Ala­ban­za de urnas – Menos­pre­cio de historias

x Jose­ma­ri Loren­zo de Espinosa
 

Urnas

Algu­nos nun­ca nos acos­tum­bra­mos a la dic­ta­du­ra. Algu­nos menos no aca­ba­mos de hacer­nos a esta “demo­cra­cia”, con­san­guí­nea del fran­quis­mo. Segu­ra­men­te por­que las nume­ro­sas elec­cio­nes inser­vi­bles, han pro­ba­do apa­bu­llan­te­men­te su inca­pa­ci­dad gené­ti­ca. La demo­cra­cia no es, como creía­mos ni como que­ría­mos que hubie­ra sido. Y no ha sido. La lar­ga lis­ta de vota­cio­nes, que empe­za­ron en 1977, y no han para­do des­de enton­ces, no ha con­se­gui­do con­ver­tir­nos en “demó­cra­tas de toda la vida”, o mas, como dicen los que viven a su cuenta.
Era de temer que las elec­cio­nes cata­la­nas, unas mas entre tan­tas, no iban a solu­cio­nar nada. A cam­bio, han relle­na­do espa­cios mediá­ti­cos y el par­lo­teo de con­ter­tu­lios. O sea, que están dan­do poco fru­to polí­ti­co, pero mucho que hablar y poco que razo­nar. Casi todos han gana­do y casi todos han per­di­do. A la vez. Y según el ana­lis­ta de turno. Aun­que en reali­dad solo hayan gana­do los can­di­da­tos que, por aho­ra, tie­nen un esca­ño nue­vo o reno­va­do, para una eter­ni­dad de cua­tro años.
En cam­bio, como suce­de siem­pre, los que han per­di­do son los elec­to­res. Al menos han per­di­do su voto, den­tro de una urna de don­de no se pue­de sacar. O sea, han apar­ca­do su famo­sa capa­ci­dad de deci­dir has­ta nue­vo avi­so. Es el orden elec­to­ral vigen­te. Fila, voto y todos a casa a escu­char los resul­ta­dos y la vie­ja pro­pa­gan­da para las pró­xi­mas urnas, que ya están en marcha.
En estas elec­cio­nes, ha emer­gi­do del albo­ro­to demo­crá­ti­co una rela­ti­va nove­dad téc­ni­ca. El deba­te entre ple­bis­ci­to y esca­ños. La com­pa­ra­ción insis­ten­te entre votos y esca­ños, se ha pro­cla­ma­do pro­ta­go­nis­ta mas que nada, por­que los inde­pen­den­tis­tas han gana­do y per­di­do a la vez. Según este recuen­to. Algo tan difí­cil, como de esca­so relie­ve. Por­que los votos, en las elec­cio­nes, no son mas que votos. O sea que “un pla­to es un pla­to”, que dijo Rajoy. Y bien mira­do, o sea en pers­pec­ti­va, los votos son poca cosa. Ade­más se que­dan en nada, en cuan­to se dejan en la urna. Se amon­to­nan emba­ru­lla­dos en una caja, como esper­ma­to­zoi­des enlo­que­ci­dos en bus­ca de los óvu­los feli­ces, que son los candidatos.
Si nos pusié­ra­mos lógi­cos, o pedan­tes, diría­mos que has­ta que no voten todos los cen­sa­dos, nada debe­ría valer. O sea, que habría que saber el pela­je de los no-votan­tes. Lo que quie­ren. O no quie­ren. Si son abs­ten­cio­nis­tas acti­vos. O solo pasa­ban por aquí. Antes de adju­di­car­nos mayo­rías y mino­rías, que dic­ta­ran para todos y se apro­ve­cha­ran solo por unos pocos.
La sobre­va­lo­ra­ción de la urna, el voto con­ta­do uno a uno y todos jun­tos subli­ma­dos por el pue­blo o por la patria, “ata­da y bien ata­da”, es el últi­mo recur­so que les que­da a los tar­do-impe­ria­lis­tas espa­ño­les, para “demos­trar”, que los par­ti­dos que ganan las elec­cio­nes, no las ganan en reali­dad. Algo tan vie­jo como las into­xi­ca­cio­nes de la bur­gue­sía des­de que se cam­bió el voto cen­si­ta­rio por el voto com­pra­do. Algo tan repe­ti­do, en Espa­ña y su impe­rio inte­rior, que casi nadie le da impor­tan­cia. Por­que, si alguien pien­sa que todos los can­di­da­tos y sus ideas se enfren­tan a la urna en igual­dad de con­di­cio­nes, mediá­ti­cas y mone­ta­rias, mas le vale dejar de pensar…En gene­ral. Supo­nien­do que lo suyo sea pensar.
Lo mas curio­so es que todo esto se sabe y se pade­ce con ente­re­za espar­ta­na. Que se decía antes. Y pocos esca­pan de la absor­ción mediá­ti­ca de unas elec­cio­nes, por mucho que se conoz­ca su infi­de­li­dad e inuti­li­dad manifiesta…¿Porqué?..Seguramente por­que es lo úni­co que nos han deja­do los dise­ña­do­res y cere­bros de la bur­gue­sía. Y lo resi­dual que que­da de aquel gran impul­so malo­gra­do, de una tran­si­ción, que no transitó.
No me ape­te­ce con­tar­las, pero segu­ro que alguno lo sabe: des­de 1977, creo que se han con­vo­ca­do unas 60 elec­cio­nes. O mas. Todas “deci­si­vas” y “úni­cas”. Por supues­to. Por lo que sos­pe­cha­mos des­de hace tiem­po que, si nos dejan votar tan­to, es que deci­di­mos poco.
Las elec­cio­nes son el ritual mas popu­lar y dema­go­go de la reli­gión bur­gue­sa. Los polí­ti­cos dele­ga­dos las ado­ran, en los alta­res lúdi­cos del mitin y la urna. Y son sus ofi­cian­tes mayo­res. Los encar­ga­dos de una litur­gia, don­de hay de todo: dis­cur­sos, pro­me­sas, men­ti­ras, aña­ga­zas, músi­ca cutre, bai­les hor­te­ras, cho­rra­das a mon­to­nes, majo­rets y repar­to de cara­me­los. Los polí­ti­cos com­pi­ten no solo en men­tir, sino tam­bién por hacer el ridícu­lo, o sim­ple­men­te el ame­ri­cano. Y solo se ponen de acuer­do en dos cosas: madru­gar el gran día, para votar los pri­me­ros ante las cáma­ras y salir a todas horas por la tele y dedi­car­se a pedir men­di­can­tes, que la gen­te vote. Por si aca­so no les lle­ga el esper­ma­to­zoi­de. No es de extra­ñar que en unos paí­ses el voto inclu­so sea obli­ga­to­rio. Tam­bién lo era con Franco.

