El nue­vo capi­tal financiero

Con­tri­bu­ción a la Déci­mo­ter­ce­ra Con­fe­ren­cia de la Aso­cia­ción Mun­dial de Eco­no­mía Polí­ti­ca (WAPE1, «Karl Marx and Rosa Luxem­burg: Thought Legacy and Con­tem­po­rary Value2» – Ber­lín, 16 – 18 de julio de 2018

Las finan­zas están por todos lados, impreg­nan todo, domi­nan todo. Es difí­cil esca­par de ellas. Para carac­te­ri­zar este fenó­meno, muchos eco­no­mis­tas uti­li­zan el tér­mino de «finan­cia­ri­za­ción». Aun­que este con­cep­to está muy exten­di­do, supo­ne, en reali­dad, gran can­ti­dad de problemas.

Se tra­ta de un con­cep­to mal defi­ni­do, que desig­na un pro­ce­so que no se sabe si es o no revo­ca­ble. Según esta narra­ti­va, habría un capi­ta­lis­mo indus­trial «de antes», has­ta los años 70. Des­pués, las finan­zas pasa­rían a domi­nar­lo todo. Aun­que se han apre­cia­do cam­bios cla­ros en las esta­dís­ti­cas, nos pare­ce impor­tan­te no limi­tar­nos a una des­crip­ción de lo que ha pasa­do, sino tra­tar de res­pon­der a la pre­gun­ta: ¿por qué las finan­zas son tan impor­tan­tes a día de hoy?

En reali­dad, esta­mos asis­tien­do al adve­ni­mien­to del capi­tal finan­cie­ro, inau­gu­ra­do en el siglo XIX, pero que alcan­za hoy su máxi­mo poten­cial. Y este desa­rro­llo no tie­ne nada que ver con una deri­va, un exce­so del capi­ta­lis­mo. Se tra­ta de su pro­pia esencia.

Las pri­me­ras for­mas de capi­tal finan­cie­ron fue­ron ban­cos que adqui­rie­ron gran­des par­ti­ci­pa­cio­nes, y a tra­vés de estas, el con­trol de los gru­pos indus­tria­les. En algu­nos casos menos habi­tua­les, suce­dió al con­tra­rio: las for­tu­nas indus­tria­les con­si­de­ra­ron que debían tener un bra­zo finan­cie­ron y lo cons­tru­ye­ron en la for­ma de ban­cos. Como resul­ta­do de este pro­ce­so, se pro­du­ce una fusión entre las dos for­mas de capi­tal, como Rudolf Hil­fer­ding y des­pués Lenin des­ri­bie­ron y defi­nie­ron acertadamente.

A día de hoy, pue­de pare­cer­nos que esta for­ma del capi­tal finan­cie­ro ha des­apa­re­ci­do. Des­de lue­go, los ban­cos siguen sien­do muy pode­ro­sos, pero ya no poseen gran­des par­ti­ci­pa­cio­nes en la indus­tria. Ya no son los gran­des accio­nis­tas de las prin­ci­pa­les mul­ti­na­cio­na­les del mundo.

En reali­dad, son otros acto­res los que han ocu­pa­do ese papel pro­gre­si­va­men­te. En par­ti­cu­lar, hoy por hoy, se tra­ta de las socie­da­des de ges­tión de acti­vos, que domi­nan el accio­na­ria­do de las empre­sas más impor­tan­tes del pla­ne­ta. Esto tie­ne un efec­to fun­da­men­tal para enten­der la mane­ra en que este nue­vo capi­tal finan­cie­ro extrae su ren­ta a par­tir de la infra­es­truc­tu­ra pro­duc­ti­va, y por tan­to, a par­tir de los tra­ba­ja­do­res. Se bus­ca el bene­fi­cio más inme­dia­to, más ele­va­do posi­ble, even­tual­men­te des­tru­yen­do las ins­ta­la­cio­nes indus­tria­les, ya que una socie­dad de ges­tión de acti­vos de este tipo pue­de rápi­da­men­te des­vin­cu­lar­se de una empre­sa que no gene­ra sufi­cien­tes bene­fi­cios y tras­la­dar sus inver­sio­nes a otras, has­ta el ago­ta­mien­to de éstas. Y así sucesivamente.

Este nue­vo capi­tal finan­cie­ro es, por tan­to, aún más para­si­ta­rio que el ante­rior. Y, sobre todo, está devo­ran­do cual­quier futu­ro posi­ble para el capi­ta­lis­mo. De ahí que exis­ta una cier­ta incom­pren­sión entre los tra­ba­ja­do­res, los sin­di­ca­lis­tas, a quie­nes no dejan de ven­der­les que el mer­ca­do es el sis­te­ma más efi­cien­te, pero que cons­ta­tan en su detri­men­to que esto no es del todo cier­to. Esto pro­vo­ca una rabia jus­ti­fi­ca­da que se mani­fies­ta en oca­sio­nes a tra­vés de huel­gas pro­lon­ga­das, ocu­pa­cio­nes de fábri­cas en re-estruc­tu­ra­ción, luchas con­tra los cie­rres, movi­mien­tos con­tra los gobier­nos que finan­cian las polí­ti­cas del capi­tal finan­cie­ro, ver­sa­ti­li­dad elec­to­ral, etc.

La ven­ta­ja de la ban­ca en la acu­mu­la­ción capitalista

Para Karl Marx, la base fun­da­men­tal de la evo­lu­ción del capi­ta­lis­mo es la acu­mu­la­ción de capi­tal. Es la pro­duc­ción de plus­va­lor por par­te de los tra­ba­ja­do­res asa­la­ria­dos, lo más gran­de posi­ble, y su incor­po­ra­ción al pro­ce­so pro­duc­ti­vo para aumen­tar aún más este valor aña­di­do en el futuro.

Marx dis­tin­gue tres cate­go­rías de capi­tal cuyo obje­ti­vo es el mis­mo, a saber, la acu­mu­la­ción de capi­tal. Sin embar­go, los medios que emplean para ello son dife­ren­tes: el capi­tal indus­trial3[3, el capi­tal comer­cial, y el capi­tal por­ta­dor de intere­ses (o capi­tal ban­ca­rio4. Defi­ne de este modo un cir­cui­to de pro­duc­ción par­ti­cu­lar para cada uno de ellos. Si asig­na­mos la letra A para el capi­tal mone­ta­rio, M para el capi­tal en for­ma de mer­can­cía, y P para el capi­tal pro­duc­ti­vo, el cir­cui­to del capi­tal indus­trial sigue la fórmula:

A – M… P… M’ – A’

Por su par­te, el capi­tal comer­cial se limi­ta nor­mal­men­te a ven­der una mer­can­cía. En otras pala­bras, su cir­cui­to que­da defi­ni­do por la fórmula:

A – M – A’

Y el capi­tal ban­ca­rio con­for­ma con pres­tar el dine­ro, siguien­do la fórmula:

A – A’ 5

Para Marx, la fór­mu­la del capi­tal indus­trial es la fun­da­men­tal, ya que inclu­ye una fase de pro­duc­ción en la cual se crea un valor aña­di­do. Solo el tra­ba­jo duran­te la pro­duc­ción (es decir, duran­te el esta­dio P) per­mi­te crear este valor aña­di­do. Y los bene­fi­cios obte­ni­dos por el capi­tal comer­cial y el capi­tal ban­ca­rio lo son en tan­to en cuan­to cons­ti­tu­yen inter­me­dia­rios de una trans­fe­ren­cia de valor aña­di­do. En efec­to, su fun­ción en el capi­ta­lis­mo es ace­le­rar la rota­ción del capi­tal, es decir, acor­tar las eta­pas duran­te las cua­les el capi­tal no es «pro­duc­ti­vo». Esto faci­li­ta la acu­mu­la­ción del capi­tal indus­trial y, a cam­bio, este ade­lan­ta una par­te de su valor aña­di­do al capi­tal comer­cial y al capi­tal bancario.

