En defen­sa de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano y del MST

La últi­ma vez que estu­ve con com­pa­ñe­ras y com­pa­ñe­ros de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano fue el sep­tiem­bre de 2016 en Sao Pau­lo, Bra­sil. El Movi­mien­to de los Tra­ba­ja­do­res Rura­les Sin Tie­rra orga­ni­zó en su Escue­la Nacio­nal Flo­res­tán Fer­na­des unas jor­na­das de deba­te sobre la situa­ción del capi­ta­lis­mo, de las luchas de la huma­ni­dad tra­ba­ja­do­ra, de las tareas de las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias… Acu­di­mos repre­sen­tan­tes de Amé­ri­ca, Asia, Áfri­ca y Euro­pa y entre los colec­ti­vos pre­sen­tes esta­ba, cómo no, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano. Quien esto escri­be defen­dió una ponen­cia a libre dis­po­si­ción en la Red –La izquier­da euro­cén­tri­ca fren­te a los valo­res comu­na­les del 13 de sep­tiem­bre de 2016– en la que se inten­ta­ba argu­men­tar que una de las razo­nes del debi­li­ta­mien­to de la izquier­da euro­pea es su inca­pa­ci­dad para supe­rar el euro­cen­tris­mo y recu­pe­rar la pelea sis­te­má­ti­ca por los valo­res comu­na­les y la visión mun­dial de la lucha de cla­ses, como se había hecho has­ta fina­les de la déca­da de 1920.

En una de mis inter­ven­cio­nes expu­se la tesis de que las con­tra­dic­cio­nes del impe­ria­lis­mo y la gra­ve­dad de la cri­sis del capi­tal nos exi­gían inten­si­fi­car las movi­li­za­cio­nes de masas con­tra tan­ta bar­ba­rie y caos con­tro­la­do e incon­tro­la­do, movi­li­za­cio­nes ofen­si­vas, no defen­si­vas, con cri­te­rios estra­té­gi­cos y tác­ti­cos cla­ros orien­ta­dos hacia el obje­ti­vo de la revo­lu­ción socia­lis­ta. Sos­tu­ve la tesis de las cua­tro A:

Auto­or­ga­ni­za­ción de la izquier­da, de la cla­se obre­ra y del pue­blo explo­ta­do, de los movi­mien­tos popu­la­res, socia­les, gru­pos y colec­ti­vos de toda índo­le; es decir, orga­ni­zar­se des­de ellos mis­mos, sin acep­tar depen­den­cias, tute­las y obli­ga­cio­nes eco­nó­mi­cas, polí­ti­cas, etc., del poder en su sen­ti­do fuer­te y explí­ci­to, esta­tal, o en su sen­ti­do más disi­mu­la­do e invi­si­ble, de los ban­cos pres­ta­mis­tas, de ins­ti­tu­cio­nes para y extra­es­ta­ta­les, de ONG con raí­ces oscu­ras, de aso­cia­cio­nes cul­tu­ra­les que se dicen pri­va­das. Es obvio que en muchos casos las sub­ven­cio­nes son nece­sa­rias para la exis­ten­cia del colec­ti­vo del que se tra­te, pero aun sien­do así, y como garan­tía de su inde­pen­den­cia está la segun­da A.

Auto­ges­tión de esas fuer­zas auto­or­ga­ni­za­das, es decir, aun depen­dien­do de sub­ven­cio­nes y otras ayu­das, la inde­pen­den­cia ideo­ló­gi­ca y polí­ti­ca del movi­mien­to popu­lar o de una orga­ni­za­ción que­da muy ase­gu­ra­da si se auto­ges­tio­na, si se ges­tio­na a sí mis­ma en fun­ción de sus obje­ti­vos, deci­dien­do sus ingre­sos y gas­tos, la prio­ri­dad de sus acti­vi­da­des, la efi­ca­cia de su peda­go­gía… por ella mis­ma. Este cri­te­rio es una de las bases de la inde­pen­den­cia con­cre­ta, en los actos comu­nes, del colec­ti­vo del que se tra­te pero exi­ge que su méto­do orga­ni­za­ti­vo interno edu­que per­ma­nen­te­men­te a sus miem­bros para la cohe­ren­cia y serie­dad demo­crá­ti­ca impres­cin­di­bles para la auto­ges­tión. La cohe­ren­cia demo­crá­ti­ca inter­na es invia­ble sin el con­ti­nuo deba­te y for­ma­ción teó­ri­ca sobre los obje­ti­vos de ese movi­mien­to u orga­ni­za­ción, por­que sólo así su mem­bre­cía sabe qué quie­re, por qué lo quie­re, qué hace y qué tie­ne que hacer para con­se­guir­lo y qué depen­den­cias tác­ti­cas y pasa­je­ras pue­de asu­mir sin menos­ca­bo de su inde­pen­den­cia estra­té­gi­ca, y lle­ga­mos así a la ter­ce­ra A.

