Gon­za­lo Ber­ger: «El gobierno de la repú­bli­ca qui­so aho­gar finan­cie­ra­men­te el com­ba­te anti­fas­cis­ta de la Gene­ra­li­tat en 1936»

Gon­za­lo Ber­ger aca­bó su tesis doc­to­ral en mayo de 2017 y la leyó a media­dos de julio. Estu­dió a fon­do las Mili­cias Anti­fas­cis­tas de Cata­lu­ña entre el 21 de julio y el 31 de diciem­bre de 1936. Es un de los pocos estu­dios en pro­fun­di­dad que se han hecho de ese ejér­ci­to que defen­dió a Cata­lu­ña en los pri­me­ros meses de la gue­rra pro­vo­ca­da por la suble­va­ción fas­cis­ta espa­ño­la. Según Ber­ger, en aque­llos pri­me­ros meses de gue­rra la Gene­ra­li­tat fun­cio­na­ba como un esta­do inde­pen­dien­te con ejér­ci­to pro­pio. Ese nivel de auto­go­bierno no gus­ta­ba en abso­lu­to al gobierno de la repú­bli­ca espa­ño­la, que se esfor­zó para limi­tar el poder de la Gene­ra­li­tat y debi­li­tar su capa­ci­dad finan­cie­ra. En esta entre­vis­ta, Ber­ger expli­ca el inten­to de las Mili­cias de recu­pe­rar Mallor­ca de las garras del fas­cis­mo y de cómo sufrió el boi­cot –inclu­so con asfi­xia eco­nó­mi­ca– del gobierno espa­ñol para impe­dir un poder dema­sia­do fuer­te de Cataluña.

Una tesis sobre las Mili­cias Anti­fas­cis­tas de Cata­lun­ya. ¿No se han estu­dia­do bastante? 

Mi cen­tro de inte­rés en la inves­ti­ga­ción como his­to­ria­dor es la gue­rra del 36. A par­tir de bús­que­das ante­rio­res vin­cu­la­das a cues­tio­nes de demo­gra­fía y mor­ta­li­dad duran­te la gue­rra, detec­té un vacío his­to­rio­grá­fi­co muy impor­tan­te en rela­ción con los pri­me­ros meses de la gue­rra en Cata­lu­ña, y en espe­cial sobre las Mili­cias. Como con­se­cuen­cia de esa nece­si­dad de cono­cer con más deta­lle lo que fue­ron las Mili­cias Anti­fas­cis­tas plan­teé mi tesis doc­to­ral. Aún no entien­do ese vacío sobre uno de los momen­tos más impor­tan­tes de la his­to­ria de Cata­lu­ña. Era el momen­to en el que todo era posi­ble y en el que todo esta­ba por hacer.

Un momen­to social­men­te convulso…

En Cata­lu­ña se vivió en para­le­lo una revo­lu­ción y el desa­rro­llo de la auto­no­mía polí­ti­ca del país. Esos meses, y todo lo rela­cio­na­do con el poder real –en un con­tex­to de gue­rra, el con­trol del ejér­ci­to– fue­ron ele­men­tos cla­ve para enten­der lo que pasó lue­go en todos los nive­les: en la reta­guar­dia, en la are­na polí­ti­ca, en el desa­rro­llo pos­te­rior de la gue­rra y en la rela­ción entre el gobierno de la repú­bli­ca espa­ño­la y el gobierno de la Generalitat.

Y qué eran las Mili­cias? ¿Un ejér­ci­to cata­lán independiente?