Al final de la Edad Media, son el capi­tal comer­cial y el capi­tal finan­cie­ro los que se prin­ci­pal­men­te se desa­rro­llan. Es la épo­ca de las gran­des com­pa­ñías comer­cia­les como las Com­pa­ñías de las Indias Orien­ta­les y Occi­den­ta­les. Estas socie­da­des con­si­guen bene­fi­cios cuan­tio­sos com­pran­do las mer­can­cías de regio­nes muy leja­nas que lue­go ven­den a pre­cios muy altos en Europa.

Pero no es sino a par­tir del momen­to en que se pro­du­ce una modi­fi­ca­ción del modo de pro­duc­ción, de las rela­cio­nes socia­les en la pro­pia pro­duc­ción, con la incor­po­ra­ción de los asa­la­ria­dos que crean el valor aña­di­do, cuan­do el capi­ta­lis­mo comien­za a des­pe­gar y se con­vier­te en la for­ma pre­pon­de­ran­te (que empie­za, real­men­te, en Ingla­te­rra en el siglo XVII6). En ese momen­to, el capi­tal indus­trial suplan­ta las otras for­mas de capi­tal. Es el ver­da­de­ro comien­zo del capi­ta­lis­mo y de su rei­na­do: el capi­tal indus­trial es el cen­tro del desa­rro­llo capi­ta­lis­ta y el capi­tal comer­cial y ban­ca­rio se subor­di­nan a él.

En el desa­rro­llo capi­ta­lis­ta se va a mani­fes­tar otra ten­den­cia. Las dife­ren­tes empre­sas inten­tan con­se­guir el mayor bene­fi­cio posi­ble para poder rein­ver­tir­lo y cre­cer con más rapi­dez que las empre­sas riva­les. El efec­to más impor­tan­te de la eco­no­mía de mer­ca­do es que eli­mi­na poco a poco las com­pa­ñías menos sóli­das. De este modo, la com­pe­ten­cia aca­ba con los competidores.

Cada empre­sa inten­ta acu­mu­lar más rápi­do y en mayor can­ti­dad que las demás, uti­li­zan­do cual­quier estra­ta­ge­ma nece­sa­ria para con­se­guir­lo. Rápi­da­men­te, una empre­sa (en oca­sio­nes un gru­po) impo­ne un rit­mo de acu­mu­la­ción que las demás debe­rán seguir a ries­go de des­apa­re­cer. Es la empre­sa lider. Las otras son, en este momen­to, bajo pre­sión. Estas com­pa­ñías sufren pér­di­das y, pron­to, cuan­do las cri­sis lle­gan (lo cual es inevi­ta­ble bajo el capi­ta­lis­mo), quiebran.

Estas situa­cio­nes ponen en el pun­to de mira a los ban­cos que han con­ce­di­do prés­ta­mos a estas socie­da­des en difi­cul­ta­des. Si éstas caen, corren el ries­go de per­der sus cré­di­tos. Tie­nen dos posi­bi­li­da­des: o ace­le­ran el pro­ce­so de la quie­bra, espe­ran­do recu­pe­rar su dine­ro antes que el res­to (otros ban­cos, pro­vee­do­res, asa­la­ria­dos…); o trans­for­man las deu­das en par­ti­ci­pa­cio­nes de capi­tal, con­vir­tién­do­se en accio­nis­tas mayo­ri­ta­rios de la empre­sa y la reac­ti­van, invir­tien­do capi­ta­les suple­men­ta­rios con el obje­ti­vo de alcan­zar a la empre­sa líder. Pro­gre­si­va­men­te a lo lar­go del siglo XIX, la segun­da opción se fue imponiendo.

El apor­te rea­li­za­do por el capi­tal ban­ca­rio impul­sa a las empre­sas que lo reci­ben y se bene­fi­cian de él a la cabe­za de los dife­ren­tes sec­to­res pro­duc­ti­vos. Subita­men­te, estos reci­ben un suple­men­to de capi­tal que pue­den inver­tir para con­se­guir mejo­res máqui­nas, para estu­diar los méto­dos de sus com­pe­ti­do­res… El pro­ce­so de acu­mu­la­ción se ace­le­ra. En esta com­pe­ten­cia desen­fre­na­da, las nece­si­da­des de capi­tal se hacen cada vez más impor­tan­tes. Las com­pa­ñías líde­res empie­zan a pre­gun­tar­se si no debe­rían aso­ciar­se tam­bién a algu­na ins­ti­tu­ción de crédito.

Se pro­du­ce así la inver­sión del pro­ce­so. Mien­tras que al prin­ci­pio el capi­tal indus­trial domi­na­ba y el capi­tal comer­cial y el ban­ca­rio se desa­rro­lla­ban a su som­bra, a su ser­vi­cio, la bata­lla por la acu­mu­la­ción cam­bia com­ple­ta­men­te la situa­ción. De pron­to, el capi­tal ban­ca­rio se vuel­ve pre­pon­de­ran­te, ya que con­cen­tra el ele­men­to más impor­tan­te de la acu­mu­la­ción, a saber, el capital.

La gene­ra­li­za­ción del capi­tal financiero

Es en Bél­gi­ca don­de se desa­rro­lla en pri­me­ra ins­tan­cia y a gran esca­la este domi­nio de la ban­ca sobre el res­to de la eco­no­mía. Des­de 1835, dos ins­ti­tu­cio­nes, la Socie­dad Gene­ral de Bél­gi­ca (SGB) y la Ban­ca de Bél­gi­ca, adquie­ren un núme­ro increí­ble de par­ti­ci­pa­cio­nes en las dis­tin­tas socie­da­des mine­ras, meta­lúr­gi­cas, de trans­por­te y de otras acti­vi­da­des. Así, la SGB toma pose­sión de apro­xi­ma­da­men­te el 40% de las minas de car­bón del Bori­na­ge7, que pro­du­cían en aque­lla épo­ca casi el 60% del car­bón belga.

A con­ti­nua­ción, des­pués de que la Ban­ca de Bél­gi­ca8 se hun­da, la SGB cons­tru­ye un impe­rio indus­trial basa­do duran­te la mayor par­te del siglo XIX en tres sec­to­res: la mine­ría, la meta­lur­gia y la side­rur­gia, y los ferro­ca­rri­les. La socie­dad da comien­zo a una espe­cie de inte­gra­ción ver­ti­cal en la cual las minas faci­li­tan las mate­rias pri­mas para la fabri­ca­ción del hie­rro, y des­pués del ace­ro que, a su vez, per­mi­ten la pro­duc­ción de los raí­les y de otros equi­pos para las socie­da­des ferro­via­rias. De este modo, lejos de las cri­sis, el gru­po de la SGB se bene­fi­cia de un mer­ca­do interno pro­te­gi­do. Al mis­mo tiem­po, la ban­ca pue­de ofre­cer cré­di­tos para las empre­sas que atra­vie­san difi­cul­ta­des, a la espe­ra de capi­ta­li­zar esas inver­sio­nes cuan­do se encuen­tre una coyun­tu­ra más favorable.

