“¿Viste lo que publicó este pana?” “Vacila este beta” “Descárgala con este video”. Imágenes, videos, fotografías, formatos que inundan los “timelines” de las redes sociales, cargados de mensajes, estereotipos, vivencias y experiencias de quienes los producen, comparten y viralizan, cuyos contenidos próximos a la cotidianidad compartida entre los jóvenes está transformando la interacción, comunicación, los espacios de sociabilidad, imaginarios y símbolos de las juventudes venezolanas de hoy en día.
Al problematizar y prestar atención a lo anterior, se hace necesario detenernos y preguntarnos: ¿Cuáles son los espacios de comunicación, participación, interacción de nuestras juventudes?, ¿es el espacio virtual el lugar dónde el “control (adulto, policial, docente) desaparece” y es posible hacer público lo que grupo adentro se comparte?, ¿qué están comunicando los jóvenes a través de las redes sociales?, ¿existe una relación entre el espacio público y el espacio virtual juvenil?
Desde enero del 2015, en el colectivo de Investigación Social Red de la Calle hemos venido realizando un trabajo que lleva por nombre “Juventudes, Espacio Público y Ciberactivismo”. A través de éste hemos querido indagar en las dinámicas urbano-tecno-políticas-identitarias y culturales de jóvenes (con edades entre 15 y 30 años) de la ciudad de Caracas. Hemos encontrado interesantes y sinceros hallazgos que creemos necesarios compartir porque explican las dinámicas juveniles espaciales y virtuales de estas juventudes tan política y culturalmente influenciadas en los últimos años.
Para muchxs jóvenes, un dispositivo electrónico (celular, tableta, computadora) es casi un artículo de primera necesidad. A través de estos se conectan y comunican con quienes comparten, “trancean”, interactúan. Una secuencia de un joven común sería despertarse y “conectarse”, revisar Whatsapp, el “pin”, Facebook, Instagram, Twitter, responder o no los mensajes, escribir algún estado, tomarse y publicar fotos, compartir formatos virtuales, “stalkear”, comentar algún estado de uno de los perfiles de sus contactos. El día continua en el liceo, universidad, lugar de trabajo, la calle, el dispositivo electrónico cumple con ser la extensión de la mirada y presencia del/a joven en el “mundo virtual”, para saber “qué está pasando”, no “perderse de nada”, para generar y consumir información y entretenimiento a tiempo real. Vemos al mundo moverse en el espacio público, pero hoy en día, éste se va gestionando desde lo virtual y es en las interacciones juveniles donde más se evidencia.
Los timelines de las redes sociales de las juventudes venezolanas muestran diversos imaginarios sobre el mundo, la sociedad, el amor, la pareja, la belleza, la vida, la muerte, sexualidades, el éxito, la clase social, las luchas sociales, la política, el activismo. Sin embargo, encontramos que pese a que en la mayoría de lxs usuarixs de estas redes se promulga el respeto a las diversas opiniones y libertad de expresión, muchas de estas ideas, sobre todo las que tratan los temas más polémicos (política, sexo, disidencias sexuales, autonomía, activismo), resultan irrespetadas, desatendidas y subestimadas.
En este trabajo llevado a cabo por Red de la Calle encontramos diversos metarrelatos generados por las juventudes venezolanas que lejos de creer que “todxs lxs jóvenes son iguales” y que andan “en lo mismo”, demuestran que están generando y compartiendo informaciones que parten desde diferentes puntos de vista y que evidencia la influencia de diversos discursos políticos (teóricos y empíricos de izquierda y de derecha), sin esperar ser evaluadxs, sin pedir derecho de palabra, sin estar en una asamblea de ciudadanxs para ser escuchadxs, desde sus propias vivencias y experiencias, hablando desde sus propios referentes de identidad, clase social, tendencia política, sentimientos, emociones, las juventudes venezolanas están publicando, compartiendo, viralizando, denunciando qué les molesta, qué les seduce, qué les gusta, los abusos que viven, de lo que están sobresaturados, qué país quieren y cuál no, unxs más propositivxs que otrxs, pero en ambos casos, están alzando sus voces.
Los abusos policiales vividos por lxs jóvenes de sectores populares los vemos denunciados en el espacio virtual a través de memes y videos, las caras de desilusión y rabia que vemos en el transporte público cuando algún chofer no les acepta el pasaje estudiantil a un estudiante las leemos en estados de Facebook, de repente empezamos a ver cómo las fotografías “yoperas” de Instagram cobran vida en chicos y chicas en los centros comerciales, los timelines de Instagram y Vine se llenan con mensajes de algunxs jóvenes que siguen con ganas de “irse demasiado”, vemos cómo los videos de activistas promoviendo sus causas logran su efecto y de repente lo que comenzó en lo virtual se evidencia y legitima en lo público.
Es evidente la fuerza y el poder que las redes sociales tienen en el espacio virtual venezolano. Lo vivimos en abril del 2013, en febrero del 2014. Hemos sido espectadores, consumidores, detractores y generadores de estos contenidos. La relación entre el espacio virtual y el público cada día se hace más notable, las juventudes han naturalizado este modus vivendi y cada vez más sirven como guía para entender los cambios urbano-tecno-políticos-identitarios y culturales que vivimos hoy en día. Negarlo, sería continuar bajo una mirada caduca de los relatos contemporáneos que nos explican.
Eliseb Anuel M
Colaborador de GIS XXI