SUMAS QUE RESTAN – ITAIA

El mun­do cono­ció, el 8 de mar­zo de 2018, la pro­pues­ta polí­ti­ca de tres muje­res, pro­ce­den­tes de la aca­de­mia, que tan popu­la­res se han hecho en los últi­mos tiem­pos: mani­fies­to de un femi­nis­mo para el 99%. Nancy Fra­ser, Cin­zia Arruz­za y Tithi Bhat­ta­char­ya, ins­pi­ra­das por el movi­mien­to Occupy Wall Street desa­rro­lla­do en 2011, pre­ten­den refor­zar un femi­nis­mo “anti-capi­ta­lis­ta” que cues­tio­ne el femi­nis­mo libe­ral. Así, quie­ren “hacer visi­bles y prac­ti­ca­bles algu­nas posi­bi­li­da­des eman­ci­pa­do­ras laten­tes que los posi­cio­na­mien­tos actua­les ocul­tan” (Arruz­za, Bhat­ta­char­ya & Fra­ser, 2019, p.84)

Según las auto­ras, actual­men­te, el colap­so de la cre­di­bi­li­dad de las éli­tes polí­ti­cas ha crea­do las con­di­cio­nes para pen­sar en un femi­nis­mo anti­ca­pi­ta­lis­ta. Sub­ra­yan que la derro­ta de Hillary Clin­ton en 2016, tra­jo con­si­go la deca­den­cia del femi­nis­mo libe­ral, acla­ran­do que la bre­cha entre las muje­res que alcan­za­ron altos car­gos y el bene­fi­cio de la mayo­ría de la pobla­ción per­so­ni­fi­ca­da por Clin­ton, fué la razón de ello. Expli­can que ese fra­ca­so abrió la posi­bi­li­dad de tra­ba­jar el asun­to des­de la izquier­da (Arruz­za et al., 2019).

Sor­pren­de, sin embar­go, que, des­de la derro­ta de Hillary Clin­ton, su par­ti­do haya pro­mo­vi­do dos Mar­chas Mun­dia­les de Muje­res, una Huel­ga de Muje­res y la cam­pa­ña MeToo, fenó­me­nos que las auto­ras del mani­fies­to tie­nen contíinua­men­te como ejem­plos del femi­nis­mo anti­ca­pi­ta­lis­ta. Para enten­der­lo, es de des­ta­car que des­de los años 80, cuan­do las teo­rías desa­rro­lla­das en la aca­de­mia aban­do­na­ron el con­cep­to de cla­se, el Par­ti­do Demó­cra­ta ha orien­ta­do sus pro­pues­tas elec­to­ra­les hacia otras iden­ti­da­des, finan­cian­do y asu­mien­do dife­ren­tes colec­ti­vos a tra­vés de una red fun­da­cio­nal (Baraho­na, 2018). Como con­se­cuen­cia de ello, podría­mos enten­der que en 2016 Hillary Clin­ton, tras per­der ante Trump, orga­ni­za­ra una movi­li­za­ción masi­va con­tra este últi­mo: la Mar­cha de Muje­res de Washing­ton. Según Baraho­na (2018), esta com­pa­re­cen­cia con­tó des­de el prin­ci­pio con el apo­yo de diver­sos medios, entre ellos la pla­ta­for­ma Move On[1], vin­cu­la­da a la Open Society Foun­da­tion[2], que se ha vol­ca­do en la for­ma­ción y pro­mo­ción del elec­to­ra­do demó­cra­ta. A la vis­ta del éxi­to que tuvo, las pro­mo­to­ras de la movi­li­za­ción no espe­ra­ron mucho y en poco tiem­po habían esbo­za­do la huel­ga inter­na­cio­nal de muje­res para el 8 de marzo.

En enero de 2018, la segun­da Mar­cha Mun­dial de Muje­res fue pre­sen­ta­da sin tapu­jos bajo el lema Power to the Polls (el poder a las urnas). Sus efec­tos fue­ron cla­ros en noviem­bre del mis­mo año, cuan­do nos ilu­mi­nó una diver­si­dad nun­ca vis­ta en las elec­cio­nes al Sena­do de los Esta­dos Uni­dos (260 muje­res elec­to­ras). El fenó­meno fue cali­fi­ca­do por algu­nos como “la ola pro­gre­sis­ta de muje­res” y tam­po­co se que­dó atrás Fra­ser, expli­can­do que el cam­bio que pre­ten­dían hacer estas muje­res del Par­ti­do Demó­cra­ta en el fun­cio­na­mien­to del país es estruc­tu­ral y defi­nién­do­las como muje­res “anti­sis­te­ma”. Resul­ta, por tan­to, bas­tan­te con­tra­dic­to­rio que el fra­ca­so del femi­nis­mo libe­ral de Clin­ton, que creó las con­di­cio­nes para el desa­rro­llo del femi­nis­mo “anti-capi­ta­lis­ta”, sea, a su vez, el ejem­plo prin­ci­pal del femi­nis­mo “anti-capi­ta­lis­ta”.

