Decla­ra­ción públi­ca: Las gue­rri­lle­ras son muje­res revo­lu­cio­na­rias cons­cien­tes y libres

Hemos cono­ci­do por las noti­cias el caso de Héc­tor Albei­dis Arbo­le­da Bui­tra­go, pre­sen­ta­do en gran des­plie­gue mediá­ti­co como el médi­co de las FARC y sin­di­ca­do de prac­ti­car supues­ta­men­te 500 abor­tos for­za­dos para los Fren­tes 7 y 49 de las FARC-EP entre 1998 y 2000.

Los hechos que rela­ta la noti­cia solo mere­cen nues­tro total y deci­di­do recha­zo como orga­ni­za­ción, ya que va en con­tra de nues­tros prin­ci­pios y lineamientos.

No son secre­tas para nadie las polí­ti­cas de las FARC-EP en cuan­to a pla­ni­fi­ca­ción y vio­len­cia sexual, pero cree­mos nece­sa­rio repe­tir­las bre­ve­men­te a la opi­nión públi­ca nacio­nal e internacional:

La pla­ni­fi­ca­ción en nues­tra Orga­ni­za­ción es una nor­ma obli­ga­to­ria para hom­bres y muje­res, por­que así lo deter­mi­nan las con­di­cio­nes de la gue­rra. Es impo­si­ble criar hijos o hijas en la sel­va, y de esto se habla amplia­men­te con la o el aspi­ran­te a filas para que ten­gan com­ple­ta cla­ri­dad al respecto.

La vio­len­cia sexual es un deli­to de suma gra­ve­dad en nues­tras filas, con­sa­gra­do como tal por nues­tras nor­mas inter­nas. No sólo se san­cio­na median­te el pro­ce­di­mien­to de un con­se­jo de gue­rra, sino que exis­te la alta pro­ba­bi­li­dad de que en este se sen­ten­cie con la pena máxi­ma con­tem­pla­da por nues­tro Reglamento.

El abor­to no es con­si­de­ra­do un méto­do de con­tra­cep­ción. Su prác­ti­ca es el últi­mo recur­so al que se ape­la cuan­do, pese a las medi­das anti­con­cep­ti­vas adop­ta­das, ocu­rre un emba­ra­zo inde­sea­do. En todos los casos se sope­san muy bien los ries­gos para la madre, la futu­ra cria­tu­ra y el entorno guerrillero.

Hay que espe­ci­fi­car que la mayo­ría de los ejér­ci­tos del mun­do mane­jan reglas espe­cia­les para muje­res com­ba­tien­tes, como por ejem­plo la con­tra­cep­ción obli­ga­to­ria o limi­ta­cio­nes de acti­vi­da­des físi­ca­men­te inten­si­vas en caso de emba­ra­zo. Nues­tro ejér­ci­to insur­gen­te vive per­ma­nen­te­men­te en una situa­ción de gue­rra total. Una gue­rri­lle­ra emba­ra­za­da sig­ni­fi­ca un ries­go cier­to de muer­te tan­to para ella como la cria­tu­ra que lle­va den­tro, o, en el mejor de los casos, de serias com­pli­ca­cio­nes médi­cas que ponen en peli­gro su vida y la de su unidad.

Tenien­do en cuen­ta las legis­la­cio­nes vigen­tes en los paí­ses que han lega­li­za­do el abor­to y con­si­de­ran­do que es un dere­cho fun­da­men­tal de las muje­res deci­dir sobre su cuer­po, las FARC-EP hemos ido pre­ci­san­do nues­tra línea fren­te a las con­di­cio­nes y tiem­pos para prac­ti­car la inte­rrup­ción de emba­ra­zo. Este dere­cho de las com­ba­tien­tes es aho­ra cobi­ja­do por reglas que prohí­ben cual­quier inter­ven­ción sin el con­sen­ti­mien­to de la gue­rri­lle­ra y deter­mi­nan un tiem­po máxi­mo de 3 meses para su realización.

Las gue­rri­lle­ras de las FARC-EP son muje­res com­pro­me­ti­das con la cau­sa de la jus­ti­cia social, son suje­tos polí­ti­cos, muje­res revo­lu­cio­na­rias que luchan cons­cien­te y libre­men­te por un país mejor. Todas y cada una de ellas se vin­cu­lan volun­ta­ria­men­te a la orga­ni­za­ción, y al hacer­lo se com­pro­me­ten a cum­plir con todas las Nor­mas Inter­nas. Recha­za­mos por tan­to los dis­cur­sos que pre­ten­den des­ca­li­fi­car­las, ya sea des­co­no­cien­do su apor­te a la lucha o pre­sen­tán­do­las como víc­ti­mas de una supues­ta vio­len­cia mas­cu­li­na al inte­rior de nues­tra organización.

Las direc­cio­nes nacio­na­les y de Blo­que han hecho las ave­ri­gua­cio­nes per­ti­nen­tes en los dos Fren­tes cita­dos por la noti­cia, y cer­ti­fi­ca­mos que en nin­guno de ellos ha mili­ta­do o se cono­ce siquie­ra al per­so­na­je en men­ción. Por lo cual está cla­ro que se tra­ta de un mon­ta­je judi­cial y mediático.

Tam­po­co pode­mos tole­rar que se pre­ten­da des­hu­ma­ni­zar la cau­sa revo­lu­cio­na­ria con sin­di­ca­cio­nes tan fal­sas e infa­man­tes como las vio­la­cio­nes de muje­res o la uti­li­za­ción de cuer­pos de gue­rri­lle­ros caí­dos en com­ba­te para dar cla­ses de anatomía.

Como muje­res lucha­do­ras que han ele­gi­do el legí­ti­mo camino de la rebe­lión arma­da, han asu­mi­do gran­des sacri­fi­cios. No es nues­tra Orga­ni­za­ción la que les he arre­ba­ta­do el dere­cho de ser madres, sino la gue­rra que nos han impues­to los que deten­tan el poder. Por res­pe­to a las víc­ti­mas de este con­flic­to, exi­gi­mos de la Fis­ca­lía, la Inte­li­gen­cia Mili­tar, la Defen­so­ría y los medios de comu­ni­ca­ción, serie­dad y éti­ca en sus inves­ti­ga­cio­nes. La paz no se cons­tru­ye sobre calum­nias, se cimen­ta en la verdad.

Nues­tra deci­sión de lucha es inque­bran­ta­ble. Como lo hemos hecho en la gue­rra, anhe­la­mos maña­na, jun­to a las muje­res y a todo el pue­blo colom­biano, cons­truir la paz esta­ble y dura­de­ra con jus­ti­cia social que posi­bi­li­te la recon­ci­lia­ción nacional.

Secre­ta­ria­do del Esta­do Mayor de las FARC-EP

2 de enero de 2016

Fuen­te: http://​paz​farc​-ep​.org

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