Salud de la pobla­ción: cau­sas y pro­pues­tas de acción

Ciu­da­des cui­da­das y pro­mo­to­ras de Salud para sus habitantes

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Refle­xión para las Jor­na­das que el pró­xi­mo 16 y 17 de octu­bre se cele­bra­rán en Cas­te­llar de la Fron­te­ra (Cádiz), en el Cen­tro cul­tu­ral Fede­ri­co Gar­cía Lor­ca, don­de se deba­ti­rán temas rela­cio­na­dos con la pro­ble­má­ti­ca social y medioam­bien­tal del Cam­po de Gibraltar.

http://​www​.tio​ji​meno​.es/​2​0​1​5​/​0​9​/​j​o​r​n​a​d​a​s​-​s​o​b​r​e​-​d​e​r​e​c​h​o​s​-​h​u​m​a​n​o​s​-​d​e​.​h​tml

El esfuer­zo para mejo­rar la cali­dad de vida de las per­so­nas y del medio ambien­te es mucho más que una obli­ga­ción moral de los gobier­nos, se tra­ta tam­bién de una cues­tión de con­cien­cia polí­ti­ca y ciu­da­da­na de preo­cu­pa­ción por el pre­sen­te y el futuro.

Intro­duc­ción

La Salud Públi­ca es el con­jun­to de ini­cia­ti­vas orga­ni­za­das por la comu­ni­dad para defen­der, pro­mo­cio­nar y res­tau­rar la salud de la pobla­ción. Comen­zar con esta defi­ni­ción mi inter­ven­ción en estas jor­na­das pue­de resu­mir mucho de lo que me gus­ta­ría expo­ner en ellas y deba­tir con vosotras.

Es des­de al ámbi­to de lo local ‑pero sin per­der de vis­ta el con­tex­to inter­na­cio­nal- don­de resul­ta esen­cial la par­ti­ci­pa­ción de la pobla­ción, de las per­so­nas que viven y con­vi­ven en su blo­que, barrio o muni­ci­pio, don­de lle­van a cabo, y deci­den, como quie­ren que sean sus vidas. En todos los aspec­tos, des­de los más per­so­na­les y afec­ti­vos has­ta lo más mili­tan­tes y orga­ni­za­ti­vos para que su ciu­dad, su entorno más cer­cano, sea gene­ra­dor de salud y feli­ci­dad para sus habi­tan­tes. Pero como deci­mos, tenien­do muy pre­sen­te la situa­ción inter­na­cio­nal que aho­ra más que nun­ca inter­ac­cio­nan muy cer­ca de noso­tras, cuan­do esta­mos asis­tien­do a una amplia­ción de las bases de la OTAN de Morón y Rota y unas manio­bras mili­ta­res de una ampli­tud como nun­ca antes se habían rea­li­za­do des­de la gue­rra fría (en la Sie­rra del Retín, en Bar­ba­te (Cádiz) y en el Cam­po de Manio­bras y Tiro «Álva­rez de Soto­ma­yor» en Almería).

Y este­mos don­de este­mos, un muni­ci­pio, una comar­ca de cual­quier lugar de Anda­lu­cía, del Esta­do espa­ñol o más allá, nues­tras accio­nes ven­drán dadas por las pro­pias idio­sin­cra­sias de cada lugar, que requie­re un aná­li­sis par­ti­cu­lar y espe­cí­fi­co. Pero a pesar de esas dife­ren­cias, que tam­bién se pro­du­cen por los diver­sos tipos de rela­ción entre las per­so­nas y gru­pos más o menos orga­ni­za­dos, exis­ten nexos comu­nes entre los dife­ren­tes pue­blos y situa­cio­nes; lo que hace que las medi­das de inter­ven­ción sean a la vez espe­cí­fi­cas y comu­nes. Serán las per­so­nas que viven en cada zona, sus orga­ni­za­cio­nes y movi­mien­tos socia­les las que se movi­li­cen con­fi­gu­ra­das alre­de­dor de sus pro­ble­má­ti­cas, que son prio­ri­za­das en mayor o menor medi­da por su población.

Cam­po de Gibral­tar: ante­ce­den­tes y aná­li­sis general

La comar­ca del Cam­po de Gibral­tar com­pren­de los tér­mi­nos muni­ci­pa­les de Alge­ci­ras, Los Barrios, San Roque y La Línea de la Con­cep­ción, tam­bién lla­ma­da Bahía de Alge­ci­ras por­que dichos muni­ci­pios la rodean. Según el últi­mo cen­so de pobla­ción (año 2011) supo­nen una pobla­ción resi­den­te de 267.055 habi­tan­tes. Es un terri­to­rio con unas carac­te­rís­ti­cas geo­po­lí­ti­cas y eco­nó­mi­cas de gran impor­tan­cia para los intere­ses de las prin­ci­pa­les poten­cias capi­ta­lis­tas occi­den­ta­les. Por ser un terri­to­rio doble­men­te fron­te­ri­zo, con Áfri­ca y con Gibral­tar (Gran Bre­ta­ña colo­ni­za un tro­zo de sue­lo anda­luz des­de 1704, la últi­ma colo­nia que per­ma­ne­ce en terri­to­rio euro­peo); por su par­ti­cu­lar situa­ción geo­grá­fi­ca, puer­ta del mar medi­te­rrá­neo y del océano atlán­ti­co, y con­for­man­do la par­te euro­pea del estre­cho de Gibral­tar. Y por ser su Bahía un puer­to segu­ro, cons­ti­tu­yen­do el segun­do más impor­tan­te de Euro­pa en movi­mien­tos de per­so­nas y mercancías.

