Chi­le. Fami­lia­res de joven argen­tino dete­ni­do en enero en Pla­za de la Dig­ni­dad denun­cian que el Cón­sul de su país no les pres­ta apoyo

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 febre­ro 2020

Fami­lia­res de David Agus­tín Maril. ciu­da­dano argen­tino dete­ni­do el día 23 de enero de 2020, en el con­tex­to de las pro­tes­tas socia­les que se rea­li­zan en Chi­le, via­ja­ron des­de Argen­ti­na para denun­ciar las irre­gu­la­ri­da­des del caso y la fal­ta de inte­rés para pres­tar ayu­da des­de el con­su­la­do argen­tino en San­tia­go. Esta sema­na se reu­nie­ron con el Cón­sul argen­tino Rodol­fo Nor­ton, a quien acu­san de no pres­tar el apo­yo nece­sa­rio al dete­ni­do y a la fami­lia que atra­vie­sa un momen­to eco­nó­mi­co difí­cil.

Este per­so­na­je lla­ma­do Rodol­fo Nor­ton, que actúa como Cón­sul Gene­ral de Argen­ti­na en Chi­le vie­ne de la épo­ca del macris­mo, y la pre­gun­ta que es nece­sa­rio hacer es ¿qué pasa con la Can­ci­lle­ría argen­ti­na que no le orde­na a Nor­ton que se intere­se real­men­te por la situa­ción de un joven com­pa­trio­ta que se halla bajo una deten­ción ilegal?

¿O es que si se tra­ta­ra de un nar­co o de un delin­cuen­te de cue­llo blan­co, esta­rían todos preo­cu­pa­dos por su situación?

Es impres­cin­di­ble que las orga­ni­za­cio­nes socia­les y popu­la­res de Argen­ti­na que tie­nen cana­les de comu­ni­ca­ción con el gobierno de Alber­to Fer­nán­dez, exi­jan que David Agus­tín Maril pue­da vol­ver pron­to a su país, y para ello Can­ci­lle­ría debe­ría actuar como un órgano de pre­sión y no des­en­ten­der­se como has­ta aho­ra o dejar que un tipe­jo como Nor­ton mire a un cos­ta­do o pon­ga cara de que no se quie­re meter en un tema que le compete.

Con­sul argen­tino Rodol­fo Norton

Agus­tín Maril está dete­ni­do des­de enero

La his­to­ria del argen­tino pre­so tras pro­tes­tar en una pla­za de Chile

Lo ence­rra­ron por «des­or­den públi­co» con la úni­ca ver­sión de los Cara­bi­ne­ros. La preo­cu­pa­ción de la fami­lia. Las redes de contención.Por

por Ailín Bullentini

La situa­ción es “difí­cil”, reco­no­ce Mara, que jun­to a sus her­ma­nos y se ins­ta­ló en Chi­le no bien supie­ron de la situación. 

Agus­tín David Maril tie­ne 19 años, es argen­tino y des­de hace tres sema­nas está dete­ni­do en una cár­cel de Chi­le. Lo caza­ron en la calle tras par­ti­ci­par de una mani­fes­ta­ción en Pla­za de la Dig­ni­dad y lo ence­rra­ron, en prin­ci­pio, por 45 días. Lo acu­san de dis­tur­bio públi­co con la sola ver­sión de Cara­bi­ne­ros,
que lo detu­vo mien­tras cena­ba en la calle lo más tran­qui­lo. El Estado
chi­leno infor­mó, tar­de y mal, al Con­su­la­do argen­tino sobre la situación
de Agus­tín, pero des­de allí tam­po­co hicie­ron mucho. La fami­lia supo de
la situa­ción por inter­me­dio de una orga­ni­za­ción que pelea por los
dere­chos de los dete­ni­dos en el mar­co de la repre­sión en loop que
sos­tie­ne el pre­si­den­te Sebas­tián Piñe­ra des­de octu­bre pasa­do, que tejió
redes has­ta dar con elles. No bien se ente­ra­ron, se ins­ta­la­ron en la
capi­tal chi­le­na, abra­za­dos por inte­gran­tes de esa agru­pa­ción. Lo pueden
ver una vez por sema­na. Están preocupados. 

“Nos ente­ra­mos de pura casua­li­dad”, recor­dó Carlos,
el papá de Agus­tín, que se que­dó en Argen­ti­na por­que no pue­de dejar el
tra­ba­jo.
En reali­dad, más que casua­li­dad fue mili­tan­cia y la
insis­ten­cia de cons­truir redes soli­da­rias en con­tex­to de per­se­cu­ción y
repre­sión como el que atra­vie­sa el país vecino: a la fami­lia Maril la
con­tac­ta­ron des­de la Coor­di­na­do­ra por la Liber­tad de los Prisionerxs
Polí­ticxs 18 de Octu­bre. La fecha alu­de al día de las pri­me­ras marchas
masi­vas y las pri­me­ras repre­sio­nes bru­ta­les y les dije­ron que habían
oído que entre chi­le­nos y chi­le­nas pre­sos había un argen­tino, que habían
ave­ri­gua­do su nom­bre y que había resul­ta­do ser el hijo menor de esa
fami­lia. Ayu­dó mucho a esa red otra, cons­trui­da por les her­ma­nes de
Agus­tín: “Varixs de lxs her­manxs somos via­je­ros y cono­ce­mos gen­te en
varios luga­res”, con­tó a este dia­rio Ángel, el her­mano que reci­bió el
aviso. 