Auto­de­ter­mi­na­ción dia­ria como for­ma de deci­dir colec­ti­va y demo­crá­ti­ca­men­te según el méto­do ela­bo­ra­do y acep­ta­do por el colec­ti­vo del que se tra­te. La auto­de­ter­mi­na­ción es una de las bases de la inde­pen­den­cia, y es cua­li­ta­ti­va­men­te supe­rior a esa con­sig­na refor­mis­ta, blan­da y enga­ño­sa de dere­cho a deci­dir. Auto­de­ter­mi­nar­se en un colec­ti­vo sig­ni­fi­ca que la auto­or­ga­ni­za­ción y la auto­ges­tión son deci­di­das por ese mis­mo colec­ti­vo median­te una pra­xis demo­crá­ti­ca radi­cal, o por ir a raíz: demo­cra­cia socia­lis­ta, en la medi­da en que ese nivel supe­rior de demo­cra­cia es prac­ti­ca­ble por ese colec­ti­vo en el con­tex­to espa­cio-tem­po­ral en que lucha por sus obje­ti­vos his­tó­ri­cos. Tam­bién es obvio que la obje­ti­vi­dad capi­ta­lis­ta, sus repre­sio­nes y su estruc­tu­ra psí­qui­ca de masas obe­dien­te y sumi­sa limi­tan mucho las posi­bi­li­da­des de prác­ti­ca de la demo­cra­cia socia­lis­ta en el seno de orga­ni­za­cio­nes y movi­mien­tos, pero toda pra­xis de auto­de­ter­mi­na­ción, la que fue­re, exi­ge al menos una dosis ele­men­tal de demo­cra­cia radi­cal en su seno. Esta es una de las carac­te­rís­ti­cas que le dife­ren­cian cua­li­ta­ti­va­men­te de ese fla­tus vocis que es el dere­cho a deci­dir, sien­do otra de ellas la cuar­ta A.

Auto­de­fen­sa es la cuar­ta y deci­si­va sus­tan­cia de la pra­xis, la que al final del pro­ce­so, o en cual­quie­ra de sus momen­tos e ins­tan­tes, deci­de si su diná­mi­ca auto­or­ga­ni­za­da, auto­ges­tio­na­da y auto­de­ter­mi­na­da de libe­ra­ción resis­te y se enfren­ta a los inago­ta­bles modos de inti­mi­da­ción, des­pres­ti­gio asfi­xia, ais­la­mien­to, mar­gi­na­ción, coac­ción, cri­mi­na­li­za­ción… y, por últi­mo a los múl­ti­ples ata­ques repre­si­vos lega­les, a‑legales, ile­ga­les y terro­ris­tas que apli­ca el Esta­do o sus cloa­cas. Si sobre­vi­ve en suma a esos ata­ques, y se recu­pe­ra, avan­zan­do de nue­vo hacia sus obje­ti­vos irre­nun­cia­bles cues­tio­na­dos por el sis­te­ma o prohi­bi­dos. Las tác­ti­cas de auto­de­fen­sa son eso, tác­ti­cas varia­bles, dúc­ti­les, fle­xi­bles, que pue­den ser emplea­das en un momen­to pero no en otros según los ata­ques sufridos.

