Lec­ción «prác­ti­ca» de capi­ta­lis­mo, nacio­na­lis­mo e internacionalismo

En la madru­ga­da de hoy, lunes 13 de julio, y lue­go de 17 horas de sesio­nes en la Cum­bre Euro­pea, Ale­xis Tsi­pras fir­mó una capi­tu­la­ción com­ple­ta. Lo acep­ta­do por el pri­mer minis­tro grie­go es aún peor que la pro­pues­ta ante­rior de la troi­ka, recha­za­da por el refe­rén­dum; y peor de lo que lle­vó el mis­mo Tsi­pras a la Cum­bre1.
Aho­ra se impo­ne al Par­la­men­to grie­go la apro­ba­ción, con pla­zo máxi­mo el miér­co­les 15, de la amplia­ción de la base del IVA; la refor­ma del sis­te­ma de pen­sio­nes; y la intro­duc­ción de recor­tes auto­má­ti­cos de gas­tos si no se logran los obje­ti­vos de supe­rá­vit fiscal.
Pero estas son «solo» con­di­cio­nes para nego­ciar un memo­rán­dum de enten­di­mien­to con los acree­do­res. Entre otras medi­das, Gre­cia debe­rá revi­sar todo lo legis­la­do des­de febre­ro (sal­vo las medi­das para paliar la cri­sis huma­ni­ta­ria); adop­tar medi­das pro mer­ca­do, de acuer­do con las reco­men­da­cio­nes de la OCDE, inclu­yen­do comer­cios abier­tos los domin­gos, aper­tu­ra de la pro­pie­dad de far­ma­cias, y otros nego­cios. Debe «moder­ni­zar» las nego­cia­cio­nes colec­ti­vas de los sin­di­ca­tos; per­mi­tir des­pi­dos colec­ti­vos, según las prác­ti­cas de la Unión Euro­pea. Se dis­po­ne asi­mis­mo que las polí­ti­cas del mer­ca­do de tra­ba­jo en nin­gún caso vol­ve­rán a dis­po­si­cio­nes «que no son com­pa­ti­bles con el obje­ti­vo de pro­mo­ver el cre­ci­mien­to». El gobierno grie­go tam­bién debe com­pro­me­ter­se a for­ta­le­cer el sis­te­ma financiero.
Por otra par­te, Gre­cia debe­rá desa­rro­llar un pro­gra­ma de pri­va­ti­za­cio­nes de esca­la, entre ellas la red de elec­tri­ci­dad. Lo pro­du­ci­do serán pues­to en un fon­do inde­pen­dien­te (es una espe­cie de fidei­co­mi­so) de unos 50.000 millo­nes de euros. El 50% se uti­li­za­rá para reca­pi­ta­li­zar los ban­cos; de lo res­tan­te, el 50% se usa­rá para pagar deu­da y el otro 50% para inver­sio­nes. El fon­do esta­rá en Gre­cia, no en Luxem­bur­go, como se esta­ble­cía ori­gi­na­ria­men­te, y será mane­ja­do por grie­gos, pero bajo super­vi­sión de la Unión Europea.
Tam­bién se obli­ga a Gre­cia a ceder sobe­ra­nía, ya que las ins­ti­tu­cio­nes de la Unión Euro­pea y el FMI van a ins­pec­cio­nar la apli­ca­ción de las polí­ti­cas. En otras pala­bras, los acree­do­res podrán enviar vee­do­res con pleno acce­so a los minis­te­rios y poder de veto sobre la legis­la­ción. En tan­to, el BCE man­tie­ne las res­tric­cio­nes a la pro­vi­sión de dine­ro a los ban­cos griegos.
Todas estas se con­si­de­ran medi­das indis­pen­sa­bles para nego­ciar con Gre­cia un alar­ga­mien­to de los pla­zos de pago y reduc­ción de intere­ses (pero sin reduc­ción de la deu­da de 310.000 millo­nes de euros). La Cum­bre euro­pea asu­me que Gre­cia nece­si­ta entre 82.000 y 86.000 millo­nes de euros.
Natu­ral­men­te, Tsi­pras aho­ra se enfren­ta a una rebe­lión entre sus par­la­men­ta­rios y en su par­ti­do. Muchos hablan de la for­ma­ción de un gobierno de uni­dad nacio­nal, con el Pasok y Nue­va Demo­cra­cia. Todo esto se desa­rro­lla en un mar­co de pará­li­sis de la eco­no­mía grie­ga. Los ban­cos están en una situa­ción muy com­pli­ca­da, por­que sufren el reti­ro de depó­si­tos, por un lado, y tie­nen muchos acti­vos inco­bra­bles, inclu­yen­do deu­da del gobierno grie­go. Las pena­li­da­des de las masas tra­ba­ja­do­ras y del pue­blo son inmen­sas, y aho­ra se anun­cia más sufrimiento.
Lec­ción prác­ti­ca de capitalismo
Muchos refor­mis­tas y per­so­nas de bue­na volun­tad soña­ban, has­ta la sema­na pasa­da, con fra­ses sono­ras y «refe­rén­dums con el pue­blo deci­dien­do sus des­ti­nos». Algu­nos des­pre­ve­ni­dos lle­ga­ron a hablar de «entra­da en una nue­va épo­ca his­tó­ri­ca en toda Euro­pa» (sic, publi­ca­do en Bue­nos Aires). Creían el cuen­to de «la polí­ti­ca de la gen­te se impo­ne por sobre los mer­ca­dos y los acree­do­res». Creían que Ate­nas iba a nego­ciar con una socie­dad de bene­fi­cen­cia. Creían que las rela­cio­nes socia­les se pasan por alto a fuer­za de dis­cur­sos e ima­gi­na­ción colec­ti­va. Hubo inclu­so alguno que pro­po­nía levan­tar fir­mas en res­pal­do de Tsi­pras, para enviar a la ONU y que inter­ven­ga el Con­se­jo de Segu­ri­dad. En fin, se aho­ga­ban en frases.
