Esta­dos Uni­dos. Fidel aún los tie­ne locos: La bata­lla de las ideas en USA

Por Eva Golin­ger, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 28 de febre­ro de 2020

¿Qué diría Fidel Cas­tro si supie­ra que en el año 2020, cua­tro años des­pués de su falle­ci­mien­to, y más de sesen­ta años des­pués de su lle­ga­da al poder en Cuba, aún sigue sien­do el cen­tro del dis­cur­so polí­ti­co en Esta­dos Unidos? 

Pare­ce cómi­co que el esta­blish­ment polí­ti­co esta­dou­ni­den­se no pue­de dejar de pen­sar en Fidel, aun­que él se reti­ró del poder en el 2006 y las nue­vas gene­ra­cio­nes en Esta­dos Uni­dos han cre­ci­do des­pués de la Gue­rra Fría. Es como una obse­sión infan­til que Washing­ton no pue­de olvi­dar. Fidel y su revo­lu­ción cuba­na sobre­vi­vie­ron once pre­si­den­tes esta­dou­ni­den­ses —Eisenho­wer, Ken­nedy, John­son, Nixon, Ford, Car­ter, Reagan, Bush, Clin­ton, W. Bush y Oba­ma (aun­que Fidel falle­ció cuan­do Oba­ma aún era pre­si­den­te, la revo­lu­ción ha segui­do). Y de pron­to, serían doce con Trump.

Y cada admi­nis­tra­ción esta­dou­ni­den­se, cada jefe de esta­do, ha decla­ra­do a Cuba un ‘enemi­go’ y ha con­ti­nua­do polí­ti­cas hos­ti­les con­tra la isla. La úni­ca excep­ción fue Barack Oba­ma, que hizo un esfuer­zo duran­te su segun­do man­da­to para des­con­ge­lar rela­cio­nes, vol­ver a abrir las emba­ja­das, res­ta­ble­cer el inter­cam­bio, y has­ta fue a La Haba­na, y se reu­nió con Raúl Cas­tro, el enton­ces pre­si­den­te. Sin embar­go, Oba­ma no logró levan­tar el blo­queo con­tra Cuba, ni alte­ró el dis­cur­so hos­til hacia la isla. 

Cuba ha sufri­do mucho por las agre­sio­nes, ame­na­zas y ata­ques des­de Esta­dos Uni­dos. El blo­queo eco­nó­mi­co impues­to por Washing­ton en 1960 ha cau­sa­do miles de millo­nes de dóla­res en daños y pér­di­das a la isla, y el pue­blo cubano ha sufri­do por la fal­ta de cier­tos pro­duc­tos nece­sa­rios, como medi­ci­nas y fuen­tes alimenticias.

Esa peque­ña isla de 11 millo­nes de per­so­nas en medio del mar Cari­be ha sido una fuen­te de angus­tia, rabia y furia para Washing­ton. Cuan­do Trump ganó la pre­si­den­cia, casi de inme­dia­to comen­zó a des­man­te­lar todos los avan­ces de Oba­ma con Cuba. Vol­vió a cerrar las emba­ja­das, expul­só diplo­má­ti­cos cuba­nos de Esta­dos Uni­dos, res­trin­gió los via­jes de esta­dou­ni­den­ses a Cuba y los vue­los comer­cia­les, y apre­tó aún más el blo­queo. Aún sin Fidel o Raúl en el poder —nin­gún ‘Cas­tro’ para seña­lar— Cuba seguía como blan­co de la ira de la Casa Blanca.

Washing­ton nun­ca ha podi­do acep­tar que Cuba sea capaz de ven­cer, de sobre­vi­vir, y de derro­tar cada inten­to de des­truir su ideo­lo­gía, su dig­ni­dad y su revo­lu­ción. No impor­ta que Esta­dos Uni­dos ten­ga todo el pode­río mili­tar del pla­ne­ta, o que use todo su esfuer­zo eco­nó­mi­co para asfi­xiar a la isla. El pue­blo cubano sigue sien­do vic­to­rio­so, sigue venciendo.

Por eso, cual­quier men­ción de Fidel le pica al esta­blish­ment esta­dou­ni­den­se. Cual­quier recuer­do de su vic­to­ria, de la per­ma­nen­cia de su revo­lu­ción, le vuel­ve loca a la Casa Blanca.

Y de repen­te, Fidel y su bata­lla de las ideas fue­ron inser­ta­dos en el cen­tro de la cam­pa­ña pre­si­den­cial en Esta­dos Uni­dos de nue­vo, ¡en el año 2020!

Cla­ro, es cul­pa de un can­di­da­to izquier­dis­ta, un auto­pro­cla­ma­do socia­lis­ta-demó­cra­ta, aun­que siem­pre se dife­ren­cia entre el socia­lis­mo de Cuba o de Vene­zue­la, y el socia­lis­mo de Sue­cia, Norue­ga y Dina­mar­ca. Es cul­pa del Sena­dor Ber­nie San­ders que el nom­bre de Fidel vol­vió a los titu­la­res en Esta­dos Uni­dos, y que todo la región del sur de la Flo­ri­da – Mia­mi, la Calle Ocho, el Wes­ton­zue­la, etc – está en lla­mas con sus antor­chas anti-comu­nis­tas, levan­tan­do la alar­ma sobre la ame­na­za roja sacu­dien­do el país.