Vol­vien­do al tema, podría­mos decir que la situa­ción polí­ti­ca con­cre­ta de Esta­dos Uni­dos y la nue­va ofen­si­va con­tra la cla­se tra­ba­ja­do­ra pro­vo­ca­da por la cri­sis a nivel mun­dial, ha crea­do la opor­tu­ni­dad de poner sobre la mesa pro­pues­tas polí­ti­cas como el “femi­nis­mo del 99%”. Según las auto­ras (2019): “El femi­nis­mo para el 99% tie­ne como obje­ti­vo unir movi­mien­tos exis­ten­tes y futu­ros en una insu­rrec­ción de amplia base” (p.78). Para ello, “debe­mos aliar­nos, sobre todo, con las corrien­tes anti­ca­pi­ta­lis­tas de izquier­da de todos los movi­mien­tos que tam­bién defien­den el 99%” (p.75).

Estas aca­dé­mi­cas sos­tie­nen que el nue­vo con­cep­to de “huel­ga” que se ha desa­rro­lla­do en los últi­mos años ha influi­do en las nue­vas for­mas de hacer polí­ti­ca, sobre todo amplian­do la pro­pia com­pren­sión del “tra­ba­jo” y rede­fi­nien­do lo que es la “cla­se tra­ba­ja­do­ra”. Esta­mos de acuer­do en que los movi­mien­tos de izquier­da que han desa­rro­lla­do una lec­tu­ra eco­no­mi­cis­ta de la cla­se tra­ba­ja­do­ra han caí­do en un gra­ve error. En com­pa­ra­ción, noso­tras tam­bién situa­mos la defi­ni­ción estruc­tu­ral del tra­ba­ja­dor en el lugar que éste ocu­pa en el pro­ce­so glo­bal del capi­tal, es decir, todo aquel que nece­si­te de un sala­rio para sobre­vi­vir es miem­bro de la cla­se tra­ba­ja­do­ra. Esto pone de mani­fies­to la con­tra­dic­ción entre el capi­tal y el tra­ba­jo, el inte­rés anta­gó­ni­co entre ambas clases.

Sin embar­go, para lle­gar a apos­tar por el 99% hacien­do ese aná­li­sis de cla­se, las auto­ras (2019) obser­van las con­tra­dic­cio­nes pro­du­ci­das por el desa­rro­llo de las con­di­cio­nes obje­ti­vas, sien­do la influen­cia de esas con­tra­dic­cio­nes lo que defi­ne el suje­to de esta pro­pues­ta polí­ti­ca: “hoy todas las con­tra­dic­cio­nes del capi­ta­lis­mo han lle­ga­do al pun­to máxi­mo de ebu­lli­ción. Prác­ti­ca­men­te nadie –con la excep­ción del 1%- se libra de los impac­tos de las per­tur­ba­cio­nes polí­ti­cas, la pre­ca­rie­dad eco­nó­mi­ca y el ago­ta­mien­to socio-repro­duc­ti­vo (p.88).

Lle­ga­dos a este pun­to, es evi­den­te que esta pro­pues­ta estra­té­gi­ca, que no ofre­ce una expli­ca­ción más pre­ci­sa, res­pon­de ya a diver­sos erro­res. Por un lado, la amplia­ción de la pro­pia cla­se más allá del tra­ba­ja­dor asa­la­ria­do no nos pue­de lle­var a cons­truir iden­ti­da­des de cla­se inde­ter­mi­na­das, en este caso el 99%. Situar el pro­ble­ma en el 1% nos lle­va a hacer una lec­tu­ra total­men­te irreal de la reali­dad. Aquí cabe men­cio­nar que, si bien la for­ma de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta se basa en una com­po­si­ción con­cre­ta de cla­se ‑que Marx iden­ti­fi­có como rela­ción de capi­tal: la com­po­si­ción de cla­se que se defi­ne a tra­vés de la opo­si­ción de las cate­go­rías capi­ta­lis­ta y asa­la­ria­do- (Yeni­koy, 2019), des­de la segun­da mitad del siglo XX, los Esta­dos de Bien­es­tar cono­ci­dos en los paí­ses occi­den­ta­les crea­ron la posi­bi­li­dad de que el fenó­meno de la aris­to­cra­cia obre­ra se mate­ria­li­za­ra. Aun­que este últi­mo for­ma par­te de la estruc­tu­ra his­tó­ri­ca de la cla­se tra­ba­ja­do­ra, en com­pa­ra­ción con el pro­le­ta­ria­do, es el estra­to con mayor capa­ci­dad de acu­mu­la­ción de dine­ro: el sec­tor social que pudo aho­rrar dine­ro de los sala­rios debi­do a las inver­sio­nes públi­cas que tuvie­ron estos mode­los de Esta­do (Esta­dos de Bien­es­tar). Por tan­to, aun­que, como ya se ha seña­la­do, una defi­ni­ción obje­ti­va atien­de a la posi­ción social de los suje­tos den­tro de los pro­ce­sos pro­duc­ti­vos, actual­men­te, esto va más allá del aná­li­sis entre dos cla­ses antagónicas.