Tác­ti­cas lega­les, pací­fi­cas, no vio­len­tas, de des­obe­dien­cia, de movi­li­za­cio­nes… etc., según lo deci­da el colec­ti­vo. Pero el prin­ci­pio de auto­de­fen­sa no es tác­ti­co, sino gene­ral, axio­ma polí­ti­co y éti­co inser­to en el obje­ti­vo por el que se lucha y por ello mis­mo, par­te ele­men­tal de cual­quier estra­te­gia. Si se renun­cia al prin­ci­pio de auto­de­fen­sa se renun­cia a la posi­bi­li­dad prác­ti­ca de los otros tres prin­ci­pios vis­tos, es decir, la lucha en sí mis­ma, por­que se entre­ga el futu­ro y tam­bién el pre­sen­te al poder del Esta­do y, en otro nivel, a los pode­res extra­es­ta­ta­les y para­es­ta­ta­les, los de la mal lla­ma­da socie­dad civil, cen­tra­li­za­dos estra­té­gi­ca­men­te por el Esta­do. De hecho, las cua­tro A son una unidad.

Lo dicho has­ta aquí es un resu­men de una de mis inter­ven­cio­nes en la Escue­la Nacio­nal del MST bra­si­le­ño. En el deba­te colec­ti­vo que siguió a la ron­da de pala­bras, se ana­li­za­ron entre otras cosas el refor­za­mien­to de la ten­den­cia auto­ri­ta­ria y repre­so­ra en los Esta­dos y del impe­ria­lis­mo, en espe­cial en aque­llos en los que recien­te­men­te se habían reins­tau­ra­do gobier­nos de dere­chas, como el pro­pio Bra­sil y Argen­ti­na. Pues bien, no habían trans­cu­rri­do dos meses des­de el even­to cuan­do el 4 de noviem­bre de 2016 la Escue­la fue cer­ca­da e inva­di­da por la poli­cía bra­si­le­ña con el resul­ta­do de un heri­do de bala y dos per­so­nas detenidas.

El deba­te colec­ti­vo ante­rior había acer­ta­do, lo que tam­po­co era nada extra­ño: la bur­gue­sía endu­re­cía y amplia­ba la repre­sión de las fuer­zas popu­la­res, y dado que el deba­te había tra­ta­do sobre el aumen­to gene­ral de la vio­len­cia impe­ria­lis­ta en pre­ven­ción del incre­men­to simul­tá­neo de las resis­ten­cias de las cla­ses, muje­res y pue­blos explo­ta­dos, por esto mis­mo tam­bién acer­tó con­cre­ta­men­te en lo que con­cier­ne a toda Amé­ri­ca y al asal­to y saqueo de la sede de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano. Y es que los sis­te­mas repre­si­vos cono­cen la efec­ti­vi­dad de ambos colec­ti­vos en la pro­pa­ga­ción de las ideas eman­ci­pa­do­ras en base a las cua­tro Aes. El MST y Resu­men se carac­te­ri­zan pre­ci­sa­men­te por su apo­yo irres­tric­to a la auto­or­ga­ni­za­ción del pue­blo explo­ta­do des­de su base mis­ma, lo que no anu­la la exis­ten­cia de orga­ni­za­cio­nes de van­guar­dia en su inte­rior sino que la exi­ge pero siem­pre some­ti­das a la uni­dad de los cua­tro prin­ci­pios expues­tos y deba­ti­dos en Brasil.

Como he dicho arri­ba, no ha sido nada extra­ño, que el deba­te colec­ti­vo acer­ta­ra sobre el aumen­to de las vio­len­cias repre­si­vas. De hecho se limi­tó a cons­ta­tar una lec­ción his­tó­ri­ca per­ma­nen­te: con­for­me los y las parias de la tie­rra se ponen en pie, a la vez se encres­pan las fuer­zas repre­si­vas e inclu­so se ade­lan­tan pre­ven­ti­va­men­te, tal y como advier­te Resu­men Lati­no­ame­ri­cano: se tra­ta de inti­mi­dar, pro­pa­gar el mie­do entre quie­nes no se ame­dren­tan. Lo mis­mo se bus­ca­ba con el asal­to a tiros a la Escue­la del MST.