El empo­bre­ci­mien­to de sus habi­tan­tes es his­tó­ri­co y con­di­cio­na­do por la exis­ten­cia del mayor lati­fun­dio de Euro­pa, en Cas­te­llar de la Fron­te­ra, «La Almo­rái­ma», que pese a los inten­tos de ven­ta «al mejor pos­tor», las movi­li­za­cio­nes socia­les han para­li­za­do recien­te­men­te. En gene­ral la zona his­tó­ri­ca­men­te ha esta­do mar­ca­da por una estruc­tu­ra agra­ria lati­fun­dis­ta, aun­que menos en la ciu­dad de la Línea de la Con­cep­ción. Las opor­tu­ni­da­des de tra­ba­jo de la pobla­ción rural en el pasa­do depen­día de dichos lati­fun­dios y de su acti­vi­dad pes­que­ra. Este alto gra­do de pri­va­ción mate­rial, y su situa­ción geo­grá­fi­ca por tie­rra y mar fue­ron las cau­sas que pro­vo­ca­ran ser ele­gi­da uno de los polos indus­tria­les del fran­quis­mo a fina­les de los años 60 del siglo XX. A par­tir del cual se pro­du­ce un inten­so mode­lo desa­rro­llis­ta con­ta­mi­nan­te y empo­bre­ce­dor que con­ti­nua en la actualidad.

De todas es cono­ci­do que en esta área se con­cen­tran un con­jun­to de pro­ble­má­ti­cas socia­les y eco­nó­mi­cas que tie­ne como con­se­cuen­cia, entre otras, una peor salud de su pobla­ción. Por ejem­plo, los habi­tan­tes de estos muni­ci­pios resi­den en un radio máxi­mo de sie­te kiló­me­tros de los com­ple­jos indus­tria­les, espe­cial­men­te de los polí­go­nos de Pal­mo­nes, Gua­da­rran­que y Puen­te Mayor­ga, que alber­gan las empre­sas con­ta­mi­nan­tes más impor­tan­tes: Cen­tra­les tér­mi­cas con­ven­cio­na­les y de ciclo com­bi­na­do, indus­trias petro­quí­mi­cas, side­rúr­gi­cas y del papel.

Solo per­so­nas, orga­nis­mos o par­ti­dos polí­ti­cos, hipó­cri­tas y fal­tos de toda éti­ca pue­den ser capa­ces de afir­mar que el área del Cam­po de Gibral­tar (o Bahía de Alge­ci­ras) es un entorno salu­da­ble. Las imá­ge­nes, los olo­res de las fábri­cas, los humos y el dete­rio­ro del pai­sa­je, que toda­vía con­ser­va mucho de su excep­cio­nal belle­za, lo dicen todo. Pero aún con­ti­nua­mos con un deba­te hace tiem­po ago­ta­do, si las con­di­cio­nes de vida, socia­les y eco­nó­mi­cas son admi­ti­das por nues­tros polí­ti­cos como cau­sa de la pér­di­da de salud de la pobla­ción. Son muy reti­cen­tes a la hora de admi­tir que dicha pér­di­da de salud está tam­bién rela­cio­na­da con la con­ta­mi­na­ción ambien­tal. Pero, como expon­dre­mos des­pués con más deta­lle, el hecho, amplia­men­te reco­no­ci­do, es que tan­to las peo­res con­di­cio­nes de vida como la con­ta­mi­na­ción ambien­tal son cau­sa de un aumen­to de la mor­bi­li­dad y mor­ta­li­dad de la pobla­ción que la pade­cen, y si ambas coin­ci­den (que sue­le ser lo habi­tual) el efec­to se poten­cia aún más.

Y esta rela­ción tam­bién se pre­sen­ta en el ámbi­to don­de nos encon­tra­mos, la Bahía de Alge­ci­ras. No solo es su mayor mor­ta­li­dad gene­ral y pre­ma­tu­ra, que tam­bién, sino sus altas tasas de paro, tra­ba­jo pre­ca­rio y una ausen­cia de pers­pec­ti­vas crea­ti­vas, edu­ca­ti­vas y de futu­ro digno para su pobla­ción. Todo ello es una mues­tra que la salud, en su acep­ción posi­ti­va, bri­lla por su ausencia.

Decía­mos antes que el mar­co del Cam­po de Gibral­tar, pese a los daños oca­sio­na­dos por los gran­des nego­cios indus­tria­les y comer­cia­les es de una rique­za natu­ral y pai­sa­jis­ta excep­cio­nal. Si lle­ga­mos hacia Alge­ci­ras des­de Tari­fa nues­tros ojos se lle­nan de mon­tes, mar amplio de un azul inten­so y a lo lejos un peñón de Gibral­tar y las bellas mon­ta­ñas de nues­tro vecino con­ti­nen­te: Áfri­ca; que se vis­lum­bra majes­tuo­sa y cuna de la huma­ni­dad. Hacien­do un inci­so, inves­ti­ga­cio­nes anda­lu­zas y del nor­te de Áfri­ca (Marrue­cos y Arge­lia) de gran inte­rés, plan­tean como hipó­te­sis muy plau­si­ble que nues­tros ances­tros «entra­ron» al actual con­ti­nen­te euro­peo por este paso de gran belleza.

Pero la rique­za de esta Bahía no solo es natu­ral, de su impre­sio­nan­te natu­ra­le­za, es una rique­za de talen­to, de cul­tu­ra anda­lu­za amplia y pro­fun­da en sabe­res ances­tra­les. A los cono­ci­mien­tos en las for­mas de vida pes­que­ra, agrí­co­la y fores­tal, se aña­de su arte y sus cono­ci­mien­tos huma­nís­ti­cos1; solo par­cial­men­te arre­ba­ta­das con el desa­rro­llo insos­te­ni­ble que comen­za­ron con los lla­ma­dos polos indus­tria­les franquistas.

Si tene­mos rique­zas y cul­tu­ra popu­lar, ¿por­que exis­te pobre­za eco­nó­mi­ca, altas tasas de paro, tra­ba­jo pre­ca­rio, indus­trias con­ta­mi­nan­tes y trá­fi­co de dro­gas?. Por­que, como se vie­ne denun­cian­do hace tiem­po, el sis­te­ma, o el mode­lo, eco­nó­mi­co y polí­ti­co que impe­ra en nues­tra socie­dad prio­ri­za el nego­cio y el bene­fi­cio de las gran­des empre­sas indus­tria­les y finan­cie­ras por enci­ma de las per­so­nas. Y en luga­res como este se con­cen­tra, se aúnan los polos extre­mos de la dia­léc­ti­ca, lo más rico es lo más pobre, la rapi­ña de las gran­des poten­cias capi­ta­lis­tas extrae sus rique­zas y lo que es rico se empo­bre­ce más y más.

