Entre­vis­ta al Coman­dan­te del ELN colom­biano, Pablo Bel­trán: «El impe­rio inten­ta reco­lo­ni­zar pero sus avan­za­das lo que traen es una cari­ca­tu­ra de su crisis»

Hace más de vein­te años cono­ci­mos y entre­vis­ta­mos por pri­me­ra vez al Coman­dan­te Pablo Bel­trán, y a lo lar­go de todo este tiem­po nos vol­vi­mos a cru­zar con él, siem­pre con el inte­rés de saber su opi­nión sobre una de sus obse­sio­nes, que no es otra que bus­car los meca­nis­mos para avan­zar hacia la paz con jus­ti­cia social en Colom­bia. Los tiem­pos han ido cam­bian­do en el con­ti­nen­te y des­de la lle­ga­da de Donald Trump en ade­lan­te, el impe­rio agu­di­za su ofen­si­va neo­li­be­ral y has­ta pro­mue­ve la ins­ta­la­ción de gobier­nos de cor­te neo­fas­cis­ta. Es en ese mar­co que la pala­bra del ELN, una de las más fuer­tes gue­rri­llas que aún per­ma­ne­cen en armas en la región, es de natu­ral impor­tan­cia, sobre todo en lo que hace a dilu­ci­dar si real­men­te habrá posi­bi­li­da­des para la paz en Colom­bia, des­pués del des­co­no­ci­mien­to guber­na­men­tal de los acuer­dos sus­cri­tos por las FARC. Esto es lo que nos dijo esta sema­na en La Haba­na, Pablo Bel­trán, jefe de la dele­ga­ción del ELN para dis­cu­tir la paz.

¿Esta esta­día que los dele­ga­dos del ELN están lle­van­do a cabo en La Haba­na es una espe­ra para deses­pe­rar­se o real­men­te creen que tar­de o tem­prano van a a lle­gar los envia­dos del gobierno colom­biano a sen­tar­se con uste­des y comen­zar los tan­tas veces pos­ter­ga­dos diá­lo­gos de paz?

Noso­tros hemos sido muy insis­ten­tes en decir que no nos levan­ta­re­mos de la mesa de con­ver­sa­cio­nes, enton­ces, esa pala­bra hay que hacer­la valer. Fren­te al inter­lo­cu­tor: hemos teni­do toda cla­se de inter­lo­cu­to­res, pero inde­pen­dien­te de eso, en la socie­dad colom­bia­na se pue­de decir que hay un man­da­to, hay que pasar la pági­na de la gue­rra, y cada par­te tie­ne que poner de sí para hacer esa tarea, noso­tros esta­mos colo­can­do la nues­tra, el gobierno verá cuán­do colo­ca la suya. Noso­tros esta­mos dejan­do cla­ro que no nos vamos a deses­pe­rar, que esta­mos tra­tan­do, mien­tras tan­to, de hacer todo el tra­ba­jo que poda­mos por la Paz de Colom­bia des­de aquí, des­de La Haba­na, y el gobierno mira­rá cuán­do se va a dis­po­ner a lle­gar. Lo que sí que­dó cla­ro es que el ELN no acep­ta requi­si­tos pre­vios para ini­ciar una nego­cia­ción, eso ya está des­car­ta­do, y cuan­do el gobierno inten­tó intro­du­cir un párra­fo sobre estos requi­si­tos, como obli­ga­ción antes de comen­zar el diá­lo­go, la ley de orden públi­co que se pro­rro­gó esta sema­na, el Sena­do le dijo que no, que no era nece­sa­rio. Enton­ces, le qui­ta­ron los requi­si­tos, apro­ba­ron la pró­rro­ga de la ley de orden públi­co que le orde­na al gobierno hacer estos diá­lo­gos. El Con­gre­so ya habló y vamos a ver el Eje­cu­ti­vo cuán­do se despierta.

