El pro­ce­so de libe­ra­ción vas­co en la encrucijada

x Borro­ka garaia da

¿En qué pun­to nos encon­tra­mos en el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social vas­co?. Para tra­tar este tema, lo pri­me­ro que habría que acla­rar es que enten­de­mos por pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social. Dicho sin­té­ti­ca­men­te, ese pro­ce­so con­sis­ti­ría en el desa­rro­llo nacio­nal pleno median­te un pro­ce­so de auto­de­ter­mi­na­ción de cara a la inde­pen­den­cia y a la implan­ta­ción del socia­lis­mo, lo que en tér­mi­nos de obje­ti­vos estra­té­gi­cos supon­dría el esta­do socia­lis­ta vas­co independiente.

Aun­que resul­ta obvio, no cabe olvi­dar­se de las bases en las cua­les nos move­mos: un dere­cho de auto­de­ter­mi­na­ción nega­do por las armas y leyes de dos esta­dos, y un sis­te­ma capi­ta­lis­ta no menos impues­to por las armas y leyes de esos mis­mos esta­dos. Cómo supe­rar esas impo­si­cio­nes, en qué gra­do se están superan­do, qué pers­pec­ti­vas hay de ello y qué tipo de corre­la­cio­nes de fuer­zas exis­ten son bási­ca­men­te los con­di­men­tos de la rece­ta nece­sa­ria para hacer una radio­gra­fía del desa­rro­llo del pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social.

Aten­dien­do a estos fac­to­res se podría decir que en los últi­mos años el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social vas­co se ha ido apa­gan­do de una mane­ra alar­man­te. Lo que ha hecho que has­ta para los esta­dos sea una “pro­ble­má­ti­ca” que haya baja­do mucho en la esca­la de sus preo­cu­pa­cio­nes. El “pro­ble­ma vas­co” se ha meti­do deba­jo de la alfom­bra y otras “pro­ble­má­ti­cas” tales como la pro­tes­ta en el esta­do espa­ñol ( hoy en día en gran par­te des­gas­ta­da y cen­tri­fu­ga­da por las ins­ti­tu­cio­nes) o el pro­ce­so inde­pen­den­tis­ta cata­lán (hoy en día con difi­cul­ta­des para ope­rar la rup­tu­ra) han ocu­pa­do tem­po­ral­men­te el pues­to en otro tiem­po ocu­pa­do por el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social vas­co. Hoy en día para los esta­dos les resul­ta más cómo­da Eus­kal Herria y no les supo­ne preo­cu­pa­ción sino que les sir­ve para dar cuer­po a un men­sa­je de vic­to­ria, aun­que sea ima­gi­na­da. Todas las opcio­nes de nego­cia­ción, de acuer­dos o de posi­bles pro­ce­sos de paz y de solu­ción al con­flic­to están com­ple­ta­men­te que­ma­dos. Los esta­dos no tie­nen nada que ganar en una posi­ble solu­ción a un con­flic­to que ya no les supo­ne con­flic­to. Por lo que todos los esque­mas, ya sean basa­dos en los acuer­dos de Aie­te, en posi­bles solu­cio­nes a los pre­sos polí­ti­cos y refu­gia­dos, nego­cia­cio­nes entre par­ti­dos, o redu­cir al ámbi­to vas­co un pro­ble­ma que se ori­gi­na en los esta­dos son calle­jo­nes sin sali­da en la coyun­tu­ra actual sin nin­gún viso de avance.

