Argu­men­tos sobre el Brexit

La nota que escri­bí sobre el Bre­xit (aquí) con­tra­di­ce a la izquier­da que ha salu­da­do el triun­fo del Lea­ve como un avan­ce de la cla­se tra­ba­ja­do­ra y de la lucha con­tra el capi­tal. Para sos­te­ner este balan­ce se ade­lan­tan tres argu­men­tos cen­tra­les. El pri­me­ro afir­ma que el Lea­ve es una vic­to­ria de la cla­se obre­ra por­que Gran Bre­ta­ña se libe­ra del yugo de la Unión Euro­pea, en for­ma simi­lar a como un país some­ti­do se libe­ra de la opre­sión colo­nial. El segun­do dice que es una vic­to­ria dada la base social que apo­yó el Lea­ve; este, se sos­tie­ne, tuvo apo­yo en los tra­ba­ja­do­res y entre los más des­fa­vo­re­ci­dos de la pobla­ción, los más explo­ta­dos y los más ame­na­za­dos. El ter­ce­ro afir­ma que es una vic­to­ria de la cla­se obre­ra por­que la sali­da de Gran Bre­ta­ña de la Unión Euro­pea agu­di­za las con­tra­dic­cio­nes inter­ca­pi­ta­lis­tas y tam­ba­lean la Unión Euro­pea y la unión mone­ta­ria. Ade­más, Esco­cia ame­na­za con sepa­rar­se del Rei­no Uni­do y aumen­tan las pro­ba­bi­li­da­des de una nue­va cri­sis eco­nó­mi­ca mun­dial. En lo que sigue res­pon­do bre­ve­men­te a estos tres argumentos.

El más débil, por supues­to, es el pri­me­ro. Gran Bre­ta­ña es una gran poten­cia, y de nin­gu­na mane­ra pue­de ser com­pa­ra­da con la situa­ción en que se encuen­tran pue­blos opri­mi­dos por poten­cias impe­ria­lis­tas, como es Pales­ti­na, o como fue­ron en su momen­to las nacio­na­li­da­des que esta­ban bajo el yugo de la Rusia zaris­ta. Ni siquie­ra se pue­de sos­te­ner que Gran Bre­ta­ña esté en situa­ción de subor­di­na­ción eco­nó­mi­ca, o depen­den­cia, como suce­de con la mayo­ría de los paí­ses del ter­cer mundo.

En cuan­to al segun­do argu­men­to, es equi­vo­ca­do carac­te­ri­zar un movi­mien­to polí­ti­co por la base social que lo apo­ya. Aquí hay que apli­car cri­te­rios simi­la­res a los que se uti­li­zan para la carac­te­ri­za­ción de un par­ti­do polí­ti­co. El Labo­ris­mo inglés, el PT de Bra­sil o el Par­ti­do Jus­ti­cia­lis­ta de Argen­ti­na, por ejem­plo, tie­nen una base social obre­ra y en los sec­to­res más opri­mi­dos y mar­gi­na­dos de la socie­dad, pero esta no es razón para sos­te­ner que su natu­ra­le­za de cla­se sea obre­ra, o popu­lar.

El carác­ter de cla­se de los par­ti­dos está deter­mi­na­do por el pro­gra­ma, la estra­te­gia y la polí­ti­ca que defien­den sus direc­cio­nes. Estas últi­mas son las que impo­nen la orien­ta­ción gene­ral, y esto no cam­bia por el hecho de que las bases sean obre­ras, ni por­que exis­tan frac­cio­nes de izquier­da más o menos radi­cal en sus filas. La orien­ta­ción que esta­ble­ce la direc­ción pre­va­le­ce sobre las par­tes y deter­mi­na el carác­ter de cla­se de la tota­li­dad. Por eso, un par­ti­do que pro­mue­ve o defien­de las rela­cio­nes de pro­duc­ción capi­ta­lis­tas –esté o no al fren­te del Esta­do- es un par­ti­do bur­gués, aun­que ten­ga base obrera.

Este cri­te­rio se apli­ca a un movi­mien­to polí­ti­co más laxo como fue el Bre­xit. Su carác­ter de cla­se está deter­mi­na­do por el dis­cur­so y la orien­ta­ción que se impu­sie­ron des­de la direc­ción, con­for­ma­da por con­ser­va­do­res y la extre­ma dere­cha nacio­na­lis­ta. El dis­cur­so hege­mó­ni­co del Lea­ve no pasó por las tari­fas adua­ne­ras, o cosa por el esti­lo, sino por el recha­zo a los inmi­gran­tes y la exal­ta­ción nacio­na­lis­ta. Que esos diri­gen­tes hayan teni­do el apo­yo de sec­to­res impor­tan­tes de la cla­se obre­ra no modi­fi­ca la natu­ra­le­za del asun­to. Tam­po­co lo cam­bia el que una fran­ja de la izquier­da anti­ca­pi­ta­lis­ta haya mili­ta­do por un Bre­xit por la izquier­da (de la mis­ma mane­ra que el carác­ter de cla­se del Labo­ris­mo inglés no se modi­fi­có cuan­do en su seno mili­tó una frac­ción trots­kis­ta rela­ti­va­men­te impor­tan­te). Para impo­ner un Bre­xit por la izquier­da ‑alter­na­ti­va­men­te, un Remain por la izquier­da- habría que tener poder, y hoy el poder está en manos de la cla­se capitalista.