Usted habla de requi­si­tos y el gobierno habla de que uste­des «tie­nen secues­tra­dos», que siguen ope­ran­do mili­tar­men­te, y que no pue­de sen­tar­se con quien no deja las armas uni­la­te­ral­men­te. ¿Esto es una excu­sa o creen que son las tra­bas que esta ponien­do el gobierno per­ma­nen­te­men­te para no hacer la Paz, como exi­ge la población?

Son ambas cosas. Ellos han dicho públi­ca­men­te, que al ELN hay que poner­lo a san­grar pri­me­ro, y cuan­do esté debi­li­ta­do, ahí sí lla­mar­lo a la mesa de nego­cia­cio­nes, esa es la tác­ti­ca. San­grar para ellos es lan­zar fal­sas noti­cias, gue­rra mediá­ti­ca, des­pres­ti­gio, ais­la­mien­to polí­ti­co, y tam­bién, una inten­sa mili­ta­ri­za­ción y ope­ra­cio­nes con­tra­in­sur­gen­tes en los terri­to­rios. Ellos espe­ran que ese des­gas­te lle­ve al ELN, no se si en cor­to o mediano pla­zo, a una gran debi­li­dad para ahí sí fir­mar una ren­di­ción. Sin duda, se equivocan.

¿Cuán­to ha inci­di­do en este freno pues­to a la Paz lo ocu­rri­do con las FARC, el no cum­pli­mien­to de casi la tota­li­dad de lo que se había acor­da­do en La Habana?

Noso­tros usa­mos una metá­fo­ra, ellos están embria­ga­dos con sus éxi­tos de gue­rra y en base a esa embria­guez es que dise­ña­ron el pro­ce­so con las FARC. Enton­ces, la eli­te domi­nan­te tie­ne la con­clu­sión de que sí logra­ron éxi­tos mili­ta­res, sen­tar a las FARC e impo­ner­les un mode­lo de nego­cia­ción, y si las FARC era dos veces más que el ELN, ¿por qué con el ELN no pro­bar lo mis­mo?. Eso es lo que tie­nen del pecho para aden­tro las cla­ses domi­nan­tes y noso­tros les hemos dicho que una nego­cia­ción es una nego­cia­ción. Noso­tros no vamos a fir­mar nada de lo que fir­mó las FARC por­que, inclu­so en año y medio de nego­cia­cio­nes que hici­mos con (Juan Manuel) San­tos, en varios momen­tos nos dije­ron que ya había varios pape­les fir­ma­dos por las FARC y enton­ces «¿por que no lo fir­man uste­des tam­bién?». Diji­mos que no, noso­tros somos enti­da­des dis­tin­tas, insur­gen­cias dife­ren­tes, si pue­de haber algu­na sin­cro­nía, pero cada cosa que se aprue­ba en esta mesa lo aprue­ba el ELN. Enton­ces, se le ha dicho pri­me­ro al gobierno de San­tos, y aho­ra tam­bién a (Iván) Duque: esta­mos en dis­po­si­ción de hablar, tra­te­mos una agen­da. Si Duque quie­re hacer algu­nas modi­fi­ca­cio­nes, que las plan­tee en la mesa y que que­de lo que ambas par­te nos pon­ga­mos de acuer­do, por­que cosas uni­la­te­ra­les en el ELN están des­car­ta­das. Esto es así, por­que de lo con­tra­rio no es una nego­cia­ción. Nego­ciar es colo­car nues­tros tér­mi­nos y ellos los suyos y tra­zar líneas medias, pero ambos se mue­ven, no uno solo, por­que si no de lo que se tra­ta es de una rendición.

¿Creen que hubo un momen­to en que la bur­gue­sía colom­bia­na cuan­do nego­cia­ba con las FARC, tenía la inten­ción real­men­te de acep­tar la idea de avan­zar hacia la Paz, o siem­pre tuvie­ron un plan­teo de ter­mi­nar como se pue­de ver en la actualidad?