El éxi­to es tal que el ejem­plo de la SGB ins­pi­ra a muchos ban­que­ros fran­ce­ses: Hen­ri Ger­main fun­da el Cré­dit Lyon­nais (1862) y Pau­lin Tala­bot par­ti­ci­pa en la crea­ción de la Socié­té Géné­ra­le (fran­ce­sa) con los Roths­child (1864) para com­pe­tir con el Cré­dit Mobi­lier de los her­ma­nos Perei­re9. El nom­bre de Socie­dad Gene­ral es ele­gi­do, de hecho, en honor de la empre­sa belga.

Al mis­mo tiem­po, en Ale­ma­nia, los gran­des ban­cos, crea­dos al ampa­ro del desa­rro­llo eco­nó­mi­co pos­te­rior a 1850, toman como mode­lo a Bél­gi­ca. Así, el sobrino de Wer­ner Sie­mens par­ti­ci­pa en la crea­ción de Deu­ts­che Bank en 1870. Es el rei­na­do de las cua­tro ban­cas D, por la pri­me­ra letra de las gran­des socie­da­des finan­cie­ras que domi­nan el país: la Deu­ts­che Bank, la Dresd­ner Bank, la Dis­con­to-Gesells­chaft y la Darms­täd­ter-und-Natio­nal­bank. Estas cua­tro ins­ti­tu­cio­nes par­ti­ci­pan en la crea­ción y el desa­rro­llo de los gran­des gru­pos indus­tria­les ale­ma­nes. Se con­vier­ten en pode­ro­sas accio­nis­tas, en socie­dad o no con las fami­lias fundadoras.

Es la épo­ca de las ban­cas uni­ver­sa­les, ya que ope­ran en todos los domi­nios: reco­gen los depó­si­tos de la clien­te­la (que no es dema­sia­do nume­ro­sa en aque­lla épo­ca); ofre­cen prés­ta­mos a las empre­sas, ya sea a cor­to pla­zo para abas­te­cer las teso­re­rías, o a lar­go pla­zo para finan­ciar sus inver­sio­nes; ges­tio­nan for­tu­nas; adquie­ren par­ti­ci­pa­cio­nes en las empre­sas comer­cia­les e industriales…

Este cam­bio cual­ti­ta­ti­vo por el cual la ban­ca pasa a ocu­par un lugar cen­tral en la eco­no­mía en detri­men­to de la empre­sa indus­trial, pro­duc­to­ra de rique­zas y de valor, es para el eco­no­mis­ta mar­xis­ta aus­tría­co Rudolf Hil­fer­ding (1877−1941) carac­te­rís­ti­ca de la apa­ri­ción y el desa­rro­llo de una nue­va for­ma de capi­tal, el capi­tal financiero.

En su obra que titu­la de hecho El Capi­tal Finan­cie­ro (1910), escri­be: «La depen­den­cia de nues­tra indus­tria con res­pec­to a los ban­cos es con­se­cuen­cia de las rela­cio­nes de pro­pie­dad. Una par­te cada vez mayor del capi­tal de la indus­tria ya no per­te­ne­ce a los indus­tria­les que la emplean. No pue­den obte­ner esas inver­sio­nes si no es a tra­vés de la ban­ca, que repre­sen­ta para ellos al pro­pie­ta­rio. Ade­más, la ban­ca debe dedi­car una par­te cada vez mayor de sus capi­ta­les a la indus­tria. Se con­vier­te así en una par­te cre­cien­te del capi­tal indus­trial. Yo deno­mino al capi­tal ban­ca­rio –y por tan­to capi­tal en for­ma de dine­ro, que de este modo se trans­for­ma en reali­dad en capi­tal indus­trial– el capi­tal finan­cie­ro»10.

Aña­de, con ideas que podrían ser tre­men­da­men­te actua­les: «La movi­li­za­ción del capi­tal y la expan­sión cada vez mayor del cré­di­to cam­bian poco a poco pero por com­pel­to la posi­ción del capi­ta­lis­ta que pres­ta dine­ro. El poder de los ban­cos se incre­men­ta, se con­vier­ten en fun­da­do­res y final­men­te en maes­tros de la indus­tria, de la cual extraen los bene­fi­cios para sí mis­mos en tan­to que capi­tal finan­cie­ro, del mis­mo modo que anti­gua­men­te lo hacían los usu­re­ros, con el inte­rés, los ingre­sos pro­ce­den­tes del tra­ba­jo del cam­pe­sino, y la ren­ta del señor»11.

Lenin reco­ge en gran medi­da este aná­li­sis. Ofre­ce una defi­ni­ción más pro­fun­da que la de Hil­fer­ding: «Con­cen­tra­ción de la pro­duc­ción con, como con­se­cuen­cia, los mono­po­lios; fusión o inter­pe­ne­tra­ción de los ban­cos y la indus­tria, he aquí la his­to­ria de la for­ma­ción del capi­tal finan­cie­ro y el con­te­ni­do de este con­cep­to»12. Para Hil­fer­ding, en efec­to, el capi­tal finan­cie­ro es esen­cial­men­te el capi­tal finan­cie­ro que se apo­de­ra de la pro­duc­ción. Lenin expli­ca que se tra­ta más bien de una fusión, de una inter­pe­ne­tra­ción de los dos capi­ta­les, una idea que pare­ce más correc­ta. En efec­to, hemos mos­tra­do a par­tir del ejem­plo de la SGB una caso de influen­cia de la indus­tria por par­te de una ban­ca. Pero exis­te tam­bién el caso contrario.

Así, John Roc­ke­fe­ller (1839−1937) hizo for­tu­na en el sec­tor del petró­leo ame­ri­cano des­de fina­les del siglo XIX, a par­tir del cual invir­tió con espe­cial inte­rés en la ban­ca Equi­ta­ble Trust Com­pany. En 1930, esta se fusio­nó con la Cha­se Natio­nal Bank, con­vir­tien­do a la nue­va enti­dad en la ins­ti­tu­ción de cré­di­to más gran­de del país y, pro­ba­ble­men­te, del mun­do. A día de hoy, la Cha­se se ha fusio­na­do con la Mor­gan para con­ver­tir­se en JP Mor­gan­Cha­se, una de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras más influ­yen­tes del planeta.

Al igual que Hil­fer­ding, Lenin aso­cia este adve­ni­mien­to del capi­tal finan­cie­ro con la cons­ti­tu­ción de mono­po­lios. La bata­lla por la acu­mu­la­ción entra­ña la cen­tra­li­za­ción de la pro­duc­ción en el seno de empre­sas gigan­tes, que se ase­me­jan a mono­po­lios13. Estos últi­mos alte­ran las con­di­cio­nes de la com­pe­ti­ti­vi­dad. En efec­to, con ante­rio­ri­dad, una empre­sa esta­ba subor­di­na­da a las varia­cio­nes del mer­ca­do en el cual ope­ra­ba. Aho­ra, habien­do alcan­za­do una dimen­sión cuan­to menos nacio­nal, pue­de esqui­var sus leyes, e impo­ner sus tari­fas y con­di­cio­nes de venta.