Pero ade­más, el aná­li­sis mate­ria­lis­ta debe par­tir de lo real, no de lo que nos gus­ta­ría que suce­die­ra. Y lo real fue que la cam­pa­ña estu­vo domi­na­da por el dis­cur­so xenó­fo­bo. Por eso, no hay que enga­ñar a la gen­te con pala­bre­ría de izquier­da. Antes de dejar este pun­to, es pre­ci­so acla­rar tam­bién que los tra­ba­ja­do­res inmi­gran­tes se encuen­tran entre los sec­to­res más pos­ter­ga­dos, mar­gi­na­dos y ame­na­za­dos de la socie­dad bri­tá­ni­ca. Por eso no se sos­tie­ne la afir­ma­ción de que fue­ron los sec­to­res más opri­mi­dos de la socie­dad bri­tá­ni­ca los que apo­ya­ron el Bre­xit, ya que los inmi­gran­tes cla­ra­men­te no estu­vie­ron por esta opción. En esa afir­ma­ción sub­ya­ce un lamen­ta­ble (por pro­ve­nir de la izquier­da) cri­te­rio dis­cri­mi­na­to­rio hacia los inmi­gran­tes; muchos de los cua­les, para col­mo, esta­ban impe­di­dos de votar.

Por últi­mo, el agra­va­mien­to de las con­tra­dic­cio­nes inter­ca­pi­ta­lis­tas en sí mis­mo no repre­sen­ta un avan­ce de la cla­se obre­ra, ni de la lucha anti­ca­pi­ta­lis­ta. Por supues­to, el ascen­so de par­ti­dos y diri­gen­tes de la extre­ma dere­cha enemi­gos de la Unión Euro­pea, jun­to al aumen­to de las ten­den­cias pro­tec­cio­nis­tas, agu­di­za los pro­ble­mas y las difi­cul­ta­des para el capi­tal en gene­ral (aun­que pue­de haber frac­cio­nes favo­re­ci­das), y en pri­mer lugar para el gran capi­tal euro­peo. La posi­bi­li­dad de que ter­mi­ne esta­llan­do el euro aho­ra es real y con­cre­ta. Pero la opo­si­ción a la unión mone­ta­ria, a la Unión Euro­pea, o a la inter­na­cio­na­li­za­ción del capi­tal, pue­de hacer­se tan­to des­de una pers­pec­ti­va supe­ra­do­ra, en un sen­ti­do inter­na­cio­na­lis­ta y socia­lis­ta, como des­de una bur­gue­sa (o peque­ño bur­gue­sa) reac­cio­na­ria y xenó­fo­ba. Y hoy la voz can­tan­te la tie­ne la dere­cha. ¿Qué se ve de pro­gre­si­vo en esto? ¿Qué hay de pro­gre­si­vo en que Fran­cia, por caso, se reti­re maña­na de laU­nión Euro­pea de la mano de Le Pen y gen­te de esta calaña?

Para ilus­trar­lo con un ejem­plo his­tó­ri­co: en 1931, duran­te la Gran Depre­sión, esta­lló en Aus­tria una cri­sis finan­cie­ra que obli­gó a Gran Bre­ta­ña a aca­bar con la con­ver­ti­bi­li­dad de la libra. A par­tir de enton­ces el mer­ca­do mun­dial se frac­tu­ró en áreas mone­ta­rias (de la libra, el fran­co, el yen, el dólar) y aumen­ta­ron las medi­das pro­tec­cio­nis­tas en casi todos los paí­ses. En con­se­cuen­cia, el mer­ca­do mun­dial se hun­dió, agra­van­do la cri­sis en Euro­pa y Nor­te­amé­ri­ca. Las con­tra­dic­cio­nes del capi­tal se agu­di­za­ron al extre­mo. Sin embar­go, se for­ta­le­cie­ron o con­so­li­da­ron movi­mien­tos de dere­cha, des­de el nazis­mo y el fas­cis­mo has­ta la dere­cha con­ser­va­do­ra nacio­na­lis­ta, en gran can­ti­dad de paí­ses. Y dado que el capi­tal nun­ca pue­de vivir res­trin­gi­do a las fron­te­ras nacio­na­les, esa situa­ción lle­vó a la Segun­da Gue­rra. ¿Cómo se pue­de afir­mar que este pro­ce­so haya sido pro­gre­sis­ta en el sen­ti­do de for­ta­le­cer la con­cien­cia de cla­se y el socialismo?

En con­clu­sión, fren­te a los argu­men­tos que están cir­cu­lan­do, sos­ten­go que es nece­sa­rio decir la ver­dad, por más dura y amar­ga que sea. Hay que aca­bar con la cos­tum­bre de un sec­tor de la izquier­da que siem­pre está carac­te­ri­zan­do la situa­ción como de ascen­so de las masas, y cri­sis y des­com­po­si­ción del capi­ta­lis­mo. La reali­dad es que el voto de un tra­ba­ja­dor bri­tá­ni­co por el Lea­ve en la creen­cia de que el pro­ble­ma son los inmi­gran­tes no tie­ne nada de pro­gre­sis­ta, por más que sea el voto de un explo­ta­do. Y el nacio­na­lis­mo, apo­ya­do en la xeno­fo­bia, el racis­mo y el pri­me­ro Gran Bre­ta­ña es abso­lu­ta y total­men­te reaccionario.

Rolan­do Astarita

29 de junio de 2016

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