Voy a decir la racio­na­li­za­ción que tene­mos en el ELN de una mane­ra sim­ple: en qué se pare­ce y en qué se dife­ren­cia San­tos de Uri­be en este cam­po. Se pare­cen en que nin­guno de los dos quie­ren ceder pri­vi­le­gios, no quie­ren ni cam­bios ni trans­for­ma­cio­nes que les mue­van sus sis­te­mas de domi­na­ción. Ejem­plo, San­tos cuan­do comen­zó les dijo a las FARC que no toca­ran ni la doc­tri­na mili­tar, ni el mode­lo eco­nó­mi­co, ni las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les. Les tra­zó unas líneas rojas. Eso es que no que­rían cam­biar, y en eso son idén­ti­cos San­tos y Uri­be, uno es hijo del otro y no sé cual es el papá.

Se dife­ren­cian en que San­tos demos­tró, ya no es futu­ro sino pasa­do, una volun­tad de con­ci­lia­ción, y a Uri­be, has­ta don­de noso­tros sabe­mos, lo ani­ma más que la jus­ti­cia la ven­gan­za y más que la con­ci­lia­ción el odio. Eso ha sido muy carac­te­rís­ti­co de él. Inclu­so noso­tros comen­ta­mos una anéc­do­ta: una vez se le pre­gun­tó a una per­so­na muy cer­ca­na a él cuál creía que era la posi­ción del ex pre­si­den­te Uri­be fren­te a la gue­rri­lla, y la res­pues­ta fue: «muy sim­ple, humillarlos».

Si tuvie­ran que decir cuál es el nudo fun­da­men­tal que está tra­ban­do esta posi­bi­li­dad de nego­cia­ción con el ELN ¿cómo lo definirían?

Hay dos nudos. El pri­me­ro ya lo dije: para que haya Paz las cla­ses domi­nan­tes tie­ne que cam­biar por­que hay un sis­te­ma de exclu­sión vio­len­ta. Colom­bia es un país tre­men­da­men­te des­igual, el úni­co más des­igual del con­ti­nen­te es Hai­tí. Cada vez esta­mos peor, en la últi­ma cri­sis eco­nó­mi­ca del 2008 para acá la con­cen­tra­ción de la rique­za es aún mayor y la pobre­za se dis­pa­ra. Eso pasó en todo el mun­do pero en Colom­bia con más fuer­za. Enton­ces, si no quie­ren cam­biar eso cómo va a haber Paz. Noso­tros les deci­mos que si no quie­ren que haya gue­rri­llas y a la vez no cam­bian las cau­sas estruc­tu­ra­les que gene­ra­ron el alza­mien­to arma­do, cómo quie­ren que no vuel­va a haber gue­rri­llas. Enton­ces, saca­mos la con­clu­sión de que ellos quie­ren alte­rar las con­se­cuen­cias dejan­do quie­tas las cau­sas, y eso es cosa pro­pia de gen­te que no está en su sano jui­cio, por eso deci­mos que están embriagados.

El para­mi­li­ta­ris­mo sigue sien­do una pre­sen­cia cons­tan­te en Colom­bia. ¿En las zonas don­de uste­des están implan­ta­dos, ese para­mi­li­ta­ris­mo ha cre­ci­do o retrocedido?

Hay dos para­mi­li­ta­ris­mos. Está el prin­ci­pal que es las ope­ra­cio­nes encu­bier­tas de las Fuer­zas Arma­das para matar, ame­na­zar, des­pla­zar, des­po­jar a sus opi­si­to­res, llá­men­se líde­res socia­les, defen­so­res de Dere­chos Huma­nos, exgue­rri­lle­ros. abo­ga­dos de pre­sos polí­ti­cos, todo el que aspi­re a con­ver­tir­se en una fuer­za alter­na­ti­va que se les opon­ga es obje­ti­vo mili­tar. En eso ellos son extre­ma­da­men­te duchos. Esa es la par­te gruesa.

La par­te del­ga­da: se le hace inte­li­gen­cia a alguien duran­te toda su vida, por 20, 30 o 40 años, y cuan­do se deci­de matar­lo se con­tra­ta un sica­rio, ese es el otro para­mi­li­ta­ris­mo, pero tie­ne el mis­mo tronco.