Lo fue­ron. Fue un ejér­ci­to orga­ni­za­do, for­ma­do y finan­cia­do por el gobierno de la Gene­ra­li­tat y por los cata­la­nes. Eso no sig­ni­fi­ca que no con­ta­sen con volun­ta­rios pro­ce­den­tes de otras par­tes. De la penín­su­la y más allá. Un 5 % de los volun­ta­rios de estos pri­me­ros meses de gue­rra eran extran­je­ros. Algu­nos habían veni­do para asis­tir a las Olim­pia­das Popu­la­res. Lue­go lle­ga­ron muchos más que se encua­dra­ron en las Mili­cias. Es una orga­ni­za­ción que par­te de cero por­que la cuar­ta divi­sión del ejér­ci­to espa­ñol fue disuel­ta en Cata­lu­ña como res­pues­ta inme­dia­ta a la suble­va­ción fas­cis­ta. El gobierno de la Repú­bli­ca espa­ño­la orde­nó des­mo­vi­li­zar a la cuar­ta divi­sión, que era la que cubría la región catalano-aragonesa.

¿Por qué fue desmovilizada?

Tras la suble­va­ción y las dudas acer­ca de la fide­li­dad de los jefes mili­ta­res, des­mo­vi­li­zar la divi­sión era una mane­ra de evi­tar que las tro­pas se pusie­ran al ser­vi­cio del gol­pe de esta­do mili­tar. Des­co­nec­ta­ba a la tro­pa de los man­dos. La con­se­cuen­cia de eso fue un vacío de poder en Cata­lu­ña. El ejér­ci­to es el fac­tor más impor­tan­te de poder en tiem­po de gue­rra. A par­tir de la nada, la Gene­ra­li­tat crea una fuer­za arma­da cuan­do ve la res­pues­ta popu­lar a la suble­va­ción fascista.

¿Quién tenía el con­trol de las Mili­cias? ¿El gobierno o el Comi­té Cen­tral de las Milicias? 

Uno de los obje­ti­vos de mi inves­ti­ga­ción era res­pon­der a esta cues­tión. Siem­pre se había habla­do de las atri­bu­cio­nes del Comi­té Cen­tral de las Mili­cias. Se ha dis­cu­ti­do si con­tro­la­ba real­men­te a los comi­tés loca­les. Si esta­ba con­tro­la­da por la CNT o el PSUC… o si era un con­tra­po­der de la Gene­ra­li­tat. Los resul­ta­dos de mi inves­ti­ga­ción afir­man per­fec­ta­men­te que el Comi­té Cen­tral de las Mili­cias se creó median­te el decre­to de for­ma­ción de Com­panys. Fue un acuer­do entre el gobierno y las orga­ni­za­cio­nes anti­fas­cis­tas. Se crea­ron para defen­der Cata­lu­ña. Y el Comi­té Cen­tral de las Mili­cias fue el ins­tru­men­to que uti­li­zó el gobierno, de acuer­do con las orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas y los sin­di­ca­tos, para orga­ni­zar a los volun­ta­rios para defen­der Cata­lu­ña y dotar­los de capa­ci­dad mili­tar. Recor­de­mos que Zara­go­za y gran par­te de Ara­gón que­da­ron en manos de los suble­va­dos, por lo que exis­tía un ries­go evi­den­te para Cata­lu­ña detec­ta­do por el gobierno de la Generalitat.

¿Cuán­tos volun­ta­rios se alis­ta­ron a las Milicias?

Esa es la gran pre­gun­ta, por­que es difí­cil dar una cifra sufi­cien­te­men­te exac­ta. Sobre esto se ha espe­cu­la­do mucho. Hubo hipó­te­sis a par­tir de los tes­ti­mo­nios de la memo­ria oral. Pero las cifras obte­ni­das son muy con­tra­dic­to­rias. Yo lo inves­ti­gué a par­tir de los sub­si­dios paga­dos a par­tir del 15 de agos­to del 1936. La Gene­ra­li­tat empe­zó a pagar un sub­si­dio a todos los mili­cia­nos. Lle­gué a la con­clu­sión de que había unos vein­te mil mili­cia­nos en todos los fren­tes –Mallor­ca, Ara­gón y Madrid– duran­te el mes de agos­to. Y esa cifra cre­ció has­ta lle­gar a unos cua­ren­ta mil en noviem­bre, cuan­do se creó el Ejér­ci­to Popu­lar de Cataluña.

