La trans­gre­sión feti­chis­ta de las fron­te­ras se dife­ren­cia de la diso­lu­ción revo­lu­cio­na­ria de las mis­mas fronteras

[Comen­ta­rio sobre el libro L’ê­tre et la mar­chan­di­se. Pros­ti­tu­tion, mater­ni­té de subs­ti­tu­tion et dis­so­cia­tion de soi [El ser y la mer­can­cía. Pros­ti­tu­ción, mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción y diso­cia­ción de si] de Kaj­sa Ekis Ekman.]

La pri­me­ra par­te del libro está con­sa­gra­da a la Pros­ti­tu­ción:

  • El dis­cur­so pro tra­ba­jo sexual, o cómo la pros­ti­tu­ción ha lle­ga­do a ser el ofi­cio más moderno del mundo.

  • El ori­gen

  • El ser y la mer­can­cía en la indus­tria del sexo

Me exten­de­ré sobre el pri­mer pun­to y daré algu­nas citas del segun­do y del ter­cer punto.

La pros­ti­tu­ción es aho­ra un gran nego­cio y antes de hablar de ideas, Kaj­sa Ekis Ekman nos recuer­da algu­nos datos de la indus­tria del sexo y una de sus con­se­cuen­cias, el aumen­to de la tra­ta y del comer­cio de seres huma­nos.

Segun­do pun­to mate­rial, el comer­cio del sexo es un fenó­meno esen­cial­men­te loca­li­za­do en las muje­res. Lo con­tra­rio sería asom­bro­so en las rela­cio­nes socia­les de sexo, en un sis­te­ma de géne­ro, carac­te­ri­za­dos por la domi­na­ción, la explo­ta­ción, la opre­sión, las vio­len­cias, el poder de los hom­bres sobre las muje­res, bajo dife­ren­tes for­mas tan­to his­tó­ri­ca como geo­grá­fi­ca­men­te.

Hechos que se man­tie­nen en silen­cio por aque­llas o aque­llos que hablan de tra­ba­jo sexual, de rela­cio­nes de nego­cio entre hom­bres y muje­res, de con­tra­tos comer­cia­les entre igua­les que con­sien­ten. Olvi­da­das las rela­cio­nes socia­les de cla­se, de sexo, de pro­ce­sos de racia­li­za­ción, olvi­da­das las carac­te­rís­ti­cas de la pros­ti­tu­ción ejer­ci­da a esca­la mun­dial en su abso­lu­ta mayo­ría por muje­res y por niñas y que la abso­lu­ta mayo­ría de clien­tes son hom­bres. Las pala­bras uti­li­za­das por los que apo­yan el tra­ba­jo sexual no son ano­di­nos, dan la impre­sión de ser neu­tros. Pero más allá de este aspec­to ase­xua­do y en el núcleo de este dis­cur­so, no es el hom­bre el que com­pra, sino la mujer que se ven­de. Si se silen­cia la com­pra del pros­ti­tui­dor, no se ve más que la prostituta.

Estos ele­men­tos del dis­cur­so, estos silen­cios cons­trui­dos, estos jue­gos de pala­bras ideo­ló­gi­ca­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vos, son par­ti­cu­lar­men­te ana­li­za­dos por la autora.

En estos dis­cur­sos se esta­ría ten­ta­do de creer que la pros­ti­tu­ción es un asun­to exclu­si­va­men­te feme­nino, por un lado las putas valo­ri­za­das y por otro las femi­nis­tas des­cre­di­ta­das. De nue­vo silen­cio sobre las cau­sas y sobre las con­se­cuen­cias de la prostitución.

Estos dis­cur­sos jue­gan con dos ideas: sexua­li­dad y tra­ba­jo, tra­ba­jo en las con­di­cio­nes de mer­ca­do, por un lado, sexua­li­dad como cues­tión pri­va­da, incli­na­ción sexual, véa­se rup­tu­ra de nor­mas del otro; des­enun­cia­mien­tos, suma de múl­ti­ples ejem­plos adi­cio­na­dos, ele­men­tos disua­si­vos des­ti­na­dos a poner el femi­nis­mo y la resis­ten­cia a la por­no­gra­fía del lado malo de la barri­ca­da, olvi­dan­do la omni­pre­sen­cia de los hom­bres. Dejan­do de lado el hecho de que una suma de ejem­plos no per­mi­ti­rían ana­li­zar las reali­da­des sociales.

