Corrup­ción y capitalismo

En las últi­mas sema­nas la corrup­ción ha vuel­to al pri­mer plano de la aten­ción públi­ca, a par­tir de las denun­cias rea­li­za­das por Jor­ge Lana­ta y su equi­po de Perio­dis­mo para todos. Como no podía ser de otra mane­ra, las opi­nio­nes están muy pola­ri­za­das. La opo­si­ción bur­gue­sa y los crí­ti­cos del gobierno sos­tie­nen que la corrup­ción exis­te y está muy exten­di­da, y es la cau­sa últi­ma de los altos nive­les de pobre­za, la fal­ta de obras de infra­es­truc­tu­ra y otros pro­ble­mas. Los K‑defensores y el gobierno, por el otro lado, mini­mi­zan el pro­ble­ma, o des­vían la dis­cu­sión. Algu­nos afir­man que la corrup­ción no exis­te, o es des­pre­cia­ble (están bus­can­do el pelo en el hue­vo); otros recu­rren al cómo­do argu­men­to de no hay que hacer­le el jue­go a la dere­chalos que denun­cian son des­es­ta­bi­li­za­do­res gol­pis­tas. Y están los que, más o menos en pri­va­do, jus­ti­fi­can el robo dicien­do que es nece­sa­rio hacer­se de fon­dos para enfren­tar a los gru­pos con­cen­tra­dos (tam­bién a la oli­gar­quía, a los gol­pis­tas, etc.); o para gene­rar una bur­gue­sía anti­im­pe­ria­lis­ta. Así, la corrup­ción podría lle­gar a ser una palan­ca del desa­rro­llo nacio­nal. Es un abor­da­je opues­to al que dice que la corrup­ción es la prin­ci­pal tra­ba al cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co. En esta nota pre­sen­to algu­nos ele­men­tos para ayu­dar al aná­li­sis y la refle­xión. La he divi­di­do en dos partes.

Rela­ción his­tó­ri­ca entre corrup­ción y desa­rro­llo económico

La pri­me­ra cues­tión a seña­lar es que, con­tra lo que sos­tie­nen muchos, no exis­te una rela­ción cla­ra entre corrup­ción y desa­rro­llo eco­nó­mi­co. Éste es un pun­to que esta­ble­ce con meri­dia­na cla­ri­dad Ha-Joon Chang (2009). Sos­tie­ne que paí­ses con­si­de­ra­dos muy corrup­tos, han teni­do un desa­rro­llo eco­nó­mi­co más ele­va­do que otros con menos corrup­ción, y vice­ver­sa. Tam­bién recuer­da que hubo paí­ses que se indus­tria­li­za­ron, a la par que su vida públi­ca fue espec­ta­cu­lar­men­te corrup­ta. Por ejem­plo, en Gran Bre­ta­ña y Fran­cia la ven­ta de car­gos públi­cos fue una prác­ti­ca corrien­te has­ta el siglo XVIII. En Gran Bre­ta­ña los minis­tros nor­mal­men­te toma­ban fon­dos públi­cos para su bene­fi­cio per­so­nal. En Esta­dos Uni­dos el nepo­tis­mo domi­na­ba la asig­na­ción de car­gos públi­cos. Tam­bién en Gran Bre­ta­ña y EEUU las elec­cio­nes eran cla­ra­men­te fraudulentas.

Des­de el pun­to de vis­ta teó­ri­co, el argu­men­to cen­tral de Chang es que la corrup­ción gene­ra trans­fe­ren­cias de rique­za, pero esto no impli­ca nece­sa­ria­men­te estan­ca­mien­to, ya que el desa­rro­llo depen­de de si esas ganan­cias sucias se invier­ten, o no, en el país. Pode­mos decir que si bien el plan­teo debe­ría mati­zar­se ‑pue­den exis­tir efec­tos nega­ti­vos que Chang no considera‑, soca­va la idea sim­plis­ta, de Lana­ta, Carrió y tan­tos otros, de que bas­ta con eli­mi­nar la corrup­ción para que haya desa­rro­llo. En Argen­ti­na, en la épo­ca del tan elo­gia­do (por los neo­li­be­ra­les) mode­lo agro­ex­por­ta­dor, la corrup­ción y el frau­de en las elec­cio­nes eran la nor­ma. Los nego­cia­dos que se hacían con la obra públi­ca, o la apro­pia­ción de tie­rras por par­te de la eli­te gober­nan­te, no tie­nen nada que envi­diar­le a lo que hizo el mene­mis­mo, o a lo que hacen los fun­cio­na­rios K. Sin embar­go, Argen­ti­na cre­ció a altas tasas, has­ta 1929. Es cier­to que la eco­no­mía argen­ti­na esta­ba atra­sa­da con res­pec­to a los paí­ses indus­tria­li­za­dos, pero esto no se debió a la corrupción.

Otros ejem­plos his­tó­ri­cos son las indus­tria­li­za­cio­nes de Japón, o Corea del Sur, atra­ve­sa­das per­ma­nen­te­men­te por las vin­cu­la­cio­nes oscu­ras y corrup­tas entre los polí­ti­cos a car­go del Esta­do, los altos fun­cio­na­rios y las gran­des cor­po­ra­cio­nes. Tam­bién en Chi­na es famo­sa la buro­cra­cia roja, que se apro­pia de una bue­na taja­da a par­tir coimas y otras for­mas de extor­sión, así como robo y apro­pia­ción de rique­zas por par­te de direc­ti­vos de empre­sas. La situa­ción es tan gra­ve que ha sido reco­no­ci­da por el pro­pio Par­ti­do Comu­nis­ta Chino. solo en 2009, y de acuer­do a infor­mes inter­nos del par­ti­do, 106.000 fun­cio­na­rios habían sido encon­tra­dos cul­pa­bles de corrup­ción. Sin embar­go, Chi­na es el país que ha teni­do las más altas tasas de cre­ci­mien­to en las últi­mas tres déca­das. Agre­gue­mos que algu­nos auto­res (véa­se Gir­ling, 1997) inclu­so encuen­tran que la corrup­ción ha sido par­cial­men­te fun­cio­nal para el desa­rro­llo en paí­ses como Tai­lan­dia e Indo­ne­sia, en que las estruc­tu­ras polí­ti­cas eran muy rígi­das: aun­que sin dejar de reco­no­cer que tam­bién es fuen­te de dis­tor­sio­nes y problemas.