¿Uno de los pri­me­ros obje­ti­vos de las Mili­cias fue recu­pe­rar Mallorca?

Esa fue una ini­cia­ti­va muy tem­pra­na. Se veía nece­sa­rio recu­pe­rar Mallor­ca del con­trol de los suble­va­dos. Se pen­só en la ope­ra­ción mili­tar a los pocos días de la rebe­lión. Era una ope­ra­ción arries­ga­da por­que había que lle­var a cabo un des­em­bar­co con los medios de la épo­ca y en las con­di­cio­nes mili­ta­res y téc­ni­cas de la Gene­ra­li­tat. Las pri­me­ras colum­nas hacia las islas zar­pa­ron el 3 de agos­to: se des­pla­za­ron del puer­to de Bar­ce­lo­na al de Maó. Menor­ca había que­da­do en manos de la repú­bli­ca. Mallor­ca era un obje­ti­vo al alcan­ce por­que había que­da­do ais­la­da del grue­so de la zona ocu­pa­da por los fas­cis­tas. Y era impor­tan­te por­que con­tro­la­ba el trán­si­to marí­ti­mo entre los puer­tos fran­ce­ses y los de la cos­ta cata­la­na y valen­cia­na. El con­trol fas­cis­ta de Mallor­ca era una ame­na­za direc­ta con la posi­bi­li­dad de bom­bar­dear Bar­ce­lo­na y el lito­ral cata­lán con la avia­ción. La Gene­ra­li­tat sabía que en la pobla­ción de Mallor­ca había mili­tan­tes del Fren­te Popu­lar dis­pues­tos a combatir.

¿Cuán­tos volun­ta­rios for­ma­ron las colum­nas des­ti­na­das a recu­pe­rar Mallorca?

El núme­ro de com­ba­tien­tes de Mallor­ca es otro dato que ha bai­la­do has­ta aho­ra. Pero en las hipó­te­sis publi­ca­das no se habían inclui­do las fuen­tes de archi­vo. Se habló de muchos más com­ba­tien­tes de los que hubo en reali­dad. Y eso se hizo para des­pres­ti­giar a las Mili­cias y al gobierno cata­lán. Al decir que eran muchos más que las tro­pas movi­li­za­das por los mili­ta­res suble­va­dos se daba la ima­gen de fra­ca­so, de inca­pa­ci­dad, de fal­ta de pre­pa­ra­ción y de caos. La ver­dad es que todas las fuer­zas lea­les a la repú­bli­ca del fren­te de las Islas Balea­res suma­ban unos cin­co mil efec­ti­vos. De estos, mil qui­nien­tos ya eran mili­ta­res o fuer­zas de orden públi­co antes de la gue­rra. Cua­tro mil eran mili­cia­nos y mili­cia­nas. El 16 de agos­to des­em­bar­ca­ron unos dos mil en Mallorca.

¿Esta ope­ra­ción no esta­ba bien vis­ta por el gobierno español?

No solo esta ope­ra­ción: todo lo que pasa­ba en Cata­lu­ña y las deci­sio­nes del gobierno de la Gene­ra­li­tat esta­ba muy mal vis­to por el gobierno de la repú­bli­ca. Hubo un boi­co­teo del arma­men­to. Un pro­ble­ma impor­tan­te era la pól­vo­ra. Cata­lu­ña no esta­ba en con­di­cio­nes de fabri­car­la. Podía fabri­car car­tu­chos, pero sin la pól­vo­ra ade­cua­da no ser­vían. En Cata­lu­ña se fabri­ca­ba pól­vo­ra con humo, que no era ade­cua­da para el arma­men­to, que aca­ba­ba obtu­rán­do­se. Había muy pocas armas en Cata­lu­ña. El gobierno espa­ñol blo­queó la entra­da de armas des­de el extran­je­ro y des­de la península.

