20 pro­pó­si­tos de la inter­ven­ción mili­tar de Rusia en Siria

Naza­nín Armanian/​Resumen Medio Oriente/​Público, 6 de octu­bre de 2015 – La con­tun­den­te entra­da mili­tar rusa en el caó­ti­co y com­ple­jo pai­sa­je béli­co de Siria el 30 de sep­tiem­bre, y su plan para poner fin al con­flic­to, han dado un vuel­co al equi­li­brio de fuer­zas en la región. La pro­pues­ta de Vla­di­mir Putin inclu­ye la for­ma­ción de una coa­li­ción inter­na­cio­nal diri­gi­da por la ONU, que inte­gre al ejér­ci­to sirio y el gobierno de Bashar al Assad para luchar con­tra el terro­ris­mo, y la cele­bra­ción de unas elec­cio­nes par­la­men­ta­rias con la par­ti­ci­pa­ción de la “opo­si­ción sana”. La pri­me­ra con­se­cuen­cia de la magis­tral juga­da diplo­má­ti­ca y mili­tar de Putin ha sido hacer­se con el man­do de la situa­ción de Siria y humi­llar a la inefi­cien­te Coa­li­ción Anti-Esta­do Islá­mi­co (CAEI) de unos 40 paí­ses y diri­gi­da por EEUU. Los rusos, en unos días al pare­cer, han des­trui­do más posi­cio­nes de los yiha­dis­tas que la CAEI duran­te 7.000 bom­bar­deos en dos años. El efec­to inme­dia­to de su acción ha sido poner ner­vio­sos a los rebel­des y per­ple­jos a sus patro­ci­na­do­res regio­na­les y mundiales.
Obje­ti­vos de Rusia
‑Poner en evi­den­cia la pan­to­mi­ma de la CAEI en su fal­sa lucha con­tra el terro­ris­mo. Que la Casa Blan­ca expli­que qué hacían los yiha­dis­tas afga­nos ‑embrión del EI, ges­ta­do por la CIA, MI6 e ISI‑, en el Des­pa­cho Oval en 1983.
‑Dela­tar la ile­ga­li­dad de las accio­nes de CAEI. Rusia tie­ne el per­mi­so del gobierno sirio, y del par­la­men­to ruso, por lo que su acción está con­for­me al dere­cho internacional.
‑Pre­sen­tar­se como un actor mun­dial, y pre­sen­tan­do un plan de paz que cree via­ble fren­te a las polí­ti­cas de EEUU, res­pon­sa­ble de la expan­sión del terro­ris­mo reli­gio­so por todo el mun­do. Así que, si alguien bus­ca un líder para el mun­do, ese es él: mane­ja la diplo­ma­cia, pero tam­bién es un tipo duro.
‑Mos­trar pode­río, hacien­do que todo el pla­ne­ta esté pen­dien­te de lo que hace Rusia en Siria, recor­dan­do la cri­sis de los misi­les de Cuba.
‑Pro­du­cir bre­chas en la CAEI: Ale­ma­nia e inclu­so Tur­quía y Ara­bia apo­yan el Plan Putin de paz. Les con­ven­ció de que la prin­ci­pal ame­na­za para la paz es el EI y no Assad.
‑Redu­cir la pre­sión sobre el régi­men sirio. Pasar de la pos­tu­ra de “Asad debe irse” de la CAEI a la de “de momen­to, mejor que se quede”.
‑For­ta­le­cer la posi­ción rusa en Siria, y por ende en Orien­te Pró­xi­mo, lo que le per­mi­ti­ría nego­ciar con Occi­den­te las san­cio­nes que le impu­sie­ron por la ane­xión de Crimea.
‑Nego­ciar el des­tino de Ucra­nia: has­ta aho­ra había pre­fe­ri­do una Ucra­nia ines­ta­ble en la fron­te­ra euro­pea que una inte­gra­da en la OTAN. Des­de Damas­co su voz sobre Kiev ten­drá otra melodía.
‑Ofre­cer a Ara­bia Sau­dí el cese del pre­si­den­te sirio a cam­bio de dejar de finan­ciar el yiha­dis­mo en la región.
‑Pre­su­mir de ser quien apar­tó a Assad del poder de for­ma no vio­len­ta y como recom­pen­sa tener la voz can­tan­te en la elec­ción de su sucesor.