En cuan­to a Marx, tam­po­co otor­ga una impor­tan­cia cen­tral a la corrup­ción como fac­tor de desa­rro­llo, o no desa­rro­llo. En El Capi­tal, o en otras obras cen­tra­les, no se encuen­tra un tra­ta­mien­to de la cues­tión. La idea es que la gene­ra­ción de la plus­va­lía y la acu­mu­la­ción del capi­tal pro­ce­den a tra­vés de un meca­nis­mo eco­nó­mi­co, don­de la extrac­ción de plus­va­lía con vio­len­cia direc­ta está ausen­te (la vio­len­cia actúa como telón de fon­do, pero la explo­ta­ción es eco­nó­mi­ca). De todas mane­ras, en repe­ti­dos pasa­jes del capí­tu­lo 23 del tomo 1, dedi­ca­do a la acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria, Marx se refie­re al rol que tuvie­ron el frau­de, el robo y la corrup­ción, en la for­ma­ción de las gran­des for­tu­nas que se vol­ca­ron lue­go al cir­cui­to de valo­ri­za­ción del capi­tal. Asi­mis­mo, era cons­cien­te del ele­va­do gra­do de corrup­ción que exis­tía en Gran Bre­ta­ña, en el siglo XIX (véa­se, por ejem­plo, Corrup­tion at Elec­tions, New York Daily Tri­bu­ne, 4 de sep­tiem­bre de 1852) y en otros paí­ses capi­ta­lis­tas. Todo indi­ca­ría que en su visión la corrup­ción cons­ti­tuía una trans­fe­ren­cia de plus­va­lía entre frac­cio­nes de la cla­se domi­nan­te. Pero a lo lar­go de su obra, el foco está pues­to en la explo­ta­ción del tra­ba­jo que, por supues­to, sub­sis­te exis­ta o no corrup­ción. Por este moti­vo, los mar­xis­tas nun­ca pode­mos coin­ci­dir con el diag­nós­ti­co bur­gués, o peque­ño bur­gués, de que la corrup­ción es el pro­ble­ma de la socie­dad capi­ta­lis­ta. Lo esen­cial es que se tra­ta de una socie­dad sus­ten­ta­da en la explo­ta­ción; la cues­tión de cómo se repar­te el botín tie­ne una impor­tan­cia secun­da­ria. Aun­que, como vere­mos lue­go, la corrup­ción sí pue­de jugar un rol impor­tan­te como fac­tor de des­mo­ra­li­za­ción, des­or­ga­ni­za­ción y divi­sión en las filas del movi­mien­to obre­ro y en las orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias (una cues­tión que sub­ra­ya­ron Marx, Engels y Lenin).

Gene­ra­li­dad del fenómeno

La segun­da cues­tión que debe­ría tener­se pre­sen­te es que la corrup­ción K es par­te de un fenó­meno gene­ra­li­za­do. Las denun­cias y escán­da­los por corrup­ción se extien­den por los más diver­sos paí­ses: Ita­lia, Fran­cia, Bra­sil, Méxi­co, Corea del Sur, India. En algu­nos casos se habla de for­tu­nas de miles de millo­nes de dóla­res: Suhar­to de Indo­ne­sia, Mar­cos de Fili­pi­nas, Mobu­tu de Zai­re, Collor de Mello, de Bra­sil, Car­los Sali­nas (her­mano del ex pre­si­den­te Sali­nas) de Méxi­co, y otros. El Ban­co Mun­dial cal­cu­la en un billón de dóla­res anua­les los sobor­nos que pagan las empre­sas u hoga­res a fun­cio­na­rios guber­na­men­ta­les. Esto sin con­tar dine­ros obte­ni­dos por des­fal­cos, robo o mal uso de los acti­vos esta­ta­les. Tam­po­co se toma en cuen­ta el frau­de del sec­tor pri­va­do. La Unión Euro­pea cal­cu­la en 1,3 billo­nes de dóla­res anua­les los ingre­sos que se pier­den anual­men­te por eva­sión o elu­sión fis­cal, sola­men­te en el área euro­pea. Tam­bién se cal­cu­la que unas 120.000 empre­sas y trusts están en paraí­sos fis­ca­les. De acuer­do a Tax Jus­ti­ce Net­work, una orga­ni­za­ción con sede en Gran Bre­ta­ña, per­so­nas adi­ne­ra­das, hacia fina­les de 2010, ocul­ta­ban unos 32 billo­nes de dóla­res en refu­gios offsho­re. Según una inves­ti­ga­ción rea­li­za­da por eco­no­mis­tas de McKin­sey & Co, actual­men­te menos de 100.000 per­so­nas poseen acti­vos en paraí­sos fis­ca­les por 9,8 billo­nes de dóla­res (datos toma­dos de Bloom­berg). De acuer­do al Bloom­bergs Billio­nai­res Index, más del 30% de las 200 per­so­nas más ricas del mun­do, que poseen una rique­za colec­ti­va por un valor neto de 2,8 billo­nes de dóla­res, con­tro­lan par­te de sus for­tu­nas per­so­na­les a tra­vés de algu­na empre­sa offsho­re, o algu­na enti­dad domés­ti­ca don­de los acti­vos son teni­dos de mane­ra indirecta.

Ade­más, habría que con­ta­bi­li­zar los fon­dos pro­ve­nien­tes de acti­vi­da­des ilí­ci­tas: de la dro­ga, de la tra­ta de per­so­nas, del comer­cio ile­gal de armas, y simi­la­res. Estos flu­jos se blan­quean a tra­vés de los cir­cui­tos finan­cie­ros, nacio­na­les o inter­na­cio­na­les, o con empre­sas pan­ta­lla; alter­na­ti­va­men­te, se rein­vier­ten en man­te­ner, o ampliar, las acti­vi­da­des ilí­ci­tas. De con­jun­to, en 1996 el FMI esti­ma­ba que el lava­do de dine­ro repre­sen­ta­ba entre el 2 y el 5% del PBI mun­dial; aun­que, por su pro­pia natu­ra­le­za, no hay for­ma de cono­cer cuán­to es el mon­to exac­to que se mue­ve. La mis­ma esti­ma­ción hace hoy la Ofi­ci­na sobre Dro­gas y Cri­men de las Nacio­nes Uni­das. Según otras esti­ma­cio­nes, rea­li­za­das a par­tir de audien­cias teni­das por el Con­gre­so de EEUU, a comien­zos de los 2000 los ban­cos nor­te­ame­ri­ca­nos y euro­peos lava­ban entre 500.000 millo­nes y 1 billón de dóla­res anual­men­te, pro­ve­nien­tes del crimen.