O por decir­lo dife­ren­te­men­te: Se pone en opo­si­ción la aper­tu­ra y la cen­su­ra, el suje­to y la víc­ti­ma, la per­so­na mayor de edad y la per­so­na vul­ne­ra­ble, el acti­vo y el pasi­vo, el libe­ral y el mora­lis­ta. No se quie­re de nin­gu­na mane­ra un aná­li­sis de la por­no­gra­fía ni de la pros­ti­tu­ción, sino una mane­ra de blo­quear la mane­ra de pen­sar ana­lí­ti­ca­men­te y un esfuer­zo para obli­gar­nos a aban­do­nar nues­tra opo­si­ción a la pros­ti­tu­ción y a la por­no­gra­fía. Esta­mos en el mun­do extra­ño y fas­tas­ma­gó­ri­co de los indi­vi­duos fue­ra de las rela­cio­nes de vio­len­cia y de desigualdad.

La auto­ra seña­la los resul­ta­dos de la gran encues­ta rea­li­za­da en Sue­cia, duran­te tres años, 800 pági­nas, de las cua­les 140 des­ti­na­das a dar la pala­bra a las per­so­nas pros­ti­tui­das. En Escan­di­na­via, al mis­mo nivel que la vio­la­ción, la pros­ti­tu­ción se con­si­de­ra­ba un pro­ble­ma polí­ti­co, un pro­ble­ma polí­ti­co de géne­ro y de polí­ti­ca social, pues­to que las cau­sas de la pros­ti­tu­ción se han de bus­car en las rela­cio­nes entre hom­bres y muje­res, rela­cio­nes asi­mé­tri­cas hay que señalar.

Kaj­sa Ekis Ekman sigue con la supre­sión de la noción de víc­ti­ma (Como todos los sis­te­mas que acep­tan las des­igual­da­des, el orden neo­li­be­ral detes­ta las víc­ti­mas), el olvi­do de la tra­ta de seres huma­nos con­tra­po­nien­do el pris­ma de la inde­pen­den­cia, la ausen­cia de des­crip­ción de lo que podría ser ese tra­ba­jo sexual, la poro­si­dad entre las situa­cio­nes de adul­tos y niñas y niños, y la evic­ción de la sexua­li­dad, la eter­na para­do­ja en el rela­to favo­ra­ble al tra­ba­jo sexual es que se pre­ten­de posi­ti­vo para la sexua­li­dad, evi­tan­do hablar de ella.

Seña­lo que cuan­do no hay víc­ti­mas, no hay agre­so­res; que con­tra­ria­men­te a lo que los y las defen­so­ras del tra­ba­jo sexual indi­can, la noción de víc­ti­ma no es una iden­ti­dad sino el resul­ta­do de una rela­ción social la opo­si­ción entre suje­to y víc­ti­ma es a la vez asi­mé­tri­ca y erró­nea. La pros­ti­tu­ta en el mer­ca­do es a la vez suje­to y objeto.

La auto­ra con­ti­núa con aná­li­sis alre­de­dor de la pala­bra y el cul­to de la puta, como fan­tas­ma e inven­ción mas­cu­li­na, sin olvi­dar que un puta no es una puta, sino un ser humano, un ser humano en situa­ción de pros­ti­tu­ción. Habla tam­bién del mito del ofi­cio más vie­jo del mun­do, de la Con­ven­ción para la repre­sión de la tra­ta de per­so­nas y de la explo­ta­ción de la pros­ti­tu­ción aje­na, adop­ta­da por las Nacio­nes Uni­das en 1949

Aho­ra extrai­go algu­nas citas del segun­do pun­to El ori­gen:

  • La rei­vin­di­ca­ción de la pros­ti­tu­ción es un buen nego­cio para la indus­tria del sexo, es decir para los pro­pie­ta­rios de los bur­de­les, de los empre­sa­rios y de los proxenetas.