Anti­gua­men­te, si se encon­tra­ba en difi­cul­ta­des, que­bra­ba y se decla­ra­ba en ban­ca­rro­ta. Actual­men­te, dis­po­ne de medios para esca­par de esta situa­ción, espe­cial­men­te gra­cias a los apor­tes ban­ca­rios. Antes, una com­pa­ñía no reci­bía nin­gu­na ayu­da espe­cí­fi­ca por par­te de los pode­res públi­cos. Hoy en día, una de estas fir­mas gigan­tes en peli­gro será sal­va­da con toda pro­ba­bi­li­dad median­te un apo­yo masi­vo de las auto­ri­da­des, por­que es sen­ci­lla­men­te too big to fall (dema­sia­do gran­de para caer).

De este modo, el Esta­do se pone al ser­vi­cio direc­to de los gran­des gru­pos para dedi­car esfuer­zos públi­cos a las empre­sas que con­si­de­ra «cam­peo­nes nacio­na­les», para abrir­les los mer­ca­dos en el extran­je­ro, para ayu­dar­les a orga­ni­zar­se, espec­tial­men­te a tra­vés de trusts o cár­te­les (que en su momen­to esta­ban per­mi­ti­dos)… La con­ni­ven­cia entre el per­so­nal del Esta­do y los diri­gen­tes de estas fir­mas aumen­ta fuer­te­men­te, como lo demues­tran los fre­cuen­tes «ficha­jes» de minis­tros y polí­ti­cos por los Con­se­jos de Admi­nis­tra­ción, y a la inver­sa, con la incor­po­ra­ción a la fun­ción públi­ca de des­ta­ca­dos empre­sa­rios. La domi­na­ción del capi­tal finan­cie­ro se extien­de más allá del con­ti­nen­te euro­peo, ya sea a los Esta­dos Uni­dos o a Japón, las eco­no­mías emer­gen­tes de la épo­ca. En 1959, Vic­tor Per­lo 14 dibu­ja el esbo­zo de un capi­ta­lis­mo domi­na­do ya por los ban­cos. La ban­ca Mor­gan es la accio­nis­ta de refe­ren­cia de una serie de fir­mas como Gene­ral Elec­tric, IBM, US Steel, Proc­ter & Gam­ble, y Phi­lip Morris. El gru­po Roc­ke­fe­ller con­tro­la la Cha­se Manhat­tan y tie­ne par­ti­ci­pa­cio­nes en Exxon Mobil y Che­vron… En Japón, cua­tro gran­des zai­batsu con­tro­lan la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca del archi­pié­la­go des­de los años 20: Mitsui, Mitsu­bishi, Sumi­to­mo y Yasu­da. La teo­ría del capi­tal finan­cie­ro se des­ve­la en su pro­pio len­gua­je: zai­batsu, en japo­nés, sig­ni­fi­ca lite­ra­men­te «pan­di­llas finan­cie­ras»15. Des­pués de la gue­rra, el archi­pié­la­go que­da­rá en manos de seis con­glo­me­ra­dos financieros.

El crash de 1929 y sus con­se­cuen­cias sobre el capi­tal financiero

El gran crash de Wall Street empie­za real­men­te el jue­ves 24 de octu­bre fde 1929 y va a supo­ner la cri­sis más gra­ve de la his­to­ria de la Huma­ni­dad has­ta aquel día. Los ban­cos están mal pre­pa­ra­dos. Es impo­si­ble ven­der par­ti­ci­pa­cio­nes cuyas ren­tas caen subita­men­te. No dis­po­nen de la liqui­dez sufi­cien­te para per­mi­tir­les hacer fren­te a las reti­ra­das masi­vas de dine­ro. Las quie­bras se multiplican.

En mar­zo de 1933, el pre­si­den­te recien­te­men­te ele­gi­do de los Esta­dos Uni­dos, Fran­klin Roo­se­velt, cie­rra todos los ban­cos ame­ri­ca­nos. En junio se vota la Glass-Stea­gall Act. Ésta esta­ble­ce una dis­tin­ción cla­ra entre ban­ca de inver­sio­nes y, de otra par­te, ban­cos comer­cia­les o de depó­si­tos. Así, la prin­ci­pal ban­ca ame­ri­ca­na de la épo­ca, JP Mor­gan, debe aban­do­nar sus acti­vi­da­des de inver­sión y con­cen­trar­se en lo comer­cial. Por el con­tra­rio, Leh­man Brothers se enfo­ca en las acti­vi­da­des de inver­sión. En el res­to de paí­ses avan­za­dos se pro­du­ce una sepa­ra­ción simi­lar, con la nota­ble excep­ción de Ale­ma­nia, que con­ser­va su con­fian­za en el mode­lo de la ban­ca universal.

La cri­sis de los años 30 mar­ca el lími­te del poder de las ban­cas uni­ver­sa­les como capi­tal finan­cie­ro. Estas pue­den tomar el con­trol de empre­sas indus­tria­les, pero es difí­cil para ellas ges­tio­nar acti­vos a lar­go pla­zo, dado que los fon­dos que finan­cian estas ope­ra­cio­nes pue­den ser­les reti­ra­das en cual­quier momen­to, espe­cial­men­te en épo­cas de cri­sis. Es por ello que muchas de estas empre­sas se encuen­tran en el cora­zón de la tor­men­ta duran­te los años 30.

Pero hay otros ele­men­tos que inter­vie­nen para expli­car por qué la ban­ca uni­ver­sal como inver­so­ra en el comer­cio y la indus­tria a cuen­ta pro­pia, tales como las des­cri­bie­ron Hil­fer­ding y Lenin, des­apa­re­cie­ron. ¿Cuá­les?

Para empe­zar, las gran­des empre­sas se hacen cada vez mayo­res, más gigan­tes­cas, invier­ten en el extran­je­ro, se trans­for­man en las mul­ti­na­cio­na­les que cono­ce­mos hoy en día. Las can­ti­da­des dedi­ca­das a estos des­em­bol­sos cre­cen pro­gre­si­va­men­te. Aho­ra es neces­ta­rio dis­po­ner de un fon­do ban­ca­rio sufi­cien­te para satis­fa­cer esta expan­sión. Los lazos entre las gran­des fir­mas «indus­tria­les» y la ban­ca se rela­jan. Algu­nas mul­ti­na­cio­na­les pue­den auto­fi­nan­ciar en bue­na medi­da sus pro­pias inversiones.

Para con­ti­nuar, los ban­cos están acti­vos, sobre todo, en sus paí­ses de orí­gen. Fue­ra de sus fron­te­ras, debe­rían com­pe­tir dura y lar­ga­men­te para expul­sar o des­pla­zar a los acto­res domi­nan­tes. Para las empre­sas que se inter­na­cio­na­li­zan, las ins­ti­tu­cio­nes de cré­di­to vin­cu­la­das a un país no tie­nen gran uti­li­dad. Al con­tra­rio, es más ren­ta­ble aso­ciar­se con acto­res loca­les. Los lazos entre el gru­po indus­trial y «su» ban­ca se aflojan.