Es por ello que el obje­ti­vo final, el hori­zon­te, debe ser un cam­bio radi­cal, radi­cal en el sen­ti­do de lle­gar a la raíz del pro­ble­ma, de este sis­te­ma que sea sus­ti­tui­do por una socie­dad comu­nal, socia­lis­ta, para todos y todas. Esa es nues­tra meta, aun­que los pasos deben dar­se de for­ma rea­li­za­ble en el cor­to y medio pla­zo, pero sin olvi­dar­nos de nues­tro hori­zon­te que trans­for­me pro­fun­da­men­te este sis­te­ma capi­ta­lis­ta de un puña­do de gran­des pro­pie­ta­rios y una mayo­ría de la pobla­ción empo­bre­ci­da. Ni lo que­re­mos para Anda­lu­cía, ni lo que­re­mos para nin­gún pue­blo del mun­do, pero debe­mos empe­zar por noso­tras mis­mas, ayu­dán­do­nos esta­mos ayu­dan­do a otros pue­blos direc­ta e indi­rec­ta­men­te. Siguien­do la esen­cia de un autén­ti­co inter­na­cio­na­lis­mo, esto es, apo­yar y ser apo­ya­dos por pue­blos diver­sos y amigos.

Cam­po de Gibral­tar: situa­ción socio­am­bien­tal y su rela­ción con la salud

La pre­sen­cia de una alta con­cen­tra­ción de indus­trias en el Cam­po de Gibral­tar y la peor situa­ción de la salud de su pobla­ción es, jun­to al gra­ve dete­rio­ro ambien­tal del terri­to­rio, el deto­nan­te de que sus habi­tan­tes, orga­ni­za­cio­nes socia­les y eco­lo­gis­tas hayan recla­ma­do estu­dios epi­de­mio­ló­gi­cos que mejo­ren el cono­ci­mien­to de dicha rela­ción. Sin embar­go, el Gobierno anda­luz ante esta deman­da his­tó­ri­ca, y tras rea­li­zar algu­nos estu­dios, no encuen­tra aso­cia­ción entre el dete­rio­ro de la salud y los fac­to­res ambien­ta­les, afir­man­do que las cau­sas son debi­das a las peo­res con­di­cio­nes socio­eco­nó­mi­cas de la zona, sus hábi­tos tóxi­cos, sus peo­res nive­les de ins­truc­ción o al desempleo.

Fac­to­res todos ellos bien cono­ci­dos como de ries­go para la salud indi­vi­dual y pobla­cio­nal. Pero de for­ma sor­pren­den­te, la con­ta­mi­na­ción ambien­tal no es con­si­de­ra­da tam­bién como otro impor­tan­te fac­tor de ries­go y par­te con­tri­bu­yen­te de la mayor mor­ta­li­dad de la zona. Lla­ma la aten­ción que se haya des­car­ta­do con esa rotun­di­dad este cono­ci­do deter­mi­nan­te de la salud en el gru­po de cau­sas de la pér­di­da de salud de su pobla­ción, sino es por­que exis­ten pre­sio­nes eco­nó­mi­cas y polí­ti­cas que nada tie­nen que ver con la reali­dad que esta­mos ana­li­zan­do. Pero esta fal­ta de posi­cio­na­mien­to cho­ca con los resul­ta­dos que de for­ma con­sis­ten­te mues­tran múl­ti­ples inves­ti­ga­cio­nes rea­li­za­das des­de hace décadas.

Ana­li­zan­do algu­nos estu­dios cien­tí­fi­cos recientes

Exis­te una amplia biblio­gra­fía cien­tí­fi­ca que cons­ta­ta una rela­ción entre la mor­bi­li­dad y mor­ta­li­dad de la pobla­ción y la con­ta­mi­na­ción ambien­tal en gene­ral, y atmos­fé­ri­ca en par­ti­cu­lar. Así, los últi­mos infor­mes de la OMS reco­no­cen que la con­ta­mi­na­ción es más dañi­na para la salud de lo que se creía y que el víncu­lo entre la expo­si­ción al aire con­ta­mi­na­do y las enfer­me­da­des res­pi­ra­to­rias, car­dio­vas­cu­la­res, acci­den­tes cere­bro­vas­cu­la­res y el cán­cer resul­tó ser más estre­cho. Ade­más, cuan­ti­fi­ca en unas sie­te muer­tes al año atri­bui­das a este tipo de con­ta­mi­na­ción2. Datos más recien­tes indi­can que en el año 2010, 223.000 muer­tes por cán­cer se han pro­du­ci­do a nivel mun­dial por la con­ta­mi­na­ción del aire3.

La Agen­cia Inter­na­cio­nal para la Inves­ti­ga­ción con­tra el Cán­cer-IARC, de la OMS, actua­li­zó en el año 2013 su cla­si­fi­ca­ción y situó la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca en el nivel 1, el nivel más alto, sobre el que no cabe duda cien­tí­fi­ca acer­ca de su rela­ción con el cán­cer (tumo­res malig­nos)4. Este hecho, de gran tras­cen­den­cia prác­ti­ca, se pro­du­ce por la amplia evi­den­cia cien­tí­fi­ca que la rela­cio­na con el mayor ries­go de enfer­me­da­des, y den­tro de los tumo­res malig­nos espe­cial­men­te con el cán­cer de pul­món y, con menos evi­den­cia, con el cán­cer de veji­ga urinaria.