Por otro lado, para desa­rro­llar un aná­li­sis polí­ti­co, nece­si­ta­mos cono­cer la defi­ni­ción polí­ti­ca de cla­se, ya que la posi­ción téc­ni­ca no con­so­li­da la posi­ción polí­ti­ca de fac­to. Por tan­to, la deter­mi­na­ción sub­je­ti­va res­pon­de­ría a la actua­ción de las cla­ses socia­les como suje­tos polí­ti­cos. En este caso, la cues­tión de la aris­to­cra­cia obre­ra adquie­re una impor­tan­cia cen­tral, pues las con­di­cio­nes de vida adqui­ri­das por este sec­tor social, los deseos que ha sus­ci­ta­do en él, han abier­to las puer­tas al fenó­meno de la “cla­se media”. Es decir, cuan­do la aris­to­cra­cia obre­ra ha teni­do la opor­tu­ni­dad de com­pa­rar sus intere­ses con los de la peque­ña bur­gue­sía, han sur­gi­do las posi­bi­li­da­des de un blo­que polí­ti­co común, lo que ha lle­va­do a la aris­to­cra­cia obre­ra a tomar posi­cio­nes polí­ti­cas reac­cio­na­rias fren­te a los inten­tos revolucionarios.

Por ello, podría­mos decir que el hecho de sufrir las con­se­cuen­cias de las con­tra­dic­cio­nes inter­nas del capi­tal no con­vier­te direc­ta­men­te a este suje­to en revo­lu­cio­na­rio. Hemos men­cio­na­do en nume­ro­sas oca­sio­nes, por ejem­plo, que aun­que en la actua­li­dad la opre­sión de las muje­res tra­ba­ja­do­ras res­pon­de a una base mate­rial, sus con­se­cuen­cias cul­tu­ra­les y jurí­di­cas afec­tan a todas las muje­res. Esto, en cam­bio, no con­vier­te a las muje­res de las cla­ses domi­nan­tes en alia­das, ya que asu­men las con­se­cuen­cias de la opre­sión que nece­si­tan para man­te­ner su posi­ción social. Por lo tan­to, defi­nir al 99% como suje­to de una estra­te­gia polí­ti­ca que pre­ten­de desa­rro­llar una visión de cla­se se vuel­ve absurdo.

Defi­ni­do así el suje­to, las crea­do­ras del mani­fies­to hacen públi­co el siguien­te aná­li­sis (2019): “Nos enfren­ta direc­ta­men­te a las dos opcio­nes prin­ci­pa­les que el capi­tal ofre­ce aho­ra. Recha­za­mos no solo el popu­lis­mo reac­cio­na­rio, sino tam­bién el neo­li­be­ra­lis­mo pro­gre­sis­ta “(p.75). “Nues­tra pro­pues­ta es ganar­nos las frac­cio­nes de la cla­se tra­ba­ja­do­ra de ambos blo­ques polí­ti­cos pro­ca­pi­ta­lis­tas. De esta mane­ra, bus­ca­mos cons­truir una fuer­za anti­ca­pi­ta­lis­ta sufi­cien­te­men­te gran­de y pode­ro­sa que pue­da trans­for­mar la socie­dad “(p.76). En cam­bio, en la reali­dad, la cri­sis de las for­mas polí­ti­cas neo­li­be­ra­les no sólo la con­tra­po­ne el popu­lis­mo reac­cio­na­rio. Por el con­tra­rio, exis­ten otras opcio­nes polí­ti­cas que sus­ten­tan la demo­cra­cia capi­ta­lis­ta, entre las que des­ta­ca la social­de­mo­cra­cia o el popu­lis­mo de izquier­das. Estas pro­pues­tas polí­ti­cas sue­len ser un refle­jo del fenó­meno de la cla­se media, la opción de la aris­to­cra­cia obre­ra de vol­ver al Esta­do del Bien­es­tar para man­te­ner su sta­tu quo. Pare­ce inve­ro­sí­mil que las auto­ras no hayan pro­nun­cia­do ni una sola pala­bra al res­pec­to, tenien­do en cuen­ta que Ber­nie San­ders[3] (repre­sen­tan­te del “socia­lis­mo demo­crá­ti­co[4]“) sería el ejem­plo esta­dou­ni­den­se más cla­ro de esto y que Fra­ser ha mani­fes­ta­do públi­ca­men­te su apues­ta por este can­di­da­to. ¿No serán ellas, pues, la expre­sión de esta opción polí­ti­ca? Es pre­ci­sa­men­te la apo­lo­gía de la cla­se media (aun­que de for­ma disi­mu­la­da) la que ocul­ta las con­tra­dic­cio­nes coti­dia­nas de la lucha pro­le­ta­ria de cla­se y crea iden­ti­da­des de cla­se inde­ter­mi­na­das como Pue­blo con­tra oli­gar­quía o 99% vs. 1% (Alda­lur, 2019).