Por últi­mo, para una com­pa­ñía finan­cie­ra, las ganan­cias que pue­de obte­ner son, por regla gene­ral, más impor­tan­tes en mate­ria de evo­lu­ción de los pre­cios de los títu­los que com­pra que en lo rela­ti­vo a los divi­den­dos que las accio­nes u obli­ga­cio­nes podrían ofre­cer­les (véa­se Tabla 1).

Tabla 1. Evo­lu­ción de la remu­ne­ra­ción anual media de los accio­nis­tas en Esta­dos Uni­dos por tipo de ganan­cia y por perio­do 1950 – 2015 (en miles de millo­nes de dóla­res
Fuen­tes: Cálcu­los sobre la base de los datos de Fede­ral Reser­ve, Finan­cial Accounts of the Uni­ted Sta­tes, Mar­ket value of domes­tic cor­po­ra­tions y Net divi­dens of domes­tic cor­po­ra­tions.
Notas: el cálcu­lo se rea­li­za de la for­ma siguien­te. Las ganan­cias se defi­nen anual­men­te. A con­ti­nua­ción, suma­mos todas las ganan­cias del perio­do. Final­men­te, divi­di­mos por el núme­ro de años, de for­ma que tene­mos una media anual.

Reto­ma­mos estos datos en la tabla 2, pero expre­sa­dos en por­cen­ta­je del total.

Tabla 2. Evo­lu­ción de la remu­ne­ra­ción anual media de los accio­nis­tas de Esta­dos Uni­dos por tipo de ganan­cia y por perio­do 1950 – 2015 (en % del total)
Fuen­tes: ver tabla 1.

Se obser­va que, en gene­ral, las ganan­cias en capi­tal son supe­rio­res a las que se adquie­ren gra­cias a la con­se­cu­ción de divi­den­dos. Este es espe­cial­men­te el caso entre 1990 y 2000, con el boom de los valo­res tec­no­ló­gi­cos y de Inter­net. El úni­co perio­do en el que este no es el caso es entre 1973 y 1981.

De este modo, la ban­ca uni­ver­sal com­pra par­ti­ci­pa­cio­nes para adqui­rir el con­trol de una empre­sa. Obtie­ne bene­fi­cios esen­cial­men­te a tra­vés de los divi­den­dos que esta le ofre­ce. Una socie­dad que base sus ingre­sos úni­ca­men­te en los divi­den­dos no obten­drá gran­des ganan­cias en su con­jun­to: como máxi­mo, un 5%. En el mun­do actual, impli­ca que­dar­se bas­tan­te corto.

Fon­dos sin fin

Los fon­dos finan­cie­ros han ido reem­pla­zan­do pro­gre­si­va­men­te a los ban­cos y a los par­ti­cu­la­res como accio­nis­tas de empre­sas: en un prin­ci­pio fue­ron los fon­dos de pen­sio­nes, y des­pués otros tipos.

Hemos ana­li­za­do en una base de datos el accio­na­ria­do prin­ci­pal de las gran­des socie­da­des más impor­tan­tes del mun­do. Nor­mal­men­te, en la mayo­ría de las legis­la­cio­nes a día de hoy, las empre­sas deben reve­lar cual­quier accio­nis­ta que posea al menos el 5% de su capi­tal. Sobre esta base, hemos eli­mi­na­do las empre­sas asiá­ti­cas cuyo accio­na­ria­do es esta­ble y con fre­cuen­cia tie­ne una base nacio­nal. Tam­bién hemos reti­ra­do las gran­des com­pa­ñías diri­gi­das por fami­lias, como Ford, Robert Bosch, BMW, Miche­lin, walmart…

Des­pués de este pro­ce­so, nos que­dan 76 mul­ti­na­cio­na­les de entre las más impor­tan­tes del mun­do16. Hemos cal­cu­la­do el núme­ro de veces que cada socie­dad accio­na­rial figu­ra­ba como accio­nis­ta. Esto nos ha per­mi­ti­do gene­rar la tabla 3, cen­trán­do­nos en las empre­sas cita­das con más frecuencia.

Tabla 3. Núme­ro de veces en las que cada socie­dad figu­ra como accio­nis­ta de 76 mul­ti­na­cio­na­les
Fuen­tes: cálcu­los a par­tir de la base de dife­ren­tes empre­sas, infor­mes anua­les o infor­mes de resul­ta­dos, 2015.
Nota: no se ha con­si­de­ra­do la CDC, Caja de Depó­si­tos y Con­sig­na­cio­nes, que sir­ve al Esta­do fran­cés para adqui­rir par­ti­ci­pa­cio­nes en las empre­sas, pero espe­cial­men­te en empre­sas fran­ce­sas. CDC se men­cio­na cin­co veces: dos como pri­me­ra accio­nis­ta, una como segun­da, y dos como tercera.

Es des­ta­ca­ble que, en la mayo­ría de casos, son las socie­da­des de ges­tión de acti­vos las que cons­ti­tu­yen sus prin­ci­pa­les accio­nis­tas. Sus fun­da­do­res crean una com­pa­ñía de natu­ra­le­za pri­va­da o que coti­za en bol­sa. Pero esta crea entorno a sí una serie de fon­dos de inver­sión con los aho­rros de par­ti­cu­la­res o de otros acto­res eco­nó­mi­cos. Es este dine­ro el que se invier­te en las mul­ti­na­cio­na­les más gran­des. Los fon­dos están ges­tio­na­dos por la com­pa­ñía, que obtie­ne reum­ne­ra­cio­nes a tra­vés de las comi­sio­nes que cobra por el ser­vi­cio de ges­tión que ofre­ce. Pue­de inver­tir en otras empre­sas, espe­cia­li­zar­se en obli­ga­cio­nes, con­cen­trar­se en las ope­ra­cio­nes finan­cie­ras de cor­to pla­zo, o tam­bién tra­ba­jar com­bi­nan­do estas operaciones.

El esque­ma 1 repre­sen­ta de for­ma sin­té­ti­ca la estruc­tu­ra de este nue­vo capi­tal financiero.

Esque­ma 1. Rela­ción entre las nue­vas socie­da­des de inver­sión y los gru­pos industriales

Quin­ce empre­sas cons­ti­tu­yen el «núcleo duro» del accio­na­ria­do de las gran­des fir­mas mun­dia­les. Podría­mos aña­dir el hol­ding qata­rí y la filial de inver­sio­nes de la Ban­ca de Norue­ga (Nor­ges Bank Invest­ment), que no son de dema­sia­do inte­rés aquí17. Tres empre­sas son filia­les o actúan en nom­bre de ban­cos. Es el caso de JP Mor­gan­Cha­se, pero tam­bién de Lyxor Inter­na­tio­nal o Harris Asso­cia­tes. Podría­mos situar tam­bién la Mas­sa­chu­setts Finan­cial Ser­vi­ces Com­pany (MSF), que fun­cio­na en nom­bre de los gran­des ban­cos canadienses.

Berkshi­re Hatha­way es la socie­dad hol­ding de Warren BUf­fet, el segun­do hom­bre más rico del mun­do18. Invier­te su patri­mo­nio en pode­ro­sas empre­sas como Coca, Heinz, Bank of Ame­ri­ca, Ame­ri­can Express, Proc­ter & Gam­ble, Dow Che­mi­cal, Wells Far­go, Moody’s, Gold­man Sachs e IBM. Fre­cuen­te­men­te, es el pri­mer accionista.