Estos efec­tos can­ce­rí­ge­nos se han obte­ni­do de una reco­pi­la­ción de más de 1000 estu­dios de los 5 con­ti­nen­tes5. Se valo­ra­ron múl­ti­ples estu­dios epi­de­mio­ló­gi­cos, expe­ri­men­ta­les y de labo­ra­to­rio (in vitro) que coin­ci­dían en esta rela­ción. Los estu­dios epi­de­mio­ló­gi­cos mos­tra­ron un incre­men­to del ries­go, espe­cial­men­te para el cán­cer de pul­món, a tra­vés de estu­dios de cohor­tes y de casos y con­tro­les que inclu­ye­ron a millo­nes de per­so­nas de dife­ren­tes zonas del mun­do6, y un exten­so estu­dio de cohor­tes en Esta­dos Uni­dos7. Muchos de estas inves­ti­ga­cio­nes ajus­ta­ron sus resul­ta­dos para posi­bles fac­to­res de con­fu­sión, inclui­do el con­su­mo de taba­co. Ade­más, el incre­men­to del ries­go de cán­cer de pul­món a la expo­si­ción al aire con­ta­mi­na­do tam­bién se obser­vó en estu­dios rea­li­za­dos sola­men­te a per­so­nas no fuma­do­res8.

Se ha inves­ti­ga­do tam­bién los efec­tos celu­la­res, cro­mo­só­mi­cos y mole­cu­la­res en huma­nos y ani­ma­les, expues­tos a la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca, a tra­vés de estu­dios expe­ri­men­ta­les. Así como cam­bios en la expre­sión de genes que están rela­cio­na­dos con los meca­nis­mos de lesio­nes y repa­ra­cio­nes del ADN celu­lar. Alte­ra­cio­nes en la lon­gi­tud de los teló­me­ros de los cro­mo­so­mas (que están rela­cio­na­dos con la lon­ge­vi­dad y capa­ci­dad de repa­ra­ción celu­lar y pro­tec­ción ante las muta­cio­nes can­ce­rí­ge­nas) y alte­ra­cio­nes en la res­pues­ta infla­ma­to­ria, inmu­ni­ta­ria y al estrés oxi­da­ti­vo9, res­pon­sa­ble de múl­ti­ples enfer­me­da­des y del pro­pio pro­ce­so de enve­je­ci­mien­to (ver nota 1).

Tras la expo­si­ción a la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca, tam­bién se han obser­va­do efec­tos epi­ge­né­ti­cos como la meti­la­ción del ADN celu­lar10. Cuan­do habla­mos de epi­ge­né­ti­ca nos refe­ri­mos el con­jun­to de reac­cio­nes quí­mi­cas que modi­fi­can la acti­vi­dad del ADN sin alte­rar su secuen­cia (ver nota 2). Ade­más, la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca pro­du­ce alte­ra­cio­nes gené­ti­ca y daños en el ADN celu­lar que inclu­ye muta­cio­nes, tam­bién en estu­dios expe­ri­men­ta­les rea­li­za­dos a mamí­fe­ros, pája­ros y plan­tas11. Y los efec­tos de toxi­ci­dad en los genes tam­bién se han encon­tra­do en célu­las huma­nas y ani­ma­les en estu­dios de labo­ra­to­rio rea­li­za­dos in vitro. Por todo esto, se con­clu­ye que exis­te una fuer­te evi­den­cia a nivel mun­dial de que la expo­si­ción al aire con­ta­mi­na­do se aso­cia a un incre­men­to de daños gené­ti­cos, alte­ra­cio­nes del ADN celu­lar, muta­cio­nes en célu­las somá­ti­cas (en este caso la enfer­me­dad se sue­le pro­du­cir en las per­so­nas por­ta­do­ras que la pade­cen) y ger­mi­na­les (la enfer­me­dad se pue­de trans­mi­tir a su des­cen­den­cia) y alte­ra­cio­nes de la expre­sión gené­ti­ca12(ver nota 3), las cua­les se aso­cian al ries­go del incre­men­to de cán­cer en huma­nos13.

Con­clu­sio­nes

En el caso del área del Cam­po de Gibral­tar, a la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca pro­vo­ca­da por la inten­sa con­cen­tra­ción indus­trial de petro­quí­mi­cas, eléc­tri­cas, side­rúr­gi­cas y del papel (cono­ci­das por su alto gra­do de con­ta­mi­na­ción del aire), se une el inten­so trá­fi­co marí­ti­mo y terres­tre; las ope­ra­cio­nes de ‹‹bun­ke­ring›› en tie­rra y mar (de las más altas del medi­te­rrá­neo) y la expo­si­ción ocu­pa­cio­nal a meta­les pesa­dos (cad­mio, arsé­ni­co o níquel), ben­ceno e hidro­car­bu­ros aro­má­ti­cos poli­cí­cli­cos a las per­so­nas que tra­ba­jan en dichas industrias.

Que inves­ti­ga­cio­nes ais­la­das rea­li­za­das en esta zona no pue­dan demos­trar una rela­ción deter­mi­nis­ta cau­sa efec­to en un pro­ble­ma como el ambien­tal don­de los fac­to­res de ries­gos actúan de for­ma sinér­gi­ca y con lar­gos perio­dos de laten­cia, solo mues­tran que deben ser muchos y muy varia­dos tipos de estu­dios que, como los que hemos expues­tos, pue­den lle­gar a esas con­clu­sio­nes cau­sa efec­to. Ade­más, cuan­do las cau­sas, fac­to­res de ries­go o deter­mi­nan­tes de la salud han sido sufi­cien­te­men­te estu­dia­dos y acep­ta­dos por la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca inter­na­cio­nal, no hay que vol­ver a demos­trar­lo en los casos y situa­cio­nes par­ti­cu­la­res sino evi­tar­los. Si el taba­co, por poner un ejem­plo sen­ci­llo, se demues­tra que es un fac­tor de ries­go, no se tra­ta de seguir per­mi­tien­do el cul­ti­vo y el con­su­mo de taba­co para seguir estu­dian­do lo dañino que es, sim­ple­men­te hay que eli­mi­nar­lo pau­la­ti­na­men­te para dar tiem­po a des­in­to­xi­car a las per­so­nas que en la actua­li­dad son adic­tas a esta dro­ga legal.