Don­de se reti­ra­ron las FARC el para­mi­li­ta­ris­mo ocu­pó posi­cio­nes ¿Qué ocu­rre en las zonas don­de está el ELN?

Voy a colo­car dos casos. La par­te baja del río Atra­to, en el nor­te del Cho­có, es muy estra­té­gi­ca por­que es el acce­so al Pací­fi­co pega­do a Pana­má, enton­ces, todos los gran­des pro­yec­tos de la bur­gue­sía de Antio­quia, que es la región de don­de es Uri­be, tie­nen que ver con eso. Hace 20 años se hicie­ron ope­ra­cio­nes con­jun­tas mili­ta­res y para­mi­li­ta­res y des­alo­ja­ron a todas las comu­ni­da­des negras, indí­ge­nas, cam­pe­si­nas y se toma­ron esas tie­rras. Allí, ter­mi­na­ron como due­ños todos los empre­sa­rios ami­gos de Uri­be. Eso se deve­ló que era una ope­ra­ción mili­tar y para­mi­li­tar de des­po­jo pero sigue sien­do terreno de dispu­tas, hoy segui­mos pelean­do ahí noso­tros con gru­pos de para­mi­li­ta­res que pare­cen autén­ti­cas mafias del nar­co­trá­fi­co. Enton­ces, en una par­te don­de jamás está el Esta­do, ellos hacen pre­sen­cia a tra­vés de los para­mi­li­ta­res y tra­zan una barre­ra de con­ten­ción y des­gas­te a la gue­rri­lla. No lle­van al Esta­do allá por­que no les intere­sa. En muchas regio­nes de Colom­bia la pre­sen­cia del Esta­do son los mili­ta­res, pero en esa zona, que es estra­té­gi­ca, la úni­ca pre­sen­cia la da el para­mi­li­ta­ris­mo. Caso dos, en la fron­te­ra con Vene­zue­la, una pro­vin­cia petro­le­ra de 30 años, Arau­ca, hubo varias olea­das de para­mi­li­ta­ris­mo que inten­ta­ron ins­ta­lar­se allá y cada una de ellas las ven­ci­mos y nun­ca pudie­ron colo­car escua­dro­nes permanentes.

Enton­ces, el para­mi­li­ta­ris­mo tie­ne fun­da­men­tal­men­te la expre­sión de ope­ra­cio­nes encu­bier­tas, las gran­des masa­cres, las gran­des des­apa­ri­cio­nes, ase­si­na­tos de líde­res, ame­na­zas. Todas estas accio­nes les ha toca­do hacer­las con el ejér­ci­to ves­ti­do de civil.

Nues­tra deci­sión per­ma­nen­te es con­fron­tar con ambos tipos de paramilitarismo.

¿Cuál es la posi­ción del ELN con res­pec­to a las disi­den­cias de las FARC, me refie­ro espe­cial­men­te a esos com­ba­tien­tes que no fir­ma­ron, no acor­da­ron, y siguen en las mon­ta­ñas o en las selvas?

Hay varios tipos de expre­sio­nes. Hubo unos gru­pos que des­de el ini­cio se que­dó por fue­ra de la nego­cia­ción, hubo otros que se fue­ron des­ga­jan­do pau­la­ti­na­men­te en el trans­cur­so de la nego­cia­ción, y hay un ter­cer gru­po que se sale, se apar­ta, se res­guar­da, cuan­do vie­ron que se les venía enci­ma el «muro de los acuer­dos», que fue lo que hizo Iván Már­quez y ellos, comen­za­ron a ver que eran obje­ti­vo mili­tar otra vez, obje­ti­vo de ata­que, obje­ti­vo de extra­di­ción a Esta­dos Uni­dos, y deci­die­ron irse de Bogo­tá a la Ama­zo­nía o a la Ori­no­quía y que los bus­quen ahí, que es el 50% del terri­to­rio colom­biano, 500 mil km2.