Sali­da de dinero

Un argu­men­to de Chang es que la corrup­ción no afec­ta el desa­rro­llo, siem­pre que que­de en el país. Pero la reali­dad es que bue­na par­te del dine­ro sale de los paí­ses atra­sa­dos. Es par­te del fenó­meno más gene­ral de trans­fe­ren­cia de plus­va­lías y capi­ta­les des­de el ter­cer mun­do a los cen­tros ade­lan­ta­dos. En algu­nos paí­ses estas sali­das repre­sen­tan mon­tos impor­tan­tes. Según Glo­bal Finan­cial Inte­grity, un gru­po con sede en Washing­ton, en la déca­da que va del 2001 al 2010 salie­ron de Chi­na fon­dos por un total de 2,74 billo­nes, pro­ve­nien­tes de la eva­sión fis­cal, el cri­men y la corrup­ción. Aun­que una par­te de este dine­ro, pro­ba­ble­men­te, vol­vió a entrar en Chi­na, una vez lava­do. En 2011 el país habría per­di­do otros 600.000 millo­nes de dóla­res. Se pien­sa que solo la fami­lia de Wen Jia­bao, ex pri­mer minis­tro, tie­ne una rique­za acu­mu­la­da de 2700 millo­nes de dóla­res. Tam­bién de acuer­do a GFI, entre 2001 y 2010 salie­ron de Méxi­co 476.000 millo­nes; y de Mala­sia 285.000 millo­nes. India tam­bién pade­ce una sali­da endé­mi­ca de dine­ro, del cual una par­te impor­tan­te es pro­duc­to de ilí­ci­tos. En 2006 los ban­cos sui­zos dije­ron que los indios tenían más de 1,4 billo­nes en cuen­tas en sus ban­cos; algu­nos con­si­de­ra­ban que si se agre­ga­ban las cuen­tas man­te­ni­das en todos los paraí­sos fis­ca­les, se lle­ga­ba a 2 o 3 billo­nes de dóla­res. Pero éstos son solo algu­nos casos nota­bles, por­que el fenó­meno es muy general.

En cuan­to Argen­ti­na, todo indi­ca que bue­na par­te del dine­ro pro­ve­nien­te de la corrup­ción sale del país y se inte­gra a las tenen­cias de argen­ti­nos en el exte­rior, que algu­nos cal­cu­lan en unos 202.000 millo­nes de dóla­res. Posi­ble­men­te, solo una peque­ña frac­ción vuel­ve al país. Un ejem­plo sería la com­pra de la grá­fi­ca Cic­co­ne por el oscu­ro Old Fund (no es casual que los legis­la­do­res hayan esta­ti­za­do la empre­sa sin ave­ri­guar el ori­gen de esos fondos).

Vin­cu­la­ción con el capi­tal financiero

Lo ante­rior demues­tra la ínti­ma rela­ción entre las lla­ma­das bur­gue­sías nacio­na­les (y los gobier­nos nacio­na­les y popu­la­res) con el capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal. No solo por­que la colo­ca­ción en acti­vos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les es un des­tino favo­ri­to de muchos fon­dos, sino tam­bién por la mis­ma natu­ra­le­za de las ope­ra­cio­nes invo­lu­cra­das en hacer pro­duc­ti­vos los flu­jos de dine­ro sucio. Es que entre el ate­so­ra­mien­to de los flu­jos líqui­dos, y su lan­za­mien­to al cir­cui­to de acu­mu­la­ción, debe mediar el lava­do. Como es cono­ci­do, el lava­do es el pro­ce­so por el cual el dine­ro reci­bi­do por una acción cri­mi­nal, que no ha paga­do impues­tos, etc., se con­vier­te en dine­ro acep­ta­ble legal­men­te, borran­do las vin­cu­la­cio­nes con su ori­gen. Pue­de rea­li­zar­se al inte­rior del país, o en el exte­rior, y se rea­li­za de diver­sas mane­ras, que invo­lu­cran, en dife­ren­tes gra­dos, la cola­bo­ra­ción del Esta­do y del sis­te­ma ban­ca­rio. Por ejem­plo, se mon­tan nego­cios que mue­ven mucho líqui­do; la mafia nor­te­ame­ri­ca­na, por caso, ope­ra­ba con res­tau­ran­tes, lavan­de­rías y simi­la­res para blan­quear dine­ro. Natu­ral­men­te, los órga­nos de recau­da­ción y fis­ca­li­za­ción, hacen la vis­ta gor­da. Tam­bién se lava dine­ro median­te la con­fec­ción de fac­tu­ras apó­cri­fas. Otra for­ma de lava­do se da cuan­do los gober­nan­tes aumen­tan sus­tan­cial­men­te, año tras año, sus decla­ra­cio­nes patri­mo­nia­les, en la segu­ri­dad de que la Jus­ti­cia no ave­ri­gua­rá sobre el asun­to, o des­es­ti­ma­rá cual­quier denun­cia. Apun­te­mos que todas estas ope­ra­cio­nes impli­can sumas des­ti­na­das a acti­vi­da­des impro­duc­ti­vas; des­de ese pun­to de vis­ta, y con­tra lo que afir­ma Chang, se tra­ta de un fac­tor nega­ti­vo para el desa­rro­llo de las fuer­zas productivas.

A su vez, cuan­do se tra­ta del blan­queo en el exte­rior, es impres­cin­di­ble la coope­ra­ción de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras inter­na­cio­na­les, tan­to para abrir cuen­tas, como para mover el dine­ro. Es que una de las ope­ra­cio­nes más usua­les con­sis­te en mover el dine­ro muchas veces entre dife­ren­tes paí­ses y cuen­tas, a fin de que se pier­da su ras­tro. Dado que en la actua­li­dad el sis­te­ma finan­cie­ro está alta­men­te conec­ta­do, el dine­ro pue­de ser trans­fe­ri­do a tra­vés de muchas juris­dic­cio­nes en cues­tión de minu­tos. Los lava­do­res de dine­ro explo­tan la com­ple­ji­dad de estas inter­co­ne­xio­nes, así como las dife­ren­cias entre las leyes nacio­na­les sobre lava­do de dine­ro. Evi­den­te­men­te, no es posi­ble el lava­do de esas side­ra­les sumas de dine­ro sin el con­cur­so de gran­des ban­cos de las prin­ci­pa­les poten­cias. Al res­pec­to, exis­ten múl­ti­ples inves­ti­ga­cio­nes y denun­cias. Por ejem­plo, Glo­bal Wit­ness ha denun­cia­do muchas veces la renuen­cia de los gran­des ban­cos de EEUU a recha­zar fon­dos sos­pe­cho­sos. Un caso repre­sen­ta­ti­vo es lo suce­di­do con el HSBC. Según Glo­bal Wit­ness, entre 2007 y 2008 la sucur­sal de Méxi­co intro­du­jo 7.000 millo­nes de dóla­res en EEUU, que solo podían pro­ve­nir de los nego­cios de la dro­ga. En 2012 un sub­co­mi­té del Sena­do de EEUU lle­gó a la con­clu­sión de que el HSBC había per­mi­ti­do a lava­do­res de dine­ro, tra­fi­can­tes de dro­gas y terro­ris­tas mover sus dine­ros a tra­vés del sis­te­ma finan­cie­ro esta­dou­ni­den­se. La Jus­ti­cia pro­bó que por lo menos había lava­do 880 millo­nes de dóla­res para el car­tel de Sina­loa, y fue con­de­na­do a pagar 1.900 millo­nes de dóla­res en multas.