Los hechos

Agus­tín
nació en Bur­za­co, al sur del conur­bano bonae­ren­se. Esta­ba via­jan­do de
mochi­le­ro, hacien­do mala­ba­res en cada lugar don­de para­ba.
La
reco­rri­da, como otras que había hecho años atrás, había comen­za­do a
prin­ci­pios de 2019 en la Cos­ta Atlán­ti­ca, don­de pasó casi toda la
tem­po­ra­da de verano. Lue­go fue a Rosa­rio y des­pués a Cór­do­ba, San Luis y
Men­do­za. Por Men­do­za cru­zó hacia Chi­le; se ins­ta­ló en San­tia­go. Ya era
julio y ahí se quedó. 

”Hizo ami­gos y se enca­ri­ño con el lugar”, con­tó Mara, una de sus tres her­ma­nes mayo­res. Pero enton­ces Chi­le empe­zó a bullir y “al momen­to que comen­za­ron las pro­tes­tas se le hizo impo­si­ble no empa­ti­zar con todo lo que esta­ba pasan­do y comen­zó a mar­char”, seña­ló.

El 23 de enero pasa­do había par­ti­ci­pa­do de una movi­li­za­ción en Pla­za de la Dig­ni­dad.
El ambien­te, como siem­pre des­de que chi­le­nos y chi­le­nas comen­za­ron a
exi­gir­le a la diri­gen­cia polí­ti­ca un cam­bio rotun­do, esta­ba den­so. Des­con­cen­tró y se fue a comer algo. Esta­ba en eso, a una cua­dra del Memo­rial Mau­ri­cio Fre­des, que está ahí nomás de la pla­za, cuan­do “tres
camio­ne­tas con diez pacos en cada una de ellas se baja­ron y lo
detu­vie­ron jun­to con tres com­pa­ñe­ros que qui­sie­ron ayu­dar­lo”
, le
con­tó a su fami­lia. Tam­bién acla­ró que “a los demás chi­cos le pegaron
mucho, a una casi le revien­tan los tes­tícu­los y los sol­ta­ron, pero a él
lo detuvieron”. 

Le adju­di­ca­ron la supues­ta comi­sión del deli­to de “des­or­den público”
pro­vo­ca­do por el “arro­jo de bom­bas incen­dia­rias”. Lo ence­rra­ron en el
penal San­tia­go 1, cuyo módu­lo 14 está espe­cial­men­te asig­na­do a personas
caza­das por Cara­bi­ne­ros des­de octu­bre pasa­do, cuan­do las calles
comen­za­ron a poblar­se de gen­te. El esta­do chi­leno le asig­nó un defensor
ofi­cial que lo repre­sen­tó en la audien­cia judi­cial que tuvo lugar días
des­pués. Allí, le con­fir­ma­ron a Agus­tín la acu­sa­ción y le apli­ca­ron una
medi­da cau­te­lar de pri­sión pre­ven­ti­va por 45 días. 

La situa­ción es “difí­cil”, reco­no­ce Mara, que jun­to a sus her­ma­nes y se ins­ta­ló en Chi­le no bien supie­ron de la situa­ción.
El defen­sor ofi­cial que le asig­na­ron al chi­co aún no fue a visi­tar­lo a
la cár­cel, pero elles sí se entre­vis­ta­ron con él. “Nos dijo que iba a ir
a ver­lo el lunes 10 o mar­tes 11, lo lla­ma­mos el mar­tes y dijo que iba a
ir miér­co­les 12, vol­vi­mos a comu­ni­car­nos el miér­co­les y nos dijo que
iba a ir a prin­ci­pio de la sema­na que vie­ne lunes 17 o mar­tes 18”,
des­cri­bió la chi­ca. La situa­ción les preo­cu­pa, pero antes de tomar
cual­quier deci­sión quie­ren que el abo­ga­do hable con Agus­tín. “No sabemos
qué pue­de pasar, todo es muy incier­to, a todxs lxs dete­nidxs le alargan
la medi­da cau­te­lar, así que la úni­ca cer­te­za que tene­mos es que va a
lle­var tiem­po”, sostuvo. 

Al Con­su­la­do argen­tino notificaron
recién una sema­na des­pués, pero con datos fra­gua­dos. “Dije­ron que lo
detu­vie­ron el 27 de enero, men­ti­ra”, advier­te Fede­ri­co Paglie­ro, abogado
inte­gran­te de la Asam­blea Per­ma­nen­te de Dere­chos Huma­nos que intenta
esta­ble­cer meca­nis­mos de ayu­da a David en terri­to­rio argentino. 

