Pano­ra­ma de Áfri­ca en 2018: Polí­ti­ca elec­to­ral, esta­bi­li­dad social y nece­si­dad de un ver­da­de­ro desa­rro­llo eco­nó­mi­co (I) – Des­de la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca de Con­go a Sudán es evi­den­te la nece­si­dad de solu­cio­nes continentales

Intro­duc­ción

Hay mucho que apren­der de lo suce­di­do en el año 2018 en el con­ti­nen­te afri­cano don­de las nacio­nes Esta­do y las masas del pue­blo con­ti­núan su bús­que­da de una autén­ti­ca libe­ra­ción nacio­nal y de uni­dad. Este es el pri­me­ro de una serie de artícu­los que des­ta­can algu­nos aspec­tos de los acon­te­ci­mien­tos en el con­ti­nen­te, los cua­les seña­lan la nece­si­dad de cons­truir una exis­ten­cia inde­pen­dien­te para la cla­se obre­ra, el cam­pe­si­na­do y la juven­tud que pue­da garan­ti­zar un futu­ro prós­pe­ro libre del lega­do de la escla­vi­tud, el colo­nia­lis­mo y el neocolonialismo.

Elec­cio­nes, esta­bi­li­za­ción y eco­no­mía de las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les: Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go y Angola

Las muy espe­ra­das elec­cio­nes pre­si­den­cia­les en la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca de Con­go (RDC) se pos­pu­sie­ron una sema­na al 30 de diciem­bre [de 2018].

Des­de que obtu­vo la inde­pen­den­cia en junio de 1960 este Esta­do rico en mine­ra­les situa­do en el «cora­zón de Áfri­ca» ha sido obje­to de una cam­pa­ña coor­di­na­da de des­es­ta­bi­li­za­ción por par­te de las nacio­nes impe­ria­lis­tas. La pri­me­ra per­so­na que desem­pe­ñó el car­go de Pri­mer Minis­tro, Patri­ce Lumum­ba, era un lucha­dor pan­afri­ca­nis­ta y anti­im­pe­ria­lis­ta que tra­tó de unir inter­na­men­te el anti­guo Con­go Bel­ga a bene­fi­cio de la mayo­ría de su pueblo.

Lumum­ba que­ría con­ver­tir­se en una fuer­za que enca­be­za­ra la lucha por la uni­dad afri­ca­na jun­to con Kwa­me Nkru­mah de Gha­na, Ahmed Sekou Tou­re de Gui­nea-Conakry, Modi­bo Kei­ta de Mali y otros pro­gre­sis­tas que enca­be­za­ron los movi­mien­tos de liber­tad en las déca­das de 1950 y 1960. Tras lle­gar al poder gra­cias a una vic­to­ria elec­to­ral, en el cur­so de sie­te meses Lumum­ba sufrió la des­es­ta­bi­li­za­ción, un gol­pe polí­ti­co mili­tar, el arres­to domi­ci­lia­rio y final­men­te fue asesinado.

Des­de la muer­te de Lumum­ba en enero de 1961 has habi­do cri­sis recu­rren­tes pro­duc­to del lega­do del colo­nia­lis­mo. En las dos últi­mas déca­das la región orien­tal de la RDC ha sido fuen­te de acti­vi­dad rebel­de, gran par­te de la cual ha esta­do patro­ci­na­da tan­to por gobier­nos regio­na­les alia­dos de Washing­ton como por cor­po­ra­cio­nes mul­ti­na­cio­na­les impli­ca­das en la explo­ta­ción de los recur­sos minerales.

El pre­si­den­te Joseph Kabi­la lle­va en el poder des­de 2001 cuan­do fue ase­si­na­do su padre, Lau­rent Kabi­la. Su orga­ni­za­ción, Par­ti­do del Pue­blo para la Recons­truc­ción y la Demo­cra­cia, tie­ne su pro­pio can­di­da­to para el car­go más alto, Emma­nuel Rama­za­ni Sha­dary. Los par­ti­dos de la opo­si­ción res­pal­da­dos por impe­ria­lis­tas con intere­ses eco­nó­mi­cos en la indus­tria extrac­ti­va están crean­do una atmós­fe­ra en la que todo lo que no sea una vic­to­ria aplas­tan­te para ellos se denun­cia­rá como frau­de, del que acu­sa­rán al actual gobierno.