¿Y cuál fue la chis­pa que des­per­tó ese apa­sio­na­do sen­ti­mien­to anti-comu­nis­ta en los medios, en los pasi­llos del Con­gre­so, los bún­kers de Wall Street y los cafe­ci­tos en la Calle Ocho? Fue Ber­nie, en una entre­vis­ta con Ander­son Cooper para el pro­gra­ma «60 Minu­tes», en el canal CBS. Ber­nie, que al ser pre­gun­ta­do sobre sus decla­ra­cio­nes hace cua­ren­ta años sobre Cuba, dijo que no todo era malo en la isla. Ber­nie, quien reco­no­ció que al lle­gar al poder, Fidel pro­mo­vió un pro­gra­ma que logró erra­di­car el anal­fa­be­tis­mo en toda Cuba, y fue prin­ci­pal­men­te lide­ra­da por muje­res educadoras.

¡Qué horror! 

Ber­nie hubie­se sabi­do que al men­cio­nar algo posi­ti­vo de la Revo­lu­ción Cuba­na y no sata­ni­zar com­ple­ta­men­te a Fidel, esta­ba metién­do­se en un lío de gran­des proporciones.

Y así, Esta­dos Uni­dos entró en aler­ta roja. El can­di­da­to pre­si­den­cial que está lide­ran­do las encues­tas del par­ti­do demó­cra­ta dijo algo bueno sobre Fidel Cas­tro. ¿Qué esta­bas pen­san­do Bernie?

Días des­pués, duran­te un deba­te tele­vi­sa­do en vivo entre los prin­ci­pa­les can­di­da­tos demó­cra­tas, el nom­bre de Fidel lle­gó de nue­vo a las pan­ta­llas esta­dou­ni­den­ses. Ber­nie tuvo que defen­der­se de los ata­ques de sus cole­gas por haber reco­no­ci­do que la edu­ca­ción de todo un pue­blo es algo positivo.

La pobre­za del dis­cur­so polí­ti­co en Esta­dos Uni­dos es patético.

En el 2020, aún esta­mos hablan­do de Fidel en Esta­dos Uni­dos. Aún esta­mos deba­tien­do sobre si la edu­ca­ción y la salud son dere­chos en Esta­dos Uni­dos. Y aún, una mayo­ría de los polí­ti­cos en el poder —o aspi­ran­tes al poder— pien­san que no lo son. 

Mien­tras tan­to, Trump esta­ba de visi­ta en la India con su homó­lo­go Modi, cono­ci­do por sus ten­den­cias auto­ri­ta­rias y sus ata­ques con­tra la pobla­ción musul­ma­na en su nación. Y Trump no ha escon­di­do su ‘amor’ por el líder nor­co­reano, Kim Jong Un, o por el rei­na­do sau­di­ta, cono­ci­do por sus gra­ves abu­sos de dere­chos huma­nos y sus bru­ta­li­da­des con­tra muje­res, perio­dis­tas y sus críticos. 

Trump, quien está eli­mi­nan­do los sub­si­dios ali­men­ta­rios para millo­nes de esta­dou­ni­den­ses y qui­tan­do los desa­yu­nos gra­tis para los niños más nece­si­ta­dos en escue­las públi­cas. Trump y los repu­bli­ca­nos que quie­ren pri­va­ti­zar el segu­ro social, redu­cir los impues­tos de los ultra ricos y las cor­po­ra­cio­nes y cri­mi­na­li­zar a los sin techo. Trump, que sepa­ra a los niños de sus padres y sus fami­lias en la fron­te­ra, que des­hu­ma­ni­za a los migran­tes y los pobres, y que pro­mue­ve una cul­tu­ra racis­ta, xenó­fo­ba y misógina. 

Pero, según perio­dis­tas pro­mi­nen­tes de cana­les supues­ta­men­te libe­ra­les como MSNBC, Ber­nie San­ders es la ‘ame­na­za más gran­de a nues­tro esti­lo de vida’. La revis­ta web Polí­ti­co, muy influ­yen­te en Washing­ton, seña­ló que la polí­ti­ca exte­rior de Ber­nie podría repre­sen­tar ‘una ame­na­za sin pre­ce­den­tes al esta­tus quo’ en Esta­dos Uni­dos, agre­gan­do que hay una ‘cre­cien­te ansie­dad’ en el com­ple­jo mili­tar indus­tria con la idea de una vic­to­ria pre­si­den­cial de Ber­nie Sanders.

Para el ‘esta­tus quo’, Trump, que care­ce de moral y éti­ca, que es un pre­si­den­te abier­ta­men­te racis­ta, misó­gino, mitó­mano, cruel, depre­da­dor, abu­si­vo, xenó­fo­bo e igno­ran­te, está bien. Está bien por­que los ricos se han hecho más ricos. Pero Ber­nie, una per­so­na com­pro­me­ti­da con la jus­ti­cia social y la igual­dad, quien ha lucha­do casi toda su vida por los sin­di­ca­tos y por los dere­chos a un sala­rio digno, por la salud, la edu­ca­ción y la dig­ni­dad, es una ‘ame­na­za’.

La Gue­rra Fría pue­de haber ter­mi­na­do hace déca­das. Fidel Cas­tro falle­ció hace años. Pero la bata­lla de las ideas que Fidel puso sobre el tape­te mun­dial sigue muy vigen­te en Esta­dos Unidos.

Fuen­te: Rt

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