Glo­bal Wit­ness tam­bién ha dado una lis­ta de otros ban­cos que ope­ran en gran­des cen­tros finan­cie­ros y hacen nego­cios con fun­cio­na­rios corrup­tos de Nige­ria, Ango­la, Turk­me­nis­tán, Libe­ria, Gui­nea Ecua­to­rial y Repú­bli­ca del Con­go. A su vez, en 2011 un estu­dio rea­li­za­do por las auto­ri­da­des regu­la­do­ras del sis­te­ma finan­cie­ro bri­tá­ni­co encon­tró que los ban­cos de Gran Bre­ta­ña sis­te­má­ti­ca­men­te no rea­li­za­ban los con­tro­les anti lava­do, en espe­cial cuan­do se tra­ta­ba de cuen­tas sos­pe­cho­sas. El sis­te­ma tam­bién cola­bo­ra para que capi­ta­lis­tas de todo el mun­do estén a sal­vo de los impues­tos de sus paí­ses. Por ejem­plo, en 2011 los miem­bros de la Dele­ga­ción Flo­ri­da de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes sos­tu­vie­ron que, debi­do a las leyes de pri­va­ci­dad vigen­tes en el país, habría depó­si­tos de no resi­den­tes en ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras esta­dou­ni­den­ses por unos 1,3 billo­nes de dóla­res. Indu­da­ble­men­te, con la exten­sión de las rela­cio­nes mer­can­ti­les, todo se vuel­ve venal y adqui­ri­ble (Marx), y afec­ta inclu­so a las almas más puras y san­tas: en 2012 el eco­no­mis­ta Got­ti Tedes­chi, al fren­te del ban­co del Vati­cano (el Ins­ti­tu­to para las Obras de la Reli­gión), encon­tró que detrás de algu­nas de las cuen­tas cifra­das del ban­co se ocul­ta­ba dine­ro sucio de empre­sa­rios, polí­ti­cos y jefes de la mafia. Entre estos últi­mos, esta­ba Mat­teo Dena­ro, jefe de jefes de la Cosa Nos­tra. Como vemos, no se tra­ta solo de los paraí­sos fis­ca­les, o de Suiza.

En cual­quier caso, y con lo vis­to en este pun­to, se hace insos­te­ni­ble el argu­men­to nacio­nal de que la corrup­ción con­tri­bu­ye a las fuer­zas pro­gre­sis­tas anti­im­pe­ria­lis­tas. Más bien pare­ce tra­tar­se de un inten­to de frac­cio­nes de bur­gue­sías atra­sa­das, y sus agen­tes y repre­sen­tan­tes, de inser­tar­se en la mun­dia­li­za­ción finan­cie­ra. Des­de el pun­to de vis­ta de la acu­mu­la­ción glo­bal, los fon­dos que salen del país ‑que no se des­ti­nan a ampliar la infra­es­truc­tu­ra pro­duc­ti­va, la obra públi­ca, etc.- cons­ti­tu­yen una san­gría de excedente.

Acu­mu­la­ción pri­mi­ti­va, corrup­ción y la dei­dad del dinero

La per­sis­ten­cia y exten­sión de la corrup­ción, y sus cone­xio­nes con el cri­men, obli­gan a pen­sar en las razo­nes del fenó­meno. Como hemos seña­la­do antes, des­de el pun­to de vis­ta de la teo­ría mar­xis­ta, la explo­ta­ción del tra­ba­jo y la acu­mu­la­ción de lo pro­du­ci­do, no exi­gen, nece­sa­ria­men­te, el frau­de y la corrup­ción. Tam­po­co se pue­de sos­te­ner que las gran­des orien­ta­cio­nes eco­nó­mi­cas son regi­das por la corrup­ción, como pien­sa una par­te del pro­gre­sis­mo izquier­dis­ta argen­tino (véa­se aquí). Esta tesis (aun­que apli­ca­da solo al mene­mis­mo) cons­ti­tu­ye el rever­so de la que sos­tie­ne que el pro­ble­ma del país es la corrupción.

Sin embar­go, es un hecho que el frau­de, el robo y la apro­pia­ción vio­len­ta de rique­za, juga­ron y siguen jugan­do un papel en la acu­mu­la­ción. Suce­dió cuan­do la acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria, esto es, duran­te la acu­mu­la­ción que es pre­via a la acu­mu­la­ción capi­ta­lis­ta (carac­te­ri­za­da por el ciclo Dine­ro – Mer­can­cía – Dine­ro acre­cen­ta­do). His­tó­ri­ca­men­te, se tra­tó del pro­ce­so por el cual se crean las con­di­cio­nes para la exis­ten­cia del capi­tal: la con­cen­tra­ción de la pro­pie­dad de los medios de pro­duc­ción, y la gene­ra­ción de una cla­se de tra­ba­ja­do­res libres. Y en la actua­li­dad este pro­ce­so se repi­te para frac­cio­nes de la cla­se domi­nan­te que pue­den acce­der a las vías del enri­que­ci­mien­to rápi­do. Esto ocu­rre a par­tir del domi­nio direc­to de palan­cas fun­da­men­ta­les del Esta­do; o por vin­cu­la­ción con esta­men­tos del Esta­do. Tam­bién cuan­do se desa­rro­llan acti­vi­da­des en las cua­les la vio­len­cia, el pilla­je y el frau­de jue­gan un rol de pri­mer orden (y solo se pue­den des­ple­gar en com­bi­na­ción o com­pli­ci­dad con el Esta­do). Es cla­ro que ya no se tra­ta de crear una cla­se de hom­bres libres; pero sí de apro­piar­se y con­cen­trar rique­za con el fin de lan­zar­la al pro­ce­so de valo­ri­za­ción.

Así, los méto­dos de la acu­mu­la­ción pri­mi­ti­va se repro­du­cen, par­cial­men­te, una y otra vez, en diver­sos paí­ses y cir­cuns­tan­cias. Tal vez uno de los ejem­plos más cla­ros ha sido la apro­pia­ción, por medio de la vio­len­cia, de los medios de pro­duc­ción socia­lis­tas des­de fines de la déca­da de 1980, en los terri­to­rios de la ex URSS. Las mafias en Rusia y otros terri­to­rios de la ex URSS, y el des­plie­gue de la vio­len­cia, fue­ron las par­te­ras del sur­gi­mien­to de for­tu­nas colo­sa­les, de la noche a la maña­na. Se tra­tó de una suer­te de nue­va acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria. Un dato ilus­tra­ti­vo es que a comien­zos de los años 90 hubo, en Rusia, unos 800.000 guar­dias arma­dos pri­va­dos, y las mafias lle­ga­ron casi a admi­nis­trar jus­ti­cia y a eri­gir­se en un Esta­do para­le­lo. Aun­que una vez obte­ni­do el botín, lo que se bus­ca es lega­li­zar­lo, nor­ma­li­zar la situa­ción, impo­ner el impe­rio de la ley. Esto se acom­pa­ña de la cons­truc­ción de algún rela­to que per­mi­ta jus­ti­fi­car el robo ante los ojos de los des­po­seí­dos (algo así como el cuen­to del abo­ga­do exi­to­so que hizo for­tu­na trabajando).