La posi­ción nues­tra es pri­me­ro res­pe­tar, segun­do, han retor­na­do muchos a zonas de las que se había ido. Cuan­do eso ocu­rre, por supues­to que lle­gan y toman con­tac­to con noso­tros, y son bien­ve­ni­dos. En algu­nas par­tes hemos teni­do pro­ble­mas, enfren­ta­mien­tos, sobre todo en el Pací­fi­co más pega­do a Ecua­dor, por­que alguno de estos gru­pos han ter­mi­na­dos muy uni­dos con sec­to­res de mafias liga­das a los car­te­les mexi­ca­nos y ha habi­do hechos de fuer­za, inclu­so com­ba­tes el año pasado,pero este año no ha ocu­rri­do. Con esto quie­ro decir que es más fácil encon­trar­nos con los gru­pos que están fun­da­men­tal­men­te des­ti­na­dos a acti­vi­da­des polí­ti­cas y orga­ni­za­ti­vas y hemos cho­ca­do exclu­si­va­men­te con gru­pos que han esta­do prio­ri­zan­do más asun­tos de negocios.

Hable­mos sobre las luchas del pue­blo urbano y cam­pe­sino. Des­pués de lo que fue el impac­to del no cum­pli­mien­to de los Acuer­dos con las FARC, se notó que ese hecho pro­du­jo des­mo­vi­li­za­ción a nivel de masas, ya que el sacu­dón fue fuer­te. Pero aho­ra pare­cie­ra estar­se en un perío­do de recom­po­si­ción y de mucha gen­te en la calle, estu­dian­tes, cam­pe­si­nos, coope­ra­ti­vis­tas, tomas de minis­te­rios, ocu­pa­cio­nes. ¿Cómo ven esta coyun­tu­ra de cara a la idea que uste­des tie­nen de seguir espe­ran­do empe­zar las nego­cia­cio­nes de Paz?

Hemos dicho que con el ELN pue­den con­tar para dos cosas: para bus­car una solu­ción polí­ti­ca del con­flic­to, no una ren­di­ción, que trai­ga paz con jus­ti­cia social y hayan acuer­dos, pero, tam­bién esta­mos para la resis­ten­cia a los pla­nes de gue­rra. Con el ELN anda­mos con los dos pies. Cuan­do muchas comu­ni­da­des están des­atan­do una movi­li­za­ción que en Colom­bia es his­tó­ri­ca, noso­tros ani­ma­mos eso, cómo no vamos a ani­mar a que los estu­dian­tes se opon­gan a que haya más pre­su­pues­to para la gue­rra que para la edu­ca­ción públi­ca, eso es un deber de con­cien­cia. O como no vamos a apo­yar que sal­ga la gen­te a las calles a un ple­bis­ci­to con­tra la corrup­ción o que vote por can­di­da­tos que quie­ren paz con cam­bios, o que en muchas par­tes las muje­res se están empo­de­ran­do y luchan­do con­tra todas las vio­len­cia. Esas son cosas de con­cien­cia que no se pue­den hacer a un lado, eso es lo que ha ocu­rri­do en Colom­bia este año, que mien­tras se asis­te al incum­pli­mien­to de la imple­men­ta­ción de los Acuer­dos de Paz con las FARC la gen­te gana las calles por sus reivindicaciones.

Sola­men­te voy a colo­car tres hitos. Pri­me­ro, mayo-junio, cuan­do la gen­te sale a la calle y dice que debe haber un gobierno de paz con cam­bios y logra el 43% del cen­so elec­to­ral. Uri­be ganó pero tie­ne un 43% de la gen­te que no se fue para la casa y que está espe­ran­do que no cum­pla con sus dichos de hacer tri­zas los Acuer­dos de Paz. Un segun­do momen­to, fue cuan­do 12 millo­nes, más de 4 millo­nes más de los que vota­ron por el can­di­da­to pro­gre­sis­ta Gus­ta­vo Petro, salie­ron en agos­to a las calles y vota­ron en una con­sul­ta popu­lar y dije­ron no más corrup­ción, por­que vivi­mos en una situa­ción de des­bor­da­mien­to des­ca­ra­do de de dicho cáncer.