  • Es aquí que inter­vie­ne el dis­cur­so pro-tra­ba­jo sexual. Es el lubri­fi­can­te que la indus­tria del sexo nece­si­ta. Exi­ge la mayor tole­ran­cia posi­ble para con­ti­nuar y ampliar sus acti­vi­da­des. No exis­te nin­gún otro dis­cur­so que pue­da tener tal impac­to y ayu­dar tan­to a esta indus­tria que la que pre­ten­de que es una cues­tión que com­pi­te al dere­cho de las muje­res. Y aquí, todo lo que se habla sobre los sin­di­ca­tos jue­ga el papel de escu­do detrás del cual se disi­mu­la la indus­tria del sexo.

  • En la pros­ti­tu­ción lega­li­za­da, las muje­res tie­ne rara­men­te un esta­tu­to de emplea­das, ¡lo que plan­tea el pro­ble­ma sobre un pre­ten­di­do sin­di­ca­lis­mo sin acción sindical!

  • El dis­cur­so pro-tra­ba­jo sexual… com­bi­na la vie­ja estra­ta­ge­ma de la pre­ser­va­ción del papel tra­di­cio­nal de los géne­ros con un len­gua­je que se pre­ten­de revolucionario.

  • y la últi­ma cita es una pre­gun­ta: ¿Pero que ven­de?.

Aho­ra vere­mos algu­nas citas extraí­das del ter­cer pun­to El ser y la mer­can­cía en la indus­tria del sexo:

  • El sexo está deli­mi­ta­do por­que no se habla de él.

  • Pre­su­po­ner la posi­bi­li­dad de ven­der su cuer­po sin ven­der su Yo, exi­gen un dua­lis­mo de tipo cartesiano.

  • La noción de vendedora/​trabajadora sexual está fun­da­da en una con­cep­ción de ser humano disociado.

  • Nos enfren­ta­mos a la ideo­lo­gía libe­ral del mer­ca­do para la que la liber­tad y la igual­dad con­trac­tua­les o jurí­di­ca son los axio­mas fundamentales.

  • La reifi­ca­ción o cuan­do la sexua­li­dad se con­vier­te en una mercancía.

  • La pros­ti­tu­ción es un tea­tro de cruel­dad que caza el Yo.

  • Aun­que la sexua­li­dad se haya con­ver­ti­do en una mer­can­cía, no por ello la pros­ti­tu­ción se ha con­ver­ti­do en un trabajo.

  • Él quie­re com­prar el sexo, pero desea igual­men­te que la pros­ti­tu­ta lo haga como si no fue­ra paga­daPaga para obte­ner exac­ta­men­te lo que quie­re, pero ella no tie­ne el dere­cho de que se note que lo hace por dine­roSiem­pre es ella la que tie­ne que hacer real la men­ti­ra del hom­bre.

  • Esta rela­ción social está lite­ral­men­te dis­fra­za­da de mercancía.

  • Como si el sexo fue­ra siem­pre una cosa que las muje­res die­ran a los hom­bres y que noso­tras no tuvié­ra­mos nun­ca sexo para noso­tras mismas.

  • Un movi­mien­to social debe ser capaz de iden­ti­fi­car las con­tra­dic­cio­nes en la socie­dad tal que exis­ten actual­men­te y, en par­ti­cu­lar, dón­de se sitúa el ger­men del cam­bio social.

La segun­da par­te del libro tra­ta de las Madres de alquiler

La rela­ción de estos dos suje­tos es com­pren­si­ble, pues­to que se tra­ta en los dos casos del cuer­po de las muje­res con­si­de­ra­do como mer­can­cía, de inter­cam­bios lla­ma­dos con­trac­tua­les o altruis­tas, de cons­truc­ción de dis­cur­sos alre­de­dor de los ser­vi­cios, de la liber­tad y mudos sobre las rela­cio­nes socia­les en todas sus dimensiones.