Algo simi­lar ocu­rrió en Chi­na, como ya hemos seña­la­do. Y en menor esca­la, se repro­du­ce en muchos paí­ses capi­ta­lis­tas. La corrup­ción K, y de tan­tos otros regí­me­nes, ten­dría este rol obje­ti­vo: per­mi­te a frac­cio­nes de las cla­ses domi­nan­tes rea­li­zar su acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria. En Argen­ti­na inclu­so asu­me for­mas clá­si­cas: la apro­pia­ción de tie­rras fis­ca­les a pre­cios viles y los nego­cia­dos con la obra públi­ca, han sido recu­rren­tes en la his­to­ria del sis­te­ma capi­ta­lis­ta. ¿O aca­so en la épo­ca del vie­jo mode­lo agro­ex­por­ta­dor, o en la déca­da infa­me, fue tan distinto?

Pero tam­bién la enver­ga­du­ra que adquie­re la corrup­ción debe­ría vin­cu­lar­se a la exten­sión y pro­fun­di­dad de las rela­cio­nes mer­can­ti­les y capi­ta­lis­tas. Nun­ca debe­ría per­der­se de vis­ta que la socie­dad capi­ta­lis­ta tien­de a la mer­can­ti­li­za­ción de todas las rela­cio­nes. Por eso, en últi­ma ins­tan­cia, las vir­tu­des y la decen­cia, inclui­dos votos de par­la­men­ta­rios, y sen­ten­cias judi­cia­les, se com­pran y ven­den, como cual­quier otra mer­can­cía. Detrás de las pro­me­sas de nos preo­cu­pa­mos por la gen­te, está el con­te­ni­do de toda polí­ti­ca bur­gue­sa (esto es, de toda polí­ti­ca que defien­de la pro­pie­dad pri­va­da y la explo­ta­ción). Y el dine­ro, la encar­na­ción mis­ma del valor y del poder social, es el cen­tro de la atrac­ción. La tris­te escla­vi­tud en que el dine­ro man­tie­ne al bur­gués se tras­lu­ce cla­ra­men­te en el mis­mo len­gua­je de la bur­gue­sía. Es el dine­ro el que da valor al hombre.

… Quien tie­ne dine­ro es res­pe­ta­ble, figu­ra en la mejor cla­se de gen­tes, escri­bía Engels en una de sus obras juve­ni­les (1981, p. 513). Y por la mis­ma épo­ca Marx, ins­pi­ra­do en Sha­kes­pea­re, ano­ta­ba que el dine­ro es la dei­dad visi­ble que se encar­ga de tro­car todas las cua­li­da­des gene­ra­les y huma­nas en lo con­tra­rio de lo que son, la con­fu­sión y la inver­sión gene­ral de las cosas…. el dine­ro es la rame­ra uni­ver­sal, la alcahue­ta uni­ver­sal de los hom­bres y los pue­blos (1987, p. 643). Ante esta dei­dad-rame­ra-alchahue­ta todo se sacri­fi­ca. ¿Qué impor­ta que no se hagan obras para evi­tar inun­da­cio­nes? ¿Qué impor­ta que se des­víen fon­dos des­ti­na­dos a mejo­rar los ferro­ca­rri­les? ¿Qué impor­ta que se uti­li­cen sub­si­dios para afian­zar mi poder? ¿Qué me impor­tan los muer­tos por inun­da­cio­nes, por acci­den­tes ferro­via­rios? ¿Qué me impor­ta la gen­te sin tra­ba­jo ni recur­sos? ¿Qué me impor­ta todo esto, si yo me enri­quez­co de la noche a la maña­na? ¿Qué me impor­ta si el dine­ro con­vier­te la leal­tad en felo­nía, el amor en odio y el odio en amor, la vir­tud en vicio y el vicio en vir­tud, el sier­vo en señor y al señor en sier­vo, a la estu­pi­dez en talen­to y al talen­to en estu­pi­dez? Ésta es la civi­li­za­ción bur­gue­sa en acto; y es la razón últi­ma de la corrup­ción generalizada.

Esta­do, capi­tal en gene­ral y capitalistas

La posi­bi­li­dad de que la corrup­ción se trans­for­me en una palan­ca de acu­mu­la­ción reco­no­ce un ancla­je, en últi­ma ins­tan­cia, en la con­tra­dic­ción que exis­te entre las fun­cio­nes del Esta­do, en tan­to repre­sen­tan­te de los intere­ses del capi­tal en gene­ral, por un lado, y los intere­ses de los capi­ta­les par­ti­cu­la­res, por el otro. Es a tra­vés de esta arti­cu­la­ción espe­cí­fi­ca que se des­plie­gan las ten­sio­nes y con­flic­tos en torno a la pro­ble­má­ti­ca de la corrupción.

El enfo­que teó­ri­co más gene­ral de lo que sigue es tri­bu­ta­rio de la escue­la de la deri­va­ción. La idea es que las leyes del movi­mien­to del modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta, que actúan como ten­den­cias, se rela­cio­nan siem­pre con el capi­tal social total; pero éste solo exis­te bajo la for­ma de capi­ta­les par­ti­cu­la­res, los cua­les nece­si­tan las con­di­cio­nes mate­ria­les ade­cua­das para des­ple­gar el pro­ce­so de valo­ri­za­ción. El pro­ble­ma es que muchas de esas con­di­cio­nes no pue­den ser crea­das por los capi­ta­les en par­ti­cu­lar; a veces, por­que se tra­ta de acti­vi­da­des que no rin­den bene­fi­cios, otras veces por­que no tie­nen la enver­ga­du­ra nece­sa­ria para enca­rar­las, o por otras razo­nes. Se requie­re enton­ces una ins­ti­tu­ción espe­cial que no esté suje­ta a las limi­ta­cio­nes del pro­pio capi­tal, una ins­ti­tu­ción cuyos actos no estén deter­mi­na­dos así por la nece­si­dad de pro­du­cir plus­va­lor, una ins­ti­tu­ción que es espe­cial en el sen­ti­do de estar ‘jun­to a la socie­dad bur­gue­sa y el mar­gen de ella’ (Marx y Engels) (Alt­va­ter, p. 91).