Un ter­cer momen­to, se ha vivi­do en los últi­mos meses cuan­do la gen­te sale a la calle fun­da­men­tal­men­te a luchar por la edu­ca­ción públi­ca y con­tra un paque­te de impues­tos total­men­te asfi­xian­te que iba a aca­bar con lo poco que que­da de cla­se media.

Si se hace un balan­ce del año, lo real es que has­ta hace pocas horas seguían las movi­li­za­cio­nes. Ha sido un perío­do his­tó­ri­co que le está dicien­do a las cla­ses domi­nan­tes que pue­den haber gana­do el gobierno pero no van a gober­nar solos, aquí van a tener no solo una opo­si­ción en el Par­la­men­to, que la hay, sino en la calle, que es la máxi­ma expre­sión de democracia.

En ese mar­co, ¿les sor­pren­dió la caí­da en pica­da de la popu­la­ri­dad de Duque en solo 100 días?

Si y no. Si, por­que nin­gún pre­si­den­te había comen­za­do con el 20% de acep­ta­ción, creo que está igual que Macron. Y no, por­que venía una fuer­za gran­de en la socie­dad colom­bia­na anti­sis­te­ma, que le dijo no a Uri­be, no a la corrup­ción, no al pre­su­pues­to de gue­rra, que le dijo si a la Paz, si a los cam­bios, no a los impues­tos para la cla­se media y no a las gran­des extin­cio­nes de impues­tos para los súper ricos. Enton­ces, para el gobierno no se tra­ta de repar­tir sobor­nos y pues­tos buro­crá­ti­cos, ya la cosa está a otro precio.

¿Esa baja de popu­la­ri­dad de Duque tam­bién le afec­ta sus rela­cio­nes car­na­les con el impe­rio? ¿En otras pala­bras, Duque ya no es una figu­ra tan liga­da a lo que Washing­ton qui­sie­ra para Colombia?

Pien­so que se cum­ple la máxi­ma de Sha­kes­pea­re, que cuan­to usted más se arro­di­lla, los pode­ro­sos más lo humi­llan. Des­pués de (Jair) Bol­so­na­ro quien es más incon­di­cio­nal con Trump es Duque y sin embar­go, el pre­si­den­te yan­qui ha can­ce­la­do dos veces la visi­ta a Colom­bia, no le intere­sa. Mire como son las reali­da­des del imperio.

Tam­bién esta Macri en esa lista…

Se dispu­tan la impo­pu­la­ri­dad y la incon­di­cio­na­li­dad con el imperio.

A pro­pó­si­to de Bol­so­na­ro, real­men­te el mapa del con­ti­nen­te ha cam­bia­do mucho y de hecho has­ta hace muy poco tiem­po hablá­ba­mos de neo­li­be­ra­lis­mo y aho­ra esta­mos pre­sen­cian­do el auge del neo­fas­cis­mo. ¿Cómo ven este cam­bio y cómo pien­san que pue­de evo­lu­cio­nar la situa­ción de los movi­mien­tos popu­la­res en esta nue­va situación?

Amé­ri­ca Lati­na sufre una espe­cie de reco­lo­ni­za­ción que noso­tros la vemos liga­da al hecho de que a Esta­dos Uni­dos lo vie­nen reple­gan­do de otras par­tes y se vol­vió a acor­dar de que tenía patio tra­se­ro. Es bueno que lo saquen en replie­gue y es malo que se vuel­va al patio tra­se­ro, pero así es la vida, dicen que no hay feli­ci­dad completa.