The Capi­tal Group es uno de los tres orga­nis­mos de ges­tión de fon­dos de pen­sio­nes más gran­des del mun­do, con The Van­guard Group y Fide­lity Invest­ments. Emplea más de 7.500 asa­la­ria­dos y cola­bo­ra­do­res en 28 ofi­ci­nas repar­ti­das por todo el mun­do. A día 30 de junio de 2017, ges­tio­na­ba una can­ti­dad total de 1,6 millar­dos de dólares.

The Van­guard Group, fun­da­da en 1974, dis­po­ne de más de 5,1 millar­dos de dóla­res de acti­vos a fina­les de 2017 a tra­vés de 180 fon­dos. Está pre­sen­te a tra­vés de autén­ti­cos gigan­tes como Apple, Micro­soft, Gene­ral Elec­tric, Exxon­Mo­bil, John­son & John­son (de la cual es la pri­me­ra accio­nis­ta). Posee tam­bién el 2,5% de Foxconn.

Sta­te Street Cor­po­ra­tion es una de las más anti­guas ban­cas de depó­si­tos. Fue fun­da­da en 1792 en Bos­ton. A fina­les de 2017, admi­nis­tra­ba casi 2,8 millar­dos de dóla­res de acti­vos. De esta can­ti­dad, apro­xi­ma­da­men­te 1,5 millar­dos son pro­pie­dad de fon­dos domi­ci­lia­dos en Luxem­bur­go, Irlan­da y en las Islas Caimán.

Blac­kRock es la socie­dad de ges­tión de acti­vos líder por exce­len­cia. Posee al menos el 5% del capi­tal de cua­tro de cada diez empre­sas de los Esta­dos Uni­dos. Es con­si­de­ra­da la ins­ti­tu­ción finan­cie­ra más influ­yen­te del mun­do. En efec­to, ges­tio­na acti­vos por valor de casi 6,3 millar­dos de dóla­res a fina­les de 2017. Es mucho más dine­ro que el ban­co más gran­de, el Indus­trial and Com­mer­ce Bank of Chi­na (ICBC), que dis­po­ne de 4,1 millar­dos. Blac­kRock empe­zó a coti­zar en bol­sa en 1999.

Exis­ten lazos entre los posee­do­res del nue­vo capi­tal finan­cie­ro. Hemos gene­ra­do la tabla siguien­te (tabla 4) iden­ti­fi­can­do los prin­ci­pa­les accio­nis­tas de socie­da­des finan­cie­ras que publi­can esta información.

Tabla 4. Accio­na­ria­do de las prin­ci­pa­les socie­da­des de inver­sión a fina­les de 2015 (en %)
Fuen­tes: Blac­kRock, PNC Finan­cial Ser­vi­ces, Sta­te Street Bank y T. Rowe Pri­ce, decla­ra­cio­nes de repre­sen­ta­ción, 2016, y Legal & Gene­ral Group, Annual Report 2015

Se obser­va un intere­san­te entre­cru­za­mien­to de par­ti­ci­pa­ción en estos orga­nis­mos. Así PNC Finan­cial Ser­vi­ces es el pri­mer accio­nis­ta e Blac­kRock, que a su vez es el ter­cer posee­dor de par­ti­ci­pa­cio­nes en PNC. PNC es una ban­ca holding.

Si bien estas socie­da­des pue­den recu­rrir a un capi­tal que no les per­te­ne­ce –este es el caso de los aho­rros «popu­la­res» – , no por ello tie­nen un con­trol menor sobre los fon­dos crea­dos a tra­vés de estos. Desig­nan a los admi­nis­tra­do­res y deci­den en tér­mi­nos gene­ra­les las inver­sio­nes que se van a rea­li­zar. Así, en 2010, los tre­ce con­se­je­ros de Fide­lity (FMR) diri­gían 360 fon­dos que admi­nis­tra­ba la com­pa­ñía. Los 8 con­se­je­ros de Van­guard se sien­tan en los con­se­jos de admi­nis­tra­ción de 70 fon­dos crea­dos por la socie­dad finan­cie­ra19.

Los ban­cos (en el sen­ti­do estric­to) ya no son los prin­ci­pa­les accio­nis­tas de las gran­des empre­sas. La ban­ca ya no es el motor casi exclu­si­vo de la acu­mu­la­ción de capi­tal: otras socie­da­des finan­cie­ras han lle­ga­do para reem­pla­zar­las. Son estas últi­mas las que se han hecho con el con­trol de la mayor par­te del capi­tal-dine­ro en el mun­do, suplan­tan­do pro­gre­si­va­men­te a los bancos.

El ver­da­de­ro cam­bio de los años 80

Se está pro­du­cien­do un autén­ti­co cam­bio y es esto lo que carac­te­ri­za en reali­dad nues­tra épo­ca. En la anti­gua for­ma del capi­tal finan­cie­ro, la ban­ca cobra­ba una ren­ta sobre los bene­fi­cios con­se­gui­dos por la empre­sa indus­trial bajo su con­trol. Pero era poco fre­cuen­te que toma­ra más de lo que la empre­sa pro­duc­ti­va podía ofre­cer. No hacía fal­ta matar la galli­na de los hue­vos de oro.

Por el con­tra­rio, gra­cias a su capa­ci­dad de trans­fe­rir capi­ta­les de una empre­sa a otra, el nue­vo capi­tal finan­cie­ro ya no se vin­cu­la a una o a otra enti­dad. Mien­tras que la ban­ca uni­ver­sal ejer­cía un con­trol con fre­cuen­cia no aso­cia­do a una vin­cu­la­ción estric­ta con la direc­ción de la empre­sa, las socie­da­des de ges­tión de acti­vos tie­nen un com­por­ta­mien­to aún más «pasi­vo». Los fon­dos no poseen tan­to per­so­nal como para situar diri­gen­tes a la cabe­za de las mul­ti­na­cio­na­les. Por tan­to, deben con­fiar en gran medi­da en los diri­gen­tes de las pro­pias empre­sas. Pero si estos no satis­fa­cen sus exi­gen­cias de ren­ta­bi­li­dad, se des­vin­cu­la­rán de la fir­ma y bus­ca­rán otra para inver­tir. Esto pue­de des­es­ta­bi­li­zar a la empre­sa, ya que ven­der un gran paque­te de accio­nes va a hacer bajar la coti­za­ción y con­ver­tir­la en adqui­ri­ble (sus­cep­ti­va de sufrir una OPA) por un com­pe­ti­dor. De ahí el jui­cio cons­tan­te al que se some­ten los diri­gen­tes de las gran­des empre­sas fren­te a los fon­dos accionistas.

Estos pue­den exi­gir un ren­di­mien­to máxi­mo y, si no están satis­fe­chos, reti­rar sus fon­dos para inver­tir en otro sitio. Pue­den bene­fi­ciar­se en gran­des can­ti­da­des en una com­pa­ñía, y, una vez sacia­dos, pasar a la siguien­te. Pue­den inclu­so depre­ciar­las una tras otra y, una vez les han suc­cio­na­do toda la san­gre posi­ble, lan­zar­se a bus­car una nue­va fuen­te «inago­ta­ble» de beneficios.

