto­no­mía nece­sa­ria y sepa­rar­se de situa­cio­nes de vio­len­cia que se desa­rro­llen en su pro­pio hogar, tra­ba­jo o en el ámbi­to de con­vi­ven­cia vecinal.

Fuen­te: La Jornada 

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