La lec­ción que ya hemos apren­di­do es que la pro­pues­ta polí­ti­ca que pre­ten­de desa­rro­llar una estra­te­gia de cla­se no pue­de sim­ple­men­te hacer un lla­ma­mien­to a la diver­si­dad de las luchas que nacen de aba­jo [5](Arruz­za et al., 2019), pues esta ocu­rren­cia que res­pon­de a las ideas de la teo­ría inter­sec­cio­nal, no garan­ti­za que los prin­ci­pios y pro­pues­tas tác­ti­cas-estra­té­gi­cas de esas luchas res­pon­dan a los intere­ses del pro­le­ta­ria­do. Por tan­to, la opción polí­ti­ca que pre­ten­de orga­ni­zar la fuer­za social en base a los intere­ses de la cla­se tra­ba­ja­do­ra debe pres­tar espe­cial aten­ción al “mode­lo orga­ni­za­ti­vo que desa­rro­lla el enemi­go de cla­se para ejer­cer su poder en cada épo­ca y momen­to his­tó­ri­co” (Yeni­koy, 2019, p.14). Es decir, ade­más de iden­ti­fi­car al obje­to de la revo­lu­ción que es el enemi­go de cla­se, debe saber quié­nes son aque­llos que inte­rio­ri­zan y defien­den sus intere­ses (aun­que sea de for­ma incons­cien­te), que sue­len ser el pri­mer obs­tácu­lo o impe­di­men­to de los pro­yec­tos revo­lu­cio­na­rios. “A este res­pec­to, podría­mos decir que des­de hace seis déca­das, ha sido la aris­to­cra­cia obre­ra quien ha crea­do hege­mó­ni­co en los dife­ren­tes estra­tos de los tra­ba­ja­do­res y en gene­ral en la cla­se tra­ba­ja­do­ra de los esta­dos de bien­es­tar de “occi­den­te”, el pro­gra­ma polí­ti­co de la bur­gue­sía (Yeni­koy, 2019, p.15).

Sin embar­go, en el actual con­tex­to de cri­sis, la for­ma eco­nó­mi­ca de la socie­dad, el mun­do del tra­ba­jo, está revo­lu­cio­nan­do, trans­for­man­do de igual mane­ra la com­po­si­ción de cla­se. Esto, ade­más de deman­dar un nue­vo ciclo de acu­mu­la­ción con nue­vas carac­te­rís­ti­cas, nos sitúa ante un nue­vo ciclo polí­ti­co que exi­ge un aná­li­sis deta­lla­do de la situa­ción. Las con­di­cio­nes obje­ti­vas van madu­ran­do pau­la­ti­na­men­te, exten­dien­do las con­tra­dic­cio­nes inter­nas del sis­te­ma, tal y como han seña­la­do las auto­ras. Un ejem­plo de ello es el aumen­to de la vio­len­cia machis­ta en los sec­to­res más pro­le­ta­ri­za­dos, mien­tras que los avan­ces en la igual­dad legal entre muje­res y hom­bres son rese­ña­bles. Sin embar­go, no pode­mos pen­sar que el desa­rro­llo de las con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas vaya a hacer evo­lu­cio­nar mecá­ni­ca­men­te y de for­ma para­le­la las con­di­cio­nes sub­je­ti­vas. Sin embar­go, pode­mos obser­var que a veces el obje­to impli­ca al suje­to que se expre­sa en cohe­ren­cia con su tarea his­tó­ri­ca (Sama­nie­go, 2019). Pero, es pre­mi­sa nece­sa­ria para libe­rar lo que este suje­to con­tie­ne en poten­cia, por su situa­ción de explo­ta­ción, acer­tar en una divi­sión social del tra­ba­jo ade­cua­da, esto es, orga­ni­za­ción efi­caz. En esto cobra espe­cial impor­tan­cia la cues­tión de la inde­pen­den­cia orga­ni­za­ti­va: si tene­mos las rela­cio­nes de poder bur­gue­sas como pun­to de mira, debe­mos com­ba­tir todas las fac­cio­nes de la bur­gue­sía, tan­to las estruc­tu­ra­les como las políticas.