‑Con­te­ner el avan­ce de los isla­mis­tas. Los che­che­nos, lide­ra­dos por el coman­dan­te Tarkhan Bati­rash­vi­li, son el mayor con­tin­gen­te de extran­je­ros en las filas de EI. En esta tarea, Mos­cú cuen­ta con el apo­yo de Chi­na, que sigue sufrien­do con­ti­nuos ata­ques terro­ris­tas yihadistas.
‑Demos­trar la efi­ca­cia de la coa­li­ción for­ma­da por Rusia, Irán, Irak, Hiz­bo­lá, al con­tar con el ejér­ci­to sirio y los efec­ti­vos ira­níes y liba­ne­ses que luchan sobre el sue­lo sirio. Que Irán haya con­se­gui­do que Tur­quía (patro­ci­na­dor del Fren­te Al Nas­ra y del Ejér­ci­to de Siria Libre) acep­te un alto el fue­go para seis meses en seis ciu­da­des sirias, le avala.
‑Empu­jar al alza los pre­cios de hidro­car­bu­ro, aho­ra que cua­tro de los pro­duc­to­res mun­dia­les ‑Rusia, Ara­bia, Irak e Irán‑, están en gue­rra, y así sal­var la eco­no­mía rusa. Sin embar­go, dichos pre­cios se fijan en los des­pa­chos polí­ti­cos (de Ara­bia Sau­dí y de EEUU) igno­ran­do la ley de ofer­ta y deman­da del mercado.
‑Des­ac­ti­var el plan de EEUU y Tur­quía de crear una zona de exclu­sión aérea en el sue­lo sirio, para pro­te­ger a los yiha­dis­tas, y des­de allí empe­zar a desin­te­grar el país como se hizo en Irak, Yugos­la­via y Libia.
‑Cam­biar las alian­zas de la región: Israel se acer­ca a Rusia: ade­más de nego­ciar la for­ma­ción de una Unión Adua­ne­ra, coor­di­na con Mos­cú el vue­lo ile­gal de los cazas israe­líes en el cie­lo sirio y estu­dia la posi­bi­li­dad de que Rusia diri­ja la explo­ta­ción del gas del cam­po Levia­tán en el Medi­te­rrá­neo, para así impe­dir la ten­ta­ción de Irán o de Hiz­bo­lá en ata­car­lo algún día. A cam­bio, Mos­cú cor­ta­ría el sumi­nis­trar ira­ní de armas a la mili­cia liba­ne­sa y for­za­ría a Tehe­rán reti­rar sus efec­ti­vos, una vez paci­fi­ca­do siria.
‑Ganar ven­ta­jas res­pec­to a Irán, mos­trán­do­le que sólo Rusia pue­de sos­te­ner al régi­men. Y eso a pesar de que los cazas rusos están uti­li­zan­do el espa­cio aéreo de Irán (y de Irak) para acce­der al cie­lo sirio. El men­sa­je es: “Tener en cuen­ta los intere­ses rusos en Irán en vues­tro acer­ca­mien­to a Occidente”.
‑Pre­sio­nar a Tay­yeb Erdo­gan, (aho­ra que está muy debi­li­ta­do por los resul­ta­dos elec­to­ra­les, sopor­ta el peso de cer­ca de dos millo­nes de refu­gia­dos sirios y se enfren­ta a una nue­va gue­rra civil con los kur­dos) para que deje de apa­dri­nar a las fuer­zas anti-Assad.
‑Con­se­guir el apo­yo de Egip­to, el prin­ci­pal país ára­be. El gene­ral Al Sisi se apun­ta a liqui­dar a los islamistas.
‑Regre­sar al club de “Occi­den­te”. Y eso va diri­gi­do a aquel sec­tor de izquier­da que aún con­fun­de Rusia con la URSS y pien­sa que Putin es la reen­car­na­ción de Lenin, y no el líder de una éli­te capi­ta­lis­ta que des­de 1994 es socio de la OTAN. Otra cosa es que la mul­ti­la­te­ra­li­dad sea mejor para la paz mun­dial que la unilateralidad.
‑Pro­bar los nue­vos y sofis­ti­ca­dos cazas bom­bar­deos Sukhoy su-34 por pri­me­ra vez en un cam­po de batalla.
¿Afga­nis­tán 2?
Los rusos cuen­tan con los siguien­tes fac­to­res para no con­si­de­rar Siria como un segun­do Afganistán:
‑Que los yiha­dis­tas afga­nos reci­bían de EEUU armas avan­za­das como los misi­les “Stin­ger”. En Siria, Rusia goza de supe­rio­ri­dad mili­tar sobre el enemigo.