Eso es lo que vivi­mos, pero noso­tros hace­mos esta refle­xión: ¿ha habi­do algún pre­si­den­te peor en Esta­dos Uni­dos que Trump?, tan­to es así que aho­ra hay algu­nos que año­ran a Reagan. Eso quie­re decir que cuan­to más den­sa es la cri­sis, a las cla­ses domi­nan­tes les toca recu­rrir a este tipo de per­so­na­jes y mues­tran un ter­mó­me­tro del tipo de cri­sis que exis­te. Ese es el pro­ble­ma. Si se ana­li­za el con­ti­nen­te: Macri mafio­so, Bol­so­na­ro, todo lo que se pue­da decir, Viz­ca­rra, Duque en Colom­bia. La gran excep­ción es Méxi­co. El impe­rio inten­ta reco­lo­ni­zar pero sus avan­za­das lo que traen es una cari­ca­tu­ra de su cri­sis. Enton­ces, a cor­to pla­zo son muy fas­ti­dio­sos pero en el lar­go pla­zo son per­so­na­jes que no tie­nen esta­tu­ra his­tó­ri­ca para sos­te­ner nin­gu­na reco­lo­ni­za­ción por dema­sia­do tiempo.

Aho­ra bien, en este cor­to pla­zo, apar­te de lo fas­ti­dio­so, hay una adver­ten­cia de gran peli­gro para Vene­zue­la y para Cuba. A Cuba nun­ca la qui­tó el impe­rio de la mira de sus caño­nes, pero des­de Trump en ade­lan­te ha recru­de­ci­do la idea de borrar­los del mapa a ambos paí­ses. ¿Esto cree que pue­de ser posi­ble en un futu­ro cer­cano? Por­que, por ejem­plo, ya se anun­cia en los pri­me­ros meses de 2019 un nue­vo boi­cot de los paí­ses de la región, títe­res de EE.UU., al gobierno del pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro y, tam­bién, lo que la línea de los Mar­co Rubio y com­pa­ñía inten­ten lle­var a cabo con­tra Cuba.

Es lo mis­mo. Si hay algo que sig­ni­fi­ca Trump como impe­rio es que le está dicien­do a todo el mun­do que no va a res­pe­tar reglas del jue­go, y el mun­do ha orde­na­do un cier­to mul­ti­la­te­ra­lis­mo, cier­tos pro­to­co­los y con­ve­nios, una cier­ta coha­bi­ta­ción de varios sis­te­mas, pero con reglas de jue­go. Trump dice que las úni­cas reglas son las de él y pun­to, y con eso va obte­ner que­dar­se solo, ya que Euro­pa cada vez lo acom­pa­ña menos en eso. Lo mis­mo ocu­rre en Lati­noa­mé­ri­ca, por­que pue­de asus­tar a la gen­te, que es el arte de la polí­ti­ca impe­ria­lis­ta, pero no podrá lograr que se lle­gue a per­der el sen­ti­do común, la inte­li­gen­cia, lo bási­co, el ins­tin­to de super­vi­ven­cia. Lo que decía antes de Colom­bia, no hay nin­gún sec­tor de esa éli­te que esté dis­pues­to a lan­zar­se real­men­te a la gue­rra con­tra Vene­zue­la, que ladran sí, ladra Alma­gro, el emba­ja­dor colom­biano en Esta­dos Uni­dos, el emba­ja­dor colom­biano en la OEA, Bol­so­na­ro, Viza­ca­rra, pero es eso, ladran, y los man­dan a mor­der y ellos siguen ladrando.

Creo que fue el pre­si­den­te de Perú, que qui­ta­ron recien­te­men­te ellos mis­mos, que afir­mó que todos eran unos cacho­rros a los pies del impe­rio, eso es, ese es el coro.

¿Cree que esta avan­za­da neo­fas­cis­ta y capi­ta­lis­ta, pue­de hacer sur­gir como alter­na­ti­va opo­si­to­ra en algu­nos paí­ses la vie­ja rec­ta de la social­de­mo­cra­cia para inten­tar curar estos males? 

Los pue­blos de Amé­ri­ca Lati­na hoy no son lo mis­mo que antes de derro­tar el ALCA. Hoy tene­mos otros pue­blos, por­que ellos quie­ren otra vez ALCA 2, pero es evi­den­te que 15 años des­pués, se vie­ne de un apren­di­za­je, de un empo­de­ra­mien­to, de un nivel de cul­tu­ra polí­ti­ca y orga­ni­za­ti­va, o sea, hay otro arse­nal. Eso es lo que hay en Vene­zue­la, es lo que va a encon­trar Bol­so­na­ro en Bra­sil, es con lo que se ha topa­do Macri en Argen­ti­na, es lo que enfren­ta el ter­cer perío­do de Uri­be en Colom­bia. Los pue­blos hoy tam­bién apren­de­mos, no sola­men­te la guerrilla.