Es momen­to de actuar, de parar la ins­ta­la­ción de las indus­trias más con­ta­mi­nan­tes y cau­san­tes del cam­bio cli­má­ti­co e ir sus­ti­tu­yén­do­las por alter­na­ti­vas no con­ta­mi­nan­tes. Se tra­ta de una cues­tión éti­ca y polí­ti­ca de cala­do, como muchas otras cues­tio­nes sobre las que aquí no pode­mos entrar. Es sus­ti­tuir un mode­lo que tie­ne el nego­cio como prio­ri­dad por otro cuya prio­ri­dad sean las per­so­nas y su segu­ri­dad. No se pue­de por más tiem­po negar lo evi­den­te: Que exis­te una pro­ble­má­ti­ca en el Cam­po de Gibral­tar que hemos agru­pa­do en tres:

  1. Sus con­di­cio­nes de mayor pobre­za, des­em­pleo y tra­ba­jos peli­gro­sos y precarios;
  2. Sopor­tar vivir rodea­dos de una con­cen­tra­ción de indus­trias con­ta­mi­nan­tes, con su con­si­guien­te aumen­to de trá­fi­co terres­tre y marí­ti­mo y;
  3. Ser una de las zonas del Esta­do espa­ñol con la mayor mor­ta­li­dad gene­ral y pre­ma­tu­ra por impor­tan­tes enfer­me­da­des, entre ellas el cáncer.

Si el pri­me­ro y el ter­ce­ro de los pro­ble­mas nues­tras admi­nis­tra­cio­nes sani­ta­rias no tie­nen repa­ro en rela­cio­nar­los, ¿por­qué no quie­ren rela­cio­nar el segun­do con el ter­ce­ro?. Si una pobla­ción ya sufría en el pasa­do una situa­ción de pobre­za y penu­ria, la lle­ga­da de estas indus­trias peli­gro­sas y con­ta­mi­nan­tes ¿qué es? ¿una cau­sa o un efec­to?. Y si dichas indus­trias no afec­tan a la salud de la pobla­ción según dichos orga­nis­mos, o al menos no hay cer­te­za para afir­mar­lo ¿por­que no se ubi­ca­ron en otras zonas más ricas y con mejor esta­do de salud. ¿Para dar empleo a la zona?, y si fue­ra real­men­te así, como es que el Cam­po de Gibral­tar sigue sien­do una de las zonas con mayor tasa de des­em­pleo de todo el Esta­do espa­ñol (y por tan­to de la Unión Europea).

Nos resul­ta insó­li­to, fal­ta de inde­pen­den­cia cien­tí­fi­ca y sin­ce­ri­dad, no reco­no­cer que la peor salud de la pobla­ción en el Cam­po de Gibral­tar es debi­da a todas las múl­ti­ples cau­sas cono­ci­das que, ade­más, se poten­cian entre si, cau­sas indi­vi­dua­les y socia­les. La pobla­ción es más pobre, sufre mayor des­em­pleo y tie­ne meno­res nive­les de estu­dios y, ade­más, con­vi­ve con indus­trias con­ta­mi­nan­tes, humos y malos olo­res y su cla­se tra­ba­ja­do­ra está más expues­ta a sus­tan­cias tóxi­cas, y por todo ello, muy posi­ble­men­te sus com­por­ta­mien­tos salud sean tam­bién de más ries­go. De esta for­ma, más allá de los estu­dios que se deban hacer en la zona, y dado que las des­igual­da­des socia­les en salud no han mejo­ra­do en las últi­mas déca­das, las medi­das a tomar son más gene­ra­les, amplias y urgen­tes. Medi­das que apli­quen un mode­lo dife­ren­te al que se vie­ne pade­cien­do des­de hace muchos años. Es urgen­te empe­zar recla­man­do la apli­ca­ción de una mora­to­ria para que no se sigan implan­tan­do indus­trias fósi­les y con­ta­mi­nan­tes (y evi­tar tam­bién el cam­bio cli­má­ti­co) que debe ir acom­pa­ña­do de deci­sio­nes polí­ti­cas que implan­ten medi­das con­cre­tas para gene­rar real­men­te empleo sufi­cien­te, de cali­dad, y mejo­rar las con­di­cio­nes de vida para la pobla­ción del Cam­po de Gibral­tar, como hace años orga­ni­za­cio­nes socia­les y eco­lo­gis­tas de la zona lle­van reclamando.

Son a los pro­pios habi­tan­tes y orga­ni­za­cio­nes más acti­vas en la vida de la comar­ca a las que hay que escu­char. A con­ti­nua­ción trans­cri­bi­mos las prin­ci­pa­les reco­men­da­cio­nes que la Pla­ta­for­ma de Ciu­da­da­nos rodea­dos por las Fábri­cas, entre otras aso­cia­cio­nes y sin­di­ca­tos de izquier­da, han plan­tea­do al defen­sor del pue­blo andaluz.

Reco­men­da­cio­nes

Entre las reco­men­da­cio­nes que reco­ge­mos en este docu­men­to, están por un lado accio­nes con­cre­tas para aumen­tar el cono­ci­mien­to de lo que está ocu­rrien­do y por otro lado dar alter­na­ti­vas al desa­rro­llo indus­trial con­ta­mi­nan­te que des­de la déca­da de los 60, del siglo pasa­do, se lle­va imple­men­tan­do en la comar­ca sin que ello haya con­tri­bui­do a mejo­rar la situa­ción de des­em­pleo y pri­va­ción y/​o exclu­sión social, todo lo con­tra­rio, a las gran­des bol­sas de pobre­za y zonas nece­si­ta­das de trans­for­ma­ción social, se le ha aña­di­do un ele­men­to nue­vo, el dete­rio­ro mediam­bien­tal, que de mane­ra direc­ta ha inci­di­do en la salud de la pobla­ción y ha difi­cul­ta­do o impe­di­do el desa­rro­llo de otros sec­to­res, como la pes­ca tra­di­cio­nal, el maris­queo, la acui­cul­tu­ra, el turis­mo, etc. Todo ello liga­do a un caó­ti­co pla­nea­mien­to urba­nís­ti­co que ha hecho mez­clar zonas indus­tria­les con zonas resi­den­cia­les y de ser­vi­cios (depor­ti­vas, de ocio, etc…).

