Sin van­guar­dia la huma­ni­dad se suicida

Las Revo­lu­cio­nes han caí­do de nue­vo en el capi­ta­lis­mo, el capi­ta­lis­mo se ha res­tau­ra­do. No es posi­ble des­pa­char este hecho con anéc­do­tas: que si Sta­lin era malo, que a Mao se le fun­dió la enten­de­de­ra, que si gor­ba­chov entre­gó; o, lo que es peor, insis­tir en que Chi­na es socia­lis­ta, y que Mos­cú es leni­nis­ta. El pro­ble­ma es más complejo.
Pare­ce ser que el sis­te­ma capi­ta­lis­ta tie­ne meca­nis­mos de auto­con­trol capa­ces de anu­lar las per­tur­ba­cio­nes, los cam­bios pro­fun­dos, el capi­ta­lis­mo tie­ne su pro­pia homeós­ta­sis. Y mien­tras esto no se estu­die, no se podrá frac­tu­rar, esta­rá fun­cio­nan­do, pro­te­gien­do al sistema.
Inten­te­mos ave­ri­guar cuál es el meca­nis­mo de con­trol del capi­ta­lis­mo que le per­mi­te per­ma­ne­cer, y dón­de están las fallas de las Revo­lu­cio­nes que no con­si­guen su objetivo.
La pri­me­ra ense­ñan­za en estos siglos de lucha es que la Revo­lu­ción es un pro­ce­so que se esce­ni­fi­ca fun­da­men­tal­men­te en el incons­cien­te, en el alma colec­ti­va, en la espi­ri­tua­li­dad. Y en ese pro­ce­so tie­ne deci­si­va influen­cia la con­duc­ta de la vanguardia.
Las bata­llas en el alma son sim­ples, bási­cas, pero son inten­sas y deci­si­vas, de ellas depen­de la con­duc­ta. La Revo­lu­ción plan­tea, debe plan­tear, qui­zá la bata­lla más esen­cial que se pue­de dar en la Huma­ni­dad: el cho­que entre el egoís­mo y el amor, entre lo indi­vi­dual enfren­ta­do a lo colec­ti­vo, Eros con­tra Tána­tos. Cuan­do lo ante­rior se hace polí­ti­ca, es la lucha por los humil­des, los des­po­ja­dos, por la Huma­ni­dad toda.
Ya diji­mos que la bata­lla es en el incons­cien­te, es allí que se efec­túa la ope­ra­ción de res­tau­ra­ción, es allí que se pier­de el Socia­lis­mo. El egoís­mo allí ancla­do impreg­na todas las demás accio­nes de la Revo­lu­ción y las ate­núa, éstas con­ser­van su for­ma pero en el fon­do no se ata­ca al núcleo egoís­ta que per­ma­ne­ce intac­to, aga­za­pa­do, espe­ran­do acu­mu­lar fuer­za para emerger.
La bata­lla en el incons­cien­te colec­ti­vo se mani­fies­ta en la lucha entre la van­guar­dia y el res­to de la socie­dad. La van­guar­dia esta­ble­ce cana­les hacia el incons­cien­te colec­ti­vo dan­do bata­lla allí aden­tro, sus­ti­tu­yen­do los valo­res del egoís­mo. La van­guar­dia repre­sen­ta, debe repre­sen­tar, el amor en lucha con­tra el egoís­mo, den­tro de ella mis­ma y den­tro del res­to de la sociedad.
Se com­pren­de que la van­guar­dia influ­ye en el res­to de la socie­dad con su pré­di­ca, con su ejem­plo y con sus accio­nes. Todo for­ma un com­ple­jo. Si una falla, todo se derrum­ba. La pér­di­da de una Revo­lu­ción es pre­ce­di­da por la pér­di­da de la van­guar­dia, ésta no pudo derro­tar al capi­ta­lis­mo den­tro de ella, se dejó sedu­cir y sucumbe.
La Huma­ni­dad, la espe­cie huma­na, debe tener meca­nis­mos para zafar­se del des­tino que le plan­tea el capi­ta­lis­mo. Ya sabe­mos que el Socia­lis­mo es la solu­ción a la encru­ci­ja­da que vive la Huma­ni­dad, esto lo reco­no­cen las men­tes más bri­llan­tes del pla­ne­ta que no defien­den al capi­ta­lis­mo, al con­tra­rio, lo acu­san. La Huma­ni­dad, los pue­blos, deben parir las van­guar­dias indis­pen­sa­bles para su salvación.
ela​ra​do​yel​mar​.blogs​pot​.com

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