¿Se impi­dió el abastecimiento?

Se cerra­ron las vías para ali­men­tar a la indus­tria béli­ca, impres­cin­di­ble para enca­rar bien el con­flic­to. Se blo­queó la com­pra de mate­ria pri­ma. En aquel momen­to debía hacer­se con divi­sas inter­na­cio­na­les: lo hacía el Ban­co de Espa­ña. La indus­tria cata­la­na depo­si­tó su dine­ro en el Ban­co de Espa­ña, pero este obs­ta­cu­li­zó su acce­so a las divi­sas inter­na­cio­na­les. Y tam­bién hubo un boi­co­teo en aspec­tos finan­cie­ros. A par­tir de noviem­bre, Cata­lu­ña tuvo que finan­ciar la gue­rra con cré­di­tos abu­si­vos de ven­ci­mien­to men­sual del gobierno espa­ñol. El gobierno de la repú­bli­ca espa­ño­la otor­gó unos cré­di­tos de gue­rra a la Gene­ra­li­tat que tenían que reno­var­se cada mes. Lo hacía para aho­gar finan­cie­ra­men­te la ini­cia­ti­va de la Generalitat.

¿Fue un cas­ti­go con­tra el auto­go­bierno catalán?

Diga­mos que les preo­cu­pa­ba más que Cata­lu­ña fue­ra des­obe­dien­te y no acep­ta­ra some­ter­se al ejér­ci­to de la repú­bli­ca, que no que pudie­ra enfren­tar­se con éxi­to al con­flic­to con el ban­do fas­cis­ta. En ese con­tex­to, el caso de la ope­ra­ción de Mallor­ca es un ejem­plo cla­rí­si­mo de tal acti­tud. Por­que el 26 de agos­to, en ple­na ope­ra­ción, cuan­do las Mili­cias com­ba­tían para ase­gu­rar los terri­to­rios recu­pe­ra­dos en la isla, Inda­le­cio Prie­to escri­bió un artícu­lo, muy difun­di­do por la pren­sa del cen­tro penin­su­lar, que cri­ti­ca­ba dura­men­te la acti­tud de la Gene­ra­li­tat y la cam­pa­ña de Mallor­ca. Denun­cia­ba que se había lle­va­do a cabo a escon­di­das del gobierno de la república.

Pero Mallor­ca era una posi­ción geo­es­tra­té­gi­ca muy impor­tan­te. La posi­bi­li­dad de libe­rar­la de los fas­cis­tas no era una anéc­do­ta sin consecuencias.

Esas islas eran una pie­za cla­ve para con­tro­lar el Medi­te­rrá­neo. Y eso tenía su impor­tan­cia en el con­tex­to inter­na­cio­nal. Ya no se tra­ta­ba de algo solo con efec­tos y con­se­cuen­cias en la gue­rra del 36. Los meses siguien­tes demos­tra­ron esta impor­tan­cia estra­té­gi­ca. Era el sitio ideal para situar las bases aéreas que con­tri­bu­ye­ron mucho a la pér­di­da de la gue­rra en Cata­lu­ña. Des­de ahí se bom­bar­deó sis­te­má­ti­ca­men­te la indus­tria de gue­rra y la ciu­dad de Bar­ce­lo­na. Esa impor­tan­cia que­dó per­fec­ta­men­te refle­ja­da en las actas del Comi­té Cen­tral de les Mili­cias duran­te el mes de agos­to. Era fun­da­men­tal recu­pe­rar Mallor­ca, la espa­da de Damo­cles enci­ma de la cabe­za de los cata­la­nes. Pero aque­lla vic­to­ria habría con­so­li­da­do a Cata­lu­ña como fuer­za mili­tar y como poder polí­ti­co, lo que no gus­ta­ba nada al gobierno de la repú­bli­ca, que pre­fi­rió humi­llar a Cata­lu­ña for­zan­do su reti­ra­da. Recu­pe­rar Mallor­ca habría sido fun­da­men­tal para ganar la gue­rra. Y esa vic­to­ria estu­vo al alcance.