La demo­cra­cia de la bur­gue­sía pue­de tole­rar más o menos deter­mi­na­das for­mas de orga­ni­za­ción del pue­blo tra­ba­ja­dor que bor­deen o inclu­so rocen con­te­ni­dos que mues­tren su inde­pen­den­cia polí­ti­ca de cla­se, de la inde­pen­den­cia men­tal, teó­ri­ca, polí­ti­ca y éti­ca de la cla­se tra­ba­ja­do­ra para mar­car ella mis­ma y sólo ella sus obje­ti­vos, estra­te­gias y tác­ti­cas. En situa­cio­nes de debi­li­dad y mien­tras reúne fuer­zas para con­tra­ata­car, la bur­gue­sía pue­de ceder ante la fuer­za obre­ra y popu­lar con­ce­dien­do algu­nas refor­mas que, mag­ni­fi­ca­das por el refor­mis­mo, bus­can apla­car, enga­ñar y divi­dir al movi­mien­to en alza. Lo hace en la lucha de cla­ses en su for­ma menos polí­ti­ca y menos peli­gro­sa, la sin­di­cal refor­mis­ta, y en otras for­mas de lucha de cla­ses por rei­vin­di­ca­cio­nes demo­crá­ti­cas, dere­chos socia­les y colec­ti­vos, etc., aun­que siem­pre espe­ran­do algu­na señal de debi­li­dad para con­tra­ata­car, recu­pe­rar lo que ha per­di­do y lue­go, apro­ve­chan­do la des­mo­ra­li­za­ción obre­ra y popu­lar, ahon­dar en la devas­ta­ción social.

Pero nun­ca la bur­gue­sía ha cedi­do pací­fi­ca­men­te en las dos cues­tio­nes vita­les para ella: la pro­pie­dad pri­va­da de las fuer­zas pro­duc­ti­vas y su pro­pie­dad mono­pó­li­ca del Esta­do y de sus fuer­zas arma­das, sus medios de terror. Pue­de ceder el gobierno duran­te un tiem­po al refor­mis­mo, y ape­nas duran­te unos meses a la izquier­da, pero siem­pre con­tra­ata­ca: los gobier­nos pasan, el Esta­do per­ma­ne­ce y orga­ni­za gol­pes mili­ta­res. Jamás el capi­tal ha renun­cia­do volun­ta­ria­men­te a su mono­po­lio del Esta­do, nun­ca lo ha hecho, y siem­pre ha inten­ta­do una resis­ten­cia sal­va­je y cri­mi­nal por­que su doble y cíni­ca éti­ca, la del dine­ro, expli­ca que el fin mayor, la pro­pie­dad pri­va­da, debe ser man­te­ni­do emplean­do todos los medios al alcan­ce, sobre todo el terro­ris­mo de exter­mi­nio de la izquier­da en las situa­cio­nes crí­ti­cas para la civi­li­za­ción del capital.

Dado que las cua­tro A poten­cian la inde­pen­den­cia polí­ti­ca de cla­se del pue­blo tra­ba­ja­dor, y dado que ésta es irre­con­ci­lia­ble con la depen­den­cia polí­ti­ca inhe­ren­te a la acep­ta­ción de la demo­cra­cia bur­gue­sa como úni­co méto­do de lle­gar al socia­lis­mo (¡¿x?!), por esto se entien­de que la repre­sión gol­pee al MST y a Resu­men. Engels en su Pró­lo­go a la edi­ción ingle­sa de 1886 de El Capi­tal ana­li­za la posi­bi­li­dad que Marx y él veían de una hipo­té­ti­ca evo­lu­ción pací­fi­ca al socia­lis­mo, y aña­de refi­rién­do­se a Marx:

Cla­ro está que tam­po­co se olvi­da­ba nun­ca de aña­dir que no era de espe­rar que la cla­se domi­nan­te ingle­sa se some­tie­se a esta revo­lu­ción pací­fi­ca y legal sin una pros­la­very rebe­llion, sin una rebe­lión proes­cla­vis­ta.

Iña­ki Gil de San Vicente

Eus­kal Herria, 5 de enero de 2017

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