La pri­me­ra visita

Paglie­ro
fue la pri­me­ra per­so­na que visi­tó a Agus­tín. El chi­co, cuan­do supo que
alguien pre­gun­ta­ba por él, no podía creer­lo. “Muy sor­pren­di­do me dijo
que en San­tia­go no tie­ne a nadie y que cuan­do el guar­dia lo lla­mó no lo
podía creer. Me pidió per­mi­so para abra­zar­nos. Nos abrazamos.
Com­par­ti­mos dos horas de char­las y toma­mos gaseo­sa y galle­ti­tas. Estaba
muy preo­cu­pa­do por su situa­ción ya que en nin­gún momen­to nadie del
Con­su­la­do se acer­có a ver­lo”, rela­tó el abogado.


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Legó al módu­lo 14 del penal San­tia­go 1 lue­go de que un gru­po de
fami­lia­res de pre­sos polí­ti­cos con los que esta­ba reu­ni­do en
repre­sen­ta­ción de APDH comen­ta­ra el caso del “argen­tino pre­so”. Tras
varios con­tro­les lle­gó al pabe­llón, un “salón lar­go” en don­de gana­ba el
bulli­cio y esta­ba “reple­to de fami­lia­res de pre­sos polí­ti­cos, que
com­par­tían algo para comer, char­la­ban” con aque­llos que iban a ver,
todos, en su mayo­ría, chi­cos de entre 18 y 25 años. Como Fede­ri­co no
cono­cía a David, comen­zó a bus­car­lo. “¿Alguien cono­ce al argentino?”,
pro­bó. Un gen­dar­me lo fue a bus­car. Lo vio bien, pero tris­te. La semana
siguien­te fue la fami­lia. “Nos dijo que no le pega­ron. No nos cuenta
mucho de cómo lo tra­tan, sabe­mos que se bañan con agua hela­da y que
la comi­da que le dan es inco­mi­ble y esca­sa, en el hora­rio de la tarde
cuan­do hay visi­ta se tie­nen que ir antes para comer o se pier­den la
comi­da, cuan­do vamos a visi­tar­lo se que­da con nosotrxs y se arries­ga a
no comer.
Y que a él no se lo hicie­ron, pero a com­pa­ñe­ros sí, hay cas­ti­gos, los meten en un con­ge­la­dor o les pegan con luma en la espal­da”, rela­tó Mara.

Paglie­ro
acu­dió urgen­te al Con­su­la­do tras su visi­ta. Pre­sen­tó un rela­to formal
sobre el caso y soli­ci­tó inter­ven­ción: “Toda­vía no tene­mos novedades”.
Acu­die­ron al penal una sola vez, le lle­va­ron artícu­los de higie­ne. No
res­pon­die­ron al pedi­do de la fami­lia, de que los ayu­den con el
alo­ja­mien­to mien­tras aguar­dan cómo avan­za la situa­ción judi­cial de
Agus­tín. “Nosotrxs nos vamos a que­dar el tiem­po que sea nece­sa­rio, por
aho­ra tene­mos alo­ja­mien­to y esta­mos espe­ran­do a que el con­su­la­do nos
con­fir­me si pue­de ayu­dar­nos. Aquí nos ayu­da la gen­te de chi­le pero el
con­su­la­do hace poco y nada”, resal­tó Mara.

A mer­ced de la defen­sa ofi­cial local, Agus­tín
por el momen­to no tie­ne más alter­na­ti­va que espe­rar a una nueva
audien­cia, que ven­drá al fina­li­zar los 45 días de encie­rro orde­na­dos por
la medi­da cau­te­lar.
“La situa­ción es difí­cil como la mayo­ría de los
casos de los pre­sos polí­ti­cos tras la repre­sión. La ver­sión de
Cara­bi­ne­ros bas­ta para encar­ce­lar­los, enjui­ciar­los y con­de­nar­los. El
papel judi­cial está jugan­do un rol maca­bro”, remar­có Paglie­ro, quien
insis­tió que esto se da “en un con­tex­to de terro­ris­mo de Esta­do: con más
de 35 ase­si­na­tos, cen­te­na­res de per­so­nas que per­die­ron la visión por
los ata­ques de las fuer­zas de segu­ri­dad y más de 2400 pre­sos políticos”
des­de que comen­za­ron las pro­tes­tas en Chile. 

“Tene­mos miedo
por­que las cosas están muy jodi­das allá, por lo que cuen­tan. Siguen
repri­mien­do gen­te, siguen encar­ce­lan­do y las­ti­man­do”, apun­tó Car­los, el
papá. Ángel ase­gu­ró que el encie­rro “debe ser duro” para su her­mano, que
“por cómo sien­te la vida debe sufrir no mover­se con liber­tad”. Y está
preo­cu­pa­do: “Sien­do rea­lis­ta, con el con­tex­to y basán­do­nos en los casos
que esta­mos cono­cien­do, las medi­das cau­te­la­res se están exten­dien­do, se
están apro­ban­do leyes que siguen cri­mi­na­li­zan­do la pro­tes­ta el panorama
no es muy alentador”.

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