De esto se dedu­ce que el capi­tal finan­cie­ro actual es doble­men­te para­si­ta­rio. No sola­men­te exi­ge siem­pre una par­te de la pro­duc­ción para obte­ner bene­fi­cios para sec­to­res impro­duc­ti­vos como las finan­zas, sino que, ade­más, lo hace de for­ma pre­ven­ti­va, antes inclu­so de que se pro­duz­ca cual­quier acti­vi­dad eco­nó­mi­ca, obli­gan­do a las com­pa­ñías indus­tria­les a man­te­ner la ren­ta­bi­li­dad media impues­ta bajo la ame­na­za de la desaparición.

Así, se pue­de cons­ta­tar un aumen­to neto de los des­em­bol­sos de gran­des empre­sas hacia sus accio­na­rios, apro­xi­mán­do­se peli­gro­sa­men­te a las sumas de los bene­fi­cios que con­si­guen. En los Esta­dos Uni­dos, esta par­te de los divi­den­dos en rela­ción a los bene­fi­cios netos de las empre­sas pasó del 44,1% entre 1950 y 1973, al 37,1% de 1973 a 1980, des­pués a un 65,5% en los años 80, aumen­tan­do has­ta el 75,1% en la déca­da siguien­te, para caer leve­men­te a un 66,6% entre 2000 y 200720. Se obser­va el giro de 1980: ante­rior­men­te, la mayor par­te de los bene­fi­cios se rein­ver­tían; des­pués, se dis­tri­bu­yen prin­ci­pal­men­te entre accio­nis­tas, lo que evi­ta que pue­dan rein­ver­tir­se, even­tual­men­te, como capi­tal para las empresas.

Algu­nos auto­res como Gérard Dumé­nil et Domi­ni­que Lévy21 insis­ten en seña­lar un sal­to cual­ti­ta­ti­vo que habría apa­re­ci­do con la lle­ga­da del neo­li­be­ra­lis­mo para carac­te­ri­zar la actual pre­do­mi­nan­cia de las finan­zas en la eco­no­mía y la recu­pe­ra­ción de las ele­va­das ren­ta­bi­li­da­des para el capi­tal. Otros, como Robert Boyer22 o Michel Agliet­ta23 de la escue­la de la regu­la­ción24 sugie­ren la lle­ga­da de un nue­vo régi­men de acu­mu­la­ción, que des­ta­can por su «carác­ter finan­cie­ro» para des­cri­bir las acti­vi­da­des cada vez más depen­dien­tes del dine­ro pro­ve­nien­te de los préstamos.

Inclu­so aun­que se hayan pro­du­ci­do cam­bios, estos no jus­ti­fi­can las modi­fi­ca­cio­nes cua­li­ta­ti­vas en la lógi­ca. El carác­ter de las finan­zas es cada vez más para­si­ta­rio. Es una ame­na­za cla­ra para el futu­ro del mun­do, con una cap­ta­ción cada vez mayor de bene­fi­cios hacia las socie­da­des finan­cie­ras y los res­pon­sa­bles que las admi­nis­tran. Y no pue­de haber acu­mu­la­ción dura­de­ra a par­tir del endeu­da­mien­to. Como Marx expli­ca­ba en el Libro III de El Capi­talcite>, se tra­ta de la crea­ción de un capi­tal fic­ti­cio, que pue­de ofre­cer en un momen­to dado la ilu­sión de desa­rro­llo por­que se están invir­tien­do fon­dos suple­men­ta­rios en la eco­no­mía. Pero como no se corres­pon­den con nin­gu­na acti­vi­dad pro­duc­ti­va, crean bur­bu­jas que ter­mi­nan por explo­tar, for­zo­sa­men­te, tar­de o tem­prano, des­en­ca­de­nan­do una cri­sis de envergadura.

Fra­nçois Ches­nais25 ha popu­la­ri­za­do de nue­vo estos con­cep­tos rela­ti­vos a las finan­zas a tra­vés de sus obras. Pro­pu­so esa noción de capi­tal fic­ti­cio, hacien­do que la de capi­tal finan­cie­ro retro­ce­die­ra. Pos­te­rior­men­te, Cédric Durand26 inten­tó ana­li­zar la situa­ción eco­nó­mi­ca mun­dial y la domi­na­ción finan­cie­ra que se ejer­ce a tra­vés de este con­cep­to del capi­tal fic­ti­cio. Pero, en oca­sio­nes, con­fun­de este últi­mo con el capi­tal finan­cie­ro. El capi­tal fic­ti­cio es impor­tan­te para des­cri­bir las rece­sio­nes y el esta­lli­do de las bur­bu­jas finan­cie­ras. Pero, para mos­trar el domi­nio finan­cie­ro de la eco­no­mía mun­dial, es nece­sa­rio uti­li­zar el tér­mino de capi­tal finan­cie­ro27. Evi­den­te­men­te este es el ori­gen del capi­tal finan­cie­ro. Es su prin­ci­pal arquitecto.

Con­clu­sio­nes

Se está pro­du­cien­do una finan­cia­ri­za­ción de la eco­no­mía en un sen­ti­do muy gene­ral. Pero no hay trans­for­ma­ción pro­fun­da del capi­ta­lis­mo. Los meca­nis­mos pro­pios de la acu­mu­la­ción de capi­tal siguen actuan­do. Empu­jan con­ti­nua­men­te para eli­mi­nar la com­pe­ten­cia, esta­ble­cer mono­po­lios28, y ase­gu­rar la domi­na­ción del capi­tal finan­cie­ro sobre el con­jun­to del sis­te­ma pro­duc­ti­vo. Es la esen­cia mis­ma del desa­rro­llo capitalista.

En sus ini­cios, a par­tir del siglo XIX, este pro­ce­so lle­vó a la crea­ción de las ban­cas uni­ver­sa­les, que con­quis­ta­ron una bue­na par­te de las eco­no­mías nacio­na­les avan­za­das. Esto pro­vo­có gue­rras mun­dia­les y la cri­sis de los años 1930, en defi­ni­ti­va, catás­tro­fes que aún per­vi­ven cla­ra­men­te en la memoria.

A día de hoy, con el impac­to de la inter­na­cio­na­li­za­ción de la pro­duc­ción, han apa­re­ci­do otras for­mas más diver­sas de capi­tal finan­cie­ro, inclu­so cuan­do los ban­cos con­ser­van un rol cen­tral asig­nan­do impor­tan­tes fon­dos a tra­vés de sus prés­ta­mos (tan­to a los Esta­dos como a las mul­ti­na­cio­na­les o a las nue­vas socie­da­des de inver­sión). No hay un cam­bio en la lógi­ca de fun­cio­na­mien­to de la eco­no­mía. Por el con­tra­rio, las exi­gen­cias finan­cie­ras se han agu­di­za­do y esto com­pro­me­te gra­ve­men­te el futu­ro. Con cri­sis sin duda mas agu­das y con la pers­pec­ti­va de con­flic­tos cada vez más duros e insuperables.

