¿Es de Sue­cia Jonan Fer­nán­dez?- Borro­ka Garaia

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En latín exis­tía la pala­bra soc­cus que era desig­na­da para deno­mi­nar a los zapa­tos que cal­za­ban los paya­sos en los tea­tros roma­nos. El voca­blo zoque­te, que es un taru­go de made­ra cor­to y grue­so pro­vie­ne de ahí. Lo mis­mo ocu­rre con zue­co, que es un zapa­to de made­ra. Dicen algu­nas per­so­nas que la expre­sión “hacer­se el sue­co” tie­ne en esos tér­mi­nos su ori­gen. Sin embar­go, hay lin­guis­tas que afir­man que el ver­da­de­ro ori­gen de esa expre­sión está rela­cio­na­da direc­ta­men­te con los mari­ne­ros sue­cos. Los cua­les, al atra­car en las cos­tas espa­ño­las, apro­ve­cha­ban un supues­to des­co­no­ci­mien­to del idio­ma para enten­der solo lo que les interesaba.

Creo que a Jonan Fer­nán­dez, secre­ta­rio gene­ral para la paz y con­vi­ven­cia del gobierno vas­con­ga­di­llo del PNV le ocu­rre algo pare­ci­do. Lo que pasa es que este mari­ne­ri­to atra­ca en cos­tas vas­cas y ya se sabe que aquí hay mucho arran­tza­le por lo que no nos chu­pa­mos el dedo así de bue­nas a primeras.

La con­vi­ven­cia es la vida en común. Pero ¿qué ocu­rre cuan­do lo común no es común?. Que enton­ces la hege­mo­nía mari­ne­ri­ta aña­di­rá el tér­mino paz a con­vi­ven­cia como si fue­ra un bino­mio pese a que una bue­na con­vi­ven­cia nun­ca está basa­da en la paz sino en la jus­ti­cia y el repar­to igua­li­ta­rio de lo común que es lo que abre paso a una con­vi­ven­cia en paz. Es por ello que el gobierno vas­con­ga­di­llo tie­ne una secre­ta­ría gene­ral para la paz y la con­vi­ven­cia y no para la jus­ti­cia y la con­vi­ven­cia. La jus­ti­cia va sepa­ra­da en otro depar­ta­men­to pero no se encar­ga de impul­sar la jus­ti­cia que es la base de toda con­vi­ven­cia sino las leyes espa­ño­las que hacen la gue­rra y no la paz.

En polí­ti­ca “de altos vue­los”, de esas que se dise­ñan tác­ti­cas en plan labo­ra­to­rio de Fran­kens­tein y aco­mo­da­dos en buta­cas, a don­de se lle­ga a ellas gene­ral­men­te pasan­do por una moque­ta, les gus­ta hablar de”triangulación”. En geo­me­tría, es el uso de la tri­go­no­me­tría de trián­gu­los para deter­mi­nar posi­cio­nes de pun­tos, medi­das de dis­tan­cias o áreas de figu­ras. En polí­ti­ca es algo pare­ci­do pero el obje­ti­vo es encon­trar la “cen­tra­li­dad polí­ti­ca”. Para ello se nece­si­ta colo­car­se en el cen­tro y tener dos extre­mos pero que par­tes de esos blo­ques se van sin­tien­do atraí­dos como si el cen­tro fue­ra un imán. En ese momen­to es cuan­do triun­fa ver­da­de­ra­men­te la trian­gu­la­ción. No es nece­sa­rio que des­de los dos extre­mos lo hagan, mien­tras uno lo haga la balan­za ya se des­ni­ve­la a favor.

Esta for­ma de actua­ción es muy carac­te­rís­ti­ca del PNV, la ha rea­li­za­do con éxi­to evi­den­te a lo lar­go del tiem­po, aun­que a par­tir del fias­co del plan fan­tas­ma de Iba­rretxe les ha cos­ta­do mucho más. En su día, el nom­bra­mien­to de Jonan Fer­nán­dez para poner­se a suel­do de Sabin Etxea en el gobierno vas­con­ga­di­llo, sien­do ex miem­bro de HB, fun­da­dor de Elka­rri y fun­da­dor de Loka­rri , fue un buen ejem­plo de inten­to de trian­gu­la­ción, por­que en reali­dad la izquier­da aber­tza­le se lo puso en ban­de­ja al PNV. Es decir, si algu­nas par­tes del men­sa­je del sobe­ra­nis­mo de izquier­da en rela­ción a la paz y la con­vi­ven­cia, a par­te de dudo­sa­men­te fun­da­men­ta­das y con poca crí­ti­ca, son simi­la­res o pue­den con­fun­dir­se en apa­rien­cia con las del PNV, ya tie­nen los jel­ki­des la mitad del camino reco­rri­do. La otra mitad solo requie­re bus­car figu­ras ade­cua­das a lo Jonan o Ain­tza­ne. Una figu­ra que man­te­nien­do los prin­ci­pios del “cen­tro polí­ti­co” jel­ki­de, sea una pro­yec­ción de esa fal­ta de rigor en los “extre­mos”.

En cual­quier caso, el Jonan, que no el de Bara­ka, ayer se des­pa­cha­ba con una serie de decla­ra­cio­nes dig­nas de los antes men­cio­na­dos mari­ne­ros suecos.