‑Que Siria es plano, care­ce de mon­ta­ñas roco­sas, don­de caer en embos­ca­das. Aun así, afir­man que no envia­rán tropas.
‑En Afga­nis­tán se encon­tra­ron con la hos­ti­li­dad de los luga­re­ños, en Siria par­te de la pobla­ción mira a Putin como un salvador.
‑Rusia entra des­de mar y aire. Cerrar­le el paso por el Medi­te­rrá­neo pro­vo­ca­ría un enfren­ta­mien­to direc­to entre las superpotencias.
‑Mos­cú es cons­cien­te de que Assad ha per­di­do el poder sobre el país de for­ma irre­ver­si­ble. Aho­ra sólo hay que sal­var la región alre­de­dor de Lata­kia de los alauíes, y allí pre­ser­var su impor­tan­tí­si­ma base naval en el puer­to de Tartus.
Ya diji­mos “¡Que vie­ne los rusos!”
El ali­vio que sin­tió Barak Oba­ma con la ini­cia­ti­va de Putin en Siria duró poco. Los repu­bli­ca­nos endu­re­cen sus ata­ques y bur­las a los demó­cra­tas, no solo por per­der el con­trol sobre otro país de Orien­te Pró­xi­mo, sino tam­bién por­que EEUU con Oba­ma ha deja­do de actuar como un juga­dor mundial.
Para ellos, los enemi­gos de Amé­ri­ca son Rusia e Irán, y no Chi­na como afir­ma el presidente.
Oba­ma sigue opo­nién­do­se a enviar tro­pas a Siria (tam­po­co lo hizo en Ucra­nia), por los siguien­tes moti­vos: Los fra­ca­sos en Irak y Afga­nis­tán ‑don­de otro avión de la OTAN aca­ba de ser derri­ba­do por los Tali­bán que han vuel­to a con­quis­tar Kun­duz-; la con­vic­ción de que tal acción pue­de ani­mar a Tehe­rán a armar­se real­men­te; la inca­pa­ci­dad de la opo­si­ción siria de unir­se y for­mar una alter­na­ti­va real y via­ble, y que al con­tra­rio de lo espe­ra­do, el pue­blo no apo­yó a los rebel­des, sien­do ellos más bru­tos que el ejército.
Oba­ma tam­bién teme que un caos total ame­na­ce la segu­ri­dad de Israel, o que un hipo­té­ti­co vacío de poder con la caí­da de Al Assad fue­se ocu­pa­do por los terro­ris­tas yiha­dis­tas. Ade­más, Siria care­ce de la impor­tan­cia estra­té­gi­ca nece­sa­ria para jus­ti­fi­car una inter­ven­ción terres­tre y apli­car la doc­tri­na de Res­pon­sa­bi­li­dad de Pro­te­ger (R2P) a la pobla­ción. Por últi­mo, lo que no nece­si­ta en la vís­pe­ra de las elec­cio­nes del 2016 es reci­bir una ava­lan­cha de imá­ge­nes de sus sol­da­dos deca­pi­ta­dos o cien­tos de ataúdes.
Oba­ma debe ele­gir entre acep­tar el plan ruso o cho­car con Putin en Siria. Nin­gu­na de las opcio­nes dará votos a los demócratas.
Se com­pli­ca el escenario
A pesar de que Rusia, de momen­to, ha reor­ga­ni­za­do el esce­na­rio, se enfren­ta a otro en el que el Pen­tá­gono ha actua­li­za­do los pla­nes de accio­nes mili­ta­res con­tra Rusia, des­de Esto­nia, Leto­nia, Litua­nia, Polo­nia, Bul­ga­ria y Rumania.
Es poco pro­ba­ble que la arries­ga­da apues­ta de Putin, que no inclu­ye nin­gún plan para ali­viar el sufri­mien­to de la pobla­ción, cum­pla con sus obje­ti­vos, sin con­tar con las con­se­cuen­cias que deja­ría tal inter­ven­ción sobre las arcas vacías de su país y por ende sobre la población.
No habrá un final feliz para tan­tos comen­sa­les sen­ta­dos en la mesa de la “últi­ma cena” siria.
Lo más pro­ba­ble es que Siria, des­pués de pasar varios años más en su trá­gi­co pro­ce­so de “liba­ni­za­ción”, pase a ser “bal­ca­ni­za­da”.

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