sta ins­ti­tu­ción es, por supues­to, el Esta­do; una for­ma espe­cí­fi­ca que expre­sa los intere­ses gene­ra­les del capi­tal (idem, p. 92). Por eso, el Esta­do, jun­to a la com­pe­ten­cia, es un momen­to esen­cial en el pro­ce­so de repro­duc­ción social del capi­tal (idem), que por su natu­ra­le­za ten­de­rá a expre­sar los intere­ses del capi­tal en gene­ral. Pero esto no ocu­rre libre de con­tra­dic­cio­nes, ya que el capi­tal en gene­ral solo exis­te a tra­vés de la gue­rra com­pe­ti­ti­va de los capi­ta­les sin­gu­la­res. De aquí que haya múl­ti­ples fuen­tes de ten­sio­nes. Por caso, el Esta­do requie­re tra­ba­jo buro­crá­ti­co (ade­más del ideo­ló­gi­co y repre­si­vo) que impli­ca gas­to impro­duc­ti­vo. Ello impli­ca un dre­na­je de plus­va­lía (a tra­vés de los impues­tos), que cada capi­tal en par­ti­cu­lar inten­ta­rá redu­cir al máxi­mo, pero que en inte­rés del capi­tal en gene­ral, no pue­den bajar de cier­tos míni­mos. Asi­mis­mo, en muchas oca­sio­nes el Esta­do debe garan­ti­zar los intere­ses gene­ra­les, por sobre intere­ses par­ti­cu­la­res. Por ejem­plo, cuan­do impo­ne regla­men­ta­cio­nes por las dese­co­no­mías exter­nas que gene­ran deter­mi­na­das acti­vi­da­des (por caso, con­ta­mi­na­ción ambien­tal). Y a veces, debe impo­ner­se sobre el con­jun­to del capi­tal, para defen­der el inte­rés de este mis­mo capi­tal en gene­ral. Para dar un ejem­plo his­tó­ri­co, en los orí­ge­nes del capi­ta­lis­mo indus­trial el afán des­me­di­do de ganan­cias y la explo­ta­ción pusie­ron en peli­gro la exis­ten­cia mis­ma de la cla­se obre­ra, por lo cual el Esta­do bri­tá­ni­co impu­so res­tric­cio­nes (a la jor­na­da labo­ral, al tra­ba­jo infan­til, etc.), a fin de pre­ser­var a la galli­na de los hue­vos de oro.

Todo esto tam­bién expli­ca por qué el Esta­do no se ade­cua auto­má­ti­ca­men­te a los intere­ses del capi­tal en gene­ral, y por qué no siem­pre los gobier­nos, o las ins­ti­tu­cio­nes, res­pon­den a esos intere­ses. Las frac­cio­nes en dispu­ta per­ma­nen­te­men­te tra­tan de posi­cio­nar­se de la mejor mane­ra en la lucha com­pe­ti­ti­va, y el apo­yo de orga­nis­mos del esta­do es un recur­so siem­pre desea­do y bus­ca­do. A su vez, la actua­ción del Esta­do, o de ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les, tam­bién esta­rá con­di­cio­na­da, o res­pal­da­da, por las posi­cio­nes polí­ti­cas e intere­ses que asu­man las otras cla­ses socia­les, que pue­den ver­se favo­re­ci­das, o per­ju­di­ca­das, por la resul­tan­te de los con­flic­tos en cur­so. Todo esto expli­ca tam­bién que haya un impul­so a la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción de un con­tra-poder (Offe, p. 67), el cual actúa como el meca­nis­mo regu­la­dor des­ti­na­do a garan­ti­zar una rela­ti­va auto­no­mía al gobierno nacio­nal (idem) y a los diver­sos orga­nis­mos estatales.

Esta dia­léc­ti­ca de uni­dad-frag­men­ta­ción que sub­ya­ce a la rela­ción entre el Esta­do y el capi­tal, a su vez, pue­de expli­car por qué la corrup­ción tie­ne una base estruc­tu­ral en la socie­dad capi­ta­lis­ta. Por un lado, es palan­ca de acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria para algu­nos sec­to­res o capi­ta­les sin­gu­la­res. Por otra par­te, los capi­ta­les que no acce­den a las ins­tan­cias que la posi­bi­li­tan, tra­ta­rán de acti­var los meca­nis­mos de con­tra-poder (jue­ces inde­pen­dien­tes, impe­rio de la ley, etc.) que garan­ti­cen la igual­dad de las con­di­cio­nes com­pe­ti­ti­vas. Ten­ga­mos pre­sen­te que esta últi­ma es una con­di­ción esen­cial de la acu­mu­la­ción del capi­tal (la her­man­dad en la explo­ta­ción del tra­ba­jo), a tra­vés de la cual ope­ra la ten­den­cia a la igua­la­ción de la tasa de ganan­cia. Si las con­di­cio­nes de igual­dad com­pe­ti­ti­va se debi­li­tan, se entor­pe­cen los meca­nis­mos a tra­vés de los cua­les se com­pa­ran y dis­tri­bu­yen los tiem­pos de tra­ba­jo social, se impo­nen sobre­cos­tos a los capi­ta­les no favo­re­ci­dos, y aumen­ta el gas­to impro­duc­ti­vo. Por eso, cuan­do des­de frac­cio­nes de la cla­se domi­nan­te se exi­ge aca­bar con la corrup­ción, no se está pidien­do aca­bar con la explo­ta­ción: solo se está recla­man­do el dere­cho demo­crá­ti­co a par­ti­ci­par en igual­dad de con­di­cio­nes en la extrac­ción y repar­to de la plus­va­lía. En este res­pec­to, el Esta­do no repre­sen­ta el bien gene­ral sino solo la arti­cu­la­ción par­ti­cu­lar de intere­ses de una cla­se par­ti­cu­lar (Marx).

En el plano ideo­ló­gi­co, las frac­cio­nes des­pla­za­das harán todo lo que esté a su alcan­ce para que su cau­sa sea leí­da como una cau­sa nacio­nal y demo­crá­ti­ca por la opi­nión públi­ca. Es com­pren­si­ble tam­bién que cuan­do los meca­nis­mos de con­tra-poder se debi­li­tan, y algu­nas frac­cio­nes del capi­tal se apro­pian de exce­si­vas por­cio­nes del botín, se inten­si­fi­quen los recla­mos de trans­pa­ren­cia y mora­li­dad. Esto pue­de ver­se agu­di­za­do si los meca­nis­mos de la corrup­ción van acom­pa­ña­dos ‑como sue­le suce­der- de for­mas bona­par­tis­tas en el régi­men polí­ti­co. Los nego­cia­dos, los sobor­nos, el blan­queo de dine­ro y simi­la­res, deman­dan el man­te­ni­mien­to de los secre­tos de Esta­do y el ale­ja­mien­to de las amplias masas de lo que se cue­ce en las altas esfe­ras de la alta polí­ti­ca. Pero esto tam­bién pue­de afec­tar a las frac­cio­nes de la cla­se domi­nan­te que está exclui­das de la fies­ta. En cual­quier caso, la inten­si­dad de estos con­flic­tos, sus rit­mos y for­mas de reso­lu­ción, inclui­das las for­mas ins­ti­tu­cio­na­les, esta­rán suje­tos a las cir­cuns­tan­cias socia­les y polí­ti­cas de cada coyun­tu­ra. Deje­mos ano­ta­do que una cues­tión a inves­ti­gar es qué rela­ción pue­de exis­tir entre el nivel de desa­rro­llo del capi­ta­lis­mo, y la medi­da en que los capi­ta­les en gene­ral hacen valer los meca­nis­mos de con­tra-poder, que debi­li­tan la posi­bi­li­dad de que sec­to­res adve­ne­di­zos acce­dan a las palan­cas de la acu­mu­la­ción originaria.