En los últi­mos años pare­ce que han dis­mi­nui­do las ten­sio­nes entre Kinsha­sa y los Esta­dos veci­nos de Ugan­da y Ruan­da. Esto supo­ne un cam­bio apa­ren­te des­de fina­les de la déca­da de 1990 cuan­do tras ayu­dar a Lau­rent Kabi­la a tomar el poder en 1997 de manos del dic­ta­dor Mobu­tu Sese Seko al que duran­te mucho tiem­po res­pal­dó por Esta­dos Uni­dos, Kiga­li y Kam­pa­la inva­die­ron RDC en 1998 en un inten­to falli­do por derro­car a este líder. La Comu­ni­dad de Desa­rro­llo de Áfri­ca Aus­tral des­ple­gó dece­nas de miles de sol­da­dos para dete­ner el gol­pe de Esta­do, lo que pro­vo­có un acuer­do de reti­ra­da para ambas par­tes y el esta­cio­na­mien­to de 12.500 sol­da­dos de las fuer­zas de man­te­ni­mien­to de la paz de la ONU (más de 18.000 en 2018) que con­ti­núan en el país.

Des­de 2016 la región de Kasai de la RDC, situa­da al sudoes­te, ha sido esce­na­rio de enfren­ta­mien­tos entre mili­cias que apo­yan y se opo­nen al gobierno de Kinsha­sa. A con­se­cuen­cia de ello cien­tos de miles de per­so­nas des­pla­za­das han hui­do a la veci­na Repú­bli­ca de Ango­la, don­de muchas de ellas tra­ba­jan en el sec­tor mine­ro informal.

En el mes de octu­bre el gobierno de Ango­la orde­nó la depor­ta­ción de unos 300.000 con­go­le­ños a su país. Esta situa­ción ha crea­do pro­ble­mas de reasen­ta­mien­to en zonas en las que la vio­len­cia les había empu­ja­do al éxodo.

Ango­la expe­ri­men­ta un pro­ce­so de rec­ti­fi­ca­ción en el que el recién ele­gi­do Pre­si­den­te Joao Lou­ren­co tra­ta de abor­dar las acu­sa­cio­nes de corrup­ción del ante­rior gobierno de José Eduar­do dos San­tos. Lou­ren­co está via­jan­do a varios Esta­dos en bus­ca de aso­cia­cio­nes y ayu­da para sos­te­ner y recons­truir la eco­no­mía nacio­nal y las infraestructuras.

Tan­to la RDC como Ango­la son paí­ses que poseen una gran rique­za nacio­nal. Es indu­da­ble que para estos dos Esta­dos del cen­tro y sur de Áfri­ca la coope­ra­ción es mucho más bene­fi­cio­sa que las divisiones.

Una esta­bi­li­dad y un desa­rro­llo difí­ci­les de alcan­zar: Burun­di, Ruan­da y la Repú­bli­ca de Sudán

El pre­si­den­te [de Burun­di] Pie­rre Nku­run­zi­za ha man­te­ni­do su pues­to a la cabe­za de la jefa­tu­ra del Esta­do los últi­mos 13 años en un país basa­do en la agri­cul­tu­ra y sin sali­da al mar, que tie­ne una his­to­ria tur­bu­len­ta de con­flic­tos étni­cos y des­pla­za­mien­tos. Los par­ti­dos polí­ti­cos de la opo­si­ción afir­ma­ron hace tres años que, según el acuer­do de paz de 2005 que puso fin a más de una déca­da de gue­rra civil, el pre­si­den­te no tenía dere­cho a un ter­cer man­da­to presidencial.

Las mani­fes­ta­cio­nes masi­vas no logra­ron des­alo­jar al gobierno al tiem­po que el temor a una olea­da de repre­sión y la posi­bi­li­dad de que se reanu­da­ra la gue­rra civil lle­va­ron a cien­tos de miles de per­so­nas a huir a los paí­ses veci­nos de Ruan­da y Tan­za­nia. El gobierno de Burun­di diri­gi­do por el par­ti­do de Nku­run­zi­za, el Con­se­jo Nacio­nal para la Defen­sa de la Demo­cra­cia — Fuer­zas para la Defen­sa de la Demo­cra­cia (CNDD-FDD, por sus siglas en inglés), ha adver­ti­do a los Esta­dos de la zona acer­ca de lo que con­si­de­ra una acti­vi­dad sub­ver­si­va por par­te de per­so­nas exi­lia­das des­ti­na­da fomen­tar el des­con­ten­to en el país.