Por ello, el femi­nis­mo que tie­ne como obje­ti­vo la supera­ción del capi­ta­lis­mo, debe iden­ti­fi­car obje­ti­vos con­cre­tos e inven­tar pau­tas con­cre­tas para alcan­zar­los. Es decir, el reto con­sis­te en desa­rro­llar un pro­gra­ma polí­ti­co acor­de a los intere­ses con­cre­tos de las muje­res tra­ba­ja­do­ras y en con­fi­gu­rar una uni­dad de cla­se para la lucha con­tra todas las opre­sio­nes. Para ello, el reto prio­ri­ta­rio es con­for­mar for­mas orga­ni­za­ti­vas diri­gi­das a con­ver­tir a la mujer tra­ba­ja­do­ra en un acti­vo militante.

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– Yeni­koy (2019). Kapi­ta­la­ren des­po­tis­moa eta pro­le­ta­riotza. Recu­pe­ra­do de: https://​gedar​.eus/​p​d​f​/​l​z​/​2​0​1​9​1​1​1​9​_​K​a​p​i​t​a​l​a​r​e​n​_​d​e​s​p​o​t​i​s​m​o​a​_​e​t​a​_​p​r​o​l​e​t​a​r​i​o​t​z​a​.​pdf

[1] Pla­ta­for­ma dedi­ca­da a la orga­ni­za­ción y ges­tión de movi­li­za­cio­nes. En su pagi­na se pue­de apre­ciar la rela­ción que tie­ne con el Par­ti­do Demo­cra­ta, solo hay que ver su elec­to­ra­do para el 2020. Expli­can: “In the 2020 elec­tion cycle, MoveOn is com­mit­ted to making sure that a pro­gres­si­ve, ins­pi­ring, and com­pe­ti­ti­ve Demo­cra­tic nomi­nee who is accoun­ta­ble to the broa­der move­ment emer­ges from the pre­si­den­tial pri­ma­ries to defeat Donald Trump.” Ver: https://​front​.moveon​.org/​a​b​o​u​t​/​?​u​t​m​_​s​o​u​r​c​e​=​f​r​o​n​t​&​u​t​m​_​c​o​n​t​e​n​t​=​nav

[2] Red inter­na­cio­nal crea­da por el mag­na­te Geor­ge Soros. Tie­ne como fun­ción finan­ciar gru­pos de la socie­dad civil. Ver: https://​www​.open​so​ciety​foun​da​tions​.org/

[3] En 2015 – 2016 se pre­sen­tó con el Par­ti­do Demó­cra­ta. Aun y todo, tie­ne la mar­ca de anti­güe­dad como inde­pen­dien­te en la his­to­ria del Con­gre­so de Esta­dos Unidos.

[4] Para pro­fun­di­zar en ello: http://​cana​rias​-sema​nal​.org/​a​r​t​/​2​5​0​6​5​/​f​e​m​i​n​i​s​m​o​-​d​e​l​-​9​9​-​l​a​-​u​l​t​i​m​a​-​e​s​t​r​a​t​e​g​i​a​-​p​a​r​a​-​d​e​s​p​i​s​t​a​r​-​a​-​l​a​s​-​t​r​a​b​a​j​a​d​o​ras edo http://​cana​rias​-sema​nal​.org/​a​r​t​/​2​5​7​0​5​/​e​n​-​l​o​s​-​e​s​t​a​d​o​s​-​u​n​i​d​o​s​-​e​l​-​s​o​c​i​a​l​i​s​m​o​-​t​e​-​l​o​-​t​r​a​e​-​e​l​-​d​e​p​a​r​t​a​m​e​n​t​o​-​d​e​-​e​s​t​ado

[5] Tex­tual­men­te en el mani­fies­to: “hemos pro­pues­to un uni­ver­sa­lis­mo que adquie­re su for­ma y con­te­ni­do des­de la mul­ti­pli­ci­dad de luchas que nacen des­de aba­jo.” p.106

Jato­rria /​Ori­gen

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