La reali­dad de las madres de alqui­ler es en pri­mer lugar la de una indus­tria trasn­con­ti­nen­tal en cre­ci­mien­to, en don­de unos/​unas (para sim­pli­fi­car en el Nor­te) pagan por la uti­li­za­ción del úte­ro de otras (para sim­pli­fi­car en el Sur). Esta reali­dad no pue­de tra­tar­se sin abor­dar el pro­ble­ma del desa­rro­llo, de la repar­ti­ción de las rique­zas, sin olvi­dar las rela­cio­nes socia­les de sexo, el sis­te­ma de géne­ro. Como para la pros­ti­tu­ción, detrás de los dis­cur­sos, los hechos mate­ria­les y sus efectos.

La mayo­ría de las ges­ta­cio­nes para otros (GPA) están a la ini­cia­ti­va de pare­jas hete­ro­se­xua­les con el esper­ma del hom­bre, pero la situa­ción es pare­ci­da para las pare­jas hom­bre-hom­bre. Kaj­sa Ekis Ekman indi­ca: Lo que todas estas per­so­nas tie­ne en común, es el hecho de desear un hijo gené­ti­ca­men­te liga­do al padre. Este víncu­lo gené­ti­co, esta sobre­va­lo­ra­ción fan­tas­ma­gó­ri­ca nie­ga el carác­ter ante todo social de la rela­ción con el hijo, sin olvi­dar los pro­ble­mas de su apro­pia­ción pri­va­da en la fami­lia nuclear. Nóte­se que este víncu­lo gené­ti­co es a geo­me­tría varia­ble, mas­cu­lino-orien­ta­do, pues­to que en el caso de una madre de alqui­ler, se cri­ti­ca úni­ca­men­te el víncu­lo bio­ló­gi­co de la madre emba­ra­za­da, que es con­si­de­ra­do como nor­ma y como mito sacro-san­to, mien­tras que ¡la rela­ción bio­ló­gi­ca del padre con el niño o niña no se cues­tio­na!. Es decir que la crí­ti­ca del bio­lo­gis­mo sola­men­te con­cier­ne a uno de los sexos.

Al igual que con la pros­ti­tu­ción, el dis­cur­so es doble la mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción se plan­tea en dos dis­cur­sos para­le­los, uno cen­tra­do en la feli­ci­dad fami­liar, el otro en la con­tes­ta­ción de las nor­mas socia­les.

Siguien­do con su aná­li­sis, la auto­ra seña­la que la GPA sig­ni­fi­ca que una mujer ha nego­cia­do para no guar­dar el bebé que ha pari­do y se inte­rro­ga ¿aca­so eso no cons­ti­tu­ye un comer­cio de bebés?

Con­ti­núa seña­lan­do que esta feli­ci­dad fami­liar, para las pare­jas que bus­can la madre de sus­ti­tu­ción impli­ca que la exi­gen­cia de una madre ausen­te es la esen­cia mis­ma de la mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción o para decir­lo de otra mane­ra es el sue­ño de la fami­lia nuclear, pero en don­de, a par­tir de ese momen­to, la madre ame­na­za dicho sue­ño. Me pare­ce jui­cio­so apro­xi­mar esto a los aná­li­sis de Andrea Dwor­kin sobre las tec­no­lo­gías de repro­duc­ción y los ries­gos aso­cia­dos al con­trol de las muje­res sabe­mos de lo que los hom­bres son cul­pa­bles1

La mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción muy a menu­do se des­cri­be como el deseo de la madre de sus­ti­tu­ción, cuan­do en reali­dad no es ella la que encar­ga la mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción, sino la pare­ja. Aquí como para la pros­ti­tu­ción, no hay pros­ti­tui­dor. La mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción pue­de con­si­de­rar­se como una for­ma amplia­da de pros­ti­tu­ción.

Las muje­res se ven redu­ci­das a ser un obje­to, su cuer­po, su úte­ro, pero ellas no deben dar­se cuen­ta de la sig­ni­fi­ca­ción de esta obje­ti­va­ción, pues­to que está cla­ro que no somos obje­tos.