Ruan­da y Burun­di com­par­ten una his­to­ria simi­lar de colo­ni­za­ción por par­te de Ale­ma­nia y Bél­gi­ca. La com­po­si­ción étni­ca de estos paí­ses, en los que los gru­pos domi­nan­tes son los hutu y los tutsi, con una mino­ría twa, fue un meca­nis­mo uti­li­za­do por el impe­ria­lis­mo para divi­dir, ven­cer y controlar.

En los últi­mos meses Kiga­li y Bujum­bu­ra se han enfren­ta­do diplo­má­ti­ca­men­te de un modo que ha lla­ma­do la aten­ción de los gobier­nos de la región. El pre­si­den­te de Ruan­da Paul Kaga­me fue muy crí­ti­co con la deci­sión de Nku­run­zi­za de per­ma­ne­cer en el poder a pesar de la deci­sión del Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal de Burun­di a favor del CNDD-FDD. Kaga­me enfa­ti­zó el hecho de que los acon­te­ci­mien­tos en Burun­di podían hacer que se reanu­da­ra una impor­tan­te gue­rra de carác­ter étni­co. Aun­que la pro­pia Ruan­da tam­bién ha reci­bi­do crí­ti­cas por ampliar la pre­si­den­cia de Kaga­me posi­ble­men­te otra déca­da o más, ambos líde­res se con­si­de­ran mutua­men­te adversarios.

Según un artícu­lo escri­to por Seli­na Diaby y Patrick Haja­yan­di acer­ca de la situa­ción entre Ruan­da y Burun­di, «en las últi­mas déca­das la región de los Gran­des Lagos se ha vis­to ensom­bre­ci­da por gue­rras civi­les y ha pade­ci­do las con­se­cuen­cias de una vio­len­cia patro­ci­na­da y de vio­la­cio­nes a gran esca­la de los dere­chos huma­nos que han deja­do millo­nes de per­so­nas muer­tas y otras des­pla­za­das, vio­la­das, muti­la­das, trau­ma­ti­za­das y sin espe­ran­za. Por con­si­guien­te, es nece­sa­rio que los diri­gen­tes de la Comu­ni­dad del Áfri­ca Orien­tal, la Unión Afri­ca­na y posi­ble­men­te las Nacio­nes Uni­das se tomen en serio el con­flic­to y la esca­la­da de ten­sio­nes entre Burun­di y Ruan­da, y el hecho de que supo­nen una ame­na­za para la esta­bi­li­dad regio­nal y con­ti­nen­tal» (News24, 16 de diciem­bre de 2018).

En la Repú­bli­ca de Sudán, por su par­te, se han cele­bra­do mani­fes­ta­cio­nes cen­tra­das en la cri­sis eco­nó­mi­ca que sufre este Esta­do pro­duc­tor de petró­leo. La par­ti­ción del que fue­ra el país más gran­de de Áfri­ca des­de el pun­to de vis­ta geo­grá­fi­co des­pués de 2013 y la caí­da en pica­do de los pre­cios del petró­leo en el mer­ca­do inter­na­cio­nal pro­vo­ca­da por el aumen­to deli­be­ra­do de la pro­duc­ción nacio­nal por par­te de Esta­dos Uni­dos bajo el gobierno Oba­ma han sumi­do a Jar­tún en una situa­ción desesperada.

En los últi­mos años el gobierno se ha acer­ca­do polí­ti­ca­men­te a Ara­bia Sau­dí y a los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos (EAU) debi­do a su par­ti­ci­pa­ción en la gue­rra orques­ta­da por Esta­dos Uni­dos con­tra el pue­blo de Yemen. No obs­tan­te, más de vein­te per­so­nas han muer­to en el mes de diciem­bre debi­do a los inten­tos por par­te del gobierno de repri­mir las mani­fes­ta­cio­nes cen­tra­das en la capi­tal, con lo que en reali­dad se rati­fi­ca que las aso­cia­cio­nes con los socios meno­res del impe­ria­lis­mo no ofre­cen una sali­da a los peli­gros del neo­co­lo­nia­lis­mo en el siglo XXI.

Sin embar­go, el gobierno del pre­si­den­te Omar Has­san al-Bashir no pare­ce satis­fe­cho con sus inten­tos de «nor­ma­li­zar» las rela­cio­nes con Washing­ton y sus alia­dos en la región del Gol­fo. El pre­si­den­te via­jó a la Fede­ra­ción Rusa a prin­ci­pios de año don­de expre­só su cons­ter­na­ción por los actua­les acuer­dos con el régi­men de Donald Trump. En el mes de diciem­bre el diri­gen­te suda­nés hizo una visi­ta sor­pre­sa a Siria para man­te­ner con­ver­sa­cio­nes con el Pre­si­den­te Bashar al-Assad.