Lum­pen burguesía

Los meca­nis­mos de la corrup­ción posi­bi­li­tan que frac­cio­nes del capi­tal mejo­ren sus posi­cio­nes fren­te a sus com­pe­ti­do­res, y tam­bién que per­so­na­jes caren­tes de recur­sos se con­vier­tan, casi de la noche a la maña­na, en gran­des capi­ta­lis­tas. Es una his­to­ria repe­ti­da, que reco­no­ce tres pasos carac­te­rís­ti­cos: el saqueo ori­gi­na­rio, el blan­queo del dine­ro (que pue­de dar­se por vías ile­ga­les, pero tam­bién lega­les cuan­do los gobier­nos dis­po­nen amnis­tías tri­bu­ta­rias amplias) y la pues­ta en mar­cha del nego­cio lega­li­za­do. Así, pasa­dos algu­nos años, ¿quién se acuer­da de que el aho­ra exi­to­so empre­sa­rio X hizo sus pri­me­ros dine­ri­llos en escan­da­lo­sos nego­cia­dos con la obra públi­ca, o el con­tra­ban­do, o la espe­cu­la­ción dolo­sa en el mer­ca­do finan­cie­ro, o por cual­quier otro medio frau­du­len­to? El dine­ro no tie­ne olor, y una vez pues­to en el cir­cui­to del valor que da valor, todo se pue­de olvi­dar y perdonar.

Pero tam­bién está la alter­na­ti­va del que no devie­ne capi­ta­lis­ta hecho y dere­cho, sino per­ma­ne­ce en la con­di­ción de lum­pen bur­gués, vin­cu­la­do al Esta­do y a los cir­cui­tos finan­cie­ros. El tér­mino lum­pen bur­gués fue uti­li­za­do por André Gun­der Frank para refe­rir­se a que los pode­res colo­nia­les bus­ca­ban adqui­rir recur­sos en las colo­nias y para esto incor­po­ra­ban a las éli­tes loca­les al sis­te­ma, las cua­les se con­ver­tían en inter­me­dia­rias entre los ricos capi­ta­lis­tas colo­nia­les y los pro­duc­to­res loca­les, explo­ta­dos. Estas éli­tes depen­dían de la inter­me­dia­ción y se que­da­ban con una taja­da del exce­den­te, pero no tenían raíz propia.

Pues bien, hoy podría­mos hablar de lum­pen bur­gue­sía esta­tal para sig­ni­fi­car esa capa de altos fun­cio­na­rios del Esta­do, que no solo reci­be plus­va­lía bajo la for­ma de sala­rio, sino tam­bién se apro­pia de otra taja­da en tan­to inter­me­dia y habi­li­ta el enri­que­ci­mien­to, o la for­ma­ción, de nue­vos capi­ta­lis­tas, sin trans­for­mar­se por eso en explo­ta­do­ra direc­ta del tra­ba­jo. Por lo gene­ral, estos sec­to­res acu­mu­lan en los mer­ca­dos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les (bonos, accio­nes, depó­si­tos en cuen­tas exter­nas), o en pro­pie­dad resi­den­cial (en Mia­mi, por caso). Tie­nen una lógi­ca espe­cu­la­ti­va, que ni siquie­ra es la del pres­ta­mis­ta que gana en el cir­cui­to dine­ro – más dine­ro; aquí es dine­ro que sur­ge de la nada y se repro­du­ce de la nada, para blan­quear­se y fun­dir­se lue­go con el capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal. Se tra­ta de una lum­pen bur­gue­sía esta­tal y financiera,que no pasa al esta­tus de capi­ta­lis­ta pro­duc­ti­vo; es una espe­cie par­ti­cu­lar de pará­si­to, un tipo humano des­fa­cha­ta­do y dila­pi­da­dor sin lími­tes, habi­tua­do a rea­li­zar todo tipo de frau­des y enga­ños, en com­bi­na­ción con frac­cio­nes del capi­tal pri­va­do, interno o externo. Es curio­so cómo un amplio aba­ni­co de la izquier­da K (pero­nis­mo de izquier­da, mili­tan­tes y ex mili­tan­tes del PC, inte­lec­tua­les esti­lo 6,7,8 y simi­la­res) disi­mu­lan, o inclu­so jus­ti­fi­can, con las más diver­sas excu­sas, la exis­ten­cia de este fenómeno.

Corrup­ción, cla­se obre­ra y movi­mien­tos sociales

Si bien los mar­xis­tas recha­za­mos la idea de que la corrup­ción es la prin­ci­pal cau­sa del atra­so eco­nó­mi­co, o de los sufri­mien­tos de la cla­se tra­ba­ja­do­ra, en el socia­lis­mo siem­pre exis­tió una agu­da con­cien­cia de sus efec­tos nega­ti­vos sobre la cla­se obre­ra y los movi­mien­tos revo­lu­cio­na­rios, o inclu­so demo­crá­ti­co refor­mis­tas. La preo­cu­pa­ción ya esta­ba en Marx y Engels. Por ejem­plo Marx, en car­ta a Liebk­necht del 11 de febre­ro de 1878, decía que la cla­se obre­ra ingle­sa había sido la más corrom­pi­da des­de 1848 y había ter­mi­na­do por ser el fur­gón del gran par­ti­do Libe­ral, es decir, laca­yos de los capi­ta­lis­tas. Su direc­ción había pasa­do com­ple­ta­men­te a manos de los corrom­pi­dos diri­gen­tes sin­di­ca­les y agen­tes pro­fe­sio­na­les. Marx y Engels tam­bién esta­ban con­ven­ci­dos de que la cla­se obre­ra bri­tá­ni­ca se bene­fi­cia­ba de la explo­ta­ción que rea­li­za­ba Gran Bre­ta­ña en el res­to del mun­do, lo que daba lugar a un pro­le­ta­ria­do bur­gués (car­ta de Engels a Marx del 7 de octu­bre de 1858). Y Marx se refi­rió inclu­so al rol nega­ti­vo de las coope­ra­ti­vas obre­ras sos­te­ni­das por el gobierno pru­siano; en car­ta a Engels, del 18 de febre­ro de 1865, decía que el apo­yo del gobierno real pru­siano a las socie­da­des coope­ra­ti­vas… care­ce de valor alguno como medi­da eco­nó­mi­ca, pero en cam­bio extien­de el sis­te­ma de la tute­la, corrom­pe a un sec­tor de los obre­ros, y cas­tra el movi­mien­to.