Enton­ces, eso nive­les de con­cien­cia y de orga­ni­za­ción son un acti­vo mucho más alto que hace 15 años, que es lo que ha deja­do toda esa ola pro­gre­sis­ta con sus alcan­ces y limi­ta­cio­nes, pero, eso tam­bién hay que ver­lo en sen­ti­do posi­ti­vo. Las muje­res son las que más defien­den la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na, por­que qué no les dio Chá­vez a las muje­res, tie­nen que defen­der eso, o aho­ra que Lenin Moreno tie­ne que ir al FMI y le van a decir que qui­te las pen­sio­nes de los jubi­la­dos, qui­te de salud, de edu­ca­ción, el pue­blo ecua­to­riano no se va a que­dar quieto.

Eso es lo que vie­ne, lucha, resis­ten­cia y la fuer­za polí­ti­ca que se va a poner al fren­te es la que acom­pa­ñe y lide­re ese pue­blo. Los sec­to­res más fun­da­men­ta­les en esa lucha van a ser los más empo­bre­ci­dos, los exclui­dos, la juven­tud, las muje­res, las etnias mino­ri­ta­rias más exclui­das y olvi­da­das. La tarea de las orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas o polí­ti­co-mili­ta­res como noso­tros es acom­pa­ñar todo eso. Si en algu­nas par­tes ten­drán que jugár­se­la para defen­der la gen­te, para crear medi­das de pro­tec­ción y de segu­ri­dad de la vida de la gen­te, de los líde­res, pues hay que hacer­lo, si hay que cons­truir guar­dias como las que tene­mos en Colom­bia, la guar­dia indí­ge­na, la afro, la cam­pe­si­na, la obre­ra, pues hay que hacer­lo, por­que si el Esta­do, pri­me­ro no los cui­da, pero segun­do, los mata, pues alguien tie­ne que dar­les la defen­sa legí­ti­ma, y si están aca­ban­do la gen­te que está orga­ni­za­da en Bra­sil, estos tie­nen que defen­der­se. Enton­ces, las tareas son cla­ras, hay que resis­tir, y la defen­sa de la vida, del terri­to­rio y los teji­dos socia­les, es la tarea de las orga­ni­za­cio­nes, acom­pa­ñar eso.

Si final­men­te se logra que el gobierno colom­biano se sien­te a dis­cu­tir la paz con el ELN y se haga una nego­cia­ción como uste­des y el pue­blo están bus­can­do, con con­ce­sio­nes de un lado y del otro, ¿cuál sería el pun­to por el cual deci­di­rían ya no más armas, ya no más guerra?

Noso­tros pac­ta­mos una agen­da con San­tos en mar­zo de 2016 que dice unas cosas que son poe­sía, por ejem­plo, que hay que hacer una visión común de Paz, otra, que hay que sacar la vio­len­cia de la polí­ti­ca, pues si la oli­gar­quía le dice al ELN que saque la vio­len­cia de la polí­ti­ca noso­tros le tene­mos que decir que la saque­mos ambos, no hay que matar lide­res, dejen que se recons­ti­tu­yan fuer­zas alter­na­ti­vas, dejen que le com­pi­tan en su lega­li­dad, y si le ganan entré­guen­les el poder. Si pasa eso ten­drán las armas del ELN, pero es lo que la oli­gar­quía no quiere.

Esa agen­da es muy cla­ra, vamos a poner­le fin al con­flic­to arma­do pero vamos a pac­tar las gober­na­cio­nes y vamos a cons­truir una visión común de Paz y a sacar la vio­len­cia de la polí­ti­ca, pero ambos y no una sola par­te. Ese es el reto.

Car­los Aznárez

20 de diciem­bre de 2018

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