La Liga Ára­be, de la que Sudán es miem­bro, había inten­ta­do ais­lar a Siria des­de el comien­zo de la gue­rra impe­ria­lis­ta des­ti­na­da a derro­car al gobierno de Damas­co. Aho­ra los gobier­nos de Bah­rein y los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos están res­ta­ble­cien­do rela­cio­nes con Siria ya que todo indi­ca que los rebel­des res­pal­da­dos por Washing­ton han sido derro­ta­dos con la ayu­da de Mos­cú, la Repú­bli­ca Islá­mi­ca de Irán y Hiz­bo­la del Líbano.

Estos acon­te­ci­mien­tos en Burun­di, Ruan­da y Sudán ilus­tran el carác­ter pre­ca­rio de los Esta­dos post­co­lo­nia­les afri­ca­nos a fina­les de la segun­da déca­da del siglo XXI. Las alian­zas con el impe­ria­lis­mo no ofre­cen bene­fi­cio alguno más allá de una posi­ble fal­sa «reha­bi­li­ta­ción» a cor­to pla­zo des­de el pun­to de vis­ta polí­ti­co res­pec­to a los cen­tros del sis­te­ma capi­ta­lis­ta mundial.

Con­clu­sión: recur­sos eco­nó­mi­cos y la bús­que­da de la soberanía

Aun­que todos los Esta­dos que hemos men­cio­na­do tie­nen un sig­ni­fi­ca­do estra­té­gi­co rela­cio­na­do con su rique­za mine­ral, su posi­cio­na­mien­to geo­grá­fi­co y los impe­ra­ti­vos de la uni­dad afri­ca­na, el pro­ce­so his­tó­ri­co del neo­co­lo­nia­lis­mo está des­ti­na­do a dete­ner un ver­da­de­ro desa­rro­llo y per­pe­tuar el domi­nio de Esta­dos Uni­dos, sus alia­dos euro­peos y las nacio­nes clien­tes en el con­ti­nen­te, jun­to con el lla­ma­do Orien­te Pró­xi­mo. Si Áfri­ca y sus recur­sos tan­to mate­ria­les como huma­nos se libe­ra­ran, podrían situar la región como una fuer­za des­ta­ca­da en el sis­te­ma mundial.

Sin embar­go, tras un pro­ce­so de más de seis déca­das de movi­mien­tos de libe­ra­ción nacio­nal y varios pro­yec­tos pan­afri­ca­nos, exis­te una ame­na­za cons­tan­te de reco­lo­ni­za­ción. La decla­ra­ción hecha en Ruan­da en mar­zo de 2018 de un Área Con­ti­nen­tal Afri­ca­na de Libre Comer­cio se pue­de con­si­de­rar un acon­te­ci­mien­to posi­ti­vo. Con todo, has­ta que no se aca­be con las con­tra­dic­cio­nes de cla­se here­da­das de siglos de escla­vi­tud y colo­ni­za­ción el carác­ter del cre­ci­mien­to y del desa­rro­llo no podrán pro­por­cio­nar la libe­ra­ción total de la mayo­ría de las per­so­nas tra­ba­ja­do­ras, agri­cul­to­ras y jóve­nes del continente.

Un sim­ple vis­ta­zo rápi­do a varias nacio­nes impor­tan­tes de Áfri­ca pue­de pro­por­cio­nar una pers­pec­ti­va de lo que hay que hacer. Áfri­ca debe ser más cons­cien­te de sí mis­ma como pre­cur­so­ra impor­tan­te de los asun­tos inter­na­cio­na­les a la mane­ra del pun­to de vis­ta de Kwa­me Nkru­mah des­de la déca­da de 1950 a prin­ci­pios de la de 1970. Cuan­do se logre este nivel de auto­rrea­li­za­ción y de pro­yec­ción las posi­bi­li­da­des de trans­for­ma­ción pue­den lle­gar a ser aún más una fuer­za mate­rial e ideo­ló­gi­ca en el ámbi­to mundial.

Aba­yo­mi Azi­ki­we es direc­tor de Pan-Afri­can News Wire

3 de enero de 2019

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[Tra­du­ci­do del inglés para Rebe­lión por Bea­triz Mora­les Bastos.]

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