¿Alguien apli­có un «antes azul que rota»? ¿Pre­fe­rían una vic­to­ria fas­cis­ta a una vic­to­ria cata­la­na en Mallorca?

Tenía que haber moti­vos que un día algún his­to­ria­dor podrá expli­car con datos y docu­men­ta­ción. Tal vez hubo impli­ca­cio­nes inter­na­cio­na­les. A mí la expli­ca­ción se me esca­pa. Pero el reem­bar­que de la fuer­za expe­di­cio­na­ria cata­la­na se hizo por orden del minis­tro de la Mari­na, Inda­le­cio Prie­to. El 3 de sep­tiem­bre, el esta­do mayor de la escua­dra repu­bli­ca­na con­vo­có al capi­tán Alber­to Bayo, coman­dan­te de la ope­ra­ción de Mallor­ca, al cru­ce­ro Liber­tad. Le comu­ni­ca­ron que esa noche se reti­ra­ría toda la escua­dra repu­bli­ca­na y que que­da­rían aban­do­na­dos en Mallor­ca. Que podían embar­car­se con ellos para ir a com­ba­tir al fren­te de Anda­lu­cía y que, de no hacer­lo, que­da­rían aban­do­na­dos y sin cobertura.

Con algún agra­van­te, ¿no?

Sí. Le comu­ni­ca­ron que si iban a luchar a Anda­lu­cía reci­bi­rían un apo­yo total de la escua­dra y de la flo­ta, lo que demos­tra­ba que sí que había capa­ci­dad de apo­yo de la escua­dra, pero que no había volun­tad de hacer­lo. No es que no pudie­ran, sino que no que­rían apo­yar a la fuer­za expe­di­cio­na­ria cata­la­na a Mallor­ca. La fuer­za naval sabía que de reti­rar­se no habría vic­to­ria posi­ble, ni tan solo una reti­ra­da. Los ofi­cia­les del ejér­ci­to de la repú­bli­ca no podían orde­nar la reti­ra­da de les Mili­cias por­que no tenían nin­gu­na auto­ri­dad para hacer­lo. Pero les dije­ron que o se embar­ca­ban o irían a una muer­te segu­ra y a un fra­ca­so de las fuer­zas leales.

¿Y se acep­tó esta recomendación?

El capi­tán Alber­to Bayo era el jefe de los hom­bres y las muje­res de las colum­nas cata­la­nas. Pero esas per­so­nas eran volun­ta­rias; habían acu­di­do por una razón, no por obe­dien­cia mili­tar. Y eso que­da demos­tra­do por­que, al vol­ver a la penín­su­la, no fue­ron al fren­te de Anda­lu­cía. Vol­vie­ron a Bar­ce­lo­na para seguir luchan­do al ser­vi­cio de las Mili­cias Anti­fas­cis­tas de Cata­lu­ña. De hecho, el capi­tán Bayo nun­ca dijo a las tro­pas que aque­llo era una reti­ra­da. Les dijo que se embar­ca­ban para des­em­bar­car en Pal­ma. Segu­ra­men­te, si les hubie­ra dicho la ver­dad aque­llos volun­ta­rios se habrían que­da­do a luchar, aun con muy pocas opcio­nes de vic­to­ria. Al leer las memo­rias de los volun­ta­rios que estu­vie­ron en Mallor­ca se nota cla­ra­men­te la sen­sa­ción de trai­ción que vivie­ron. Habían hecho sacri­fi­cios impor­tan­tes. Los com­ba­tien­tes de las colum­nas que lucha­ron en Mallor­ca tuvie­ron una sen­sa­ción de trai­ción enor­me. Pero no había posi­bi­li­dad de ven­cer sin el apo­yo de la escua­dra repu­bli­ca­na. La fuer­za aérea ita­lia­na impo­nía su pre­do­mi­nio y lo habría impues­to aún más.

