Argen­ti­na. La (in) jus­ti­cia patriar­cal deja en liber­tad el femi­ci­da que mató a su novia de 113 puñaladas

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano* /​28 de febre­ro de 2020

El ase­sino de Caro­li­na Aló salió de pri­sión gra­cias a que fue con­de­na­do cuan­do el femi­ci­dio toda­vía no era reco­no­ci­do ni pena­do con cade­na perpetua.

Caro­li­na Aló tenía 17 años cuan­do su novio Fabián Tabla­do, le pidió que tuvie­ran un hijo. Esta­ban solos, en una casa en las afue­ras de Bue­nos Aires. Pero ella se negó. Y la res­pues­ta de su pare­ja fue ase­si­nar­la con 113 puñaladas.

El cri­men ocu­rrió el 27 de mayo de 1996. Fal­ta­ban muchos años para que la marea femi­nis­ta se impu­sie­ra en la agen­da públi­ca y, sobre todo, para que el Códi­go Penal se refor­ma­ra, reco­no­cie­ra el femi­ci­dio como agra­van­te del homi­ci­dio y lo san­cio­na­ra con reclu­sión perpetua.

Por eso el ase­sino solo fue con­de­na­do a la pena máxi­ma por homi­ci­dio, que es de 24 años. Tam­bién por ello hoy pudo que­dar en liber­tad en medio del repu­dio de los colec­ti­vos que pre­pa­ran la mar­cha masi­va del Día Inter­na­cio­nal de las Muje­res, del 8 de Marzo.

«Siem­pre me pre­gun­to por qué la maté», dijo el femi­ci­da ante los perio­dis­tas que lo rodea­ron al salir de pri­sión, «no hay un día en que no pien­se en pedir per­dón, nun­ca voy a haber paga­do lo que hice».

El cri­men de Aló fue emble­má­ti­co. La saña de Tabla­do con­mo­cio­nó a la socie­dad argen­ti­na, tan­to como su jus­ti­fi­ca­ción. «Man­tu­vi­mos rela­cio­nes, en el final yo deci­do tener un hijo. Ella me recha­za, me empu­ja y me dice: ‘pará, ¿qué hacés, estás loco?’. Y yo sen­tí un recha­zo muy fuer­te de ella ahí, y no sé, mucho dolor, mucho sufri­mien­to», expli­có poco des­pués en una entrevista.

Tabla­do no acep­tó un «no» como res­pues­ta. Y la mató.

Ya en pri­sión, el femi­ci­da ini­ció una rela­ción con Roxa­na Villa­re­jo, una menor de edad que le man­da­ba car­tas como tan­tas otras muje­res. Espe­ra­ron a que ella cum­plie­ra 18 años para que pudie­ra visi­tar­lo. En 2008 se casa­ron y, un año más tar­de, tuvie­ron dos melli­zas. La jus­ti­cia le auto­ri­zó a Tabla­do sali­das tran­si­to­rias, lo que le per­mi­tió vivir con su fami­lia. Pero la mujer lo denun­ció por ame­na­zas y en 2017 un tri­bu­nal le impu­so dos años y medio más que se acu­mu­la­ron a la con­de­na por el ase­si­na­to de Aló.

Esto impli­ca que debe­ría haber sali­do en agos­to de 2022, pero fue bene­fi­cia­do con su liber­tad anti­ci­pa­da gra­cias a una vie­ja y ya dero­ga­da ley que per­mi­tía acor­tar penas debi­do al tiem­po que pasó dete­ni­do sin ser condenado.

Una rela­ción pos­te­rior y las amenazas

La últi­ma cau­sa judi­cial deta­lla las inti­mi­da­cio­nes que le hizo a su espo­sa: «Te voy a tocar don­de más te due­le», «va a ser tan­to el dolor que has­ta el últi­mo día vas a estar ago­ni­zan­do acor­dán­do­te de mis pala­bras», «ni se te ocu­rra armar tu vida con otro tipo», «a tu aman­te lo voy a abrir, le voy a sacar el cora­zón y me lo voy a comer ade­lan­te suyo». Las ame­na­zas se exten­die­ron a su sue­gra: «Te voy a cor­tar en peda­zos a vos también».

Con la sali­da de Tabla­do de pri­sión, Villa­re­jo, su madre y las melli­zas podrían estar en ries­go, por lo que la jus­ti­cia ya les otor­gó una res­tric­ción que le impi­de acer­car­se a ellas.

Los peri­tos que eva­lua­ron al ase­sino pre­vio a su libe­ra­ción dic­ta­mi­na­ron que no está en con­di­cio­nes de ejer­cer su res­pon­sa­bi­li­dad paren­tal, aun­que con­si­de­ra­ron que no pre­sen­ta tras­tor­nos psi­có­ti­cos y que sus facul­ta­des men­ta­les están enmar­ca­das en los pará­me­tros de «nor­ma­li­dad».

Edgar­do Aló, padre de Caro­li­na, ya se pre­vino. Indig­na­do, tra­mi­tó ante la jus­ti­cia una orden de res­tric­ción peri­me­tral para que el ase­sino no pue­da acer­car­se a la fami­lia de su víctima.

«Es un sicó­pa­ta», dijo en una entre­vis­ta con la Agen­cia Télam, «va a ir a ata­car a su ex mujer, va a tener otra muer­te. Ahí es don­de yo voy a ata­car a todos los jue­ces que inter­vi­nie­ron en la cau­sa, y no exclu­yo a los peri­tos psi­co­ló­gi­cos y psi­quiá­tri­cos, que no hayan hecho nada para man­te­ner encar­ce­la­do a este chacal».

RT*

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