Hen­ri Houben

13 de sep­tiem­bre de 2018

Fuewn­te: http://​www​.gre​sea​.be/​L​e​-​n​o​u​v​e​a​u​-​c​a​p​i​t​a​l​-​f​i​n​a​n​c​ier

  1. La aso­cia­ción mun­dial para la eco­no­mía polí­ti­ca fue crea­da en 2006 y tie­ne su base en Hong Kong. Con­gre­ga a más de cien eco­no­mis­tas mar­xis­tas y pro­gre­sis­tas, pro­ve­nien­tes de todos los continentes.
  2. Karl Marx y Rosa Luxem­burg: Lega­do y Vali­dez Actual de su Pensamiento.
  3. El tér­mino «indus­trial» debe com­pren­der­se en un sen­ti­do amplio. Se tra­ta de toda acti­vi­dad pro­duc­ti­va, ya se pro­duz­ca una mer­can­cía o un servicio.
  4. Pre­fe­ri­mos uti­li­zar a lo lar­go de este tex­to el tér­mino «capi­tal ban­ca­rio», por simplificar.
  5. El após­tro­fe (el pri­ma) desig­na un capi­tal incre­men­ta­do por el plus­va­lor en el caso del capi­tal indus­trial y del bene­fi­cio para el capi­tal comer­cial o bancario.
  6. Un pro­ce­so que ilus­tra muy bien Ellen Miek­sins Wood en su libro El Ori­gen del Capi­ta­lis­mo.
  7. La región de Mons en Hainaut.
  8. Cae­rá en ban­ca­rro­ta en 1876.
  9. Hubert Bonin: La ban­que et les ban­quiers en Fran­ce du Moyen-Âge à nos jours, édi­tions Larous­se, Paris, 1992, pp. 95 – 96.
  10. Rudolf Hil­fer­ding: Le capi­tal finan­cier, édi­tions de Minuit, Paris, 1970, pp. 317 – 318.
  11. Rudolf Hil­fer­ding, op.cit., p. 319.
  12. V. I. Lenin: L’Imperialisme, sta­de suprê­me du capi­ta­lis­me, Obras com­ple­tas, tomo 22, p. 245.
  13. 13. Nor­mal­men­te, lla­ma­mos mono­po­lio a una empre­sa que posee la exclu­si­vi­dad de ven­ta de un pro­duc­to. Como, en la mayo­ría de sec­tor, no exis­te una úni­ca empre­sa, sino muchas, debe­ría­mos deno­mi­nar a estos gru­pos de empre­sas oligopolios.
  14. Vic­tor Per­lo: L’Empire de la Hau­te Finan­ce. La genè­se du capi­ta­lis­me mono­po­lis­te d’État, édi­tions socia­les, Paris 1974.
  15. Naka­mu­ra Taka­fu­sa: Eco­no­mic Growth in Pre­war Japan, Yale Uni­ver­sity Press, New Haven and Lon­don, 1983, p. 208
  16. Phi­llips afir­ma no tener nin­gún accio­nis­ta que posea más del 5% de capi­tal, cifra a par­tir de la cual está obli­ga­do a divul­gar­lo. Según otras fuen­tes, los prin­ci­pa­les posee­do­res de par­ti­ci­pa­cio­nes de la mul­ti­na­cio­nal holan­de­sa son Southeas­tern Asset Mana­ge­ment, con un 3,3%, Dod­ge & Cox con un 3% y Harris Asso­cia­tes, tam­bién con un 3%. Nokia no posee­ría nin­gún accio­nis­ta des­ta­ca­ble, sien­do el pri­me­ro Fran­klin Resour­ces con úni­ca­men­te un 1,2% del capi­tal. Uni­le­ver tie­ne una estruc­tu­ra bicé­fa­la que hemos con­si­de­ra­do dema­sia­do com­ple­ja como para detallarla.
  17. Por un lado, se tra­ta de fon­dos liga­dos a un Esta­do. Por otra par­te, actúan siguien­do otras reglas. El fon­do qata­rí per­ma­ne­ce más tiem­po en el accio­na­ria­do de una emr­pe­sa en la cual ha inver­ti­do. Su par norue­go tie­ne tam­bién una estra­te­gia más a lar­go pla­zo e incor­po­ra una dimen­sión «éti­ca» a la ges­tión de su cartera.
  18. Detrás de Bill Gates.
  19. Geof­frey Geuens: La finan­cie ima­gi­nai­re, edi­cio­nes Aden, Bru­se­las, 2011, p. 91.
  20. Hen­ri Hou­ben: La cri­se de tren­te ans, op.cit., p. 273, tabla 7.4.
  21. Exis­ten nume­ro­sas obras de Gérard Dumé­nil y Domi­ni­que Lévy, como La dyna­mi­que du capi­tal: Un siè­cle d’économie amé­ri­cai­ne, édi­tions PUF, 1996; Au-delà du capi­ta­lis­mo?, édi­tions PUF, 1998; Le Trian­gle infer­nal: cri­se, mon­dia­li­sa­tion, finan­cia­ri­sa­tion, édi­tions PUF, 1999; Une nou­ve­lle pha­se du capi­ta­lis­me?, édi­tions Syllep­se, 2001, y Capi­tal Resur­gent: Roots of the Neo­li­be­ral Revo­lu­tion, Har­vard Uni­ver­sity Press, 2004.
  22. Robert Boyer: Les finan­ciers détrui­ront-ils le capi­ta­lis­me?, édi­tions Eco­no­mi­ca, 2011.
  23. Michel Angliet­ta: La cri­se: Pour­quoi en est-on arri­vé là? Com­ment en sor­tir?, édi­tions Micha­lon, 2008, y La cri­se : Les voies de sor­tie, édi­tions Micha­lon, 2010.
  24. La escue­la de la regu­la­ción es una corrien­te de eco­no­mis­tas, sobre todo fran­ce­ses, de ten­den­cia mar­xis­ta o key­ne­sia­na, naci­da en los años 70. Tie­nen una apro­xi­ma­ción his­tó­ri­ca basa­da en la divi­sión del capi­ta­lis­mo en muchos regí­me­nes de acu­mu­la­ción basa­dos sobre una lógi­ca par­ti­cu­lar, aso­cian­do las nue­vas for­mas de aumen­tar la pro­duc­ti­vi­dad con ins­ti­tu­cio­nes apro­pia­das que per­mi­tan espe­cial­men­te una cier­ta adhe­sión popu­lar a este desa­rro­llo. Son los pro­mo­to­res de la noción del for­dis­mo apa­re­ci­da des­pués de la gue­rra y basa­da en la pro­duc­ción y el con­su­mo masi­vo y los aumen­tos sala­ria­les con­ti­nuos basa­dos en el repar­to de las ganan­cias de la productividad.
  25. Fra­nçois Ches­nais: La mon­dia­li­sa­tion du capi­tal, édi­tions Syros, 1994.
  26. Cédric Durand: Le capi­tal fic­tif: Com­ment la finan­ce s’approprie notre ave­nir, édi­tions Les Prai­ries Ordi­nai­res, 2014.
  27. Para una crí­ti­ca más deta­lla­da del libro de Cédric Durand, véa­se Hen­ri Hou­ben: Le capi­tal fic­tif de M. Durand, Gre­sea, diciem­bre de 2015: http://​www​.gre​sea​.be/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​1​470Étu­des mar­xis­tes, n° 114, abril-junio 2016: http://www.marx.be/fr/content/le-capital-fictif-de‑m%C2%A0durand.
  28. En el sen­ti­do que seña­la­ba Lenin, es decir, empre­sas gigan­tes que esca­pan par­cial o momen­tá­nea­men­te a las leyes estric­tas del mercado

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