Reco­men­da­cio­nes:

  1. El estu­dio de la pér­di­da de salud del área debe ser prio­ri­za­da, estu­dios «inter­dis­ci­pli­na­res» que ayu­den a inves­ti­gar las cau­sas de la mayor mor­ta­li­dad en la zona, por enfer­me­da­des del sis­te­ma res­pi­ra­to­rio y cir­cu­la­to­rio, por enfer­me­da­des infec­cio­sas, diges­ti­vas y tumo­res malignos.
  2. Estu­dio de la mor­bi­li­dad, entre otras, asma con espe­cial aten­ción al asma infan­til, cán­cer o car­dio­pa­tías isqué­mi­cas; jun­to a los estu­dios de segui­mien­to de los nive­les con­ta­mi­nan­tes en sue­lo, aire y mar, con espe­cial segui­mien­to de los meta­les pesa­dos y benceno.
  3. Ins­tau­rar sis­te­mas cen­ti­ne­las de salud labo­ral, que per­mi­ta el segui­mien­to des­de los ser­vi­cios sani­ta­rios de todas las enfer­me­da­des rela­cio­na­das con la expo­si­ción labo­ral a las sus­tan­cias quí­mi­cas emplea­das, detec­tar si son pobla­ción tra­ba­ja­do­ra de las indus­trias, sus fami­lia­res y veci­nos y veci­nas del entorno. Que la infor­ma­ción que lle­ga a los cen­tros sani­ta­rios pue­dan cru­zar­se con la infor­ma­ción de los cen­tros de pre­ven­ción labo­ral para detec­tar enfer­me­da­des y expo­si­cio­nes ocu­pa­cio­na­les concretas.
  4. Ela­bo­rar nue­vos estu­dios epi­de­mio­ló­gi­cos que esta­blez­can el impac­to de la con­ta­mi­na­ción indus­trial sobre la salud públi­ca y que per­mi­tan lle­var a cabo un Plan Inte­gral de Salud Públi­ca para el cam­po de Gibral­tar que inclu­ya el com­po­nen­te ambiental.
  5. Que ante la evi­den­cia cien­tí­fi­ca que rela­cio­na la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca y el aumen­to de la mor­ta­li­dad en la pobla­ción que la sufre, y en apli­ca­ción del prin­ci­pio de pre­cau­ción, es urgen­te implan­tar una mora­to­ria. Esto es, que no se ins­tau­ren ni una indus­tria con­ta­mi­nan­te más que, ade­más, está con­tri­bu­yen­do al cam­bio climático.
  6. Esta mora­to­ria lo con­si­de­ra­mos un paso urgen­te, impres­cin­di­ble y míni­mo para ir res­tau­ran­do y repa­ran­do el gra­ve dete­rio­ro del terri­to­rio oca­sio­na­do por las múl­ti­ples indus­trias que fun­cio­nan des­de los años 60 del siglo XX, y para poner freno a los pro­ble­mas de salud detectados.
  7. Que la res­tau­ra­ción del terri­to­rio impli­que la crea­ción de pues­tos de tra­ba­jo y para­le­la­men­te ir desa­rro­llan­do en las zonas más lim­pias, la agri­cul­tu­ra y la pes­ca sos­te­ni­ble, implan­tar ener­gías reno­va­bles y otras indus­trias de trans­for­ma­ción (enva­sa­dos y enla­ta­dos de los pro­duc­tos de la tie­rra y el mar).
  8. Empleo digno y de cali­dad para la pobla­ción tam­bién en el sec­tor ser­vi­cios como los sani­ta­rios, ya hemos comen­ta­do la poten­cia­ción de la vigi­lan­cia de la salud, labo­ral y fami­liar. Ser­vi­cios edu­ca­ti­vos, públi­cos y acce­si­bles para todos los niños y niñas de la zona que per­mi­tan su pre­pa­ra­ción físi­ca, psí­qui­ca y social, que tam­bién es inte­lec­tual que les haga par­ti­ci­par de for­ma cons­cien­te para que su terri­to­rio vuel­va a recu­pe­rar la rique­za natu­ral y esté­ti­ca que tenía pero con hom­bres y muje­res pre­pa­ra­dos para tra­ba­jar­la en su pro­pio beneficio.
  9. .…

Que la pobla­ción del Cam­po de Gibral­tar sean lo autén­ti­cos pro­ta­go­nis­tas de su futu­ro. Que pue­dan par­ti­ci­par en la mejo­ra eco­nó­mi­ca, social y crea­ti­va de sus poten­cia­li­da­des. Que­re­mos un Cam­po de Gibral­tar libre de humos y malos olo­res, que gene­re empleo digno y de cali­dad, libre de mafias y blan­queo de dine­ro. En suma una pobla­ción mucho más sana.

Notas expli­ca­ti­vas

Nota 1

El estrés oxi­da­ti­vo es un des­equi­li­brio en las reac­cio­nes quí­mi­cas de oxi­da­ción, que son nece­sa­rias para la obten­ción de ener­gía a par­tir de los macro­nu­trien­tes: Hidra­tos de car­bono, pro­teí­nas y gra­sas, ade­más del alcohol; a par­tir de los micro­nu­trien­tes (vita­mi­nas y mine­ra­les), y don­de tam­bién inter­vie­ne el oxí­geno atmos­fé­ri­co. La ener­gía obte­ni­da es «alma­ce­na­da» en una molé­cu­la fun­da­men­tal, ade­no­sín tri­fos­fa­to (ATP), la molé­cu­la ener­gé­ti­ca por exce­len­cia de las célu­las. En estos pro­ce­sos de oxi­da­ción se for­man peró­xi­dos de hidró­geno y radi­ca­les libres: De for­ma endó­ge­na, en las mito­con­drias de las célu­las don­de se pro­du­ce dicho meta­bo­lis­mo ener­gé­ti­co; y de for­ma exóge­na: Taba­co, polu­ción atmos­fé­ri­ca, radia­cio­nes ioni­zan­tes, fár­ma­cos o expo­si­ción a la luz ultravioleta.

