La Euro­pa de las finan­zas y las fal­sas soluciones

x Andrea Baranes

La Comi­sión Euro­pea ha pre­sen­ta­do en estos últi­mos días la Capi­tal Mar­kets Union [Unión de Mer­ca­dos de Capi­tal]. En su base está la idea de que si los ban­cos no pres­tan sufi­cien­te dine­ro a las peque­ñas y media­nas empre­sas y la inver­sión públi­ca es una here­jía, la solu­ción pasa por una ulte­rior expan­sión de la esfe­ra financiera.

¿La rece­ta para el cre­ci­mien­to? Una mayor finan­cia­ri­za­ción de la eco­no­mía, expan­dir el sis­te­ma ban­ca­rio en la som­bra, relan­zar la titu­li­za­ción, aca­bar con los últi­mos con­tro­les de movi­mien­to de capi­ta­les. Pare­ce­ría una bro­ma de mal gus­to, con­si­de­ran­do que son pro­ba­ble­men­te las ope­ra­cio­nes res­pon­sa­bles en mayor medi­da de la cri­sis de los últi­mos años. Por el con­tra­rio, es todo cier­to, des­gra­cia­da­men­te, en esta para­dó­ji­ca Unión Euro­pea. ¿La recu­pe­ra­ción se pone cues­ta arri­ba, fal­tan inver­sio­nes y las peque­ñas empre­sas no tie­nen acce­so al cré­di­to? Las cau­sas no se inves­ti­gan en los desas­tres de las finan­zas ni en años de aus­te­ri­dad. Al con­tra­rio, las finan­zas públi­cas son, por defi­ni­ción, el pro­ble­ma y las pri­va­das, la solución.

Este es el mar­co teó­ri­co en el que nace la Capi­tal Mar­kets Union, o CMU, pre­sen­ta­da en los últi­mos días por la Comi­sión Euro­pea. Sim­pli­fi­can­do, un con­jun­to de ini­cia­ti­vas enca­mi­na­das a la crea­ción de nue­vos cana­les de finan­cia­ción para las peque­ñas y media­nas empre­sas, las infra­es­truc­tu­ras y deter­mi­na­dos sec­to­res eco­nó­mi­cos. En su base está la idea de que si los ban­cos no pres­tan sufi­cien­te dine­ro y la inver­sión públi­ca es una here­jía, hete aquí que la solu­ción pasa por una ulte­rior expan­sión de la esfe­ra financiera.

Habla­mos de cana­les alter­na­ti­vos al ban­ca­rio, que favo­re­cen el sis­te­ma ban­ca­rio en la som­bra, o sha­dow ban­king sys­tem, que no tie­ne que some­ter­se a las reglas que ata­ñen a la ban­ca; el mis­mo sis­te­ma que ter­mi­nó sien­do acu­sa­do de ser uno de los prin­ci­pa­les res­pon­sa­bles de la cri­sis. Habla­mos de la titu­li­za­ción que per­mi­te a los ban­cos reven­der en los mer­ca­dos los cré­di­tos con­ce­di­dos, mul­ti­pli­cán­do­los al infi­ni­to y elu­dien­do la nor­ma­ti­va pru­den­cial; exac­ta­men­te las ope­ra­cio­nes que hace sólo pocos años per­mi­tie­ron con­ce­der los prés­ta­mos subprime.

Más si cabe, en la CMU se pro­po­ne la liqui­da­ción de los últi­mos con­tro­les sobre movi­mien­to de capi­ta­les. Capi­ta­les cada vez más des­con­tro­la­dos en una UE en la que las leyes y el fis­co se detie­nen en las fron­te­ras nacio­na­les. Toda­vía peor es la idea de que deben ser las finan­zas pri­va­das las que reali­cen la inte­gra­ción euro­pea mis­ma. En un momen­to en que no se pue­de hablar siquie­ra de trans­fe­ren­cias fis­ca­les, ¿cómo col­mar las dife­ren­cias entre nacio­nes y regio­nes euro­peas? Muy sen­ci­llo, liqui­de­mos todos los con­tro­les y “natu­ral­men­te” los capi­ta­les irán de las zonas más ricas hacia las más pobres, de los ciu­da­da­nos y fon­dos de pen­sio­nes de los paí­ses fuer­tes hacia la peri­fe­ria. Con la CMU se inten­si­fi­ca el mis­mo prin­ci­pio que ha lle­va­do a los ban­cos ale­ma­nes y fran­ce­ses a inun­dar Gre­cia de dine­ro duran­te años para dejar­la lue­go al bor­de del abis­mo con el esta­lli­do de la cri­sis. Hemos dele­ga­do en las finan­zas pri­va­das el con­jun­to del pro­yec­to de inte­gra­ción europea.

Fren­te a unas finan­zas hiper­tro­fia­das, ines­ta­bles y auto­rre­fe­ren­cia­les, el deba­te actual debe­ría girar en torno a cómo redu­cir este gigan­tes­co casino y recon­du­cir con­tex­tual­men­te por lo menos una par­te de la liqui­diez como fin en si mis­ma hacia la eco­no­mía «real», hacia la finan­cia­ción de empre­sas y fami­lias, hacia inver­sio­nes pro­duc­ti­vas. Hacer­lo sig­ni­fi­ca­ría apli­car por últi­mo una tasa a las tran­sac­cio­nes finan­cie­ras y así suce­si­va­men­te. Temas sobre los cua­les se va, en el mejor de los casos, hacia ade­lan­te con el freno de mano pues­to. Mien­tras que la regla­men­ta­ción de la ban­ca pare­ce pasa­da de moda, los gru­pos de pre­sión levan­tan de nue­vo cabeza.

Uno de los prin­ci­pa­les entre los que actúan a esca­la euro­pea, y en cuya jun­ta se sien­tan direc­ti­vos de ban­cos como Gold­man Sachs, JP Mor­gan, Citi, BBVA, Cre­dit Suis­se, BNP Pari­bas, HSBC y otros diver­sos, ha difun­di­do en los últi­mos días un comu­ni­ca­do para seña­lar que la Capi­tal Mar­kets Union es “una ini­cia­ti­va guía de la Unión Euro­pea”, y que goza de su “apo­yo pleno” en ello. Pocas dudas caben sobre el apo­yo pres­ta­do por los ban­cos más gran­des del mun­do. Muchas, muchí­si­mas sobre el rum­bo de esta Unión Euro­pea, lan­za­da con­tra un muro y que sigue acelerando.

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