Pros­ti­tu­ción, loca­li­za­ción del úte­ro, comer­cio de niños y niñas, pare­ce­ría no sola­men­te que todo pue­da ven­der­se sino que esto haría bas­cu­lar las nor­mas, que esto sería libe­ra­dor…, pero los y las par­ti­da­rias de esta revo­lu­ción con­for­me al neo­li­be­ra­lis­mo no tie­nen res­pues­ta a dos inte­rro­gan­tes: ¿qué nor­mas? Y ¿libe­ra­dor par quién?…

La auto­ra con­ti­núa ana­li­zan­do este deseo de un hijo meta­mor­fo­sea­do en pedi­do, este pedi­do de un hijo trans­for­ma­do en nece­si­dad, y este voca­bu­la­rio extra­ño de madre de alqui­ler no-madre, de mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción… y seña­la que en el mun­do real, en las rela­cio­nes de poder real­men­te exis­ten­tes, la ver­da­de­ra madre es la que tie­ne los recur­sos eco­nó­mi­cos, la fal­sa la que tie­ne los medios cor­po­ra­les.

Kaj­sa Ekis Ekman tra­ta tam­bién de la mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción lla­ma­da altruis­ta, que fun­cio­na­li­za la mater­ni­dad, inclu­so si no la comer­cia­li­za. En un caso como en el otro el emba­ra­zo se con­vier­te en una fun­ción sepa­ra­da, una fun­ción pues­ta al ser­vi­cio de otros.

La auto­ra nos recuer­da que para poder ven­der una cosa que está sepa­ra­da de la per­so­na que la ven­de, es pre­ci­so ante todo que esa cosa sea dis­tin­ta.

En la últi­ma par­te, la inves­ti­ga­do­ra ana­li­za las agen­cias, estos pro­xe­ne­tas del úte­ro, los jui­cios favo­ra­bles a las mater­ni­da­des de sus­ti­tu­ción, inclui­das con­tra las que han cam­bia­do de opi­nión, la crea­ción de una dis­tan­cia men­tal (de repe­tir que el niño o niña per­te­ne­ce a otra per­so­na es el pri­mer man­tra del uni­ver­so de la mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción), sin olvi­dar lo inno­ble: Están tris­tes duran­te algu­nas sema­nas, pero se les pasa rápi­da­men­te. Es nece­sa­rio repe­tir que la mater­ni­dad se ha exten­di­do duran­te nue­ve meses… o que el cuer­po de una mujer no es una fábrica.

Ter­mino con una cons­ta­ta­ción más gene­ral: La civi­li­za­ción está mode­la­da lite­ral­men­te a la ima­gen del hom­bre. Y pues­to que la nece­si­dad de rea­li­zar una diso­cia­ción resul­ta pro­fun­da, la puta no debe que­dar­se emba­ra­za­da, la madre de alqui­ler no debe tener rela­cio­nes sexua­les. Se mire como se mire, se nie­ga a las muje­res su per­te­nen­cia inte­gral a la huma­ni­dad.

Seña­lo un inmen­so vacío en este deba­te, nocio­nes que no se han plan­tea­do en todas sus dimen­sio­nes socia­les, los tér­mi­nos madrepadre en su sig­ni­fi­ca­ción de géne­ro y más gene­ral­men­te el de padres. Más allá de los aná­li­sis expues­tos en la segun­da par­te de este libro, debe­rían desa­rro­llar­se deba­tes alre­de­dor de la socia­li­za­ción de los niños, de la noción de filia­ción o de lo bio­ló­gi­co.

Con­tra los dis­cur­sos neo­li­be­ra­lespost, un libro muy apro­pia­do sobre el ser y la mer­can­cia, un libro que inter­pe­la a los y las inte­lec­tua­les sobre sus res­pon­sa­bi­li­da­des en sus opiniones.

Didier Epsz­tajn

29 de junio de 2016

Fuen­te: entre­les­lig­ne­sen­tre­les­mots

[Tra­duc­ción del fran­cés por Boltxe Kolektiboa.]

Para saber más sobre los dos temas que se han tra­ta­do en la crí­ti­ca del libro El ser y la mer­can­cía. Pros­ti­tu­ción, mater­ni­dad de sus­ti­tu­ción y diso­cia­ción de si ver Tele­SUR, la Mesa Redon­da Inter­na­cio­nal con Marie­la Cas­tro Espín y Kaj­sa Ekis Ekman

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