La pro­duc­ción exce­si­va de peró­xi­dos y radi­ca­les libres tie­ne efec­tos tóxi­cos y dañi­nos en dife­ren­tes com­po­nen­tes celu­la­res, empe­zan­do por don­de se for­man, las mito­con­drias, pero tam­bién en los com­po­nen­tes pro­tei­cos, lipí­di­cos y en el mate­rial gené­ti­co, el ADN (nuclear y mito­con­drial). Esta agre­sión o estrés oxi­da­ti­vo, está invo­lu­cra­do en el aumen­to de ate­ros­cle­ro­sis, que a su vez pro­vo­ca enfer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res y cere­bro­vas­cu­la­res; la enfer­me­dad de Par­kin­son, la ence­fa­lo­pa­tía miál­gi­ca, la dis­tro­fia mus­cu­lar, la escle­ro­sis múl­ti­ple o la enfer­me­dad de Alzhei­mer; la sen­si­bi­li­dad quí­mi­ca múl­ti­ple, perio­don­ti­tis, enfer­me­da­des res­pi­ra­to­rias o del trac­to gas­tro­in­tes­ti­nal. Ade­más de ser un con­tri­bu­yen­te del enve­je­ci­mien­to celu­lar. Sin embar­go, se requie­re una homeos­ta­sis en la for­ma­ción de radi­ca­les libres, ya que son uti­li­za­dos por el sis­te­ma inmu­ni­ta­rio, tan nece­sa­rio en la defen­sa fren­te a los micro­or­ga­nis­mos patógenos.

Nota 2

La epi­ge­né­ti­ca tie­ne gran impor­tan­cia por­que mues­tra y demues­tra la inter­ac­ción mutua que se pro­du­ce entre genes, ambien­te (den­tro y fue­ra del orga­nis­mo vivo), y por tan­to nos ayu­da a des­ci­frar los pro­ce­sos evo­lu­ti­vos y adap­ta­ti­vos de los orga­nis­mos y sus alte­ra­cio­nes, las enfer­me­da­des. Tan­to a nivel indi­vi­dual como pobla­cio­nal, epidemiológico.

La epi­ge­né­ti­ca es un con­jun­to de reac­cio­nes quí­mi­cas que modi­fi­can la acti­vi­dad del ADN sin alte­rar su secuen­cia. Son los fac­to­res del ambien­te celu­lar que actúan sobre los genes y tie­nen una influen­cia en la onto­ge­nia (desa­rro­llo del orga­nis­mo), des­de la fecun­da­ción del ovu­lo y el esper­ma­to­zoi­de has­ta su senes­cen­cia, pasan­do por la for­ma adul­ta, y que igual­men­te inter­vie­ne en la regu­la­ción here­da­ble de la expre­sión géni­ca sin cam­bio, como deci­mos, en la secuen­cia de nucleótidos.

El tér­mino epi­ge­né­ti­ca fue acu­ña­do pre­ci­sa­men­te para des­ta­car las inter­ac­cio­nes entre genes y ambien­te que se pro­du­cen den­tro de los orga­nis­mos. El deter­mi­nis­mo gené­ti­co sufre una nue­va «derro­ta», la inves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca se ha dado cuen­ta de que hay mucho más en las bases mole­cu­la­res del fun­cio­na­mien­to celu­lar, el desa­rro­llo, el enve­je­ci­mien­to y muchas enfer­me­da­des, que en la «sola» estruc­tu­ra gené­ti­ca. Un deter­mi­nis­mo gené­ti­co que impe­ra­ba en muchos cien­tí­fi­cos que pen­sa­ban que los seres huma­nos, y los demás orga­nis­mos vivos, son sólo fun­da­men­tal­men­te lo que está escri­to en nues­tros genes des­de su con­cep­ción. Y por tan­to pro­duc­to tam­bién de los genes que here­da­mos de nues­tras madres.

La dia­léc­ti­ca vuel­ve a con­fir­mar­se en los nue­vos des­cu­bri­mien­tos como las mar­cas epi­ge­né­ti­cas que nos mues­tran que no solo los genes influ­yen en la gené­ti­ca de los orga­nis­mos, val­ga la redun­dan­cia. Los avan­ces de la cien­cia des­mon­ta ese deter­mi­nis­mo, meca­nis­mo, uni­la­te­ral y esta logran­do des­ci­frar el len­gua­je que codi­fi­ca peque­ñas modi­fi­ca­cio­nes quí­mi­cas capa­ces de regu­lar la expre­sión de mul­ti­tud de genes. Des­ve­la nue­vos meca­nis­mos median­te los cua­les la infor­ma­ción con­te­ni­da en el ADN de cada indi­vi­duo es tra­du­ci­da. Este nue­vo len­gua­je del geno­ma está hacien­do com­pren­der mejor la noción de que nues­tras pro­pias expe­rien­cias pue­den mar­car nues­tro mate­rial gené­ti­co de una for­ma has­ta aho­ra des­co­no­ci­da, y que estas mar­cas pue­den ser trans­mi­ti­das a gene­ra­cio­nes futu­ras. En el tema que nos ocu­pa, se han podi­do dis­cer­nir meca­nis­mos epi­ge­né­ti­cos en una gran varie­dad de pro­ce­sos fisio­ló­gi­cos y pato­ló­gi­cos como varios tipos de cán­cer, pato­lo­gías car­dio­vas­cu­la­res, neu­ro­ló­gi­cas, repro­duc­ti­vas e inmunes.