His­to­ria

Este triun­fo fác­ti­co de la urna inquie­ta y pedi­güe­ña repre­sen­ta, al mis­mo tiem­po, la derro­ta y el menos­pre­cio, de la His­to­ria aco­bar­da­da. Las elec­cio­nes bur­gue­sas que se come­ten en los terri­to­rios ocu­pa­dos, pidien­do el voto a la cla­se opri­mi­da nacio­nal y social­men­te, sig­ni­fi­can que el dere­cho his­tó­ri­co a la inde­pen­den­cia ha sido sus­ti­tui­do por el dere­cho a ele­gir “repre­sen­tan­tes” de lis­tas y cere­bros cerra­dos. Y que la lucha de cla­ses se ha esca­mo­tea­do en la fila elec­to­ral, entre obre­ros endo­min­ga­dos. O sea, que la His­to­ria ya no es la his­to­ria de la lucha de clases.
Y que todo se con­vie­ne bajo el man­to de la ley y el orden esta­ble­ci­do. Vale decir ahis­tó­ri­co. Con la ben­di­ción del dere­cho de con­quis­ta, con­ver­ti­do por los ocu­pan­tes en ley gene­ral. En la cual, las urnas que valen son exclu­si­va­men­te las que per­mi­ten las auto­ri­da­des inva­so­ras. Y, a veces, si es resul­ta­do no les gusta…Ni eso.
En cam­bio la His­to­ria. Esa que solo sir­ve para apro­bar asig­na­tu­ras. Dice otra cosa. Dice que todas las nacio­nes y terri­to­rios ocu­pa­dos, inva­di­dos e impedidos…tienen dere­cho a la inde­pen­den­cia. Direc­ta­men­te. Sin urnas. Sin votos. Sin esca­ños. Sin diputados…Y que todas las cla­ses socia­les explo­ta­das y opri­mi­das, tie­nen dere­cho a la igual­dad y a la eman­ci­pa­ción social y de géne­ro. Sin urnas median­tes. Ni polí­ti­cos pedi­güe­ños y caros. O sea, que todo los hom­bres (y muje­res) y sus nacio­nes, nacen y per­ma­ne­cen libres e igua­les..etc.etc. Sin nece­si­dad de hacer una soli­ci­tud o relle­nar un impreso.
Todas la nacio­nes impe­di­das fun­da­men­tan sus recla­ma­cio­nes de dis­tin­ta for­ma. Inclu­so con las armas. Pero últi­ma­men­te, gra­cias al seny cata­lán, la que ha cogi­do mas fuer­za es la de las urnas. Con­sul­tar a los ciu­da­da­nos, a ver si quie­ren ser gal­gos o poden­cos, está bien. Pero con­sul­tar a los ciu­da­da­nos, a tiem­po, hubie­ra esta­do mejor. Por ejem­plo entre 1712 y 1714. En el fra­gor de la bata­lla. En medio de los bom­bar­deos, dis­pa­ros y atro­ci­da­des de la inva­sión. En un des­can­so de los saqueos bes­tia­les de las tro­pas bor­bó­ni­cas en Cata­lun­ya. Ofi­cia­dos por las mes­na­das mer­ce­na­rias de Feli­pe V. Que, a lo que pare­ce, era ante­ce­sor núme­ri­co al menos del actual Feli­pe VI. Y que tenía el mis­mo ape­lli­do. Y que según cuen­tan, no res­pe­tó ni igle­sias, ni parro­quias, ni a los ciu­da­da­nos, a cuyos des­cen­dien­tes con tan­to voto y tan­ta con­sul­ta se requie­re aho­ra. Cla­ro que como han pasa­do tres­cien­tos años…A lo peor ya no vale.