Toda esta situa­ción duran­te lar­gos años cru­cia­les no ha sido detec­ta­da ni anti­ci­pa­da debi­do a un ensi­mis­ma­mien­to con un pro­ce­so de paz que no exis­tía, a cier­to fun­da­men­ta­lis­mo estra­té­gi­co basa­do en la pro­pa­gan­da y median­te un des­ten­sio­na­mien­to polí­ti­co rela­cio­na­do con todo ello y pro­fun­di­za­do debi­do al inti­tu­cio­na­lis­mo y su ilu­sio­nis­mo que ha lle­va­do a un bajón de ener­gía gra­dual que ha toca­do en pri­me­ra ins­tan­cia al cuer­po más mili­tan­te pero que se ha exten­di­do por todo. El resul­ta­do de todo ello es que la inca­pa­ci­dad para una ofen­si­va polí­ti­ca ha resul­ta­do mas que evi­den­te, que las posi­cio­nes del PNV se han refor­za­do, refor­zán­do­se por tan­to el auto­no­mis­mo y que la pér­di­da de ener­gía tan­to prác­ti­ca como “espiritual”coloca el pro­ce­so de libe­ra­ción en una situa­ción pre­ca­ria andan­do por la cuer­da flo­ja de la asi­mi­la­ción, el fin del con­flic­to sin que en reali­dad haya aca­ba­do y la impotencia.

Las con­se­cuen­cias inter­nas en la psi­que de la izquier­da aber­tza­le enten­di­da como movi­mien­to se han balan­cea­do entre un aggior­na­men­to de par­te de las estruc­tu­ras y una radi­ca­li­za­ción de par­te de las bases al calor de la cri­sis capi­ta­lis­ta impi­dien­do pro­du­cir­se una sín­te­sis. Y esto es debi­do a que muchas de las filo­so­fías emplea­das en los últi­mos años, a par­te de dar esca­sos fru­tos, cami­nan encon­tra­das con las filo­so­fías nece­sa­rias para pro­du­cir una ofen­si­va polí­ti­ca basa­da en el poder popu­lar que pue­da sacar tan­to a la izquier­da aber­tza­le del impas­se en el que se encuen­tra como al pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social de su mala situación.

Si somos inca­pa­ces en un tiem­po pru­den­cial de gene­rar un movi­mien­to radi­cal polí­ti­co con capa­ci­dad de des­es­ta­bi­li­za­ción de la opre­sión y el nivel de exi­gen­cia polí­ti­ca no sube muchí­si­mos gra­dos, apa­ga y vámo­nos que la heren­cia reco­gi­da por los que lle­guen y muchos de los que esta­ban no será muy dife­ren­te a los múl­ti­ples abra­zos de Bergara.

No esta­rá en con­di­cio­nes de tal pro­ce­so la izquier­da aber­tza­le fal­tán­do­le patas impres­cin­di­bles que requie­ren su cons­truc­ción y si no se abre paso una uni­dad popu­lar real. Exis­te una ven­ta­na tem­po­ral debi­do a que las pie­zas nece­sa­rias para asu­mir los retos veni­de­ros siguen exis­tien­do (no hay nada per­di­do aún) pero no apro­ve­char­las nos acer­ca­rá a la peor derro­ta posi­ble, el haber sido derro­ta­dos y creer­se victoriosos.

Re-empren­der en bue­nas con­di­cio­nes y avan­zar en el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social sig­ni­fi­ca­rá que en situa­ción de con­flic­to este­mos más cómo­dos que los esta­dos y eso no depen­de sim­ple­men­te de los ins­tru­men­tos de lucha. Revo­lu­cio­nar la izquier­da aber­tza­le para revo­lu­cio­nar Eus­kal Herria es el pri­mer paso. El con­ser­va­du­ris­mo es el final del camino. En últi­ma ins­tan­cia es optar como motor entre la nue­va social­de­mo­cra­cia 2.0 cen­tra­lis­ta ins­ti­tu­cio­nal de nue­vo tipo o por la nue­va-nue­va izquier­da revo­lu­cio­na­ria de base, movi­mien­to y poder popu­lar con fren­te ins­ti­tu­cio­nal. Según como se resuel­va este dile­ma las opor­tu­ni­da­des del pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social vas­co irán a un sitio u otro. Lo demás es cues­tión de auda­cia, inte­li­gen­cia colec­ti­va y saber tra­tar al pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co como alia­do natural.

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