Nota 3

La expre­sión gené­ti­ca es el pro­ce­so por medio del cual los orga­nis­mos trans­for­man la infor­ma­ción codi­fi­ca­da por los ADN en las pro­teí­nas nece­sa­rias para su desa­rro­llo y fun­cio­na­mien­to. En todos los orga­nis­mos el con­te­ni­do del ADN celu­lar es igual y con la infor­ma­ción nece­sa­ria para la sín­te­sis de cual­quier pro­teí­na. Pero mien­tras hay genes que se expre­san en todas las célu­las del orga­nis­mo y codi­fi­can pro­teí­nas que son esen­cia­les para su fun­cio­na­mien­to gene­ral (genes cons­ti­tu­ti­vos), otros genes solo se expre­san depen­dien­do de la fun­ción de la célu­la en un teji­do particular.

Por ejem­plo, hay genes que codi­fi­can pro­teí­nas res­pon­sa­bles de la res­pues­ta inmu­ne y por ello se expre­san en los lin­fo­ci­tos (las célu­las que lle­van a cabo esta fun­ción inmu­ni­ta­ria), y así ocu­rre con las dife­ren­tes fun­cio­nes celu­la­res de los teji­dos u órga­nos espe­cí­fi­cos, las neu­ro­nas en el cere­bro o las del cora­zón, etc. Tam­bién exis­te espe­ci­fi­ci­dad tem­po­ral, los genes se «encien­den» o se «apa­gan» en dife­ren­tes momen­tos de la vida de un orga­nis­mo, que a su vez tie­ne que ver con la fun­ción que desempeñan.

Con­cep­ción Cruz Rojo

Cádiz, 15 de octu­bre de 2015

  1. Apro­ve­cha­mos para des­ta­car la figu­ra del alge­ci­re­ño, Adol­fo Váz­quez Sán­chez en el cen­te­na­rio de su naci­mien­to. De Paco de Lucía, pero tam­bién de muchas muje­res bri­llan­tes como la musi­có­lo­ga Dia­na Pérez Cus­to­dio; las pin­to­ras Tere de Cas­tro, Maru­chi Moli­ne­ro , Mag­da Bello­ti, Vir­tu­des Reza. La poe­ti­sa Ceci­lia Qui­les o Mª Euge­nia Ferre­ra de Cas­tro que per­te­ne­ció al Tea­tro Lebrijano.
  2. Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud: http://​www​.who​.int/​m​e​d​i​a​c​e​n​t​r​e​/​n​e​w​s​/​r​e​l​e​a​s​e​s​/​2​0​1​4​/​a​i​r​-​p​o​l​l​u​t​i​o​n​/​es/
  3. Inter­na­tio­nal Agency for Research on Can­cer (IARC), World Health Orga­ni­za­tion: Press nº 221, 17 de octu­bre de 2013, Out­door air pollu­tion a lea­ding envi­ron­men­tal cau­se of can­cer deaths.
  4. Ane­xes. Inter­na­tio­nal Agency for Research on Can­cer (IARC), World Health Orga­ni­za­tion: Press nº 221, 17 de octu­bre de 2013, Out­door air pollu­tion a lea­ding envi­ron­men­tal cau­se of can­cer deaths (http://​www​.iarc​.fr/​e​n​/​p​u​b​l​i​c​a​t​i​o​n​s​/​b​o​o​k​s​/​s​p​1​6​1​/​i​n​d​e​x​.​php).
  5. Inter­na­tio­nal Agency for Research on Can­cer (IARC). World Health Orga­ni­za­tion: Press nº 221, 17 de octu­bre de 2013, Out­door air pollu­tion a lea­ding envi­ron­men­tal cau­se of can­cer deaths.
  6. Raas­chou-Niel­sen O, Ander­sen ZJ, Bee­len R, et al: «Air pollu­tion and lung can­cer inci­den­ce in 17 Euro­pean cohorts: pros­pec­ti­ve analy­ses from the Euro­pean Study of Cohorts for Air Pollu­tion Eff ects (ESCAPE)», Lan­cet Oncol 2013, vol. 14, pp. 813 – 822.
  7. Krews­ki D, Jerrett M, Bur­nett RT, et al: «Exten­ded follow-up and spa­tial analy­sis of the Ame­ri­can Can­cer Society study lin­king par­ti­cu­la­te air pollu­tion and mor­ta­lity», Res Rep Health Eff Inst 2009, vol. 140, pp. 5 – 114.
  8. Tur­ner MC, Krews­ki D, Pope CA 3rd, et al: «Long-term ambient fi ne par­ti­cu­la­te mat­ter air pollu­tion and lung can­cer in a lar­ge cohort of never-smo­kers», Am J Res­pir Crit Care Med 2011, vol. 184, pp. 1374 – 1381.
  9. El estrés oxi­da­ti­vo es un des­equi­li­brio en las reac­cio­nes quí­mi­cas de oxi­da­ción, que pro­du­cen un exce­so de peró­xi­dos de hidró­geno y radi­ca­les libres con efec­tos tóxi­cos para las células.
  10. DeMa­ri­ni DM: «Geno­to­xi­city bio­mar­kers asso­cia­ted with expo­su­re to traf­fic and near-road atmosphe­res: a review», Muta­ge­ne­sis 2013, vol. 28, pp. 485 – 505.
  11. Somers CM: «Ambient air pollu­tion expo­su­re and dama­ge to male game­tes: human stu­dies and in situ «sen­ti­nel» ani­mal expe­ri­ments», Syst Biol Reprod Med 2011, vol. 57, pp. 63 – 71.
  12. La expre­sión gené­ti­ca es el pro­ce­so por medio del cual los orga­nis­mos trans­for­man la infor­ma­ción codi­fi­ca­da por los ADN en las pro­teí­nas nece­sa­rias para su desa­rro­llo y funcionamiento.
  13. Baan, R., et al. (2013): «The car­ci­no­ge­ni­ci­tu of out­door air pollu­tion», The Lan­cet Onco­logy, nº13, diciem­bre de 2013. 

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