¿Y esas tro­pas vol­vie­ron a Bar­ce­lo­na y siguie­ron luchando?

Unas vol­vie­ron por el puer­to de Valèn­cia y otras direc­ta­men­te al de Bar­ce­lo­na. Entre sep­tiem­bre y noviem­bre, el gobierno de Cata­lu­ña des­ti­nó diez mil com­ba­tien­tes per­fec­ta­men­te equi­pa­dos y la arti­lle­ría dis­po­ni­ble del fren­te de Ara­gón a la defen­sa de Madrid. Y eso tuvo con­se­cuen­cias, por­que con estos diez mil hom­bres podría haber­se libe­ra­do Mallor­ca o recu­pe­ra­do Zara­go­za. Pero el fren­te de Ara­gón se que­dó estan­ca­do. Defen­der Madrid no era una prio­ri­dad estra­té­gi­ca de Cata­lu­ña. Se hizo, y muy bien. Pero el esfuer­zo de gue­rra que hizo Cata­lu­ña, finan­cia­do por la Gene­ra­li­tat, que­dó debi­li­ta­do por este envío de fuer­zas al cen­tro de la penín­su­la. Aca­bó por impo­ner­se una lógi­ca mili­tar del gobierno de la repú­bli­ca que per­ju­di­có gra­ve­men­te los intere­ses de Cataluña.

Así, ¿el gobierno espa­ñol debi­li­tó la posi­ción de defen­sa de Cata­lu­ña con el boi­co­teo estra­té­gi­co mili­tar y la asfi­xia económica?

A par­tir de octu­bre, la Gene­ra­li­tat entró en colap­so finan­cie­ro. En noviem­bre, Tarra­de­llas se entre­vis­tó con Negrín y con el pre­si­den­te del Ban­co de Espa­ña en Valèn­cia. Y el Ban­co de Espa­ña acce­dió a con­ce­der cré­di­tos de gue­rra, pero sin hacer nin­gu­na trans­fe­ren­cia. Tarra­de­llas no qui­so acep­tar esos cré­di­tos por­que con­si­de­ra­ba que eran inso­por­ta­bles para la hacien­da de la Gene­ra­li­tat. Pero tuvo que hacer­lo por­que la Gene­ra­li­tat tenía deu­das con los pro­vee­do­res y no podía pagar a los milicianos.

Una situa­ción muy pare­ci­da a la actual…

Soli­ci­ta­ron dos­cien­tos millo­nes de pese­tas, pero el gobierno de la repú­bli­ca solo les dio trein­ta millo­nes en noviem­bre y otros trein­ta en diciem­bre, pero en for­ma de cré­di­tos de gue­rra. Solo sir­vió para cubrir el gas­to del mes. Así, el gobierno espa­ñol siem­pre man­tu­vo con­tra las cuer­das a la auto­no­mía polí­ti­ca cata­la­na. No deja­ban caer la Gene­ra­li­tat, pero sin dar­le nin­gu­na capa­ci­dad de mejo­rar nada. Y Cata­lu­ña no era un esta­do inde­pen­dien­te. La repú­bli­ca espa­ño­la debe­ría haber­la tra­ta­do como un terri­to­rio pro­pio. Y no lo hizo. Esto es muy sin­to­má­ti­co. Recor­de­mos que habla­mos de sep­tiem­bre de 1936. Fue­ron ten­san­do la situa­ción has­ta mayo del 37, cuan­do recu­pe­ra­ron el con­trol polí­ti­co del territorio.

Entre­vis­ta rea­li­za­da por Pere Cardús.

25 de julio de 2017

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