En cuan­to a la rei­vin­di­ca­ción de la amnis­tía afir­mó que “Hace fal­ta mucho ros­tro, estan­do fue­ra de la cár­cel atre­ver­se a plan­tear cosas como ésta. Este tipo de plan­tea­mien­tos se dicen con como­di­dad estan­do en la calle. Entre el ‘pintxo pote’ del jue­ves y la cena del sába­do uno pue­de ser todo lo radi­cal y pue­de rei­vin­di­car lo que quie­ra mien­tras otras per­so­nas están en la cár­cel. (…) Hay que dejar de lado el infan­ti­lis­mo y afron­tar lo que real­men­te sig­ni­fi­ca a futu­ro la polí­ti­ca peni­ten­cia­ria y de rein­ser­ción”.(..) “Hay una preo­cu­pa­ción por la cues­tión del acer­ca­mien­to, pero tam­bién hay dos deba­tes más que no están resuel­tos: el de los bene­fi­cios peni­ten­cia­rios ordi­na­rios que pue­den soli­ci­tar y no están hacien­do y el deba­te de la rein­ser­ción, que tie­ne que ver mucho con el modo en que los pre­sos y su entorno polí­ti­co quie­ren afron­tar esa realidad”.

Lo cier­to es que he esta­do a pun­to de sol­tar una lágri­ma de emo­ción ante tan loa­ble y noble defen­sa de los dere­chos de los pre­sos y tan des­pren­di­do inte­rés en el bien­es­tar de la pobla­ción reclu­sa. Se agra­de­ce esa preo­cu­pa­ción. Pero cla­ro, lás­ti­ma, lue­go me he acor­da­do que des­de otros depar­ta­men­tos del mis­mo gobierno vas­con­ga­di­llo al cual per­te­ne­ce el mis­mo Jonan se detie­ne y encar­ce­la, aumen­tan­do el núme­ro de esos pre­sos que con tan­to ardor éti­co dice defender.

Un ardor como el mos­tra­do por esa poli­cía que no tie­ne pro­ce­so de desar­me de ese mis­mo gobier­ni­llo, por ejem­plo para encar­ce­lar a jóve­nes vas­cos por la cara, apa­lear a pla­cer, dejar gen­te incons­cien­te, ame­na­zar, o cau­sar dece­nas de heri­dos, no en el pasa­do, sino hace nada, como demos­tra­ron en una pla­za de Gas­teiz. Pero para Jonan estar cómo­do entre pintxo pote del jue­ves y la cena del sába­do supo­ne haber pasa­do déca­das som­brías entre cua­tro pare­des y dis­per­sa­dos, haber rea­li­za­do huel­gas de ham­bre en con­di­cio­nes infra­hu­ma­nas, haber sido tor­tu­ra­do, en oca­sio­nes por la mis­ma poli­cía del depar­ta­men­to con­ti­guo al de paz y con­vi­ven­cia al que Jonan antes de sen­tar­se en su buta­cón por las maña­nas salu­da al pasar.

Y debi­do a que Jonan, como el bien afir­ma, no es una per­so­na de como­di­da­des y de pala­bra fácil, le extien­do una invi­ta­ción per­so­nal a que la siguien­te vez, ven­ga usted mis­mo sin capu­cha a dete­ner a jóve­nes vas­cos sin nece­si­dad de pagar a mer­ce­na­rios para que le hagan el tra­ba­jo sucio.

Ven­ga usted señor Jonan Fer­nán­dez, y no sea un cobar­de que man­da a otros mien­tras se que­da en casa y le ponen de zanaho­ria. De usted los palos. Sea usted el que pon­ga las espo­sas. Y lue­go el que dis­per­se. No se encon­tra­rá fue­ra de jue­go se lo ase­gu­ro. La dis­per­sión la inven­tó el PNV, mano a mano con el PSOE. De la mis­ma mano a mano de la que seguís.

Sea­mos sin­ce­ros. A usted Jonan Fer­nán­dez y a todo su gobierno les impor­ta una mier­da el des­tino de los pre­sos, un pro­ce­so de solu­ción al con­flic­to, la éti­ca, la memo­ria, la cla­se tra­ba­ja­do­ra vas­ca y todo lo demás. A voso­tros lo úni­co que os intere­sa es tener el culo calien­te en la buta­ca. Y para ello nece­si­táis la con­so­li­da­ción de la paz y de la con­vi­ven­cia en un pue­blo opri­mi­do, bajo repre­sión y en unas con­di­cio­nes socia­les cada día más crue­les. La famo­sa pax roma­na, don­de había tea­tros don­de corre­tea­ba gen­te cal­zan­do soc­cus que segu­ro que le debe resul­tar familiar.

Mien­tras que a Eus­kal Herria no se le res­pe­ten todos los dere­chos y no haya un solo pre­so en las cár­ce­les espa­ño­las y fran­ce­sas no podre­mos hablar ni de paz ni de con­vi­ven­cia. Entre otras cosas, por­que usted señor Fer­nán­dez y todo su gobierno, son ele­men­tos de vio­len­cia no solo por defen­der un sta­tus quo y lega­li­dad que es vio­len­cia e injus­ti­cia sino por ser par­tí­ci­pes de ese entra­ma­do. Y ade­más lo sois de una mane­ra cobar­de, pues nun­ca os man­cháis y solo reci­bís pasta.

Báje­se a la pla­za el pró­xi­mo día señor Jonan Fer­nán­dez y déje­se de zanaho­rias y zaran­da­jas. Haga de una vez lo que no tie­ne valor de hacer y man­da a otros para ello. Hacer cum­plir la lega­li­dad de un esta­do fas­cis­ta. Y lue­go si quie­re vaya a comer­se unas angu­las y que se extien­dan bien los che­ques del ejer­ci­to cor­po­ra­ti­vo jel­ki­de del que usted es un mari­ne­ri­to mien­tras man­dáis a más fami­lias vas­cas a la miseria.

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