La idea de que la corrup­ción es un fac­tor de domi­nio de la bur­gue­sía, y de des­mo­ra­li­za­ción y des­or­ga­ni­za­ción de la cla­se obre­ra, tam­bién está pre­sen­te, inclu­so de mane­ra más agu­da, en Lenin y en Trotsky. Este últi­mo, por ejem­plo, lle­gó a decir que la buro­cra­cia sin­di­cal es la colum­na ver­te­bral del impe­ria­lis­mo bri­tá­ni­co, y el prin­ci­pal ins­tru­men­to de la opre­sión del Esta­do bur­gués; pen­sa­ba que en los paí­ses atra­sa­dos el capi­ta­lis­mo crea­ba un estra­to de aris­tó­cra­tas y buró­cra­tas obre­ros, y que los sin­di­ca­tos se trans­for­ma­ban (era el caso de Méxi­co) en ins­ti­tu­cio­nes semi­es­ta­ta­les que asu­mían un carác­ter semi­to­ta­li­ta­rio (véa­se Trotsky, 1977). En un tex­to de los años 1920 sos­te­nía que la bur­gue­sía nor­te­ame­ri­ca­na, como antes había hecho la bri­tá­ni­ca, engor­da a la aris­to­cra­cia obre­ra para man­te­ner mania­ta­do al pro­le­ta­ria­do (1975, p. 67).

Todo esto es apli­ca­ble a la actua­li­dad argen­ti­na (y sos­pe­cho, a la actua­li­dad de la mayo­ría de los paí­ses capi­ta­lis­tas). His­tó­ri­ca­men­te, la cla­se domi­nan­te ‑a tra­vés del capi­tal pri­va­do, o del Esta­do- ha bus­ca­do divi­dir, des­mo­ra­li­zar, des­or­ga­ni­zar a los movi­mien­tos socia­les o crí­ti­cos. Es cono­ci­da la his­to­ria de los sin­di­ca­tos. Hoy la buro­cra­cia sin­di­cal es socia del capi­tal y del Esta­do, a tra­vés de múl­ti­ples cone­xio­nes, como el mane­jo de obras socia­les, la admi­nis­tra­ción del ingre­so de tra­ba­ja­do­res a las empre­sas, la par­ti­ci­pa­ción direc­ta en nego­cios capi­ta­lis­tas, con cola­bo­ra­ción, o no, de ins­tan­cias esta­ta­les, y otras vías. La buro­cra­ti­za­ción trae apa­re­ja­das, inevi­ta­ble­men­te, las prác­ti­cas bur­gue­sas y repre­si­vas al inte­rior de las orga­ni­za­cio­nes obreras.

Pero el mal se extien­de tam­bién a los movi­mien­tos de des­ocu­pa­dos, a orga­nis­mos defen­so­res de dere­chos huma­nos, y de cual­quier tipo. Por ejem­plo, actual­men­te las coope­ra­ti­vas de des­ocu­pa­dos opo­si­to­ras del gobierno K son dis­cri­mi­na­das en la asig­na­ción de recur­sos, en tan­to las adic­tas son recom­pen­sa­das de múl­ti­ples for­mas. De esta mane­ra, se con­so­li­da un sis­te­ma de tute­la­je y corrup­ción de diri­gen­tes socia­les, a car­go del Esta­do. Los casos son muy cono­ci­dos, y no hace fal­ta abun­dar en ello. Seña­le­mos tam­bién el rol de la corrup­ción para con­ver­tir a inte­lec­tua­les crí­ti­cos en apo­lo­gis­tas del sis­te­ma, o defen­so­res de algu­na frac­ción de la cla­se domi­nan­te. En esta vena, es fre­cuen­te encon­trar esos suje­tos en los cua­les, y al decir de Marx, el char­la­ta­nis­mo en la cien­cia y el aco­mo­do en la polí­ti­ca son inse­pa­ra­bles. Como es cos­tum­bre, estos inte­lec­tua­les pro­gres dirán ‑sesu­da­men­te, fal­ta­ba más- que no hay que denun­ciar esta corrup­ción por­que le hace el jue­go a la dere­cha o por­que des­pres­ti­gia a los sin­di­ca­tos, a los movi­mien­tos socia­les, o a la polí­ti­ca. Según esta tesis, no habría que denun­ciar la corrup­ción y la repre­sión de la buro­cra­cia sin­di­cal, aun­que son prin­ci­pa­les fac­to­res del debi­li­ta­mien­to de los sin­di­ca­tos, para no debi­li­tar a los sin­di­ca­tos. Y lo mis­mo se apli­ca­ría al res­to de las orga­ni­za­cio­nes; y a ellos mis­mos. Es, por supues­to, un razo­na­mien­to absur­do (aun­que aco­mo­da­ti­cio). Los mar­xis­tas son cons­cien­tes de que la eman­ci­pa­ción de la cla­se obre­ra no se logra­rá ocul­tan­do los pro­ble­mas y las con­tra­dic­cio­nes. La crí­ti­ca debe ir has­ta la médu­la, y el prin­ci­pio de toda crí­ti­ca es el rigor.

Rolan­do Astarita

[Este tex­to fue publi­ca­do en dos par­tes, el 2 y el 8 de mayo de 2013. En Boltxe lo publi­ca­mos unido.]

Fuen­te: Rolan­do Astarita

Tex­tos citados

  • Chang, H‑J, (2009): ¿Qué fue del buen San­ma­ri­tano? Nacio­nes ricas, polí­ti­cas pobres, Ber­nal, UNQ y AEDA.

  • Engels, F. (1981): La situa­ción de la cla­se obre­ra en Ingla­te­rra, Escri­tos de juven­tud, Méxi­co, FCE.

  • Gir­ling, J. (1997): Corrup­tion, Capi­ta­lism and Demo­cracy, Lon­dres y Nue­va York, Routledge.

  • Marx, K. (1999): El Capi­talEl Capi­tal, Méxi­co, Siglo XXI.

  • Marx, K. (1987): Manus­cri­tos eco­nó­mi­co-filo­só­fi­cos de 1844, Escri­tos de Juven­tud, Méxi­co, FCE.

  • Alt­va­ter, E. (1977): Notas sobre algu­nos pro­ble­mas de la inter­ven­ción del Esta­do, en H. Sonn­tag y H. Vale­ci­llos, edit., El Esta­do en el capi­ta­lis­mo con­tem­po­rá­neo, Méxi­co, Siglo XXI.

  • Marx, K., y F. Engels (1973): Corres­pon­den­cia, Bue­nos Aires, Cartago.

  • Offe, C. (1988): La abo­li­ción del con­trol del mer­ca­do y el pro­ble­ma de la legi­ti­mi­dad, en Sonn­tag y Vale­ci­llos, edit, citado.

  • Trotsky, L. (1977): Sobre los sin­di­ca­tos, Bogo­tá, Pluma.

  • Trotsky, L. (1975): Sobre Euro­pa y Esta­dos Uni­dos, Bue­nos Aires, Pluma.

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