Pero en Bru­se­las a nues­tros «hones­tos demó­cra­tas» los espe­ra­ban para recor­dar­les que esto no es una socie­dad de bene­fi­cen­cia, sino de explo­ta­ción; que por enci­ma de sus enso­ña­cio­nes, están los con­tra­tos y las rela­cio­nes obje­ti­vas de poder eco­nó­mi­co. Por eso, les die­ron a enten­der, sin vuel­tas, que las deu­das en el capi­ta­lis­mo hay que pagar­las con plus­va­lía «con­tan­te y sonan­te», esto es, con tra­ba­jo humano, al que hay que expri­mir a más no poder. En una pala­bra, los acree­do­res con­vir­tie­ron el triun­fo de papel en papel moja­do. Y enton­ces, como bue­nos demó­cra­tas peque­ño bur­gue­ses, los que iban a enfren­tar al «capi­tal finan­cie­ro», aga­cha­ron la cabe­za y vol­vie­ron a Ate­nas dis­pues­tos a hacer tra­gar al pue­blo el sapo de la «lec­ción prác­ti­ca» de capi­ta­lis­mo «prác­ti­co». Y en eso están, a estas horas.
No hay sali­da nacional
Lo suce­di­do en estos últi­mos días pone en evi­den­cia que las sali­das de tipo «capi­ta­lis­mo nacio­nal», son inca­pa­ces de opo­ner una alter­na­ti­va cohe­ren­te al capi­tal mun­dia­li­za­do. Los acree­do­res pusie­ron a los repre­sen­tan­tes de Ate­nas ante la dis­yun­ti­va de acep­tar sus con­di­cio­nes, o dejar el euro. Diga­mos, la sar­tén o el fue­go, por­que una vuel­ta al drac­ma, en tan­to se man­ten­gan las rela­cio­nes capi­ta­lis­tas, tam­po­co aho­rra­rá los padecimientos.
Pero los acree­do­res pudie­ron hacer eso por­que la cla­se obre­ra de sus pro­pios paí­ses los deja actuar así. Es que las cla­ses domi­nan­tes de Ale­ma­nia, Holan­da, Aus­tria y otros paí­ses euro­peos, han ali­men­ta­do la idea de que «nues­tros con­tri­bu­yen­tes no deben pagar el res­ca­te de Gre­cia» (y la deu­da la tie­nen, mayo­ri­ta­ria­men­te, los Esta­dos). Por otra par­te, otros muchos tra­ba­ja­do­res no ven futu­ro por fue­ra del euro; y otros, en fin, adop­tan posi­cio­nes nacio­na­lis­tas, com­bi­na­das con pos­tu­ras reac­cio­na­rias (como lo son gru­pos de ultra­de­re­cha, inclu­so alia­dos a Syri­za en Gre­cia). Este cua­dro deter­mi­nó una rela­ción de fuer­zas favo­ra­ble al capi­tal, al menos has­ta aho­ra. No hay que enga­ñar­se con pala­bre­ría alti­so­nan­te sobre este pun­to. Ade­más, hay que admi­tir, y decir­lo cru­da­men­te, que los socia­lis­tas peque­ño bur­gue­ses y socia­lis­tas bur­gue­ses no tie­nen alter­na­ti­va que no sea su refor­mis­mo senil y nacional.
Las ban­de­ras del inter­na­cio­na­lis­mo socialista
Por eso, fren­te a este pano­ra­ma, la úni­ca pers­pec­ti­va pro­gre­sis­ta para los tra­ba­ja­do­res euro­peos –esto es, no solo los grie­gos- es el socia­lis­mo inter­na­cio­na­lis­ta. Muchos dirán que no es una sali­da «prác­ti­ca y con­cre­ta». Pero la reali­dad es que no hay sali­das «prác­ti­cas y con­cre­tas» de las cri­sis capi­ta­lis­tas que sean favo­ra­bles a la cla­se obre­ra.
Por eso tam­bién, es hora de plan­tear las cosas abier­ta­men­te, aun­que muchos no com­pren­dan aho­ra, o lo vean irrea­li­za­ble. Hay que decir que inclu­so una sali­da de tipo socia­lis­ta en Gre­cia –esta­ti­za­cio­nes, con­trol y poder obre­ro-será via­ble si logra con­mo­ver y poner en movi­mien­to al res­to de la cla­se obre­ra euro­pea. Los acree­do­res no solo han dado una lec­ción «prác­ti­ca» de capi­ta­lis­mo, sino tam­bién han pues­to en evi­den­cia que la tarea de derro­tar al capi­tal inter­na­cio­na­li­za­do será una tarea de la cla­se obre­ra, uni­da por enci­ma de sus dife­ren­cias nacio­na­les. Marx y Engels, hace más de 160 años, lan­za­ron su famo­so lla­ma­do «Pro­le­ta­rios del mun­do uníos». Des­de enton­ces, las fuer­zas pro­duc­ti­vas han deve­ni­do más inter­na­cio­na­li­za­das. Es la base obje­ti­va, mate­rial, para fun­dar un pro­yec­to inter­na­cio­na­lis­ta, para reto­mar las ban­de­ras de un huma­nis­mo soli­da­rio trans-fron­te­ras. Es más urgen­te que nun­ca antes lo ha sido en la historia.
Rolan­do Astarita
13 de julio de 2015

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