Pero la His­to­ria de la que hablo no pres­cri­be. Con­sul­tar a los ciu­da­da­nos hubie­ra esta­do bien. Por ejem­plo en Eus­ka­di nor­te en 1890. Y en Hegoal­de, entre 1833 y 1876, antes de que las agre­sio­nes mili­ta­res espa­ño­las a las tie­rras vas­cas se lle­va­ran al infi­ni­to a mas de cien mil vas­cos. Con­sul­tar a los ciu­da­da­nos hubie­ra esta­do bien. En 1936 o 1939. Antes de los cri­mi­na­les bom­bar­deos de Duran­go, Ger­ni­ka, Mun­gia, Otxan­dio etc etc. Hubie­ra esta­do bien saber si los vas­cos eran o no inde­pen­den­tis­tas, enton­ces. Ya que aho­ra no lo sabe­mos. Ni, a lo que pare­ce, nos van a dejar saberlo.
Tam­po­co hubie­ra esta­do mal que el decre­to de Espar­te­ro, la fal­sa Ley Pac­cio­na­da nava­rra, la de Moyano de edu­ca­ción, o la abo­li­ción de los Fue­ros, hubie­ran sido vota­das por los afec­ta­dos. Antes de ver ocu­pa­dos sus terri­to­rios, sus vidas, cul­tu­ras y hacien­das para siem­pre jamás, por las tro­pas del rey bor­bón y la bur­gue­sía espa­ño­la. O por las de Fran­co, su pala­fre­ne­ro. Pero esto es otra his­to­ria. Es la his­to­ria que no cuen­ta. Aun­que este cíni­ca­men­te reco­no­ci­da en su famo­sí­si­ma Cons­ti­tu­ción. Que al menos en Eus­ka­di tuvi­mos la opor­tu­ni­dad de no acep­tar. Cosa que hici­mos. Es la His­to­ria que la bur­gue­sía ha con­fi­na­do en aulas, museos y libra­cos sub­ven­cio­na­dos. Don­de menos estorbe.
La dic­ta­du­ra no se moles­ta­ba en con­vo­car elec­cio­nes. Y si con­vo­ca­ba algu­na, la gana­ba siem­pre. Mayor­men­te por­que Fra­ga era el con­ta­dor de votos. En la dic­ta­du­ra no había elec­cio­nes. Había His­to­ria. Y era tan cutre y mani­pu­la­da, como solo pue­de ser la His­to­ria sub­ven­cio­na­da por el poder. De ahí que sus for­mas y des­cré­di­to nos alcan­cen toda­vía. De ahí, tam­bién, que la “demo­cra­cia” actual se haya dado cuen­ta, que es mejor no tener His­to­ria. O tener poca. Por­que si la His­to­ria no pres­cri­be, su reco­no­ci­mien­to podía com­pli­car las cosas a los demó­cra­tas de toda la vida. O mas. Y así, los polí­ti­cos ala­ban a las urnas, su gran feti­che, pero menos­pre­cian la Historia
En la demo­cra­cia de la bur­gue­sía no hay His­to­ria. Solo hay urnas. Sobre­abun­dan­cia de urnas. Pero con un resul­ta­do igual de cutre, mani­pu­la­do y corrup­to, que el de la His­to­ria fran­quis­ta. Y, por eso, la nue­va His­to­ria, la que podía ser un ali­vio o una sali­da, un argu­men­to poten­te para las nacio­nes impe­di­das y las cla­ses explo­ta­das, ni exis­te ni exis­ti­rá. Al menos en el dis­cur­so polí­ti­co ofi­cial. Y suboficial.
A cam­bio tene­mos elec­cio­nes. Unas elec­cio­nes que se deva­lúan alar­man­te­men­te, nada mas salir de fábri­ca. Unos votos que ape­nas valen lo que quie­ran hacer con ellos, los ele­gi­dos. Y que se amon­toan, unos enci­ma de otros, con­ta­mi­nan­do la vida de las gen­tes. Como esos cemen­te­rios de rue­das de coches. Sucios y peli­gro­sos. Parkaidazue…Pero si toda­vía hay quien crea que con unas cuan­tas elec­cio­nes frau­du­len­tas, y unos miles de votos tóxi­cos, des­pués de inso­por­ta­bles cam­pa­ñas elec­to­ra­les, se pue­den libe­rar los pue­blos y eman­ci­par a la cla­se. Ben­di­to sea…O, mejor, maldito.

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